miércoles, 17 de febrero de 2016

Biografía del médico militar Fidel Pagés Miravé, descubridor de la anestesia epidural.







En  memoria al médico militar cirujano, comandante Fidel Pagés Miravé
 
   Colaboración:     Ignacio Velázquez , médico anestesiólogo

Publicado en el Alminar de Melilla

          Faulconer en su libro “Foundations of Anesthesiology” refiriéndose a Pagés afirma: “No se encuentran apenas datos sobre la vida de este importante cirujano español”. Esta concluyente afirmación unida a imperdonables omisiones de la figura de Pagés por historiógrafos de la anestesia o de la cirugía, y a graves errores en datos sobre su vida u obra, son razones más que sobradas para reivindicar la figura  de Fidel Pagés Miravé y sus extraordinarias aportaciones al mundo de la cirugía en general y de la anestesia en particular.
Fidel Pagés Miravé nació en Huesca el 26 de enero de 1886, de familia acomodada compuesta por Juan Pagés Marqué  y Concepción Miravé Sesé. Su padre fallece cuando Fidel cuenta con siete años de edad y su madre vuelve a contraer matrimonio. Sus primeros estudios los cursa en el Instituto de Huesca, donde ingresa en 1896. Alcanza el grado de Bachiller tras superar los últimos exámenes realizados los día 15 y 17 de junio de 1901. En ese mismo año inicia los estudios de Medicina en la Universidad de Zaragoza, de la que es Rector D. Mariano Ripollés.
              Obtiene el título de medicina el 12 de junio de 1908, después de siete años de estudios en los que consigue once matrículas de honor, doce sobresalientes y cuatro notables. Cinco días más tarde recibe la calificación de sobresaliente en los ejercicios de la licenciatura.

Recién terminada la carrera, prepara las oposiciones al Cuerpo de Sanidad Militar, cuerpo en el que ingresa el 30 de Septiembre de 1908 con el número tres de su promoción
En agosto de 1909  es comisionado al Hospital Militar de Melilla, donde comienza a ejercer como ayudante de cirugía, para pasar destinado en diciembre de ese año a la Compañía de Sanidad, por necesidades del servicio. Como recompensa a esta abnegada labor  y a la desempeñada en el Hospital Militar se le concede la Cruz de Primera Clase del Mérito Militar con distintivo rojo y pensionalidad.
          El 28 de enero de 1910 es destinado de nuevo al Hospital Militar de Carabanchel, Los reveses que sufre constantemente el ejército Español en el norte de África frente a las cabilas rifeñas, van a provocar el envío de nuevos contingentes de hombres a esa zona. Entre los oficiales que vuelven se encuentra Pagés. Es destinado al Regimiento de Infantería de San Fernando mandado por el teniente coronel Santaló y con sede en la proximidades de Melilla, en un lugar conocido con el nombre del Hipódromo. Sale de Melilla el 3 de agosto de 1911 con destino a Tarragona.
      El año de 1919 va a ser uno de los  más importantes en la vida de Pagés. Funda con el doctor Ramírez de la Mata la Revista Española de Cirugía, siendo a la vez de fundadores, directores, colaboradores y críticos. El primer número aparece en el mes de enero y lleva un artículo de Pagés: “Sobre un caso de estrangulación retrógada de epiplón”.

               En marzo de 1921 publica en la revista Española de Cirugía el que sin duda va a ser el trabajo más importante de su vida, “Anestesia metamérica”. Reproducido posteriormente en la Revista de  Sanidad Militar. Como dice Morisot  “este artículo es el primero en que no sólo sienta el principio de la anestesia epidural, sino también sus aplicaciones prácticas están codificadas perfectamente·. En tal aspecto, Pagés puede ser considerado como el verdadero promotor del método”. Efectivamente Pagés realiza una descripción pormenorizada de la técnica y de los “pocos datos históricos” que presenta el original método. La descripción que hace para la localización del espacio epidural por vía lumbar, demuestra un conocimiento perfecto de la anatomía al realizarlo solo con la percepción de las estructuras anatómicas.
         En el verano de 1921 sobreviene el desastre de Annual con la muerte del General Silvestre y la de miles de soldados del  Ejército Español, como consecuencia de la sublevación de los rifeños encabezados por Ab-del-krim. El lamentable incidente conlleva el envío urgente de tropas a Melilla asediada por los insurgentes. Entre los refuerzos enviados al Norte de África llegan insignes figuras de la cirugía española. Entre ellas se encuentran Bastos, Nogueras, Gómez Ulla y Pagés. Éste es destinado el cinco de septiembre como Cirujano Jefe de equipo al segundo grupo de Hospitales de Melilla, en particular al Hospital Docker.
           Por esta fecha se nombra Alto Comisario de España en Marruecos y General Jefe del Ejército de Operaciones a Don Dámaso Berenguer Fuste. Este nombra Jefe de Sanidad del Territorio a Don Francisco Triviño, Coronel Médico. Con posterioridad le sucederá en el mando el Inspector Médico de Sanidad Don Federico Urquidi Allbiño.

              Mediante una orden particular de la Plaza con fecha 11 de septiembre, se organizan 18 equipos de cirugía. Cada uno de ellos estará compuesto por: un cirujano jefe, un ayudante, un anestesista médico o practicante y dos enfermeros o sanitarios. Como director de los servicios de cirugía se nombra al Comandante Médico Don Mariano Gómez Ulla.
           Debido a la ferocidad y virulencia de los combates aumenta enormemente el número de bajas, por lo que se decide acondicionar diversos establecimientos militares como hospitales. De esta forma se clasifican los hospitales en cuatro grupos, cada uno de ellos con sus mandos naturales bajo la dirección del Inspector Médico del Territorio. El primer grupo estaba compuesto por el Cuartel Alfonso XIII y el Pabellón Mixto de Artillería mandado por el Coronel Médico Victoriano Delgado Piris. El segundo grupo compuesto por el Hospital Docker, por el Centro Hispano-Marroquí y por el Casino Militar estaba mandado por el Coronel Médico García Julián. El tercer grupo compuesto por el cuartel de Santiago, Hospital de Cruz Roja y el grupo Escolar, mandado por Francisco Alverico Almagro. Y el cuarto grupo compuesto por el Hospital Gómez Jordana, por el Hospital Central y por la Enfermería de Indígenas mandado por el Comandante Médico Roldán.
             Pagés se incorpora a su destino el 18 de septiembre. Recién incorporado se recupera de nuevo la ciudad de Nador. Con motivo de este combate se produce una enorme cantidad de heridos que afluye a los hospitales, entre los heridos se encuentra el famoso Teniente Coronel González Tablas y el Teniente Coronel Legionario Millán Astray, al que opera el día 20.
            El trabajo de Pagés en el Hospital Docker es continuo e incesante, especialmente cuando suceden los combates de Tizza el 2 de octubre, el de Atlaten y Segangan los días 10 y 11 del mismo mes o el de Tizza librado el 2 de noviembre. En estos días llegó a permanecer hasta 24 horas seguidas en quirófano. Por su comportamiento es felicitado por el Jefe de Sanidad del Territorio en oficio fechado el 10 de diciembre. Pagés no solamente espera en el Hospital la llegada de heridos, sino que cuando acontece el  avance de las tropas españolas se incorpora con su equipo quirúrgico a las zonas de combate. Estableció puestos quirúrgicos en Batel, Dar Drius, y Tistutin. Como comentó posteriormente el Coronel Médico Isidro García Julián: “…considerando Pagés que la suerte de los heridos de cerebro, vientre y hemorragia depende de ser prontamente intervenidos, se adelanta con su equipo”.  Con el hecho de incorporar los equipos quirúrgicos a la misma línea de combate, Pagés se adelanta treinta años a las modernas instalaciones de los equipos Quirúrgicos avanzados de la Sanidad de Campaña.

       Hay muchos testimonios de los enfermos que fueron operados por Pagés o de aquellos que mostraban la esperanza, tras caer heridos, de que fuera él quien los tratara.         Otros consiguieron sobrevivir a pesar de lo grave de sus lesiones; el Teniente Alafont de Zapadores con el cráneo atravesado por un proyectil, el Capellán López del Batallón de la Princesa con herida explosiva de hígado, el Teniente Montero del Tercio con fractura de vértebra con compresión medular o el Teniente Urzáiz con una bala que le destrozó la vejiga. En el libro diario de una Bandera del Comandante de Infantería Francisco Franco Bahamonde, contiene un párrafo que reza; “La noche es triste en  Ambar; el Comandante Fontanes está muy grave, y todos saben lo que significa una herida de vientre con el hospital tan lejos. El doctor Pagés es toda la preocupación del herido; él podría salvarle. En la Legión se siente admiración por este notable cirujano, que ha librado a tantos legionarios de la muerte”. La familia relata un último testimonio que por su curiosidad merece la pena anotarlo. En 1936 la viuda de Pagés, Berta Bergenman, contrajo segundas nupcias con un inspector de policía llamado Corrales Guerrero. Al inicio de la Guerra Civil detuvieron a toda la familia, fusilando al inspector Corrales en los primeros día de agosto. Doña Berta temiendo por la vida de sus hijos, encarcelados con ella en la “Checa” en que se convirtió el cine Europa, consiguió hablar con el Comisario Político responsable de su seguridad. Al explicarle que los hijos que ella tenía no eran de su actual matrimonio sino de su anterior marido el doctor Pagés, el Comisario Político ordenó la inmediata puesta en libertad de toda la familia. Pagés había sido el cirujano que le curó las graves heridas que sufriera en la Guerra de Africa de 1921.
           Con la conquista de Nador, Seganga, y Monte Arruit, el Protectorado se pacifica parcialmente y es repatriado un gran número de tropas y oficiales. Pagés regresa de nuevo a su destino en el Hospital de Urgencias de Madrid, incorporándose el 24 de diciembre.      En agosto de 1922 asciende al empleo de comandante continuando en el Hospital Militar de urgencias desempeñando su función de cirujano.
            A finales del mismo año publica en la Revista Española de Cirugía un trabajo que sin duda es uno de los mejores de sus artículos. “Heridas abdominales de guerra, mi experiencia personal”. Y desde el punto de vista quirúrgico es su mejor trabajo. En él se compendia toda su experiencia como cirujano en los Hospitales de Melilla, con heridos en abdomen por arma de fuego. Inicia el artículo intentando dejar clara su actitud frente a este tipo de heridos, teniendo en cuenta que durante la Gran Guerra las posiciones de los cirujanos se dividían en intervencionistas y abstencionistas. Pagés cree que lo indicado es la intervención inmediata de las heridas abdominales.
           Critica a Bergman por su abstencionismo: “La frase de Bergman “yo no opero moribundos”, hizo un proselitismo que seguramente ha acarreado más perjuicios que ventajas”. También hace referencia a Delorme y a MacCormak; “…el último conflicto mundial era tan contrario a la terapéutica-quirúrgica, activa en esta clase de heridas, que Mac Cormak  pudo difundir como una verdad admitida, como axiomática su célebre frase  “a herida de vientre abstención” y Delorme, en una comunicación titulada: “Consejos a los cirujanos, presentada a la Academia de Ciencias de París el 10 de agosto de 1914, insistía en la necesidad de someter a los penetrados de vientre al tratamiento incruento como más favorable para los heridos”.

           La razón principal que aducían los abstencionistas era la dificultad de practicar una intervención a un paciente en franco shock. Pagés no solamente niega este razonamiento, sino que incluso indica soluciones para sacar al paciente del shock. Lo que hoy en día llamaríamos reanimación preoperatoria. Para reafirmar su actitud intervencionista presenta su propia estadística: “En resumen: cuatro abstenciones impuestas, cuatro muertos”.
         Es curioso que la estadística que presenta en los puestos quirúrgicos avanzados es superior a la que obtiene en el propio Hospital Docquer, teóricamente mejor dotado, un 70% frente a un 52%. Probablemente esta diferencia se deba a la celeridad con que se operaban los heridos que eran evacuados a los puestos avanzados, mientras que transcurrían horas si la evacuación se efectuaba sobre el Hospital.  Pagés llega a afirmar que,  en gran parte, la actitud abstencionista de muchos cirujanos se debía al miedo de enfrentarse con una estadística elevada de mortalidad.
            En agosto de 1923 solicita permiso para marchar de vacaciones a Cestona. Sale de Madrid con toda su familia el 24 de agosto, dejando en imprenta el que sería su póstumo trabajo “Aspectos quirúrgico del estreñimiento”.        Antes de partir para Cestona, Pagés entrega en el Ministerio de la Guerra una instancia solicitando su pase a la situación de supernumerario dentro del Ejército; esto le sería concedido el 20 de septiembre. Según su amigo Gómez Ulla, a Pagés ya le habían sugerido con anterioridad la posibilidad de abandonar el Ejército y dedicarse por entero a su clientela, pero hasta la fecha se había resistido e incluso acudió voluntario a la guerra de África.
         El viernes 21 de septiembre Pagés decide regresar a Madrid con toda la familia. Emprende la marcha a primeras horas de la mañana con el fin de llegar en el día a su destino. A 15 kilómetros de Burgos, en el término municipal de Quintanapalla, en la llamada cuesta de “la brújula”, el vehículo derrapa y tras dar varias vueltas de campana choca contra un árbol. Como consecuencia del golpe, una hija de Pagés, Ascensión, sufre la amputación casi completa de la mano izquierda, el joven Teodomiro se fractura una clavícula y Pagés fallece, al parecer, en el acto. 

      Los restos son trasladados a Madrid el día 23 por ferrocarril hasta la estación del Norte, desde allí son trasladados entre una gran multitud hasta el Cementerio de San Lorenzo donde es enterrado. La muerte de Pagés deja inacabada su obra científica y por desarrollar una prometedora carrera de cirujano. Su precoz fallecimiento, murió a la temprana edad de 36 años, y el aislamiento científico y político de España contribuyeron de una forma decidida a que la obra de Pagés no fuera divulgada ni conocida en la comunidad científica.         
      En 1926, el Ministerio de la Guerra decide cambiar el nombre de Hospital Docker por el de Capitán Médico Fidel Pagés Miravé, en agradecimiento y reconocimiento a la labor asistencial desplegada por el doctor oscense en nuestra ciudad. “Sirviendo a la Patria, enalteció la ciencia” rezaba una placa conmemorativa en honor de nuestro cirujano en el quirófano de “su” hospital.       
          Ahora que se está construyendo un nuevo y excelente Centro Sanitario en el mismo lugar donde operó Pagés y donde se ubicaba el Hospital que, durante ochenta y seis años, ha llevado su nombre, sería emotivo y de justicia que este nuevo Hospital Universitario conservara el nombre de aquel que hoy ya sí es reconocido como el verdadero y auténtico pionero de la descripción de la técnica conocida como anestesia epidural.