RETRATO
Mi
infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
………………..
El
limonero lánguido suspende
una
pálida rama polvorienta,
sobre
el encanto de la fuente limpia,
allá
en el fondo sueñan
los
frutos de oro…
Es
una tarde clara
casi
de primavera,
tibia
tarde de marzo,
que
el hálito de abril cercano lleva;
y estoy
solo, en el patio silencioso,
buscando
una ilusión cándida y vieja:
Alguna sombra
sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente, dormida, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
…………..
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
........................
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
........................
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!