La retórica es una ciencia dela comunicación tanto verbal como escrita.
En principio, la retórica se ocupó de la lengua
hablada, pero su saber trascendió al discurso escrito e influyó poderosamente
en la literatura cuando la palabra escrita ganó prestigio en el régimen imperial
en Roma, si bien el discurso escrito suele considerarse como una transcripción
limitada o imitación estrecha del discurso oral. En la actualidad, la retórica
ha vivido un gran resurgimiento y sus enseñanzas se utilizan en publicidad, la academia, la política, así como en la defensa de puntos de
vista durante los juicios civiles, derechos civiles, indignados, manifesatciones, protestas. Por otro lado, gracias a las nuevas
tecnologías audiovisuales podemos hablar de una retórica de la imagen, ya que
mediante una imagen o vídeo podemos hablar sobre algo utilizando figuras retóricas
(metáfora, metonimia, prosopopeya, personificación, etc.).
En hipanoamnerica existen consurso sobre retóica.
Facultades de Derecho.
La negociación.
En hipanoamnerica existen consurso sobre retóica.
Facultades de Derecho.
La negociación.
La retórica ocupó un lugar importante en el sistema
educativo antiguo y medieval, y hasta el romanticismo su significación fue crucial dentro
de las disciplinas humanísticas.
Son tres procesos complementarios los que conformaban
el aprendizaje de la retórica: el estudio de los preceptos, la imitación
de modelos y la práctica personal.
Personificación
de la elocuencia, grabado
del siglo XV, probablemente de Ferrara, Italia.
La composición del discurso
La elaboración del discurso verbal y su exposición
ante un auditorio, son aspectos que exigen la atención a cinco dimensiones que
se complementan entre sí:
- En cuanto a estructura lingüística, el discurso está conformado por la inventio, la dispositio y la elocutio;
- En cuanto a actividad oral, el discurso está configurado por la memoria y la actio.
Inventio (o invenio)
La finalidad de esta fase es establecer los contenidos
del discurso. El término inventio procede del latín invenire que a su vez procede del
griego εὒρεσις que significa «hallazgo», pues de lo que se trata es que el
orador seleccione, halle, en un repertorio prefijado de temas aquellos que son
los más adecuados a su exposición. Se trata, mentalmente hablando, de invenire
(«hallar») en la memoria, llena de
topoi o loci («tópicos» o «lugares» comunes) las ideas propias o
heredadas de la sociedad en general, susceptibles de ser utilizadas en el
discurso.
La tipología del tópico retórico incluye los
siguientes elementos: persona, cosa, lugar, instrumento, causa, modo, tiempo,
comparación y argumentación, a los que habrá que añadirse el tópico
literario, en el caso de obras literarias.
Dispositio
Este término latino es una traducción del concepto de
la retórica griega conocido como τἀξις que quiere decir «disposición». La
finalidad de esta parte de la preparación discursiva es la organización
de los elementos de la inventio en un todo estructurado. Son relevantes
a este respecto el número de partes del discurso y su orden de
aparición.
- En cuanto a las partes, los discursos pueden presentar una estructura bipartita (en la que las dos partes mantienen una tensión recíproca dentro del conjunto) o tripartita (en la que se supone un desarrollo lineal con principio, medio y fin).
La estructuración tripartita, la más frecuente, consta
de un exordium o parte inicial que tiene por objeto captar la atención
(el interés o favor) del oyente (captatio benevolentiae) e indicar a
este la estructuración del discurso; una parte media con narratio
(exposición del asunto y tesis del orador al respecto) y argumentatio
(con las razones que sustentan dicha tesis); y, finalmente, una peroratio
o recapitulación de lo dicho con apelaciones al auditorio.
La estructura del discurso
DESMOSTRAR SEGURIDAD
El exordio busca hacer al
auditorio benévolo, atento y dócil (atraer el interés del aula) Su función es señalizar que el discurso
comienza, atraer la atención del receptor, disipar animosidades, granjear
simpatías, fijar el interés del receptor y establecer el tema, tesis u
objetivo.
La proposición es una enunciación breve y clara
del tema que se va a tratar.
La división es la enumeración de las partes de
que va a tratar el discurso.
La narración, desarrollo o exposición es la
parte más extensa del discurso y cuenta los hechos necesarios para demostrar la
conclusión que se persigue. Si el tema presenta subdivisiones, es preciso
adoptar un orden conveniente (partitio o divisio). En la partitio
tenemos que despojar al asunto de los elementos que no conviene mencionar y
desarrollar y amplificar aquellos que sí conviene.
La argumentación es la parte donde se aducen
las pruebas que confirman la propia posición revelada en la tesis de la
exposición (confirmatio o probatio) y se refutan las de la tesis
que sostiene la parte contraria (refutatio o reprehensio), dos
partes que Quintiliano considera independientes, de forma que para él el
discurso forense tendría cinco. La confirmación del empleo de argumentos
lógicos y de las figuras estilísticas del énfasis. También es un lugar apropiado para el
postulado o enunciado sin prueba, siempre que no debilite nuestra credibilidad,
para lo cual hay que recurrir al postulado no veraz pero plausible (hipótesis),
a fin de debilitar al adversario desorientando su credibilidad; lo mejor en ese
caso es sugerirlo y no decirlo. Se recurre a una «lógica retórica» o dialéctica que no tiene que ver con la lógica
científica, pues su cometido no es hallar la verdad sino convencer. Se funda
más en lo verosímil que en lo verdadero, de ahí su vinculación con la demagogia. Para los discursos monográficos
enfocados a la persuasión, convienen las estructuras gradativas ascendentes. En
el caso del discurso periodístico, la tendencia del lector a abandonar al
principio recomienda el uso de la estructura opuesta: colocar lo más importante
al principio. La retórica clásica recomienda para los discursos argumentativos
monográficos el orden nestoriano, el 2,1,3: esto es, en primer lugar los
argumentos medianamente fuertes, en segundo lugar los más flacos y débiles y en
último lugar los más fuertes.
La peroración
es la parte destinada a inclinar la voluntad del oyente suscitando sus afectos,
recurriendo a móviles éticos o pragmáticos y provocando su compasión (conquestio
o conmiseratio) y su indignación (indignatio) para atraer la
piedad del público y lograr su participación emotiva, mediante recursos
estilísticos patéticos; incluye lugares de casos de fortuna: enfermedad, mala
suerte, desgracias, etc. Resume y sintetiza lo que fue desarrollado para
facilitar el recuerdo de los puntos fuertes y lanzar la apelación a los afectos;
es un buen lugar para lanzar un elemento nuevo, inesperado e interesante, el
argumento-puñetazo que refuerce todos los demás creando en el que escucha una
impresión final positiva y favorable.
Los argumentos
Existen tres tipos de argumentos que pueden ser
empleados en un discurso: los relativos al ethos, al pathos y al logos.
- Argumentos ligados al ethos: son de orden afectivo y moral y atañen al emisor del discurso; son, en suma, las actitudes que debe tomar el orador para inspirar confianza a su auditorio. Así, debe mostrarse:
- Sensato y fiable: esto es, capaz de dar consejos razonables y pertinentes.
- Sincero: no debe disimular lo que piensa o lo que sabe.
- Simpático: debe mostrar que está preparado a ayudar a su auditorio.
- Argumentos ligados al pathos: de orden puramente afectivo y ligados fundamentalmente al receptor del discurso. Según Aristóteles, estos argumentos se basan en suscitar ira (ὀργή), calma (πραότης), odio (μίσος), amistad (φιλία), miedo (φόβος), confianza (θάρσος), vergüenza (αἰσχύνη), indignación (τὸ νεμεσάν), agradecimiento (χάρις), compasión (ἐλείνος) y envidia (φθόνος) por las virtudes de otro (ζήλος).2
- Argumentos ligados al logos: argumentos ceñidos al tema y mensaje mismo del discurso; se entra aquí en el dominio propiamente de la dialéctica y se utilizan sobre todo los deductivos y los analógicos.
El orden de las partes puede ser naturalis o artificialis.
El ordo naturalis es el que respeta la propia naturaleza del discurso
sin alteraciones intencionadas o el que sigue la tradición; el ordo
artificialis, por el contrario, altera el orden habitual de las partes (por
ejemplo, empezar una historia no por el principio sino en un momento ya
avanzado de la misma, esto es, in medias res).
Elocutio
La elocutio afecta al modo de expresar
verbalmente de manera adecuada los materiales de la inventio ordenados
por la dispositio. En la actualidad, la elocutio es lo que se
denomina estilo.
La elocutio se manifiesta a través de dos
aspectos: las cualidades y los registros.
- Las cualidades elocutivas son tres: puritas, perspicuitas y ornatus.
La puritas es la corrección
gramatical en la expresión lingüística, que busca, sobre todo, evitar el barbarismo
o palabra incorrecta y el solecismo o construcción sintáctica errónea.
La perspicuitas es el grado
de comprensibilidad del discurso, que se opone a la obscuritas.
El ornatus tiene por objeto
embellecer el discurso con el uso de las distintas figuras literarias.
Se trata del principal constituyente del ornatus pues en torno a él
giran todos los elementos de la configuración estilística. Consta de dos
formantes básicos: la elección de palabras (véase: tropos y figuras) y su combinación
(compositio).
- Los registros de la elocución (genera elocutionis) son modalidades estilísticas que dependen de la combinación de las cualidades elocutivas. Se pueden identificar varios pero tradicionalmente se habla de tres modelos básicos:
El genus humile o estilo
llano tiene por objeto la enseñanza; se caracteriza por la puritas y la perspicuitas,
y un ornatus poco desarrollado.
El genus medium o estilo
medio pretende deleitar; se caracteriza por una mayor presencia del ornatus
que en el anterior.
El genus sublime o estilo
elevado busca conmover y las cualidades elocutivas están presentes en grado
máximo.
La compositio
La compositio analiza la estructura sintáctica
y fónica de los enunciados, esto es, sus constituyentes y sus distintas
posibilidades de distribución en el discurso. Así, se distinguen la compositio
sintáctica (centrada en la oración y sus partes) y la compositio
fonética (centrada en la combinación de palabras en la oración por razones
fonéticas).
- La compositio sintáctica: se distinguen dos tipos de estilo: el estilo suelto o seguido y el estilo periódico o periodo.
La primera diferencia entre ambos es de tipo
estructural y lógico-semántica: en el periodo existe una estructura
periódica que presenta varias partes con autonomía argumentativa para cada una
de ellas; en cambio, en el estilo suelto no existe esa estructuración,
de forma que las ideas se suceden hasta llegar a la conclusión.
La segunda diferencia es de orden rítmico: en el periodo
hay que tener en cuenta el numerus (el correlato en latín del metro en poesía, que se basaba en las
cantidades vocálicas), mientras que en el estilo suelto esto es
irrelevante.
Memoria
La memorización del discurso elaborado depende de dos
tipos de memoria según los tratadistas clásicos: la memoria naturalis
(la innata) y la memoria artificiosa, que implica una serie de
procedimientos mnemotécnicos para facilitar el recuerdo.
Actio
También llamada pronuntiatio, se ocupa de la
declamación del discurso, prestando atención a la modulación de la voz y de los
gestos, que debe estar en consonancia con el contenido del mismo.
Los géneros oratorios
Existen tres géneros de discursos de oratoria: el genus iudiciale (género
judicial), el genus deliberativum (género deliberativo o forense) y el genus
demonstrativum (género demostrativo o epidíctico).3
- El genus iudiciale es el que corresponde a las exposiciones realizadas ante un juez con el objetivo de acusar o defender, respecto de un asunto del pasado, una causa planteada en término de justicia frente a injusticia. Sus polos son acusación y defensa
- El genus deliberativum es el que corresponde a los discursos pronunciados ante una asamblea; el orador pretende aconsejar o disuadir en términos de utilidad. Frente al género judicial, que se centra en acontecimientos pasados, el tema de los discursos deliberativos es cómo afrontar en el futuro un determinado asunto.
- El genus demonstrativum se centra en individuos particulares a los que se trata de alabar o denostar ante un público; se ocupa de hechos pasados y se dirige a un público que no tiene capacidad para influir sobre los hechos, sino tan solo de asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello y en su contrario, lo feo. Sus polos son, pues, la alabanza o encomio y el denuesto o vituperio.
Además de estos tres géneros, existen siete especies
(εἲδη): la suasoria (προτρεπτικόν), disuasoria (ἀποτρεπτικόν), laudatoria
(ἐγκωμιαστικόν), vituperadora (ψητικόν), acusatoria (κατηγορικόν), exculpatoria
(ἀπολιγικόν) y la indagatoria (ἐξεταστικόν).4 Estas especies están presentes en los tres
géneros. En el deliberativo, puesto que se busca convencer al auditoriο de una
determinada tesis, las más frecuentes son la suasoria y la disuasoria. En el
judicial, en el que hay que defenderse de acusaciones o realizarlas, predominan
las especies acusatoria y exculpatoria y en el epidíctico, que sirve para
reforzar los valores de una comunidad, la laudatoria y la vituperadora. Aunque
predοminen más en determinados discursos, las siete especies están en los tres
géneros. En un discurso deliberativo se puede utilizar la especie acusatoria y
la vituperadora, por ejemplo, el político que propone una ley puede acusar a su
rival de algo o hacerle un vituperio con el fin de desacreditarlo. De la misma
manera, en el discurso judicial son frecuentes las especies vituperadora y
laudatoria. Un caso muy conocido es el discurso de Cicerón Pro Archia Poeta en el que hay un
extenso elogio de la poesía.
En la Edad Media se añadieron a los anteriores las
llamadas artes: ars praedicandi (sobre la técnica de elaborar sermones),
ars dictandi (o ars dictaminis, sobre el arte de escribir cartas)
y las ars poetriae (preceptos gramaticales, métricos y retóricos para
escribir poesía).