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LA HUIDA DE CERVANTES A ITALIA
Contentóle Florencia en extremo, así por su
agradable asiento como por su limpieza, suntuosos edificios, fresco río y
apacibles calles.
(EL
Licenciado Vidriera,
Miguel de Cervantes)
ÍNDICE
1.- Causas de la huida de
Cervantes de Madrid.
2.- El viaje a
Italia.
3.- La
influencia italiana en Cervantes.
4.- Toma la
milicia como arma redentora.
Notas.
1.- Causas de la huida de Cervantes de Madrid
¿Por qué Cervantes huye de Madrid
en 1568? Todavía no sabemos las causas
verdaderas de ello.
Miguel de Cervantes salió desde Madrid huyendo de la Justicia para
Andalucía, tras una corta temporada en Sevilla viaja al Levante y Barcelona
donde llegará a Italia en septiembre del año de Gracia de 1569, lugar donde no
tenía jurisdicción el rey Felipe II. ¿Una expatriación voluntaria o forzosa o
un ausentarse de Madrid?
Tampoco existe constancia documental de cómo realizó este viaje a
Italia. Un exilio que le influyó en el resto de su vida «sin este viaje no
hubiera escrito El Quijote, no fuera
el Cervantes que conocemos» [[1]
].
Hasta finales del siglo XIX no se dio como bueno la «Real Provisión» que
ordena su prisión firmada por el
alguacil Juan de Medina en Madrid, acusado de «haber dado ciertas heridas a
Antonio Sigura, andante en corte», documento que se encontró en el Archivo de
Salamanca en 1840, y no es hasta 1863
cuando Jerónimo Morán lo inserta en el tercer tomo su Vida de Cervantes en la Imprenta
Nacional y se produce el «escándalo» en tiempo difíciles de identidad del
reinado de Isabel II y los cervantófilos de aquella época no le dan importancia
y creen que pudo ser otro joven «un Miguel de Cervantes». Aunque tenemos la sentencia, hemos perdido el
procedimiento de la causa que, sin duda alguna, nos hubiera aclarado el origen
verdadero de la pendencia de honor, aunque otros dicen que fue causa de amores juveniles.
Como no se presenta ante la justicia y es declarado en rebeldía se dicta
otra «Real Provisión», donde la justicia de Felipe II se muestra severísima,
tiempos en los que se practicaban las penas de ablación y tortura o galera por
la necesidad que tenía Felipe II de galeotes. Procesos ya estudiados por
Francisco Tomás y Valiente en El Derecho
Penal de la Monarquía Absoluta /siglos XVI-XVII-XVIII).Edi. Tecnos, Madrid,
1969. La «Real Provisión» (orden de prisión) dice:
…en Rebeldía contra un myguel de
Çerbantes, absente, sobre Razon de haber dado çiertas heridas en esta corte A
Antonio de Sigura, andante en esta corte, sobre lo cual El dicho miguel de
Çerbantes, por los dichos nuestros alcaldes fue condenado A que con berguença
publica le fuese cortada la mano derecha y en destierro de nuestros Reynos por
tiempo de diez años y en otras penas contenidas en la dicha sentencia.
Si Miguel es declaro en rebeldía, cabe la posibilidad de que hubiera una
primera orden de prisión, que no se ha encontrado, porque es de Derecho que
cuando no se cumple la primera orden es cuando te declaran en rebeldía por no
acudir al llamamiento judicial, y en consecuencia con una
agravación de la pena, por ello esta supuesta segunda «Real Provisión»,
es tan severa y tan temible. Pienso que
debe existir en algún archivo la primera orden de prisión contra el joven
Miguel.
De la autenticidad del documento no hay dudas, según Manuel Fernández
Álvarez se encuentra inserto en el Registro General del Sello del Archivo de
Simancas, legajo del mes de Septiembre [[2]],
fechada el 15 de ese mes. Especula
Manuel Fernández que la riña o pendencia debió ocurrir entre mayo y junio de
1569 y no en septiembre, con lo que desmiente a
Alfredo Alvar [ [3]
], ya que «la crónica sobre la muerte de la reina Isabel de Valois, compuesta
por López de Hoyos (…), fue a probada el 15 de mayo de 1569 con la censura
eclesiástica (aquí nada menos que a
cargo del influyente confesor del Rey, Fray Diego de Chaves». En la nota 49 con
dice que si la obra se puso a la venta en septiembre, Cervantes era ya fugitivo
de la Justicia, y no hubiera aparecio sus poemas publicados.
Por Luis Astrana Marín en Vida
ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes conocemos los nombres de los
jueces: los licenciados Salazar, Ortiz, Hernán Velázquez y Álvarez Gracia de
Toledo.
Es una pena histórica que se haya perdido el proceso contra Cervantes
por las heridas causadas en duelo a Antonio Sigura, se cree que fue vendido
como papel viejo a un polvorista de Alcalá, porque no sabemos las causas entre Sigura y Cervantes, todo son conclusiones
y expeculaciones gracias a la técnica historigráfica.
Manuel Fernández Álvarez, especula también, muy acertadamente sobre las
causas de este duelo, posiblemente llevado «por el puntillo de la honra», la
bella Andrea, la hermana mayor de Cervantes, había tenido una hija ilegítima con
Nicolás de Ovanda, [ [4]
] llamada Constanza de Ovando nacida a finales de 1565 y primeros de 1566,
según Astrana Marín. Como Andrea fue abandonada a su suerte por Nicolás, no
llegaron a casarse, se refugia con su hija en la casa de su padre
cirujano-barbero, reclama una compensación económica a Nicolás por la ruptura
del compromiso manitrimonial, y, Andrela
ayudará a don Rodrigo en labores de enfermera. En cuando llega el rico
comerciante italiano Giovanni Franchesco Localedo para ser curado por don Rodrigo,
«estaba hecho una lacería», necesitaba asistencia de cueras y ungüentos para
sus llagas y heridas. Una vez curado Andrea se convierte en supuesto amante del rico genovés, que después
la colmó de regalos, una extraña generosidad en donación de bienes, escudos de
oro y joyas el 9 de julio de 1568, para cubrir las apariencias:
…piezas de tafetán, sayas y basquinñas de
raso, terciopelo y abalorios; juboes de telilla de playa y tela de oro carmeí;
cofias de oro y plata; un rosario de creistal; mantos de burato de seda;
almohadas grandes y pequeñas…; 4
candeleros de aljófar; cincuenta botones de cristal; una vihuela; 300 escudos
de oro en oro y otras muchas cosas más. [
[5]
].
Cervantes a sus 21 años en 1568 tenía un futuro prometedor como alumno
del clérigo Juan López de Hoyos, maestro de Gramática del Estudio de la Villa
madrileña desde el 15 de enero de 1568, preceptor por siete meses, posiblemente
hubiera ingresado en la Complutense, y como poeta ya era llamado por su maestro
como: «…nuestro caro y amado discípulo», había publicado cuatro composiciones,
sin embargo, otros cervantistas creen
que no fue estudiante a su cargo, quizás por las estrécheles económicas de la
familia. El duelo de honor se debió, posiblemente, al defender el buen nombre
de su hermana Andrea, de la sospechosa relación con el gentilhombre y rico
genovés Locadelo, que es cuando entre en
escena el desconocido Antonio Sigura «andante
en corte o paseante en corte o albañil iletrado». Aunque un albañil o
alarife en aquella época debía ser un personaje muy influyente. Esto le obliga a abandonar estudios, familia
y amigos.
¿Acaso Antonio Sigura andaba en medio de esta relación amorosa entre
Andrea y Locadelo? ¿Quién era exactamente este tal Sigura y qué tenía que ver
son Andrea? ¿Qué causa de honor ocasionó
la pendencia de Cervantes contra Sigura en Madrid? Si queremos especular sobre las causas de la riña, duelo o pendencia contra
Sigura, debemos achacarla por causas de
esta sospechosa donación del genovés,
que nos aproxima a la fecha de la riña a mediados de 1569. Hemos de concederle dos meses de tiempo a la
burocracia de los jueces reales para redactar el juicio oral, procedimiento y
demás providencia reales, que está fechado el 15 de Septiembre.
El documento de la donación de
Locadelo, recoje:
Por cuanto yo tengo mucha obligación e soy en mucho cargo a la señora
doña Andrea de Cervantes, hija de Rodrigo de Cervantes, residente en esta villa
y corte [Madrid], aun porque estando yo ausente de mi natural en esta tierra me
he regalado y curado algunas enfermedades que he tendido, así ella como su
padre…, tengo obligación de remunerar y gratificar.
Tras las graves lesiones a Sigura, seguramente por espada en la cabeza y
rostro, tenemos la especulación en la lectura de Los trabajos de Persiles y Segismunda, obra póstuma
(1617), que contiene cierto carácter autobiográfico como lo demuestra en el
personaje del bárbaro español Antonio donde cuenta en el Libro I, capitulo
V, que:
…Yo, según buena suerte quiso, nací en España, en una de las mejores
provincias de ella medianamente nobles; criándome como ricos; llegué a las
puertas de la Gramática…
Situado Antonio (personaje de Persiles)
en la plaza de su pueblo en unas
fiestas, tuvo pendencia y duelo con «un caballero, hijo segundo de un
titulado», donde cuenta cómo echó mano a su espada:
…y le di dos cuchilladas en la cabeza muy bien dadas, con lo que le
turbe de manera que no supo lo que le había acometido…la sangre le corrí por la
cabeza de una de las dos heridas.
Es curioso cómo el nombre de Antonio (homónimo de Antonio Sigura) es
dado a uno de los personajes del libro del Persiles,
que por lo que cuenta a los demás peregrinos coincide con la biografía de
Miguel de Cervantes. El antagonista de la vida real pasa a ser el personaje del
autor en la ficción.
Como Cervantes huye de la justicia para no ingresar en prisión, se le
declara en rebeldía y condenado a que le corten la mano derecha, lo debe ser
tenida en cuenta como una segunda «Real Provisión». Huye de Madrid a Sevilla,
pero ante debió parar en Córdoba casa de su tía doña Catalina, y en Cabra casa
de su tío Andrés, pero como la situación en la llamada rebelión de los moriscos
de La Alpujarra (Granada), Bentomiz y
Bezmeliana en la Axarquía
malacitana, se había extendido,
Andalucía no era un lugar seguro por la concentración de ropas reales y se dice
que sale para Barcelona (153 leguas), pero no por los caminos reales sino por
atajos.
(Sevilla a
principios del siglo XVI)
Ya conocía Sevilla, en 1564 se cree que asistió al colegio de los
Jesuitas con el padre Acebedo y a Mateo Vázquez, luego secretario de Felipe II,
por ello le debía quedar alguna amistad.
Primero pasará por Valencia de aquí a Barcelona y posiblemente de este
puerto en galeras a Génova. Barcelona es el lugar donde El Quijote, en la segunda parte es derrotado y cobra la cordura,
una ciudad no descrita. Un viaje en galera hubiera sido peligroso por la
necesidad de u salvoconducto, que seguro ni tenía ni podía adquirir sin
delatarse como prófugo de la justicia.
Estos datos no justifican documentalmente su paso por Valencia ni su
salida a Italia desde Barcelona.
2.-
EL VIAJE A ITALIA
¿Salió Cervantes de Barcelona en una galera
para Génova? O ¿quizás por tierras de Francia, por Cartagena o por Málaga?
Tampoco lo sabemos con certeza, sino por especulaciones, y que intentaré
entresacar.
Por ahora es una incógnita saber exactamente
desde dónde y cómo viajó el joven Miguel, que contaba 22 años, en su huida de
la justicia real a Italia. No sabemos
con certeza con qué medios viajó a Roma, sin duda su padre le debió alentar y
le proveyó de dineros y de un caballo
para que saliera por piernas, primero de Madrid y luego desde Sevilla a
¿Barcelona? e Italia. No sabemos con excatitud cuándo ingresó en el
palacio romano de monseñor Julio Acquaviva, consta que estaba al servicio del
referido monseñor cuando éste tomó el capelo de cardenal el 17 de mayo de 1570.
Hay constancia documental que el 22 de diciembre de 1569 su padre solicitó limpieza de sangre en
Madrid a petición de su hijo para entrar al servicio de monseñor Julio
Acquaviva, si pensamos en lentitud del correo, posiblemente entraría a finales
de febrero o a primero de marzode 1570.
Solamente nos queda la especulación a través de los ecos de sus obras como de novelización
de su biografía, en los que aparece como Saavedra [[6]
], pues como aseguran los tres últimos versos en boca de Guzmán personaje de El gallardo español:
cuyo
principal intento
ha
sido mezclar verdades,
con fabulosos inventos.
(Vista antigua de la
puerta de Popolo en Roma)
En El
Persiles se nos cuenta el viaje
por tierra de unos peregrinos (Periandro, Auristela, Constanza, Antonio, Feliz
Flora…) a Roma para ganar el jubileo de
ese año. Salen posiblemente de Madrid, pasan por La Mancha, toman el camino de
Valencia, Barcelona, Perpinñan, Lenguadoc, Provenza, cuatro días en Milán, y
Luca pequeña y libre ciudad, entraron en Roma por la puerta del Populo (hoy
Piazza de Popolo) «besando primero una y muchas veces los umbrales y márgenes
de la entrada de la ciudad santa».
Se alojan en la posada de Manasés, justo al arco de Portugal. En la
salida de Roma camino del de Nápoles, junto a un arroyo, Periandro «puso en
silencio la lengua» y oyó los suspiros de dos personas, una era Serafido y el
otro Rutilio, el primero padre de Persiles,
que nos contará que la bella
Segismunda era princesa de la isla de Frislanda (Finlandia), a trescientas
leguas de Tile, la última isla en el mundo, «a quien Virgilio llamó Tule en
aquellos versos que dicen, en el libro I
Georg [Georgias]».
En el capítulo X del libro tercero del Persiles, nos cuenta la historia de dos mancebos que simulaban
haber sido cautivos para ganar algún dinero contando sus falsas historias:
“…venimos a Orán con ella, y desde allí a Málaga, de donde mi compañero
y yo nos pusimos camino de Italia, con intención de seguir a su majestad, que
Dios guarde en el ejercicio de la guerra.”
En El Quijote nos cuenta en la
novela de El Cautivo (cap.XXXIX del
I. Parte), cuando un padre de las montañas de León reparte su hacienda entre
sus tres hijos, y uno de ellos, el que
elije las armas, Ruy Pérez de Viedma, salió para Génova por el puerto de
Alicante en una galera que cargaba lanas.
“…uno tomó el viaje de Salamanca, el otro de Sevilla, y yo el de
Alicante donde tuve nuevas que había una nave ginovesa que cargaba allí lana
para Génova. Éste hará veinte y dos años que salí de casa de mi padre [22 años
tenía Cervantes cuando está en Romas]…fui desde allí a Milán, donde me acomodé
de armas y de algunas galas de soldado…
En El Licenciado Vidriera, nos
cuenta un viaje del capitán don Diego de Valdivia y su criado Tomas Rodaja en
galera desde Cartagena costeando hasta Italia.
Allí (Cartagena) se embarcaron en cuatro galeras de Nápoles, y allí notó
también Tomás Rodaja la extraña vida de aquellas marítimas casas, adonde lo más
del tiempo maltratan las chinches, roban los forzados, enfadan los marineros,
destruyen los ratones y fatigan las maretas. Pusiéronle temor las grandes
borrascas y tormentas, especialmente en el golfo de León, que tuvieron dos; que
la una los echó en Córcega y la otra los volvió a Tolón, en Francia. En fin,
trasnochados, mojados y con ojeras, llegaron a la hermosa y bellísima ciudad de
Génova; y, desembarcándose en su recogido mandrache, después de haber visitado
una iglesia, dio el capitán con todas sus camaradas en una hostería, donde
pusieron en olvido todas las borrascas pasadas con el presente gaudeamus.”
Otra opción pude ser la de que saliera embarcado desde Málaga que es lo
más probable, por estar más cerca de Sevilla. Como asegura Manuel Fernández Álvarez
en pág.76 de su ya anotado libro: « los puertos de Málaga y Cartagena eran los
puntos de destino habituales de las nuevas levas de soldados destino a
Italia». Tan sólo debía esperar la
oportunidad favorable de de que sus familiares andaluces arreglara el embarque
sin salvoconducto o lo que se llama hoy en día lista de embarque. La justicia
le pisaba los talones porque pues ya se sabía «que estaba en la ciudad de
Sevilla».
Creo que es en el personaje de Tomás Rodaja con quien más se identifica
su autor, Cervantes tiene sesenta y seis años en 1613 cuando salió publicado el
Licenciado Vidriera en el bloque de
sus Novelas Ejemplares, y ya no tiene
perezas por dar luz a la sombra de su pasado. Lo lógico era salir de Sevilla
hacia el puerto de Málaga, quizás menos controlado que el de híspalas, por el
camino del interior: Osuna, Estepa y Antequera.
En el Licenciado…, Tomás
acompaña a sus amos desde Salamanca a Málaga, «que esta es la patria de sus
señores», y cuando pide licencia para volver a Salamanca y se la conceden, y al
bajar camino de Antequera por la cuesta de la Zambra (Boca del Asno, cerca del
Torcal), encuentra al capitán Diego de Valdivia que le propone vaya con él a
Italia «si quería, por curiosidad verla».
Cervantes, ya en su vejez, recuerda a Antequera, y a Málaga y su
provincia, y la nombra siempre que puede. En el (I. cap.5) de El Quijote escribe «se acordó del moro
Abindarráez, cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y
llevó cautivo a su alcaidía…». Que se inspira en la novela morisca Historia del Abencerraje y de la hermosa
Jarifa (1565). Nombrará los Percheles de Málaga, Vélez-Málaga tanto en El Quijote como en el Persiles[ [7] ].
Si tomáramos en consideración que Tomás Rodaja es el retrato vivo del
propio joven Miguel, en el texto del Licencia
Vidriera, cabe otra posibilidad, la de que embarcara en Cartagena, pasando
desapercibido, oculto de la Justicia al
no ponerse «en lista de soldado», leamos el siguiente párrafo que nos da una
presunción.
…como si todo hubiera de suceder a la medida de su gusto, dijo al
capitán que era contento de irse con él a Italia; pero había de ser condición
que no se había de sentar debajo de bandera, ni ponerse en lista de soldado,
por no obligarse a seguir su bandera.
Tomás no quiere ser soldado, porque escribe «–Esto sería ir contra mi
conciencia y contra la del señor capitán; y así, más quiero ir suelto [libre]
que obligado».
Es el Licenciado Vidriera nos
describe Italia con gran precisión sin olvidarse de los vinos de Treviano
del Nontesfrascón, el Asperino, Cinco Viñas, Guarnacha y el Chéntola,
como queriendo haciendo una cata enológica con los vino españoles, como
los de Ciudad Real (Real ciudad),
Esquivias, Alanis, Cazalla… Es en esta novela ejemplar donde más detalles nos
narra de Italia, de Cartagena a Génova por Córcega:
Pusiéronle
temor las grandes borrascas y tormentas, especialmente en el golfo de León, que
tuvieron dos, que la una los echó en Córcega, y la otra los volvió a Tolón, en
Francia. En fin, trasnochados, mojados y con ojeras, llegaron a la hermosa y
bellísima ciudad de Génova.
(Vista antigua del Colisseo y arco de Constantino de una postal)
Tomás deja al capitán en Génova y marcha a Florencia en cuyo trayecto
emplea cinco días:
Despidióse
Tomás del capitán de allí a dos días, y en cinco llegó a Florencia, habiendo
visto primero a Luca, ciudad pequeña, pero muy bien hecha [ [8]
], y en la que, mejor que en otras partes de Italia, son bien vistos y
agasajados los españoles. Contentóle Florencia en extremo, así por su agradable
asiento como por su limpieza, suntuosos edificios, fresco río y apacibles
calles.
Las opiniones de que acompañaba al séquito del joven monseñor Julio
Acquaviva, de acuerdo a la novela urdida por Martín Fernández de Navarrete,
según opinión de Juan Antonio Cabezas,
no son de notoria certidumbre, quedaron rebatidas por Juan Antonio Cabezas [[9]
], quien opina que en Roma le pidieron la limpieza de sangre para entrar como
camarero [ [10]
] al servicio del palacio de monseñor Acquaviva, que no fue cardenal hasta el
17 de mayo de 1570, nombrado por Pío V, es decir, que si hubiera entrado al
servicio del monseñor en Madrid, hubiera sido en Madrid donde le hubiera pedido
la limpieza de sangre y no en Roma. Limpieza de sangre que Cervantes llamará en
el Coloquio de los perros «expurgar
el linaje».
En el informe de petición de limpieza de sangre el 22 de diciembre de
1569 de don Rodrigo de Cervantes en favor
de su hijo Miguel al teniente corregidor de la villa de Madrid:
...digo que Miguel de
Çerbantes, mi hijo e de doña Leonor de Cortinas, mi legítima muger, estante en
corte Romana, le conviene probar e averiguar como es hijo legítimo mío e de la
dicha mi muger, ni mis padres un agüelos no los de la dicha mujer, hayan sido
ni semos moros, judíos, conversos ni reconciliados por el Santo Oficio de la
Inquisición... [ [11]].
Si el informe de la limpieza de sangre no llega a Roma, como he expeculado, hasta febrero o
marzo de 1570, que es a partir de aquí cuando Julio Acquaviva le toma a su
servicio como camarero. Con cierto
romanticismo y especulación cervantófila, cree Pellicer que el joven monseñor,
teniendo noticias del ingenio de Cervantes, «y agradándole quiso ser
espontáneamente su protector», pero no puede ser cierto ya que Miguel no era ni
poeta conocido ni escritor promesa, ya que su primera colaboración impresa [[12]]
sale publicada en el libro del clérigo López de Hoyos Historia y relación
verdadera de la enfermedad, felicísimo tránsito y suntuosas exequias de la
Serenísima Reina de España Doña Isabel de Valois, nuestra señora... en
septiembre de 1569, edición de Pierre Cosin, fecha en la que Miguel se supone
que viajaba hacia Italia. Otros autores
suponen que Filena, hoy perdida, es una
obra de Cervantes, que no tuvo éxito en Sevilla, y que ante esta pesadumbre
marchó a Italia. Martín Riquer opina que
cuando llegó a Roma estuvo bajo la protección de su pariente monseñor Gaspar de
Cervantes y Gaete, sin duda lo presentó
a Julio Acquaviva, del que fue camarero como asegura Cervantes en la
dedicatoria de La Galatea (Alcalá de
Henares, 1585) dedica al Señor Ascanio
Colonna, Abad de Santa Sofía, hijo de Marco Antonio, Soldado en Lepanto, nos
dice que fue camarero de Acquaviva:
«…oí muchas veces decir de V.S. Ilustrísima al cardenal de Acquaviva,
siendo yo camarero en Roma.»
(En 1536 el Emperador Carlos V se hospedó en Marinee, en casa de un tal
Ascano Colonna. No sé si se trata de la misma persona).
No me queda muy claro por qué motivos Cervantes dedica su primer libro La Galatea, al Abad de Santa Sofía, el
señor Ascano Colona había visitado
España: «para ilustrar las mejores Universidades Della, sino también para ser
norte…, especialmente los que en la poesía se ejercitan…».
Leonor de Cortina reunió los 280 escudos entregados y 220 conseguidos de
las ayudas, ¿acaso Ascano tuvo algo que ver en la ayuda de estos 220 escudos, y
se lo quiso agradecer así? Entregadas a la
expedición Trinitarios fray Juan Gil y fray Antón de la Bella.
Liberación de Argel favorecida porque a finales de 1580, coincidió con
el momento culminante de la negociación de las treguas por Margliani en
Estambul y el cese en el gobierno de Argel del desmesurado Hasán Veneciano, y
necesita dinero urgentemente.
El valenciano don Gregorio Mayans y Siscar [ [13] ], nos argumenta:
“10. De España pasó a Italia, o bien para servir en Roma al cardenal
Acquaviva, de quien fue camarero, o bien para militar, como militó algunos años
siguiendo las vencedoras banderas de aquel sol de la milicia Marco Antonio
Colona”.
Queda descartado que Cervantes salió con el sequito de mosneñor Julio
Acquaviva desde Barcelona, patricio, hijo del duque de Atri, que había venido a
España, comisionado por el pontífice Pío V, para dar el pésame a Felipe II por
la misteriosa muerte del príncipe don Carlos, ocurrida hacia finales de 1568, y
aprovecharía para darle también el pésame por al muerte de la reina Isabel al dar a luz.
Por las lagunas existentes en el viaje de Cervantes a Italia, lo más
lógico y razonable es pensar que lo hiciera por tierra a través de Francia camuflado entre los
peregrinos a Roma y Vaticano como se cuente en el Persiles, y no por mar: Málaga, Cartagena o Barcelona, puesto que
al embarcar en una galera o galeota o galeaza le hubieran exigido un
salvoconducto y figuraría su nombre en las lista de pasajeros, además de un
peligro de ser descubierto por la justicia real de los puertos.
Consigue referencias facilitadas por su padre que cuenta con el aval de
Alonso Getino de Guzmán, por aquel entonces alguacil de Madrid, y de Pirro
Bocchi y Francesco Mussachi, que eran los banqueros italianos que mantenían
relaciones con la familia Cervantes.
Tal y como escribe Andrés Trapiello «Nos consta que tuvo trato con comerciantes iatalianos. De todos ello hay elocuentes testimonios en docuementos mercantiles y compromisoso de dote…» Sin duda la fortuna familiar de Cervantes cambio a partir de 1566 cuando Leonor de Cortines, la madre de Cervantes, recibió una herencia a la muerte de su madre, poseía bienes en Arganda, los ascendentes maternos eran castellanos.
Tal y como escribe Andrés Trapiello «Nos consta que tuvo trato con comerciantes iatalianos. De todos ello hay elocuentes testimonios en docuementos mercantiles y compromisoso de dote…» Sin duda la fortuna familiar de Cervantes cambio a partir de 1566 cuando Leonor de Cortines, la madre de Cervantes, recibió una herencia a la muerte de su madre, poseía bienes en Arganda, los ascendentes maternos eran castellanos.
3.-
LA INFLUENCIA ITALIA EN CERVANTES
Nadie duda de las influencias italianas en
Cervantes donde residió durante cinco años en Italia, nos queda por dilucidar
en qué obras, por qué, cuando y dónde.
Italia es la cuna del Renacimiento que con su filosofía neoplatónica
llegó a España y habría de influir grandemente en La Galatea de
Cervantes con la novela pastoril Ali
asolan de Pietro Bembo, El cortesano de Baltassare Castiglione y
Los diálogos de amor de León Hebreo. Y nadie puede negar la tradición
literaria italo-hispánica, desde que el reino de Nápoles pertenecía a la Corona de
Aragón.
Miguel Cervantes estuvo cinco años en Italia, cerca de un año en Roma
como camarero del purpurado Julio Acquaviva, y cuatro en la milicia, tiempo en
el que debió leer cuanto pudo de los clásicos Horacio y Virgilio, de los
italianos: Dante, a Petrarca, Boccacció… Leyó obras como la Arcadia de León Hebrero, que representa el triunfo de la
tradición pastoril. Tenía tiempo,
había huido de un lance en Madrid y se encontrar en la libre y espiritual
Italia. Su La Galatea es un compendio de su influencia italiana, su primera
obra, aquí está la novela pastoril. Cervantes no fue ningún italianista como el
Inca Garcilaso de la Vega, era un defensor de las obras de autores
españoles. El cap.6, I, «El escrutinio
de la librería» de don Quijote es una muestra de los libros que conocía
Cervantes, que podemos leer en las ediciones anotadas como la de Martín Riquer
o Francisco Rico y que Cervantes, seguramente, tenía en su biblioteca personal
de Valladolid.
Ha quedado demostrado por Geoffrey Stagg que Cervantes leía en italiano,
porque al parece ignoraba la traducción de Gli asolani («los habitantes
de Asola»), de Pietro Bembo, en Salamanca de 1551, al que hace referencias en La Galatea [[14]]. Escribe Ángel Mazzei que: «Venía en
los versos ilustres que leía en idioma original, en la eterna primavera
lírico-épica del poema del caballero cristiano Ludovico Ariosto». Nadie duda de
que en cinco años que estuvo en Italia aprendiera el idioma italiano.
No hay dudas de que vivó intensidad el ambiente cultural que el
Renacimiento italiano derrochaba en todas las artes. Digamos, en definitiva,
que presenció en directo la estética a la cual se había inscrito en sus
primeras composiciones de la mano de Garcilaso de la VEGA, «cuyas poesías se
sabía de memoria». Tomas Rodajas lleve
un libro de «Garcilaso sin comento» en la faltriquera y Horas de Nuestra Señora [ [15] ]. Se ha estudiado La Ausencia y presencia de Garcilaso en Cervantes, por Jorge
Aladro-Font y Ricardo Ramos Tremolada. [
[16]
]
…Garcilaso es mencionado quince veces (ver Apéndice). Ya 1947 don José
Manuel Blecua había destacado “el extraordinario fervor con que Cervantes leyó
la obra del divino toledano” (Blecua 141) y en 1948 don Juan Antonio Tamayo
insistía en el bien conocido “entusiasmo de Cervantes por Garcilaso, a quien
constantemente leyó y a quien sabía de memoria, como todos sus contemporáneos
alguna afición a las letras” (Tamayo 391). El porqué de dicha admiración
cervantina era entonces el problema que se planteaba resolver Blecua y Tamayo.
(Vista antigua
del Foro Romano de una postal sin autor)
En la novela corta del Curioso
impertinente, (cap. XXXIII al XXXV, I) inserta en El ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha) que, además es totalmente independiente a la narración
quijotesca, se sitúa en Florencia, empieza la novela (aunque no la consideró Cervantes
una Novela Ejemplar). Empieza el Curioso Impertinente:
«En Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia que
llaman de Toscana, vivían Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos y
principales, y tan amigos que, por excelencia y antonomasia, de todos los que
los conocían los dos amigos eran
llamados.
Según la notas de Martín de Riquer la novela del Curioso impertinente, se situarse un siglo antes de la acción
principal de El Quijote, puesto
que Lotario, amigo de Anselmo, había
muerto en una batalla que dio Lautrec al Gran Capitán Gonzalo Fernández de
Córdoba en el reino de Nápoles, se refiere a la batalla de Ceriñola (1503).
La novela del Curioso impertinente
desarrolla un conflicto que, con elementos mágicos y caballerescos, se
encuentra en el canto XLIII del Orlando furioso de Ludovido Ariosto, que a su
vez aprovechó Cristóbal de Villalón en su Crotalón…[ [17] ].
Nuestro Azorín escribió un
artículo titulado “El secreto de Miguel”, publicado en Ahora que puede leerse, hoy día en Internet, gracias a la
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes que han tenido la diligencia de publicar
la obra de uno de los más diestros críticos de Cervantes:
…En tus viajes por Italia [se dirige a Cervantes] debiste de tropezar
con algún ejemplar del «Elogio de la locura». Llego a creer que sin
ese libro de Erasmo tu «Quijote» no existiría. El «Elogio» es
la exaltación de las ilusiones. No hablemos de locura, ni de estulticia. Y tu
libro es la consecuencia práctica de esa exaltación. Ningún complemento más
cabal, más profundo, más armonioso, del «Elogio de la locura» que el «Quijote».
El héroe de tu libro lleva a la práctica en la seca tierra manchega, la
doctrina erasmiana. No hablemos del «Enquiridión». Lo religioso y lo
político es aquí lo de menos. Lo importante es la serie de afinidades
psicológicas, finísimas, que existe entre el espíritu de Erasmo y el tuyo. Las
coincidencias son innúmeras.
Las influencias del
toscano Guiovanni Boccaccio (1313-1375)
en Cervantes son evidentes, aunque algunos críticos lo han negado como Menéndez
y Pelayo, que asegura que recibe
influencias pero no copia (Los orígenes
de la novela Española). No plagia. Cervantes usa un estilo serio y trágico
en contraposición al estilo festivo de Guiovanni Boccaccio en el Decamerón (La
edición de editorial Vergara de 1969 tiene un interesante ensayo preliminar de
Martín de Riquer, traducida y prólogo de Francisco José Alcántara).
Cervantes supera al italiano en ambiente e individualización de los personales.
El autor italiano sentencia «Los lazos de la amistad son más estrechos que lo
de la sangre y la familia». En realidad la novela del Curioso impertinente es una novela más de prueba de amistad que de
prueba de amor. Cuando Anselmo pone a prueba la fidelidad amorosa de Camila al
proponer a su amigo Lotario que la corteje, lo que en realidad intenta es
probar la fidelidad del incondicional amigo y no de la amada. Lo vemos en El Mercader de Venecia de
William Shakespeare, cuando Basanio entrega su anillo de compromiso,
regalado por su esposa Porcia,por una deuda de amistad.
El personaje del cuento I
de la Jornada Séptima del Decamerón
se llama Gianni Lotteringhi, muy parecido a Lotario, o es simple coincidencia.
En las obras teatrales o comedias cervantinas los actos están divididos en
jornadas como los relatos o cuentos del Decamerón.
Las obras de Cervantes más italianizantes se pueden considerar Las
dos doncellas, La señora Cornelia, La española inglesa, La fuerza de la sangre.
El amante liberal.
Esta influencia de Italia la ha estudiado varios ensayistas, entre ellos
Victoriano Santana Sanjurjo, que nos dice:
…autores italianos de la talla de León HEBREO [ [18]
] Jacopo SANNAZARO [[19] ] y de autores españoles como Garcilaso,
junto con la presencia de obras como las Dianas de Montemayor y Gaspar
Gil Polo, y otras como el Pastor de Fílida de su amigo Luis Gálvez de
Montalvo, habrían de ser determinantes a la hora de componer su Galatea.
La Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes ha publicado un interesante y erudito trabajo titulado “Los
autores italianos en la biblioteca de Cervantes” de Daniel Eisenberg, donde
nos expone:
Hay tres obras que Cervantes menciona a través de un elogio de la
traducción, sin comentar directamente la obra misma. La primera es La Aminta
de Tasso, traducida por Juan de Jáuregui, poeta, pintor y retratista de
Cervantes. La segunda es la traducción de Suárez de Figueroa de El pastor
Fido de Baptista Guarini; estas dos traducciones las menciona Don Quijote
durante la visita a la imprenta barcelonesa6.
Por último, hay la traducción de Enrique Garcés de los Sonetos y canciones
de Petrarca, elogiada en el «Canto de Calíope» y publicada con soneto
preliminar de su buen amigo Pedro de Padilla.
Porque la amistad entre caballeros de
aquella época era más importante que el amor. Edward Dudley, ya estudió “Boccaccio and Cervantes: Novella as
Novella,” Hispano-Italic Studies,
Vol. 1, no. 3 (1979), pp. 23-40.
Barbagallo [1994]: Barbagallo, Antonio, «Los dos amigos, El curioso
impertinente y la literatura italiana», Anales Cervantinos, XXXII
(1994), pp. 207-219.
Es interesante señalar que en su primera etapa en Italia trabaja como
camarero personal para el cardenal Julio Acquaviva, un año mayor que él. La
escasa diferencia de edad que existía entre ambos y el hecho de que Cervantes
fuese el camarero del citado cardenal debía que, a la larga, debía traducirse
en una mejora sustancial de la posición social de Cervantes con respecto a la
que tenía en España. En Italia era nuestro autor un hombre versado en lecturas,
con cierta sensibilidad y reconocido ingenio; si hubiese querido sacar buen
provecho de su situación, sin duda lo hubiese conseguido. ¿Qué mejor mecenas
que un cardenal y el Vaticano con la ciudad Eterna?
Cervantes admira y canta a Roma, y en palabra de Ángel Mazzei que no
dice mejor que yo:
Roma,
reina de las ciudades y señora del mundo y así como por las uñas del león
llegaba al conocimiento de su grandeza y ferocidad, así sacaba la de Roma por
«sus despedazados mármoles, medias y enteras estatuas, por sus rotos arcos y
derribadas termas, por sus magníficos pórticos y anfiteatros grandes, por su
famoso y santo río que siempre llena sus márgenes de agua, y la beatífica con
las infinitas reliquias de cuerpos de mártires que en ella tuvieran sepultura,
por sus puentes que parece que se están mirando unos a otros, y por sus calles,
que con sólo el nombre cobran autoridad sobre todas las de las otras ciudades
del mundo, la Vía Apia, la Flamina, la Julia.
4.-
TOMA LA MILICIA COMO ARMA REDENTORA
¿Por qué encontrándose en el todopoderosos
Vaticano del siglo XVI y bajo la protección y mecenazgo de Acquaviva,
abandonó ésta cómoda situación y toma la
vida soldadesca?
En las lecturas de las obras de
Cervantes se aprecia como unas obsesivas ganas de servir a su majestad el rey
de España, unas veces representado en la
figura del Emperador Carlos I y V de Alemania, como se puede apreciar en el Persiles:
Y nos pusimos en camino de Italia, con intención de seguir a su majestad,
que Dios guarde, en el ejercicio de la guerra. [ [20]
]
Otras en la persona de Felipe II, se aprecia en El Cautivo:
…tuve nuevas que el gran duque de
Alba pasaba a Flandes [Llegó a Bruselas el 22 de agosto de 1567]. Mudé
propósito, fuime con él, servíle en las jornadas que hizo, halléme en la muerte
de los condes de Eguemón y de Hornos [ [21]
], alcancé a ser alférez de un famoso capitán de Guadalajara, llamado Diego de
Urbina…
Estas ganas de servir con las armas no son otras sino el deseo
irrefutable de redimir sus penas que tenía pendientes en España, primero de
prisión y después de la ablación de la mano derecha con vergüenza públicas por
el duelo con Sigura en Madrid. Una necesidad de buscar el perdón a cambió de
servir al rey y de esta forma ganar gloria y limpieza de su nombre y honra,
puesto que en Italia era un prófugo de la justicia de Felipe II. Los Tercios de
Italia o Flandes eran como la Legión de los años 1920, ingresabas y no te
preguntaban por tu pasado. Al fin Cervantes ganó el perdón convaleciente en
Mesina por las heridas sufridas en
Lepanto, ya era soldado de confianza, llevaba en su poder unas cartas de Juan
de Austria y del duque de Sessa virrey de Sicilia para la Corte, cuando
regresaba a España en la galera «Sol» el 26 de septiembre de 1571. Por ello
aumento su rescate en 500 ducados de oro (unos 30.000 euros de hoy según Manuel
Fernández Álvarez, pág. 149 de su libro
ya anotado).
Fernando Arrabal, afirma que
durante la primavera de 1570 pudo tomar la decisión de abandonar «a su apasionado pero insoportable amigo y
señor. Sin dinero ni ocupación, extranjero, chapurreando italiano, prefirió la
libertad a la rutina» [[22]].
Cuando lo lógico es pensar, por la expeculación de fechas, ya estudidas, que no
fue en la primavera sino en el otoño de 1570. Astrana Marín escribe que «no
aviniéndose la entereza de su carácter en la vida de servidumbre, al cabo de
pocos meses cuando conoció la proyectada Liga contra los turcos, abandonó su
destino y sentó plaza en soldado en el Tercio viejo de Nápoles». Aunque esta razón valiente y cristina de
«luchar contra el turco» sea válida, no me es suficiente y por la técnica
historiográfica propongo: ¿Acaso no buscó Miguel de Cervantes redimir su deuda con la justicia del rey
Felipe II en la Santa Liga, alistándose al servicio de las armas y de alguna
forma heroica conseguir el perdonado por el Rey si el valor le era reconocido
en batalla? Porque en el siglo XVI, las cuestiones de la honra, del honor, del
linaje eran imprescindibles para vivir en sociedad, vitales y necesarias. Si en
España, Miguel era buscado por la
justicia en rebeldía no podía regresar, y la única posibilidad de volver como
héroe era arriesgando «el pellejo» en batalla, bien en Lepanto, en Flandes o
donde la ocasión de las armas entraran en batalla liberadora para él. Ya que el
desideratum de Miguel fue el de ser
poeta de la Corte como Garcilaso lo fue de Carlos V. Veamos un párrafo el cap.XXXVIII de la I parte de El Quijote, cómo nos habla de ser más
estimado con lo que pretende al tomar las armas:
Pero haga el cielo
lo que fuere servido: que tanto seré más estimado, si salgo con lo que
pretendo, cuando a mayores peligros me he puesto que se pusieron los caballeros
andantes de los pasados siglos.
En el prólogo a la II Parte de El
Quijote, contestando Cervantes a la
versión apócrifa de Avellaneda que le había acusado de viejo y mando,
responderá que «o si mi manquedad
hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que los vieron
los siglos pasados, los presentes, ni esperan los venideros (…) que
el soldado más bien parece muerto en batalla que libre en la fuga». Evidentemente nos viene decir que tanto el
soldado como ciudadano no es libre cuando huye del honor o de la Justicia.
En el prólogo a sus Novelas
Ejemplares, viene a repetir lo mismo
que el prólogo a la II Parte «Perdió en la batalla naval de lepanto la mano
izquierda de una arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por
hermosas, por haberla cobrado en la
más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los
venideros…»
Es evidente que será más estimado
si sale con lo que pretende, y no pretende otra cosa que el perdón Real para
regresar a España cuando supere los mayores peligros en Lepanto.
Federico Ortiz-Montero escribe que
Cervantes: «Visita Milán, Venecia y
Nápoles, ciudad esta última, la mejor para él: "ciudad la mejor de Europa
y aún de todo el mundo". Luego estaría Sicilia, Lucca, Florencia y otras
más. El haber estado y vivido en Italia será un factor decisivo para la
formación material y espiritual de este gran escritor».
Toma la militar como arma de redimirse y
liberación de la conciencia, y parte de Roma en dirección sur hacia
Nápoles, en el año 1570 es soldado de una compañía española al mando de Marco
Antonio Colonna (napolitano y súbdito del rey de España). En mayo de 1571 está con don Álvaro de Sande
una vez constituida la Santa Liga y formada la armada de don Juan de Austria,
llegan tropas españolas y que se
incorporan a la nueva flota. En el verano 1571 llega a Italia la compañía de
Diego de Urbina de los tercios de Miguel de Moncada, en agosto de ese año ya
era soldado, también había llegado su hermano mayor Rodrigo. «La Marquesa» era una galera tipo Sottil,
bandera de Génova de Giovanni Andaré Doria, al mando del capitán italiano
Franchesco di San Pedro, de la escuadra de Brabariego que partió de Mesina
hacia el Golgo de Patras o Lepanto, el 26 de septiembre llegan a Corfú.
La batalla naval sucedió el 7 de octubre de 1571, recibió dos
arcabuzazos en el pecho y uno en la mano izquierda, para quedar inmortalizado
como El manco de Lepanto y conservaría hasta su muerte con orgullo «herida que, aunque parece
fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta
ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando
debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos
Quinto, de felice memoria» [ [23] ]. Una obra cervantina
hoy perdida es La batalla naval, obra que nos hubiera clarificado algunas sombras
sobre su participación en la batalla de Lepanto, victoria relativa que no fue
aprovechada por los supuesto vencedores, de la que los historiadores en su
tesis doctorales han demostrado que no hubo tal victoria porque le Mediterráneo
seguía siendo un mar inseguro con piratas y Elim. II, quedaba reconquistar
Túnez, por los deseos de Santo Padre de cristianizar el norte de África. Por ello Cervantes, después de su
recuperación en el puerto de Mesina, vuelve como soldado en los tercios viejos
bajo las órdenes de Juan de Austria en 1572 y 1573, en Navarino, Corfú, La Goleta y Túnez junto a las de Álvaro de Bazán, marqués de
Santa Cruz, en octubre de 1573. Posteriormente pasa el otoño en Cerdeña:
Donde va a parar aquel otro
de 1573, con su tercio, que era el de
don Lopez de Figueroa (…) Son unos meses. Pero los suficientes para aquellas
arcádicas tierras le inspiren una de sus obras más queridas: La Galatea. [ [24] ].
(
Sabemos por Astrana Marín que el 15 de noviembre de 1574 cobraba en
Palermo 25 escudos a cuente a de la soldada que se le debía. Me quedan algunas
preguntas lógicas, ¿Cómo es posible que
si Cervantes había quedado manco en Lepanto vuelva como soldado con un
sólo brazo, qué era un superhéroe? En el oscuro periodo después de la batalla
de Lepanto era un soldado con un único brazo útil, muy habilidoso debía ser
para cargar un arcabuz con él, por ello, lo lógico es entender que en el tercio
ejercería labores de aguador o escribiente
o lo que se llama el chupatintas.
El 26 de septiembre de 1575 fue apresada la galera Sol por el albanés Arnaute Mamí, en la
que regresaba a España, junto con su hermano Rodrigo, cerca de las playas de
Aigues-Mortes, junto a las tres Marías, frente a Palamós. Cautivo por cinco
años con Dalí Mamí, un cautiverio del que intenta escapar cuatro veces sin
conseguirlo en Argel hasta el 19 de septiembre de 1580, fecha en la que los
frailes trinitarios pagaron los 500 escudos de oro aportados por su madre y
algunas donaciones.
(Galeaza
Veneciana S.XVI)
La Historia de El Cautivo (Cap.39-42) de El Quijote, se nos cuenta la pérdida de La Goleta, se nos habla
de la fortificación construida por Fratín, que era el ingeniero italiano Jácome
Palearo o Paleazzo que sirvió a la Corona española [[25]
]. Aparece en El gallardo español
como ingeniero.
Cervantes admira y
canta a Roma, recojo las palabras de Cervantes en el Licenciado Vidriera, que no dice mejor
que yo:
Roma, reina de las ciudades y señora del mundo. Visitó sus templos,
adoró sus reliquias y admiró su grandeza. Y así como por las uñas del león se
viene en conocimiento de su grandeza y ferocidad, así él sacó la de Roma por
sus despedazados mármoles, medias y enteras estatuas, por sus rotos arcos y
derribadas termas; por sus magníficos pórticos y anphiteatros grandes; por su
famoso y santo río que siempre llena sus márgenes de agua y las beatifica con
las infinitas reliquias de cuerpos de mártires que en ellas tuvieron sepultura;
por sus puentes, que parece que se están mirando unas a otras; y por sus calles
que con sólo el nombre cobran autoridad sobre todas las de las otras ciudades
del mundo: la vía Apia, la Flaminia, la Julia, con otras deste jaez.
El discurso de Rafael Alberti al recibir el Premio Cervantes en 1983,
recordó sus años de exilio en Roma, y dijo del alcalino:
Cervantes fue feliz viviendo lo que él,
entusiasta, llamó la vida libre de Italia, a pesar de su pobreza y del rigor de
sus dos años de soldado vagabundo, hasta que embarcó en la galera La Marquesa, para perder la mano
izquierda en la batalla de Lepanto, llevando bajo la camisa, como coraza
protectora, los poemas de Jorge Manrique que estaba leyendo.
Actualmente, Italia recuerda a Cervantes, exciten los Institutos Cervantes
de Nápoles, Milán y el de Roma en Vía di Villa Albani nº 16 y hay una
plaza dedicada a Miguel de Cervantes, amén de otras ciudades, cerca de la Gallería de Borghese, una zona de
parques.
NOTAS
[1] ] La verdad sobre el Quijote. Novísima
historia crítica de la vida de Cervantes, Nicolás Díaz de Benjumea.
Imprenta de Gaspar, Editores, 1878. (pág. 20).
[3] ] Cervantes,
genio y libertad, temas de Hoy, Madrid, 2004 pág. 208)
[4] ] Hijo de una
familia noble y primogénito de un alcaíde de casa y Corte, e individuo del
consejo Real, que rompió el compromiso de matrimonio. Ver pág. Las Vidas de Miguel de Cervantes, de
Andrés Trapiello. Biblioteca ABC, 2004
[6] ] Aparece un tal Saavedra en El trato de Argel; en la historia de El cautivo,( cap. 40.I.) de El
Quijote, y en El gallardo español. Lo que sin duda es testimonio de un intento de
Memorias de algún episodio de su vida.
[7] ] Encuentros en el IV Centenario.
“13.-Cervantes recaudador en Vélez-Málaga”, pg.43-46. Ramón Fernández Palmeral. Editorial Palmeral, Alicante, 2005.
[8] ] En el cap.
XIX, segundo libro de Los Trabajos de
Persiles y Segismunda, no dice de la ciudad de Luca «ciudad pequeña, pero
hermosa y libre, ciudad exenta de las ciudades de los príncipes que la desean;
allí mejor que en otra parte, son bien vistos y recibidos los españoles».
[10] ] Dedicatoria de La Galatea “…oí muchas veces decir de V.S. Ilustrísima al cardenal
de Acquaviva, siendo yo camarero en Roma”.
[12] ] Miguel escribió a la muerte de la reina
Isabel de Valois cuatro composiciones: un soneto, una copla castellana, cuatro
redondillas y una elegía.
[13] ] La Vida de Miguel de Cervantes Saavedra ha sido la obra mayansiana más veces editada. Salió a luz en 1737 y
alcanzó, desde el primer momento, eco y resonancia inesperados.
[14] ]Tomado del trabajo de Daniel Eisenberg «Lo autores italianos en
la biblioteca de Cervantes». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
[15] ] Y estando un día rezando (San Ignacio de Loyola) en las gradas del
mesmo monasterio las Horas de nuestra
Señora, se le empezó a elevar el entendimiento, como que vía la santísima
Trinidad.
[16] ] Cervantes: Bulletin of the
Cervantes Society of America 16.2 (1996): 89-106.
Copyright © 1996, The Cervantes Society of America
Copyright © 1996, The Cervantes Society of America
[17] ] Anotación de
Martín de Riquer, pág. 411-412, de la edición de RBA, Barcelona 1994. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha.
[18] ] Lo nombra
Cervantes en el prólogo de El Quijote.
Conocido también por Judá Abrabanel escribió en italiano Dialoghi d´amore (Roma, 1535), se tradujo al castellano por Suárez
de Figueroa.
[19] ] Escrito
italiano (1458.1530), que nombra el cap. LXXIV , II, El
Quijote, Autor de la novela pastoril Arcadia.
[20] ] Los
trabajos de Persiles y Segismunda, Capitulo X del libro tercero.
[21] ] Según nota
15 al cap. XXXIV de la edición de
Francisco Rico, Edición del IV Centenario, 2004, VV.EE, se trata de los Condes
de Egmont y Horne, acusados de rebeldía a España y ejecutados en Bruselas el 5
de junio de 1568 por orden del Duque de Alba.
[25] ] Don Diego
Clemencín, amplía la nota, “Paleazzo se le llama en los documentos del Archivo
de Simancas (…) tuvo otro hermano llamado Jorge, como Cabrio Cervvellón, los
Antonelis y otros italianos de aquel tiempo.
Alicante, 30 de Septiembre 2005
Miguel de Cervantes y Alicante
Todavía,
muchos alicantinos/as, no han tenido noticias de que entre finales
del año 2004 y el 2005 celebraremos el IV Centenario de la
publicación de la primera parte del Quijote, puesto que el mágico
libro o molino de los
libros, salió de la imprenta de Juan de la Cuesta
durante los primeros días del año 1605, y la segunda
parte salió en 1615, diez años después. Parece
ser que el actual Gobierno de Zapatero está muy interesado
en que este IV Centenario sea sonado en el mundo entero, ya lo
veremos, le vigilaremos.
Para que los
alicantinos/as no nos quedemos descolgados, me permito recordar que
Alicante tiene el honor de haber sido nombrada DOS VECES en
El ingenioso hidalgo Don Quijote
de la Mancha.
No hay constancia
documental de que Cervantes visitara o residiera en Alicante cuando
fue recaudador, lo más cerca que estuvo, posiblemente, fuera
por Ruidera (límite entre Ciudad Real y Albacete).
Considero
necesario hacer una breve introducción, para entender mejor
por qué razón Cervantes habló de Alicante, y
la razón de ello lo tenía el comercio de la lana de
la oveja merina de Castilla en el siglo XVI. La lana de Cuenca y
Toledo salía por los puertos Alicante y Cartagena hacia
Génova y Venecia.
La lana que iba
para los Países Bajos, principalmente Brujas, Amsterdam o
Inglaterra salía, evidentemente por los puertos del
Cantábrico. El comercio de la lana y el vino eran las
principales riquezas de las dos castillas entre los siglos XIV al
XVII, y el mejor negocio lo hacían los países
importadores, ya que después de manufactura, nosotros
comprábamos el textil. El puerto de Valencia se había
convertido en el centro de la exportación de la seda del
Levante, más tarde empezó el comercio de los
cítricos y los productos de la huerta como la de Burriana o
la de Orihuela. Tal fue la importancia de Orihuela que en 1564 el
rey Felipe II la separó del episcopado de Cartagena.
La lana de
Aragón salía para Génova por los puertos de
Barcelona, la más cara y apreciada era la llamaban
«lana fina de
Albarracín» de 19 micrones de espesor,
más fina que la de Castilla, que se cotizaba al doble.
Examinada esta
necesaria aproximación a la economía del siglo XVI,
pasamos a los capítulos 39 al 41 de la I Parte del
Quijote donde se cuenta la
historia de un cautivo en Argel, autobiográfica ya que el
propio Cervantes junto a su hermano menor Rodrigo, cuando regresaba
a España desde Nápoles en la galera Sol fueron hechos cautivos por el
corsario Arnauti Mamí. El tiempo narrativo del Cautivo es de 1589, nueve años
después de la su liberación de Argel (1580), novela
que fue añadida posteriormente al Quijote (cap. 39-41), y que según los
comentarios del recordado murciano don Diego de Clemencín:
«la historia no tiene enlace con la
acción principal del Quijote».
Pues bien, en el
capítulo XXXIX (39), (I P.) se nombra dos veces Alicante:
A) ... el uno tomó el viaje de Salamanca, el otro de
Sevilla, y yo el de Alicante adonde tuve nuevas que
había una nave ginovesa que cargaba allí lana
para Génova.
Unos
párrafos más adelante vuelve a nombrarla.
B) Embarqué en Alicante, llegué con
próspero viaje a Génova, fui desde allí a
Milán, donde me acomodé de armas y de algunas galas
de soldado...
En la novela del
Cautivo se cuenta
cómo un padre de un lugar de las montañas de
León, que tenía tres hijos, repartió su
hacienda en cuatro partes: una para él y otra para cada uno
de los hijos. Y les aconsejó: Quien quiere valer y ser rico, siga, o la
Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercadería, o
entre a servir a los reyes en sus casas. Uno de los hijos,
es el cautivo, Ruy Pérez de Viedma quien narra la historia
en los tres capítulos.
Esta novela tiene
semejanzas con otra de Cervantes Los baños de Argel. La
protagonista Zoraida, corresponde en realidad con un personaje real
Zahara (la más bella de las mujeres), que según los
comentarios de Martín de Riquer, se casó con el
sultán de Marruecos en 1576, luego se volvió a casar
con el Hasán Bajá, y vivió desde 1580 en
Constantinopla.
La gran sorpresa
durante mis recientes investigaciones sobre la obra de Cervantes ha
llegado cuando he encontrado otra vez Alicante, es decir, que
Cervantes a lo largo de sus obras la nombró tres veces, y no
dos. La tercera alusión aparece en Los Trabajos de Persiles y Segismunda,
obra póstuma que se editó en 1617, un año
después de la muerte del autor. Es en el Capítulo X
del Tercer Libro de Los Trabajos
de Persiles..., donde le destapo un auto plagio, porque el
«insigne Manco» no tenía la costumbre de repasar
sus libros, y es aquí donde vuelve a repetir la misma
historia que ya nos contó en el Cautivo, y es en el siguiente
diálogo cuando lo dice:
-No[s] cautivamos
juntos -respondió el otro cautivo-, porque yo cautivé
[fui cautivo] junto a Alicante, en un navío de lanas
que pasaba a Génova...
|
Este
diálogo es respuesta a las preguntas que un alguacil le hace
a unos pícaros cuando son detenidos en la plaza de un pueblo
manchego cuando mostraban a la gente un lienzo a modo de auca de la
geografía de Argel. Uno de los alcaldes o alguaciles, quien
cobraba la alcabala por compra-venta en el mercado callejero,
descubre el fraude por las mentiras que contaban puesto que este
había estado cinco años preso en Argel (como el
propio Cervantes). Los dos pícaros confiesan que eran
estudiantes de Salamanca que tenían ganas de ver mundo. Pero el alcalde les
condena por usurpar la limosna a
los verdaderos pobres, con cien azotes y un remo en las
galeras... Seguidamente, en otro diálogo, Cervantes nos
dará una lección de jurisprudencia sobre la equidad
de la justicia y la desproporción entre el delito y las
penas, en boca de uno de los pícaros, que dirá:
Los jueces
discretos castigan pero no toman venganza. Conseguirá
por su plática que el alcalde se compadezca de ellos, e
incluso, los lleva a su casa, y allí,
paradójicamente, el alcalde cambia de opinión y se
presta a darles una lección sobre Argel: tal, que de aquí
en adelante ninguno le coja en mal latín en cuanto a su
fingida historia.
Los dos falsos
cautivos-pícaros salieron a la mañana del día
siguiente juntos con unos peregrinos, y escribe:
Llegaron todos
juntos donde un camino se dividía en dos; los cautivos
tomaron el de Cartagena y los peregrinos el de Valencia.
|
Este lugar
podía ser muy bien la Roda o Albacete, ciudad, que por
cierto no se nombra en el Quijote.
La ciudad de
Alicante recordó el III Centenario (1905) con una placa de
mármol blanco del escultor alicantino Vicente Bañuls
Aracil que podemos admirar hoy día en la fachada del edifico
de su Ayuntamiento, donde vemos un busto de Cervantes. A mí
me gustaría saber qué actos o conmemoraciones se
están preparando o se van a celebrar para el IV Centenario,
puesto que los actos ya debieron empezar el día 26 de
septiembre del 2004, que como ya he dicho, fue esta la fecha en que
se le concedió a Miguel de Cervantes el privilegio real para
la publicación de la I Parte del Quijote. Y sé que otras ciudades
como Aranjuez ya han empezado.
CERVANTES Y
LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA
por
(Artículo publiado en la revista "Baquina" de Miami en los Estados Unidos en 2005, y por cierto muy bien pagado.
Una
invitación al Quijote
Antes de
comenzar este ensayo cabría preguntarse qué celebramos cuando en
estos días gélidos del mes de marzo de 2005 tenemos el alto honor de ver
y oír en TVE la cálida lectura que nos brinda S.M. el Rey Juan Carlos I,
del Capítulo I, de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de
Miguel de Cervantes.
Para
exponer esta celebración cultural nada más ilustrativo como una introducción:
Nos hallamos de pleno ante el
IV Centenario de la publicación de la I Parte del Quijote, aunque se
debió empezar a celebrar a partir del pasado 2004 y no ya en medio del
2005, puesto que fue en 1604 cuando se le concedió a Miguel de
Cervantes Saavedra el privilegio o cédula real para la publicación de El
ingenioso hidalgo... puesto que dicho privilegio (licencia y condiciones
para su impresión) del rey Felipe III y firmado por mandato real por Juan
de Amezqueta, está fechado en Valladolid el 26-09-1604, lugar donde en aquellos
años se hallaba la Corte (1601-1606), y donde además vivía el autor.
El
Testimonio de las erratas [1]
fue fechado el 1 de diciembre de 1604 por el Licenciado Francisco Murcia de la
Llana, que era médico de oficio. «Halló editor en Francisco de Robles,
quien lo dio a imprimir en Madrid a Juan de la Cuesta» [2].
La I Parte de don Quijote salió a la calle los primeros días del mes de enero de
1605 con muchas erratas. La novela está dedicada al duque de Béjar, que según
el murciano don Diego Clemencín (1765-1834), se trataba del séptimo duque
de Béjar don Alonso Diego López de Zúñiga, que lo fue desde 1601 hasta 1619
fecha de su muerte. Era norma que los autores dedicasen sus libros a los
opulentos y poderosos con la intención de que sufragasen los gastos de
publicación.
Evento
cultural que «me espanta esta grandeza» [3]
y es de tal importancia para las letras universales que no podemos
dejarlo pasar sin indagar, investigar y aportar los últimos descubrimientos, y
cómo no, aproximarnos a la filosofía española que tanto tiene que ver con
Cervantes, incluso, aparece en el reverso de los Euros acuñados en España y el
español es conocido también como «la lengua de Cervantes». Desde aquí os
invitamos a la relectura del Quijote, y además a hacer un repaso a algunos de
los libros y ensayos que a lo largo de estos 400 años han escrito
los más destacados analistas cervantinos. Y a través de ellos podremos tener
argumentos para razonar y comprender «el quijotismo» como filosofía de lo
español, no ya porque la coyuntura de la efeméride nos invite a ello, sino por
el aprendizaje de la vida y del conocimiento empírico que nos dejará las
lecturas del gran molino de los libros, y a la vez, os aseguro, que nos abrirán
los ojos del entendimiento y nos descubrirá un mundo de no-ficción, sino real
con una vigencia palpable a través de los siglos sobre el pensamiento y la
conducta más oculta y secreta del ser humano.
Aunque
la filosofía de la realidad sea una pura apariencia, pues ya Ortega y Gasset
introdujo el tema de la realidad y sus diversos sentidos cuando buscamos la
realidad buscamos la apariencia. «Las verdades son eternas,
únicas e invariables» [4]. Para el filósofo español la realidad
era una incómoda palabra, estaba convencido de que los objetos materiales
poseen una tercera dimensión que ni la vemos ni la tocamos. Y es aquí a
donde queremos llegar, a sentir y percibir la tercera dimensión del Quijote, de
cómo un pobre hidalgo desinteresado sueña en un mísero lugar con imperios, batallas
míticas y laureles de gloria. Y como contraste tenemos a un labrador,
Sancho Panza, con los pies en la tierra, que es la sublimación del egoísmo y
del materialismo.
Sobre
El Quijote y el pensamiento filosófico español [5]
nos dieron lección hace más de un siglo don Nicolás Díaz de Benjumea en
su Novísima historia crítica de la vida de Cervantes (1878). O el
conferenciante don Adolfo Bonilla y San Martín sobre Don Quijote y el
pensamiento español, el 6 de mayo de 1905 en el Ateneo de Madrid, en la
que nos argumenta que Cervantes no hizo filosofía directamente; sin embargo,
todas su obras desde Galatea es filosofía española y de lo español.
Patricio de Azcárate [6]
consideró a Cervantes como iniciador del método racional de Descartes.
Lord Byron escribió que El Quijote es un gran libro que mató a un gran
pueblo. Harold Bloom se pregunta ¿Por qué somete Cervantes a su héroe al
maltrato físico de la primera parte y a las torturas sicológicas de la segunda?
La
lista nominal de escritores, poetas, pensadores y filósofos cervantistas y
cervantinos es tan larga que no cabría en este corto espacio. Todo intelectual
en español que se precie de serlo ha de enfrentarse alguna vez con El Quijote.
Lo hizo Santiago Ramón y Cajal en su ensayo Psicología del Quijote y del
quijotismo, 1902. Escribieron también los de la
Generación del 98: Unamuno (hizo una defensa de don Quijote contra
Cervantes), Azorín (apología de Cervantes y de Castilla), Ortega y Gasset
(Meditaciones del Quijote) o Ramiro de Maeztu. Este último, creía que un hombre
de cultura no debía considerar al Quijote como una guía del pensamiento, nos
advertía que tiene sólo valores literarios porque expresa lo decadente de la
historia de España, reiteraba que la obra de Cervantes no debía ser un ejemplo
en cómo vivir ni pensar. Maeztu, un hombre de la Generación del 98,
dolido por la pérdida de la credibilidad internacional española, se adelantaba
a advertir que no viéramos en la España actual el «fantasma doloroso, una cruel
pesadilla» [7]
de un ayer decadente, pobre y mezquino. Maeztu consideró perjudicial
tener como espejo el quijotismo, y atacó contra el complejo adquirido tras el
desastre de 1898 (pérdida de Filipinas y de Cuba).
«Si nos
creemos inferiores a otros pueblos, es por ignorancia de nuestra Historia.
Cuando ésta nos muestra la perspicacia de nuestros genios, el magnífico sentido
de justicia de nuestras instituciones tradicionales, el espíritu moral de nuestra
civilización, las mentes escogidas pensarán, con Menéndez y Pelayo, que la
extranjerización de nuestras almas es la razón de nuestra decadencia» [8].
Se ha
visto que era un temor infundado, porque un siglo después los españoles
hemos hecho de España un país altruista que mantiene sus
tradiciones, y, cree en el progreso y en el proyecto común de una Constitución
Europea, y que tiende un puente hacia Hispanoamérica.
Los de
la Generación del 27 retomaron el teatro cervantino: Rafael Alberti en Cerco
de Numancia [9],
en Federico García Lorca con “La Barraca”, representaba obras del Siglo de Oro:
Las cuevas de Salamanca, Los dos habladores... Conferencias de Jorge Guillén y
Pedro Salinas, y músicos como Manuel de Falla (Retablo de Maese Pedro) y
Oscar Esplá con su poema sinfónico Don Quijote velando las armas. Más
contemporáneos son la filósofa veleña María Zambrano (de la realidad y el ser
de la novela del Quijote), los pensadores Salvador de Madariaga o el mejicano
Carlos Fuentes (Premio Cervantes 1987) etc., sí hemos de hacer constar las
influencias de Cervantes en la literatura hispanoamericana, las cuales
son harto evidentes, además Cervantes intentó pasar a las Indias Occidentales
(América) pero no le autorizaron [10],
y, ahora, actualmente como escribe Edgar Montiel en «Tesis para una filosofía
americana» [11]:
«La
literatura latinoamericana ha encontrado ya un rostro propio con el que se
presenta al diálogo mundial de las culturas. Esta literatura reconocida y
admirada en Oriente y Occidente es una expresión de la civilización
latinoamericana. Ahora le toca el turno a la filosofía. Hay que afilar las
armas de la razón para convertírsela en la otra filosofía. La filosofía
interlocutora de Occidente».
La
filosofía española
El Quijote se escribió en el momento
de iniciarse el declive español, y por eso es un libro de abatimiento y
decadencia social, ciertamente la más genial apología de la decadencia española
de primeros del siglo XVII. Por ello Mario Vargas Llosa escribe: «
...y la utopía que fraguaron los seres humanos para huir de algún modo de la
inseguridad y el salvajismo en que vivía para encontrar refugio en una sociedad
de orden, honor, de principios, de justicia y de redentores civiles...» [12],
es decir, olvidarse de la realidad y vivir una ficción. Aunque con el tiempo
esta ficción se convierte en realidad, en mito o en el espíritu quijotesco, que
se sintetiza en el esfuerzo, en la lucha constante de levantarse de cada caída,
sobreponerse a los obstáculos que se presentan con formas de pasiones o
intereses, a vencer los fantasmas o enemigos visibles o invisibles, la
solidaridad con los débiles, en definitiva, esta es la filosofía
española: la voluntad de poder creer en proyectos ilusionantes no ilusorios.
Porque como
expuso Menéndez Pelayo, según notas de Alberto Navarro: «no es libro triste y
demoledor, sino de exaltación y de fecunda síntesis, es decir, el último y
mejor libro de caballerías y el primero e insuperado modelo de la moderna
novela realista». Y tiene razón, no es un libro triste, a pesar de las burlas y
ofensas que recibe Don Quijote y Sancho. En cuanto estas burlas nos
provocan risas es porque no somos solidarios, o es que, por el contrario,
alguna vez fuimos objetos de ellas y tomamos nuestra particular venganza.
Es cierto
que la sociedad ha cambiado a lo largo de estos 400 años; no obstante, a pesar
de los adelantos tecnológicos y económicos, y el bienestar social alcanzado,
creemos, y es nuestro parecer, que poco o nada han mejorado nuestros
sentimientos o las debilidades humanas. Continuamos practicando la envidia, la
insolidaridad, la burla y el abuso sobre el débil, la risa sobre los locos, la
picaresca en los negocios de la oferta y la demanda, y si es posible practicar
la rapiña, el engaño o la apropiación, continuamos practicando el ritual de las
apariencias y del qué dirán, el uso de las recomendaciones, el abuso del
patrón o del gobernante de turno, que premian a los necios y se olvidan a
los honrados, la discriminación de la mujer, la desconfianza y el recelo ante
el Estado o ante la Administración, reverenciamos al famoso o a los que tienen
poder, cátedras, títulos nobiliarios o académicos, importunando a los
poderosos. Y me pregunto, ¿en qué sentimientos y debilidades hemos
mejorado o superado a lo largo de estos 400 años? Quizás con el romanticismo se
ganó liberalismo, y con la revolución industrial aprendimos formas nuevas
de convivencia social, como el poder del sindicalismo y que la unión hace la
fuerza, pero, dónde quedan los sentimientos.
A través de
las generaciones que nos precedieron, hemos heredado un legado irreemplazable
que son valores reales y ciertos para el análisis y examen de nuestras
conciencias, y parte de este legado literario es gracias al ingenio y la
imaginación de Cervantes sin excluir a los dos veguistas (Garcilaso y Lope) o
calderonianos, que a través de sus obras nos han abierto una ventana, una
tercera dimensión a la realidad aparente y orteguiana, un punto de vista y de
observación desde donde asomarnos y vernos a nosotros mismos, y nos riamos de
la futilidad de la vida que no es más que el quijotismo bien entendido, y, a la
vez, es nuestra idiosincrasia a la que no debemos renunciar, puesto que por
ella nos hace ser reconocidos en el mundo como un doblón de oro con garantías.
A lo largo
de estos cuatro siglos el prestigio de las Letras españolas ha dado lugar a la
creación de varias instituciones que llevan el nombre de Cervantes, como por
ejemplo el Instituto Cervantes, dirigido actualmente por César Antonio Molina,
que despliega por el mundo la enseñanza del español: una lengua para sentir y
pensar. Tampoco olvidemos el importante Premio Cervantes de Literatura
celebrado en la Universidad de Alcalá de Henares y que se entrega cada 23
de abril (aniversario de la muerte de Cervantes), desde donde con un criterio
exhaustivo se reconoce y premia el trabajo y la labor de intelectuales y
escritores en beneficio de la lengua española. Premio que anualmente se
alterna con los escritores hispanoamericanos.
La
influencia o proyección mundial que ha ejercido Cervantes a través del Quijote
sobre filósofos, pintores, músicos, escritores, cineastas, teatro o pensadores
internacionales es la prueba de convicción de la veracidad del mensaje
cervantino que, como un venablo de ideas, llega a impactar en la
sensibilidad creadora del hombre como elemento inherente al arte y a la forma
de interpretar el mundo.
Por ello,
los inequívocos valores espirituales que obtenemos o que nos proporciona la
lectura del libro de los libros o el molino de los libros o joya manchega, son
los motivos irrefutables para recomendar una invitación a nuestro Don Quijote
eterno, y a una nueva meditación que restablezca la luz y el orden en el
retablo de nuestras imperfecciones humanas, con una nueva esperanza ante esta
equivocada doctrina bélica y tan de lamentar.
Dejadme
la esperanza, escribió el poeta universal Miguel Hernández en su poema:
«Canción última» de su libro El hombre acecha (1939).
Ediciones
singulares en el IV Centenario.
Una de las
ediciones más celebradas en este IV Centenario es la mediática edición de
la Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española
(2004), con las notas al texto del académico Francisco Rico. Entre cuyos
prologuistas se hallan las reconocidas firmas de Mario Vargas Llosa, Francisco
Ayala y Martín de Riquer. Aunque echamos de menos la falta de algún
artículo del reconocido hispanista, firma crítica, como la de Harold
Bloom, para darle colorido y «canon occidental» a este evento internacional.
Mario
Vargas Llosa como indiscutible escritor peruano en «la lengua de
Cervantes» recibió en 1994 la más alta distinción de las Letras
Españolas: El Premio Cervantes, además es académico de número, ensayista
y articulista tenaz, y no tiene por lo general, críticas adversas, además de
que tiene cara de buen chico, le avalan por sí solo. Sin embargo, al leer
detenidamente su artículo «Una novela para el siglo XXI», ya anotado (ver
nota 10), hemos podido observar que ha caído en generalidades dignas de ser
comentadas, con la mejor intención:
Es evidente
que la intención de Vargas Llosa, para tan selecta edición es laudatoria,
con muy buenas pretensiones logísticas sobre la carpintería interna de la
novela, y, de la que también nos habló Gabo, debido a un
indiscutible encargo de la Real Academia Española como señuelo para atraer a
lectores hispanoamericanos, que también podrían llamarse
«hispanocolombinos» [13].
El artículo es sumamente ortodoxo casi sin riesgos, se divide en seis
apartados: el primero doctrinal; el segundo sobre la ficción de un mito que se
confunde con la realidad, parecido a lo que leímos: Consejos a un joven novelista
[14]
de este mismo autor; el tercero sobre la libertad individual, la libertad de
pensamiento y nos dice lo que todos sabemos que Alonso Quijano se hace
caballero andante «se lanza por los caminos, a buscar remedios para todo lo que
anda mal en el planeta»; el cuarto sobre el espacio concreto y humano de la
España del Quijote, de un mundo plural y abigarrado de incontables patrias; el
quinto es la construcción de la novela como una novela moderna, que fue en su
época lo que para la nuestra es el Ulises de Joyce, En busca del tiempo perdido
de Proust, Cien años de soledad de García Márquez o Rayuela de Cortázar,
nosotros incluiríamos también Tiempo de Silencio de Luis Martín-Santos; y
finaliza el sexto apartado sobre los tiempos del de la novela en El Quijote,
que entendemos de arqueo menor y se podía haber aprovechado para comentar sobre
las influencias del pensamiento quijotesco o sobre la psicología del Quijote.
Porque en realidad hablar cronológico de los tiempos en la novela de El
Quijote, es hablar de un desastre de novela.. Porque en realidad El Quijote
empezó siendo una novela ejemplar o corta, una novela a la que su autor le fue
cosiendo todo tipo de retales, recortes, sueños de cajón, y restos de
novelas desechadas por los editores. No es una novela compacta, ni escrita de
un tirón, ni escrita en una cárcel.
Por
lo tanto nos encontramos ante una novela narrativa sin intriga, que con el
tiempo debemos hablar más de la ucronía del Quijote, o para explicarlo con la
acepción de esta palabra: «utopía histórica, o construcción de la historia
sobre datos hipotéticos o ficticios» [15].
Un libro que se ha ido engrandeciendo más por los incontables estudios
cervantinos de cervantistas o «cervatos» de la lengua que por su lectura ya que
muy pocos la han leído. Una novela que se ha ido montando de un halo de
inmortalidad con posterioridad, debido a que se ha buscado en El Quijote el
sello de lo español como lo ha demostrado nuestra moneda del Euro, de lo cual
nada más hay de comentar, porque Cervantes es el logotipo de España, como un
recordatorio del Imperio que fue en el siglo XVI. Y nos preguntamos: ¿No
hubiese sido más rentable históricamente para nuestro Euro la efigie del
Emperador Carlos I de España y V de Alemania? Aunque se hubieran enfadado
belgas, holandeses, alemanes e italianos, porque aún recuerdan al malo de la
película: a nuestro duque de Alba o a algún capitán Alatriste. En fin, es
Cervantes, un hombre generoso, quien tiene el honor de figurar en nuestra
moneda de curso legal como espejo numismático de una historia y de una
filosofía española.
Francisco
Ayala [16]
(Premio Cervantes 1991), escribió el ensayo «La invención del
Quijote». Discurso leído en la fiesta de la lengua española
celebrada en la Universidad de Puerto Rico el día 24 de abril de 1950. Ahora
nos lo presentan sin ninguna nota de su ejecución. Este ensayo que ahonda
profundamente en el pensamiento quijotesco y sancho-pancismo, necesita de un
lector atento. En el discurso de recepción del Premio Cervantes dijo Ayala:
«La imagen de don
Quijote tentando en vano el ciego muro que veda la entrada al paraíso de su
fantasía me ha resultado, siempre que he vuelto a ella, patética en el más alto
grado».
De Martín de
Riquer su «Cervantes y el Quijote», es un indudable trabajo eruditísimo de
quien se ha dejado las pestañas en los archivos.
Francisco
Rico con sus «Notas al Texto» aporta abundantes novedades filológicas y
lingüísticas, etnográficas y aclaratorias de indudable valor para un hombre
actual que no tiene tiempo literario.
Los
trabajos académicos de José Manuel Blecua, Guillermo Rojo, José Antonio
Pascual, Margit Frenk y Claudio Guillén sobre «La lengua de Cervantes y el
Quijote», quedan reservados para filólogos, y quienes quieran profundizar
en la obra desde el punto de vista
lingüístico.
La
otra edición que más nos han llamado la atención en este IV Centenario ha sido
la de Alfredo Ortells, S.L., de Valencia con los comentarios completos del
murciano don Diego Clemencín [17]
es a nuestro parecer la mejor edición comentada hasta la fecha, con un
amplio prólogo de don Luis Astrana Marín y las ilustraciones del francés
Gustavo Doré. Clemencín fue injustamente olvidado, casi no existen referencias
a su biografía o trabajos, y es ahora gracias a esta edición de Alfredo
Ortells, cuando aparece en una publicación asequible y sus muy eruditos y
abundantes comentarios al Quijote. A la vuelta del absolutismo don
Diego Clemencín fue perseguido, pero no abandonó los comentarios hasta el día
de su muerte por culpa de un cólera en 1834. (El comentario contiene 949
páginas a dos columnas en letra minúscula y en papel Biblia, más extenso que la
suma de las dos partes del Quijote, y luego nosotros nos quejamos cuando
escribimos un folio). Si exceptuamos a Luis Astrana Marín, no ha existido un
comentarista de la talla, calidad y precisión como la del murciano
Clemencín, ni Juan Antonio Pellicer, Navarrete, ni J. Eugenio Hartzenbushc, ni
Vicente de los Ríos, ni Rodríguez Marín, ni Azorín o la del reverendo inglés
John Bowler (comentarios aparecidos en 1781), no han podido superar la erudición
de don Diego, sus análisis comparativos de los libros de caballería, romances
viejos, símbolos, estudios pormenorizados de la gramática y deslices de
Cervantes, que según don Diego, no tenía el «príncipe de los ingenios» la
costumbre de repasar sus escritos, por ello, a Sancho le hurtaron el rucio en
el capítulo XXIII y lo recuperó en el XXX. Además hizo apreciaciones de
defectos sintácticos, observaciones que los cervantistas melindrosos no se lo
han perdonado.
Conclusiones
A través de
estos cuatrocientos años de la publicación del Quijote (1605) de la I
Parte, y diez años después la II Parte (1615), se han teorizado y escrito
montañas de papel sobre el molino de los libros. Sólo la Bibliografía de
ediciones críticas del Quijote entre 1606 hasta 1917, de Juan Suñé Benagés y
Juan Suné Fombuena, Ediciones Perelló, Barcelona, tiene 485 páginas, de alto
valor bibliográfico y económico. A la que ahora hay que añadir la Bibliografía
del Quijote 1905-1997, de Jaime Fernández, SJ Sophia Universita, Japón.
Consultar en la red.
Conocida
es la observación del Quijote como arquetipo del carácter español y un
modo de ser, porque tenemos una particular forma de concebir el mundo, «una
manifestación histórica de eternidad» [18],
o una forma de enfrentarse a los acontecimientos de la historia, ante los
«ruidos» del mundo, de lucha contra el terrorismo, un heroísmo espiritual
que se resuelve como en grotesco descalabro superior.
Este
IV Centenario ha de servirnos para reflexionar sobre nuestro pasado, nuestro
presente y en especial nuestro futuro, teniendo en cuenta nuestra
herencia, patrimonio cultural, identidad y valores altruistas y solidarios en
un proyecto ilusionante de fe en sobreponerse a las caídas, en definitiva
nuestro quijotismo y filosofía española.
Bibliografía
consultada
-Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes, Edición IV
Centenario, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española, 2004. Coordinada por el académico Francisco Rico, lleva unas 5.000
notas, "muy breves", para facilitar la lectura de la obra cervantina,
además de un estudio, dividido en cinco partes, sobre "La lengua de
Cervantes y el Quijote" Un glosario general del Quijote, con un índice de
7.000 palabras, locuciones, frases proverbiales y refranes, que constituirá
"un instrumento valiosísimo" para todo tipo de lectores, completará
la edición, según García de la Concha.
-Encuentros en el IV Centenario, Ramón Fernández Palmeral,
Colección Brotes/Palmeral, Alicante, 2004. Consta de un prólogo del profesor
Manuel Parra Pozuelo, y consta de 18 artículos críticos y 17 láminas.
-La verdad sobre el Quijote, Nicolás Díaz de Benjumea, Imprenta
de Gaspar, Editores, 1878.
-El Ingenioso Hidalgo Don Quijote
de la Mancha, Miguel de
Cervantes Saavedra, y comentarios de don Diego Clemencín, Editorial
Alfredo Ortells, S.L. Valencia, 1998.
-Don Quijote y el Pensamiento
Español. Adolfo
Bonilla y San Martín. 1905. Conferencia en el Ateneo de Madrid.
Notas
[1] Una vez obtenido el testimonio de erratas se solicitaba la Tasa, que era
el documento por el que se establecía el precio del libro de venta al
público. La Tasa para la I Parte del Quijote la
redactó el escribano de cámara del Rey don Juan Gallo de Andrada,
fechado en Valladolid el día 20-12-1604. En cambio, la Tasa de la II Parte de
don Quijote, la firmó el escribano Hernando de Vallejo. El precio de la I
Parte se estableció en tres maravedíes el pliego, o sea, un total de 290
maravedíes, un precio muy elevado si tenemos en cuenta que una docena de huevos
valía 62 maravedíes según E.J.Hamilton. Estos tres documentos habían de ser
impresos en las primeras páginas del libro.
[2] Según nota de Luis Astrana Marín, uno de los más ilustres cervantistas,
cuya obra Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, que tiene
siete volúmenes. Se le erigió un busto en Alcalá de Henares en
reconocimiento a su magna labor.
[5] Sobre el pensamiento filosófico de Cervantes nos podemos remontar a uno de
los primeros libros sobre el tema Exposición histórico-crítica de los sistemas
filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, publicado por
Patricio de Azcárate, Exposición histórico- crítica de los sistemas filosóficos
modernos... (1861). Y un folleto de Federico de Castro Cervantes y la
filosofía española (1870).
[6] Patricio de Azcárate Corral (1800-1886). Filósofo y político español,
historiador y traductor de la obras de Platón, Aristóteles y Leibtniz. Nació en
León donde inició sus estudios, pasó a la Universidad de Oviedo y Santiago de
Compostela donde se licenció en Derecho.
[9] Edición de la Residencia de Estudiantes, Madrid, 1937, la obra fue
estrenada por la entonces esposa de Alberti: María Teresa León Goyri en el
teatro de la Zarzuela en 1937.
[10] Cansado de sus correrías, en mayo de 1590 dirige una petición al
presidente del Consejo de Indias, solicitando un oficio en las Indias de los
vacantes a la sazón: contaduría del reino de Granada, gobierno de Soconusco,
contador de las galeras de Cartagena o corregidor de la Paz. La respuesta
vuelve a ser negativa y decepcionante: "busque acá en que se le haga
merced".
[11] El autor de esta tesis obtuvo el Dialôme d´Etude Approfondie de Filosofía
en la Sorbona, junio de 1980. Corresponde al texto que se incluye en el libro
El humanismo americano. Filosofía de una comunidad de naciones. Perú, Fondo de
Cultura económica, 2000.
[12] Pág. XIV, «Una novela para el siglo XXI» Edición del Quijote para el IV
Centenario de l RAE y AALE. (Convenientemente anotado en la Bibliografía)
[13] Para diferenciar a los hispanófonos, es decir, distinguir a
los americanos de lengua española de los de lengua inglesa, portuguesa y
francesa de Québec. Pero esta palabra aún no ha sido incorporada al diccionario
y por lo tanto no puede ser liberada de sus dos comillas o barrotes carcelarios
del lenguaje artificioso.
http:://www.Ciudadseva.com/textos/teoría/opin/vargas2.htm.
[15] Según el Diccionario Abreviado del Español Actual de Manuel Seco, Olimpia
Andrés y Gabino Ramos, de Aguilar, Madrid 2000, es decir, una novela que mucho
se ha editado, vendido, y pocos han leído.
[16] Francisco Ayala García-Duarte nació en Granada el 16 de marzo de 1906. A
los dieciséis años se trasladó a Madrid. Allí estudió Derecho y Filosofía y
Letras. En esta época escribe y publica sus dos primeras novelas, Tragicomedia
de un hombre sin espíritu e Historia de un amanecer. Colabora habitualmente en
Revista de Occidente y Gaceta literaria. Reside en Berlín entre 1929 y 1931,
coincidiendo con el surgimiento del nazismo. Se doctora en Derecho en la
Universidad de Madrid, en donde da clases. Es letrado de las Cortes desde la
proclamación de la República, y el estallido de la Guerra Civil en 1936 lo
encuentra en una gira de conferencias por Sudamérica.
[17] Nació en Murcia el 27 de septiembre de 1755, de padre de descendencia
francesa, niño despierto, ingresó en el seminario de San Fulgencio, donde
inicia los estudios eclesiásticos, llegó a traducir varias epístolas del
griego. En 1778 fue nombrado preceptor de los hijos del duque de Osuna. Viajó a
París. Se casó en Madrid con la rica señora Dámasa Soriano. Fue nombrado
académico de la Historia y de la Lengua. Desde la Gaceta Oficial y del Mercurio
promovió en 1808 un levantamiento contra el general Murat que acabó en el 2 de
Mayo. Para evitar un proceso se retiró a su finca de Guadalajara y para
distraerse y olvidar sus cuitas se inició en la lectura y los comentarios del
Quijote.
(Publicado en la revistas Baquiana de Miami nº 35/36, 2005)
Alicante,
marzo del 2005
ORTEGA EN LAS MEDITACIONES DEL QUIJOTE.
Por Ramón Fernández Palmeral
Hace 50 años que murió
José Ortega y Gasset, nuestro fílósofo más importante del siglo XX, caballero
andante de la filosofía española.
El pensador y filósofo español más importante del
siglo XX, José Ortega y Gasset, falleció hace 50 años, el 18 de octubre de
1955, y con dicho motivo se ha celebrado en Madrid un Congreso Internacional
"Ortega medio siglo después(1955-2005). La recepción de su obra".
Tras la guerra fue silenciado en las Universidad y anatemizado por el régimen
franquista, como actualmente de una forma indirecta, por el silencio de
"los medios", o sea, nuevamente olvidado por la comunicación visual
como la televisión española, que también se ha olvidado de él en profundidad.
Hubiera sido deseable un debate televisivo sobre su figura y su pensamiento,
pero esto no vende en el mercantilismo de la falsedad de la realidad política y
nacional. Se ha dicho por Fernando R. Lafuentes que la Constitución española
del 1978 es de clara inspiración orteguiana, a lo cual debemos rendirnos y
agradecer de rodillas.
En lo que a mis lecturas respecta, leí hace años
"Meditaciones del Qujote" (1914) en la edición Cátedra edición de
Julián Marías. Un libro filosófico más que literario, donde nos hablará de esa
frase tan usada de "los árboles no dejan ver el bosque", en un
capítulo que se llama: "Bosque". En el libro nos hallamos ante sus
teorías de la "razón vital", o la teoría metafísica de la
"realidad radical". O como dice Ignacio Sánchez Cárama "nos
incita a buscar la verdad desde nuestra intransferible circunstancia".
Se ha escrito muchos sobre sus teoría filosóficas
relacionadas con el Quijote, quizás porque en realidad muy pocos lo han leído
"Meditaciones del Quijote". Pedro Cerezo ha pronunciado una
conferencia para este Congreso titulada "Cervantes y el Quijote en la
aurora de la razón vitas", que eventemente toma el título de las teoría de
Ortega.
"Meditaciones del Quijote" está dedicado a
Ramiro de Maeztu en sus dos primeras ediciones "con un gesto
fraternal". Sin embargo, a partir de la 2º edición no aparecerá la
dedicatoria más que nada debido a discrepacias intelectuales, a pesar de que le
había considerado como a un "hermano mayor" en los paseos por Madrid.
Julián Marías observa que se debe a un "descontento intelectual" por
el artículo de Maeztu: "Hombres o ideas", 1908. A raíz de la lectura
del mismo formulará Ortega en "Sobre una apología de la inexactitud"
el 20 de septiembre de 1908, "aquí es lícito todo salvo ser
inexacto".
Las "Meditaciones..." constan de: Prólogo al
Lector, Meditación del Quijote y Meditación primera. Esta meditación, al final
del libro debería estar al principio, según José Gaos, puesto que despista al
lector, y de donde subyace otro propósito, y expone que el libro se pudo llamar
"Ensayo de una nueva teoría de la realidad y de la filosofía". Este
libro, es un libro de filosofía de la realidad donde no se toca la temática del
Quijote, sino más bien un breve tratado de la novela, aunque como apunta Julián
Marías su mayor aportación a la novela será en "Ideas sobre la
novela", aneja a "La deshumanización del arte" (1925). En
"Meditaciones..." se nos hablará de la fiolosía imbricada en la idea
del héroe de don Quijote. Llama a Balzac, Dikens, Flaubert, Dostoyewsky
"labradores de la novela contemporánera".
Hay un capítulo dedicado a "El Héroe", donde
nos indica que "ser héroe consiste en ser uno, uno mismo", esto
provoca la nota (67) aclaratoria de Julián Marías que nos dirá: "El héroe
está definido por la no aceptación de la realidad, de lo que es, y por una
voluntad de modificación de la realidad; es decir, de aventura..." Por
ello estamos ante don Alonso Quijano como un hidalgo que no acepta la realidad
circundante y se mete a caballero andante para ganar gloria, nombre y aventuras
que le hagan vivir otra realidad. Para Ortega existían varios tipos de
realidades.
Ortega es como un caballero andante de la filosofía.
Ortega es como un caballero andante de la filosofía.
Alicante, 22
de octibre 2005