domingo, 13 de septiembre de 2020

Hollywood se olvida de zurdos, pelirrojos y celíacos.

 

Hollywood se olvida de zurdos, pelirrojos y celíacos

Los Oscar imponen las cuotas de «minorías poco representadas». Golpe a la libertad de creación y un pasito más en la dictadura de lo políticamente correcto

Álvaro Martínez Actualizado:
  • Articulo de opnion de Álvaro Martínez en ABC, 13 de sptiemebrede 2020


  • Regresa este batallón de asombros cuando casi termina el verano de la pandemia y lo hace con idéntico pasmo con que se fue a estas extrañas vacaciones que no le han permitido recuperar su ánimo, sulfatado a base de sustos y espantos. Todo sigue su curso -o cómo sea esto por lo que ahora discurre nuestra vida-, prácticamente igual que en julio porque España no pasará página hasta que Simón, el surfista lusitano, deje de salir en la tele, que parece que llevara allí más tiempo que Jordi Hurtado. Entre todo lo ocurrido últimamente resulta difícil superar el pasmo de escuchar al presidente del Gobierno de España «profundamente» condolido en el Senado por la muerte de un terrorista. Como un

     punzón entró ese pésame por el oído de la nación de los casi mil muertos a manos de ETA. Menos lesiva, pero relevante por el destrozo que supone a la libertad, nos llegó esta semana la decisión de los organizadores de los Oscar de que en un par de años las películas que quieran optar al premio tengan cuotas «para minorías» en los elencos artístico y técnico. De tal forma que no serán seleccionadas si en el reparto o tras la cámara no hay un 30 por ciento de negros, de hispanos, de asiáticos, de nativos de Hawái o del Pacífico o «de otras etnias y razas poco representadas». Igualmente, la cinta candidata a la estatuilla deberá tener ese tanto por ciento de mujeres, del colectivo LGBTQ+ o de «personas con capacidad diversa». Como elefante en cacharrería entra lo políticamente correcto en el cine estadounidense, de donde los censores del siglo XXI quieren echar por ejemplo a «Lo que el viento se llevó» o donde la novela de Agatha Christie «Diez negritos» pasa a llamarse «Eran diez».

    No solo en la forma se meten estos torquemadillas de los Oscar, también en el fondo. Así, entrarán en el certamen aquellos filmes en los que no se cumplan las cuotas racionales o de género pero cuyo argumento se centre en la historia de alguno de esos grupos. No especifican los convocantes si la película debe tener un final feliz o terminar aquello como el rosario de la aurora. Pero todo se andará.

    Puestas así las cosas, y en esta larga maratón hacia el ridículo, por qué no pensar en otras minorías seguramente poco representadas en las películas. Los zurdos, sin ir más lejos. ¿Por qué Hollywood que está siempre a la que salta no tiene un poco más de mano izquierda con ellos y exige una cuota de zurdos en el reparto. ¿Y los pelirrojos? ¿Qué pasa con los pelirrojos? Hasta cuándo se va permitir esa lacerante postergación de los rubicundos, que los sacas de Dublin y no hay manera de que los contraten. ¿Y los cristianos coptos? ¿Cuándo recibirán su oportunidad? Metidos en arena hasta las cintura, ha llegado el momento de que el cine y el teatro salden su cuenta pendiente con los actores celiacos o los intolerantes a la lactosa y así ir sumando «minorías poco representadas» para que el mundo sea más justo y definitivamente mejor. No lo crean descabellado, al ritmo en el que la dictadura de lo políticamente correcto se hace hueco a codazos en nuestra vida, la libertad de los artistas quedará sepultada por las cuotas y las prescripciones impuesta, enterrada como un vestigio de los tiempos bárbaros en los que un chupatintas de Hollywood no dictaba ni con quién ni cómo debe hacerse una película.