viernes, 19 de agosto de 2022

Novela histórica. "El rey de los moriscos". Amazon, por Ramón Fernández Palmeral

 

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PRIMERA PARTE (Del libro)

autor: Ramón Fernández Palmeral

 

 

SURA I

 

LAS GALERAS DEL REY  DE ESPAÑA

                              

                Los años son escobas que nos van barriendo hacia la  fosa.

                                                                                                   Proverbio español

         

                                                         

          

              EN EL PUERTO DE AL-MARIYA [Almería]  pasamos la primavera o debería decir padecimos y sufrimos en carne viva la primavera del año de Gracia de Nuestro Señor Jesucristo de 1571 del calendario cristiano, y año 977 de nuestra AH (Año de la Hégira) en unos tinglados infames, engrilletados, putrefactos y hambrientos. Al mismo tiempo, y pese a la desfortuna se recuperaban nuestros astillados huesos de la inflexión de un largo camino de desgracias y humillaciones por malos juegos de la suerte y del Alabado, abandonados  al  caprichoso abuso de la autoridad de unos cristianos viejos y soldados de fortuna, que comían cerdos y sus espadas eran de recta osadía en punta con mango en cruz. Nuestros alfanjes eran de corte, por ello batirse, era un encontronazo desigual.

 

         Ahora estamos en 1587 estoy preso en una cárcel sevillana, soy un viejo de 57 años. Después de lo que he vivido y de mis muchas aventuras, ahora y aquí ya no estoy seguro de nada, el tormento y el hambre me tienen confundido y en permanente insomnio.

         Creo recordar al puerto de Al-Mariya llegamos unos trescientos o cuatrocientos moriscos varones  presos, todos con buenas dentaduras, hacinados en un tinglado de cabotaje sucio y pestilente de un muelle olvidado en la zona del viento de poniente, prisioneros de guerra,  vencidos sin honor por los ambiciosos cristianos que nos obligaron a convertirnos a su fe y nunca cumplieron las capitulaciones de mi bisabuelo el Sultán Boabdil con los Reyes Católicos.  Parecíamos andrajos humanos, carne apaleada, los últimos supervivientes del añorado y perdido Reino de Granada de mis antepasados los nobles nazaríes: guerras reconquista dicen ellos, de invasión podemos afirmar nosotros, la palabra reconquista es la burla que encubre una acción bélica por apoderarse de las riquezas del Sur de la Península Ibérica en nombre de la fe y contra los herejes musulmanes, ¿acaso no son ellos los herejes?

         De siempre  sentenció  el pueblo llano que del rebelde y del  vencido, todo lo malo, defectos y terribles acciones que se les imputen serán beneficiosos, puesto que, de esa guisa la lástima y la compasión, sobre ellos, desaparecerá por añadidura, y, el perdón se alargará en el tiempo hasta extinguirse su propósito transfigurador. A pesar de todo, los que pierden un reino, o perdieron una ciudad, una villa o una mínima alquería de al-Ándalus  son dignos de lástima o consideración, no merecemos ni una reseña histórica, ni siquiera  ser llamados siervos de Alá;  por otra parte, he de reconocer que nosotros los moriscos no fuimos un pueblo solidario, ni leales con nosotros mismos, ni buenos vasallos de Castilla, ni buenos musulmanes caídos en las tentaciones de los abismos.

      En la dinastía nazarí abundaron discordias fratricidas y envidias, nuestro orgullo fue nuestra más temible debilidad, puesto que jamás existió una sucesión hereditaria ordenada de la monarquía nazarí que no trajera sangre de cuchillos largos, detrás siempre estuvieron presentes las intrigas del harén, la división de los territorios o los partidarios enfrentamientos y la rivalidad  de los abencerrajes, una suma de errores nos llevó a la debilidad frente a los cristianos que en ese nuestro defecto basaban su paciente espera y la codicia de la inevitable invasión de Granada y de sus riquezas. Luego cómo pudieron creer mis antepasados en las promesas de lebasI [Isabel] y el de Aragón, en sus abyectas ambiciones, y no descubrir el recóndito ardid de sus proyectos futuros.

      Los cristianos decían que éramos moriscos sublevados del Reino de Granada, o sea, nuestro reino. Pero la verdad es que éramos la última resistencia contra los déspotas y despiadados cristianos que acabó en una gran diáspora o dispersión, fuimos castigados y repartidos por la geografía de Castilla, Extremadura y Aragón de la siguiente forma:

         Los moriscos  supervivientes de Bentomiz y Axarquía malagueña concentrados en el último bastión de resistencia en el Fuerte de Frixiliana (castillo sobre la villa), fueron tomados como esclavos y llevados al puerto de Málaga para ser desterrados a Sevilla en dos naos que no llegaron a  su destino al hundirse una cerca del Cabo de Calaburras pasado Fuenxirola, náufragos de su destino no hubo supervivientes para contar su corta Odisea, dejaron en la superficie del mar una escritura escurridiza y sinuosa cercana al olvido. Otros cautivos tuvieron más suerte y fueron llevados a Antequera para ser  vendidos en el zoco. Los del Andarax de Almería enviados a Murcia y Valencia.  A las mujeres, viejos y niños del Albayzín se los llevaron para Toledo y Castilla  por caminos de Córdoba,  emboscados en las sombras y en el calor de sus cuerpos bajo el viento que soplaba desnudo en la noche, noche desnuda de luna en sombra de abismo, sin árboles donde cobijarse, en la llanura sin bosque, todo oscuro  como un pensamiento cobarde.  A  los cautivos del Andarax nos reunieron en Alhama de Almería: a los hombres con buena dentadura a galeras, y a las mujeres y niños los mandaron en  caravana a tierras de Murcia...

 

Continua en el libro disponible en Amazon.

 

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 CIHAR (El Círculo Intercultural Hispano Árabe) es un punto de encuentro para fomentar la amistad entre comunidades diferentes (revista Meer)