Notas para un prólogo
Con motivo del I
Centenario de la publicación de La ruta de don Quijote, de José
Martínez Ruiz (Azorín), uno de los libros más
leídos y traducidos del maestro de Monóvar,
creí que la mejor forma de celebrar esta efeméride
era visitar los mismos lugares de La Mancha que él
recorriera entre los días 4 a 25 de marzo de 1905. Por ello
me propuse hacer el viaje acompañado de mi esposa Julia
Hidalgo durante los días 10 al 12 de mayo de este 2005, que
además celebramos el IV Centenario de la publicación
de la I Parte del Ingenioso
hidalgo don Quijote de la Mancha, ocasión que
creí tan irrepetible y única que no dudamos en
ponernos en camino. Salir de los libros para entrar en los lugares
míticos y venerables de una Mancha que nada tiene que ver
con los descritos por Azorín, y menos aún con los
inventados por Cervantes, a través de su narrador Cide
Hamete Benengeli, y de otros narradores más.
La idea de
publicar el resultado de nuestro viaje en Internet se la propuse a
mi amigo Luis Alonso director de Monòver punto com, quien sin dilaciones
por su parte aceptó mi propuesta inmediatamente, lo cual
supone un estímulo muy elogiable, y que he de agradecerle. A
nuestro regreso y conforme escribía las crónicas y
las ilustraba con fotografías que había hecho en ese
safari literario y fotográfico más los dibujos
míos se los fui enviando en grupos de cuatro
crónicas, excepto los últimos que fueron tres, y los
publicó a lo largo de los meses de junio y julio como
crónicas de viajes por entregas.
La acogida fue
buena, también me pidió autorización Eusebio
García del Castillo Jerez para publicarlas en sus
páginas Mi Ciudad
Real, que las ha publicado con otro diseño.
Además, y como resultado de estas publicaciones, la
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en su sección
dedicada al IV Centenario me publico en junio mi libro ilustrado
Encuentros en el IV
Centenario, lo que supuso un importante reconocimiento a mi
trabajo cervantino. Más no puedo olvidarme de la revista
Baquiana de Miami en los
Estados Unidos, que a través de su directora Maricel Mayor,
confiando mis trabajos me pidió un ensayo: «Cervantes
y la filosofía española», que se publicó
en mayo.
Y después
de esta aventura, Buscando a
Azorín por La Mancha publicada en Internet, quedaba
la necesaria publicación en papel tangible. Creo que
Internet contribuye a la divulgación global de las noticias;
sin embargo, el papel es un testigo ineludible, que da fe del
tiempo; libros como cuerpos en las bibliotecas constituyen idea de
lo real y consistencia de lo físico, de lo duradero y de lo
íntimo que no pude ser sustituido por las nuevas
tecnologías.
Alicante, 30 de
junio 2005
El Autor
Ramón Fernández Palmeral
Se editó una versión digital en la Biblioteca Virtual Miguel de Cerevantes de Alicante
Se editó una versión digital en la Biblioteca Virtual Miguel de Cerevantes de Alicante