sábado, 24 de octubre de 2020

Soneto a un cuadro de Ignacio Zuloaga, por Pedro Luis de Gálvez

 


La capa del villano

(Cuadro de Zuloaga)

Parda tapa villana de burdo y fuerte paño

sobre los altos hombros del recio labrador 

rememoras la traza del hidalgo de antaño

 la mitad, campesino; la otra mitad señor.

 

Tú evocas una casa solariega, un castaño

 a la puerta, un escudo y un galgo corredor,

 un paisaje reseco, de tono gris huraño, 

y unas matas de cardo, y una mata de amor.

 

Por las calles terrosas y angostas de la aldea

la capa, los domingos, con majestad pasea

sus pliegues estatuarios sobre la oscura arcilla.

 

Y al plegarla el villano con altivo talante 

 

bajo el brazo siniestro, parece que un gigante

 

sobre su pecho pone la enseña de Castilla.

 

 

Soneto de Pedro Luis de Gálvez (poeta malagueño)


 

 (Pedro Luis de Gálvez, “Ignacio Zuloaga y Segovia” por Enrique Lafuente Ferrari, Patrimonio del Museo Zuloaga, 1950, pág. 19)

 

 

 Dura vida la de Pedro Luis de Gálvez


Pedro Luis de Gálvez

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Pedro Luis de Gálvez (Málaga, 1882-Madrid, 20 de abril de 1940) fue un poeta de la bohemia española, abuelo del también escritor Pedro Gálvez Ruiz.

Biografía

Hijo de un general carlista muy religioso, ingresó tempranamente y a la fuerza en el seminario de Málaga, dirigido entonces por jesuitas, pero se fugó del mismo; la Guardia Civil lo trajo de nuevo a casa. Tras corta estancia familiar en Albacete (su padre había sido llamado a administrar la finca de un terrateniente, viejo amigo suyo), la familia recaló en Madrid en 1898. Opositó a alumno de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, sacando el número 2 e ingresó en la misma, pero sus relaciones con las modelos, a las que pretendía seducir, motivaron su expulsión. Su padre le ingresó entonces en el Correccional de Santa Rita, donde, hostigado por la crueldad de la disciplina, empieza a escribir poesía y se volvió anarquista. Al salir del correccional, empezó a trabajar como actor en el Teatro de la Comedia, pero su padre subió al escenario y le sacudió una paliza, por lo cual le expulsaron también del teatro madrileño. Cerrada esa puerta, huye de su padre a París, donde mendiga, y vuelve luego otra vez; en 1905 inicia una serie de conferencias sobre anarquismo en Andalucía.

Las hembras de las Vistillas, nº 86 de El Cuento Semanal (19 de agosto de 1910). Ilustración de Narciso Méndez Bringa.

En Pueblonuevo del Terrible, localidad minera al norte de Córdoba, es detenido por la Guardia Civil por «peligroso revolucionario». Juzgado en Cádiz por un consejo de guerra, éste le declara «reo de lesa majestad y culpable de injurias al Ejército» y es encerrado en Ocaña. Allí escribe un librito de narraciones, En la cárcel, que envía al cuarto concurso nacional de cuentos del periódico El Liberal, y lo gana. Posteriormente, cuando el jurado descubre la condición de presidiario del autor, sus miembros —Pedro de Répide, Alberto Insúa, Armando Palacio Valdés y Ramón Gómez de la Serna— airean el asunto y consiguen el perdón del Gobierno. Con esto se vuelve popular y se le abren muchas puertas. El periódico El Liberal le ofrece su corresponsalía en Melilla, pero los escándalos que arma le obligan a dejarlo y vuelve a Madrid.


 
                                                   (Autorretrato de Ingnacio Zuloaga)