sábado, 25 de agosto de 2018

Mi perro invisible



MI PERRO INVISIBLE

Por Ramón Fernández


     Monólogo cómico.
    Salgo a escena con un collar de perro en la mano y hablándole al supuesto animal.

     Buenas tardes, perdonen que me haya  traido al perro a la función, pero es que no tenía con quien dejarlo, la mujer se ha ido a trabajar y los niños ya se han cansado del perro sobre todo desde que se hizo invisible, al principio papá, papá queremos un perro, y luego tienes que ser tú el encargado de cuidarle.
     Bueno yo quiero recitaros un poema mío que se titula «El garbanzo negro», porque a mí me gusta mucho escribirle a las cosas pequeñas, a un tornillo, a un botón, a un grano de sal, porque creo que las cosas pequeñas son tan necesarias como las grandes, por ejemplo unas gafas o un abanico, si no tuviera su tornillito, no funcionaría… (Efecto mariposa. El aleteo de un mariposa en el China puede oirse en el otro extremo del mundo).
    -Sit, siting, siéntate de una vez. ¿Qué pasa que te aburres?
     Tan pesados se pusieron mis hijos que le pedí un cachorro a un amigo cuya perra acababa de parir 4 cachorros, mi amigo  se puso contentísimo, por quitarse un cachorro de encima, pero fue creciendo y creciendo, pero yo creía que los perro no se hacían grandes, de chico era una preciosa bolita de pelos y  luego se puso grande como una fiera, como lo que es, es un doberman ¿o es un pitbull?, como hace tanto tiempo que no lo veo, ya no me acuerdo ni de qué raza es; y no está muy bien del coco  -gruñido-  y aquí está.
      No sé qué clase de vacunas le puso el veterinario que se hizo invisible, y no crean que, porque se hizo invisible dejó de comer, hacer sus necesidades, tener que sacarlo al parque por las mañanas, araña el sofá, lo bueno que tienes es que los pelos que deja también son invisibles y estos tiene sus ventajas, pero lo malo son las cacas...(mover la cabeza)  que son invisibles pero no me veas como huelen (sacudir los dedos), y lo malo es saber donde están (risas), y si la pisas no me veas. Claro en el parque, cuando la gente me ve buscar y recoger cacas invisible, cacas inviables, porque no están en la vía publica, me dicen: “este tío está más pallá que pa ca…”  Quieto Jesulín, no sé por qué te habré traido, no me dejas recitarle a estos señores.
     Se llama Jesulín, le puse Jesulín para que no fuera un nombre agresivo, como  Atila, Henguis Kam, Trolo, etc. Lo otro días entró en casa un ladrón y le dije “Si no te largas llamo a Jesulín”, y el chorizo no me hacía caso, así que le tuve que soltar a Jesulín y no me veas como corría, además como es invisible, los chorizos no lo ven, les sorprende y les muerde, porque morder, muerde, y no veas los dientes que tiene.  Jesulín, si te portar bien te quito el collar y te suelto,  sale a las butacas a saludar a estos amigos (público). ¿Queréis que lo suelte, ya que no lo veis por lo menos que lo tocáis?
   Tambien hay que lavarlo, porque huele, los otros días llenó la mujer una bañera para bañarlo con jabón, vosotros creéis que es lógico gastar cien litro de agua para lavar a un perro, eso con una manguera como toda la vida, pero claro como no ves al perro pues no le puedes enchubar la manguera, no atinas.  Con las escasez de agua que tenemos aquí, lo mejor es no lavarlos, y el trasvase nada de nada ni el del Ebro, allí se ahoga y para nosotros ni una gota, y el  del Júcar-Vinalopó, ni na de na… Peor lo hace mi vecino es mi vecino, que llenó la piscina para lavar un cocker (señalar con las manos lo pequeños que son) (risas).
   Una cosa tiene Jesulín que es listo. ¡Tranquilo, vale, (el perro hace como que lame los zapatos). Bueno, bien, vale, ¡ya!. Eres listo pero a medias…  Me viene bien de lazarillo. En el 2002 pedí cita con un oculista de la Seguridad Social para ver si me mandaba una gafas para ver perros invisibles, me dieron número para el 2005. ¿Y como es esto?, se habrán equivocado. No, sí, es para el 2005, es que hay muchos pacientes a la espera. Ya veo que aquí no ve nadie.   Por fin fui al oculista, me pone unos aparatos delante de los ojos y me pregunta, ¿ve usted esa letras?, qué letras, le respondo,  las letras que hay en el papel, me dice él,  ¿qué papel?, el papel que está en la pared, qué pared, usted no necesita gafas, usted lo que necesita es un perro…, (pausa, risas)  sí, si el perro ya lo tengo, ¿dónde está el perro?, pregunta el oculista,  pues aquí, ládrale Jesulín. (guau…). El que necesita gafas de ver perros invisibles soy yo.
   ¿Vosotros veis a Jesulín? Al público  (Noooooooooooooooo). Necesitáis gafas para ver perros invisibles.  Bueno, entonces lo voy a soltar. Lo suelto… ¿Pero Jesulín, a dónde van?, no, no lamas los pies a aquella señora,  ¡Jesulín, por favor, ven, camon, camon, dicen que a los perro hay que darle las órdenes en inglés, porque las entienden mejor. Jesulín, deja a ese gentelman, a esa lady!  (Viene el perro al escenario). Vale, vale, déjame ya. (Lo ato a una silla). Bueno, como iba diciéndoles voy a recitar el garbanzo negro.
                           UN GARBANZO NEGRO
                    Yo no sabía que era negro hasta que
mis hermanos blancos me lo dijeron,
no, no lo sabía, me había criado con ellos,
crecimos alegres y felices
en los páramos soleados de Castilla
allá muy  lejos, donde hace frío,
donde escarcha el cielo, donde nadie te visita,
si no es que estás muy enfermo.
                   Ahora, ya sé que soy un garbanzo negro,
solitario y sin familia que no te echan de menos,
voy por los caminos buscado aliento,
compañía, conversación y alimento,
pero no lo encuentro, sigo solo y sin que me quieran
porque soy negro, negro y además pequeño.
               No me quieren ni para el puchero
porque tengo poca cuerpo,
me llaman el “Chato negro”,
porque nariz no tengo, pero no desespero,
algún día encontraré a alguien que me quiera
por mi color y mi poco sustento.
                 Ahora voy camino de Granada, muy contento,
porque me han contado que allí, en la vega,
hacen un puchero muy rico
con su tocino y su hueso, donde todos,
todos los garbanzos son negros.   (Gracias)

    Bueno, Jesulín tiene mucha luces pero no el hacen gracia ni mis poemas, ni mis chistes.   Os contaré unos chistes sobre perros. 1) ¿Sabéis por qué los perro llevan el hueso en la boca? Porque no tienen bolsillos. 2) No hay nada más hortera que un perro con abriguito de lana. Yo los he visto y le ponen bolsillitos a los lados y banderitas. Me da una idea voy a tener que hacerle a punto un abriguito y ponerle una landerita, así lo veré. (gruñe). 3)¿Sabéis por qué el perro mueve la cola? Porque la cola no puede mover al perro. 4) Me pregunta una señora, ¿su perro come con la cola?, hombre yo creo que no se quita la cola para comer.5) Dos pulgas que vivían en un perro, le dice una a la otra tú sabes si hay otros perro.6) Dos pulgas salen del cine y está lloviendo, qué cogemos un perro o nos vamos andando. 7)Noticias: un gato ha matado a un perro, cómo es eso, eso es imposible, sí, es que el gato era hidráulico. 8)Los otros día le di 1 Euros a Jesulín para que me compara el periódico, me lo trajo, pero cuando regresó tocó al timbre de la puerta, le tuve que echar la bronca, claro, el tío tonto, se la había olvidado la llave. 9)    Pues los otros día vimos un cocodrilo en el parque, esto no es para reírse y le dice el colcodrilo a Jesulín, se ve que lo vio, los cocodrilos no entiende de formas invisibles. Adiós bola de pelo, y él le dije. Adios bolso de mano.
     El perro da un tirón de mí, y salimos del escenario corriendo. Dejo la cadena y vuelvo al escenario a saludar, saludas los dos (el perro y yo ) ya dar la gracias al público.

                                          Alicante, octubre 2006

 

Claves para memorizas:
1.- la mujer y los niños
2.- un cachorro doberman
3.- vacuna, las cacas y los pedos
4.-se llama Jesuín. Morder
5.-lavarlo, manguera no sé dónde está
6.-lazarillo, lista, me lame, oculista
7.-lo voy a soltar
8.-chistes encadenados
9.-el cocodrilo
10.-salir de un tir