miércoles, 6 de abril de 2016

"Cervantes recaudador en Vélez-Málaga" Por Ramón Fernández Palmeral. Articulo de 2005

Casa en Vélez-Málaga donde se alojo Cervantes)

Se cree que Miguel de Cervantes Saavedra fue  recaudador real en Vélez Málaga, capital de la Axarquía en el otoño de 1594,  y así lo reconocen y cree hoy día dicho Ayuntamiento, donde existe la denominada Casa de Cervantes, antigua posada con portal de piedra.
    El Diario Sur de Málaga recojo la siguiente noticia:
«El Ayuntamiento de Vélez-Málaga editará con motivo del IV Centenario de 'El Quijote' más de 10.000 ejemplares de un cuadernillo en el que se incluirá una carta de Miguel de Cervantes escrita en Vélez y dirigida al Rey, relacionada con su trabajo como recaudador.»
La carta, fechada en noviembre 1596, «es una prueba documental de la presencia de Cervantes en el municipio de Vélez-Málaga», según declaró ayer en rueda de prensa el alcalde Antonio Souvirón».
    En la puerta del Palacio de Beniel hay una escultura sentada de bronce de Cervantes sentado y leyendo un libro. Cervantes viajó en lo que fue el Reino nazarí de Granada (Granada, Málaga y Almería hasta 1492),  donde conoció la fama de los vinos dulces de la comarca de la Axarquía. En el capítulo VIII, de la I parte, el narrador dice:
«Con esta licencia se acomodó Sancho lo mejor que pudo sobre su jumento, y sacando de las alforjas... y de cuando en cuando empinaba la nota con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalo bodeguero de Málaga».
     Don Diego Clemencín comentó que no entendía a qué venía nombrar los vinos de Málaga [por Cervantes] con todos los célebres que había en España:  «o que no eran de su gusto como los otros», apunta en murciano un poco celoso por los no mencionados vinos de Jumilla.  Lo cierto es que  nombró estos caldos para gloria de la denominación de origen, aunque también es verdad que estos vinos dulces moscateles son para postres, aunque en aquellas tierras alegres del Sur se celebran y beben con las migas como si fueran  tintos o blancos.
     Además, Cervantes nombra topónimos e historias que no pueden ser inventadas, y es lo que voy a intentar demostrar. Como cuando nombra los Percheles de Málaga (arrabal al margen derecho del río Guadalmedina, a extramuros de la ciudad hispano-árabe)  en el capítulo III, de la I Parte, y cuenta las aventuras que había corrido aquel ventero socarrón, donde fue a armarse caballero Don Quijote.
     La Axarquía de finales del S. XVI, en tiempos de Cervantes, estaba dividida en dos tahas o distritos: al Este Bentomiz con centro en el castillo del mismo nombre sobre un cerro en la localidad de Arenas y que antes fue poblado ibérico y fenicio. Y la parte Oeste que es la propia de la Axarquía reconquista por los Reyes Católicos. Ambas pertenecían al obispado de Vélez-Málaga.  Muchos años estuvo despoblada por la salida de moriscos hacia Berbería, y el miedo de los repobladores que venían, generalmente desde Córdoba, a las incursiones berberiscas, de  ahí la necesidad de fortificar la costa con torres y castillos en tiempos de Felipe II.
      Vélez-Málaga, bajo la protección de Sierra Tejea o Tejada, capital de la Axarquía tiene el honor de ser nombrada TRES veces en el Quijote, y  la nombra al final del capítulo XLI de la I Parte, titulado: DONDE TODAVÍA PROSIGUE EL CAUTIVO SU SUCESO.
     La primera cita:
     “-¡Gracias sean dadas a Dios, señores, que a tan buena parte nos ha conducido! Porque, si yo no me engaño la tierra que pisamos es la de Vélez Málaga...” [Que está como logotipo de la ciudad en todos los catálogos y citas de este  Ayuntamiento].
     La segunda cita:     
     “...y cada uno nos convidaba con el suyo para llevarnos a la ciudad de Vélez Málaga, que legua y media de allí estaba”.
    (En la edición de Alfredo Ortells, Valencia, 1988, hay una nota de don Diego Clemencín en la pg. 1400, y nos dice):
    “...el desembarco de los cristianos, se hizo en las inmediaciones del castillo de Torrox o de la Torre de Layos, según [anotó] la Academia Española, así como hacia Iznate, si se verificó a la parte del Poniente”.

     La tercera cita:
    “Seis días estuvimos en Vélez, al cabo de los caudales, el renegado, hecha su información de cuanto le convenía, se fue a la ciudad de Granada...”      
        Vélez-Málaga también es nombrado por Cervantes en el capitulo X, del tercer libro de Los trabajos de Persiles y Segismunda: «...porque quiero que sepáis que yo iba dentro desta galeota, y no me acuerdo de sino fue a un Alonso Moclín, natural de Vélez-Málaga».  Moclín es un pueblo de Granada y Moclinejo una aldea de Málaga al Oeste de Vélez. Por ello los nombra, no son inventados, sino oídos por el propio Cervantes in situs.
        Más adelante en el mismo texto del  Persiles escribe:
       « ...la libertad no la conseguimos, porque no nos alzamos con una galeota que desde Sargal a Argel cargada de trigo; venimos a Orán con ella, y desde allí a Málaga, de donde mi compañero y no nos pusimos camino de Italia».
      Y continua diciendo:
  «porque yo cautivé a Alicante, en un navío de lanas que pasaba a Génova; mi compañero en los Percheles de Málaga, adonde era pescador».
      Entre 1569 a 1571, ocurrió la última rebelión de los moriscos en Granada y en la zona de Bentomiz cuando el Martín Alwazír y el Hernando el Darra y unos tres mil moriscos se refugiaron en el Fuerte de Frigiliana, historia que fue muy conocida y sin duda oída por Cervantes. Las mejores versiones son: Guerras de Granada de Diego Hurtado de Mendoza; la contada por Pérez de Hita o Mármol Carvajal. Se hicieron muchos esclavos (2.000) entre los moriscos, los más fuertes, sanos y jóvenes condenados a las galeras del duque de Sessa.  Antonio Navas Acosta es autor de un libro sobre los moriscos de Bentomiz: Vida y diáspora morisca en la Axarquía veleña. (Edición del autor en 1995).
      La historia del Cautivo, parece ser, como ya se ha dicho, que la escribió sobre 1589 inspirado en los sucesos de Bentomiz, luego se añadió a El Quijote, es decir, unos años después de  visitar la Axarquía malacitana, y además estuvo en  Málaga, cuando dice: “...buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, isla de Riarán, Compás de Sevilla...”   El Perchel se llamaba así por las perchas que servían para orear el pescado salado, era un arrabal donde concurrían «gente perdida y vagabunda».  Y la isla de Riarán o Rialán -según Diego Clemencín- se refería al nombre del capitán vizcaíno Garci López de Arrialán que en tiempos de los Reyes Católicos, heredó dicha manzana que parece ser debía ser isla.   
      Creo que Cervantes, durante la batalla de Lepanto y en Messina, es donde debió oír de boca de galeotes moriscos sus historias, y tras  ser liberado de su cautiverio de cinco años en Argel, Cervantes se dedicó al más peligroso de los oficios reales: el de recaudador de impuestos en tierras andaluzas  para aprovisionar las galeras para Felipe II, (preparaba la Armada Invencible-127 naves enviadas en 1588 contra Inglaterra), de cuya actividad fiscalizadora se han localizado recientemente tres documentos,  dos de ellos inéditos en la colección bibliográfica de The Rosenbach Museum and Library (Philadelphia, Pennsylvania). Son tres relaciones, todas ellas autógrafas, de aquel Miguel de Cervantes Saavedra, fiel comisario recaudador. El trabajo, ingrato, terriblemente rutinario, y nada romántico -abrir depósitos, confiscar bastimentos, comprar escobas, trasladar trigo invadido del gorgojo- nos deja vislumbrar a un Cervantes en función totalmente ajena al quehacer literario.
      Como recaudador de impuesto, Cervantes representó a Antonio de Guevara, Francisco de Mena y Gerónimo Maldonado, respectivamente, en tres ocasiones distintas. Y por los errores cometidos, y el ilustre manco acabó en la cárcel de Sevilla, donde engendró una historia fantástica rebosante de hazañas y proezas que formarían la novela más grande de todos los tiempos. Como ya escribiera en el Prólogo de El Quijote, donde se lee: “bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene sus asientos y donde todo triste ruido hace su habitación”.
     Según las notas de Martín de Riquelme, Cervantes sufrió varios encarcelamientos, uno  en Sevilla  en 1597, que duró tres meses, y otra vez  el de 1602-1603, que es dudoso, y otra vez en Castro del Río en 1592.  Villa donde también se adjudican que escribió el Quijote, porque los libros del escrutinio del barbero y el cura fueron editados antes de 1592.  El encarcelamiento de Miguel en Argamasilla de Alba, en la cueva o casa de Medrano, no está documentado. ¿Queda por investigar si Cervantes también estuvo preso en Vélez-Málaga?  Gaspar de Vallejo, magistrado de la Audiencia de Sevilla, le reclamó en 1597, abonara los ochenta y ocho mil maravedíes que Cervantes le había condonado a unos agentes de Vélez-Málaga, por arqueo.
     La Casa de Cervantes en Vélez-Málaga se encuentra situada en la calle San Francisco (paradojas de los callejeros municipales), cerca de la plaza del mismo nombre, este edificio que fue durante muchos años una posada. Es hora de cambiarle el nombre a la calle.  La historia oral cuenta que en esta posada se hospedó don Miguel de Cervantes Saavedra  cuando fue recaudador del reino, es de estilo mudéjar, tiene un maravilloso patio interior con columnas hechas en ladrillo. Actualmente es un edificio de uso público ya que en él se ubican la Escuela Taller La Medina.



  Nota
Este articulo está publciado en el libro "Encuentro en el IV Centerario del Quijote", 2005 Alicante Palmeral edición artesanla. 

Se ha recuperado para conmemorar los 400 años de la muerte de d. Miguel de Cervantes Saavedra y Cortinas. 2016

martes, 5 de abril de 2016

Comentario literario. Cervantes y Palmeral "Buscando a Azorín por La Mancha", por Julio Calvet Botella










CERVANTES Y PALMERAL BUSCANDO A AZORIN POR LA MANCHA

  El año 1605, y de la madrileña imprenta que en la calle de Atocha tenía Juan de la Cuesta, vio la luz la genial novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Tres  siglos después, trescientos años postreros, se cumplió el tercer centenario de su nacimiento, surgiendo a su socaire un número de publicaciones sobre el Hidalgo y su autor, Don Miguel de Cervantes, destacando según dicen ilustres y modernos autores  dos hondos y hermosos libros que se hayan escrito nunca sobre El Quijote, “Vida de Don Quijote y Sancho” de don Miguel de Unamuno, y “La ruta de Don Quijote”,  del gran escritor de Monóvar  Don José  Martínez Ruiz, Azorín. 

  Azorín, tal vez por la cercanía de su tierra natal o tal vez por su perspectiva limpia de España, quedo seducido por Cervantes y por El Quijote, y marchó a recorrer los caminos que siguiera el Ingenioso Hidalgo y emprender una hermosa ruta por la Mancha abarcando  los confines sin límites de aquellos lugares de los que el narrador no quisiera acordarse del nombre de la aldea donde justamente naciera el Hidalgo Don Alonso de Quijano, y así, como nos dejo dicho, “para que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre si por ahijárselo y tenerle por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero”, disputa que Azorín en su libro, zanjó definitivamente diciéndonos que aquel lugar forzosamente debía ser Argamasilla de Alba, porque  “el pueblo entero  de Argamasilla es lo que se llama un pueblo andante”. 

  Y en el año de 2005, cuatrocientos años después, y IV Centenario de la puesta de largo de nuestra gran Novela, Ramón Fernández Palmeral, volvió a recorrer la ruta de Don Quijote en un memorable libro “Buscando a Azorín por la Mancha”, que ahora tengo entre mis manos.  

  Yo creo que Ramón Fernández Palmeral es un Hidalgo español, con rasgos muy acusados de artista del Renacimiento. Escritor, poeta, pintor, recitador, y creación de ámbitos publicistas, es difícil acomodarlo a una sola expresión de la cultura. Y ese desbordamiento de su arte impecable, le hace salir de aquella adusta España de Don Quijote en la que difícilmente puede decirse que hubiera un Renacimiento tan  explendoroso como el que se produjo en la península itálica, y en el que Ramón Palmeral, tras un salto en el tiempo  de alguna manera participa.

  No ha mucho y en la presentación de mi ultimo libro, nos regaló a los presentes con su recitado de la Elegía a Ramón Sijé que Miguel Hernández le escribiera “En Orihuela su pueblo y el mío”, a su compañero del alma, llenando aquel acto de sentimiento y de su inquebrantable admiración al poeta. Y es que Ramón como dice en unos versos de un poemario antológico suyo, “Somos esencia de estrellas / que podemos pensar sobre las estrellas/.

  Y este año de 2016, un año después del nacimiento de la Segunda Parte de El Quijote, y como homenaje al centenario del fallecimiento de su autor Don Miguel de Cervantes Saavedra, ocurrido el día 23 de abril, nos regala la lectura con la publicación de la segunda edición de su libro “Buscando a Azorín por la Mancha”, tras una primera edición artesanal, tan del gusto y originalidad del autor, agotada definitivamente. Y lo hace en una cuidada y elegante edición, recordando aquella puesta en el camino y así procede a “Salir de los libros para entrar en los lugares míticos y venerables de una Mancha que nada tiene que ver con los descritos por Azorín en 1905 y menos aún con los inventados por Cervantes a través de su narrador Cide Hamete Benengeli, y de otros narradores más”. 

  Y se pone a recorrer aquellos lugares y pueblos, porque Ramón que es de Piedrabuena, y yo, que soy de Orihuela, y somos así hijos de lugares provincianos, vamos siguiendo a nuestro admirado Gabriel Miró, y podemos decir con él, “caminando por este huerto provinciano, me entré en las espesas y doradas mieses de la vida”.

  Nos contará Ramón su inicio del viaje diciendo que, “Y una mañana de mayo mi mujer y yo salimos sobre las nueve horas, el cielo mostraba ese azul cobarde y cobalto, limpio, característico del levante marino, ese azul comestible que nos regalan los cielos y no merecemos, mi mujer se santiguó como de costumbre…” y emprenden el camino de la ruta de Azorín y Don Quijote. Con una descripción impecable de personas, lugares, pequeños y grandes detalles, siguiendo acaso el libro, también de Azorín “Los pueblos”,  nos desliza por los caminos y rutas, manchegas y quijotescas: Monóvar, Ruidera, Montesinos y su cueva, Peñarroya y su castillo, Argamasilla de Alba, “El lugar”, donde Ramón, nos dice que “Yo saltaba de contento y de alegría no podía más e incluso me había olvidado el bastón con empuñadura de madera de algarrobo blanco dentro del coche, allí, con aquella temperatura de abrigo de visón, ya no estaba ni cojo ni me dolía nada, porque había entrado en una fantasía literaria, en la médula de La Mancha tan plana como una bandeja de plata”.

  Y tras continuar por la ruta, Tomelloso, Alcazar de San Juan, Campos de Criptana, El Toboso, Puerto Lápice, Villarta de San Juan… y por fin llegar a Almansa, acabar el viaje y volver a Alicante, “la ciudad del cetro de cal del Benacantil o Cara del Moro Juan”. Anexiona el libro con estudios posteriores: “Azorín el último romántico”, “Azorín y Machado con Castilla al fondo” y otros, con un álbum de fotografías del viaje entrañables, y una magnífica serie de grabados nacidos de su pluma con un último “retrato” de Sancho Panza, como “representante del pueblo llano”. Pueblo llano, que como se nos refiere en la novela llego a “sanchificar” a Don Quijote, tal y como éste llegó a “quijotizar”  a Sancho, con el que cierra la segunda edición de su libro.

 Gracias por este libro, Ramón. Gracias por todos y gracias por mi parte, pues me lo has dedicado muy cariñosamente y donde me dices: “Un viaje que te recomiendo hacer cuando puedas”. Te prometo, Ramón, que te haré caso. Y dejo constancia de ello aquí con mi felicitación y abrazo en Alicante en el mes de Abril del año de dos mil dieciséis, a pocos días de la efemérides del cuarto centenario de la muerte de Don Miguel de Cervantes Saavedra, que le sobrevino escasamente un año después de que naciera al mundo del papel la segunda parte del libro de los libros en lengua española, “El Ingenioso Caballero Don Quijote de La Mancha”.     

JULIO CALVET BOTELLA
(Escrito y poeta)




.

sábado, 2 de abril de 2016

11 Un viaje a Frigiliana.

                                     (El autor del artículo en la Fuente Vieja del s. XVI)





  11  Un viaje a Frigiliana  (La Frigilian máfica)
  

 Ramón Fernández "Palmeral". Guía.

        Un tigre se apodera de mi estómago

      En la maraña de los días, conforme avanzamos en la edad, uno se viste con ropas de amor a la tierra esperando el infinito regreso como una querencia tengo por tu acento que diría Miguel Hernández. Todo viaje tiene tres fases: prepararlo, hacerlo y contarlo; sin embargo, cuando ya estaba cerca de hacerlo, era como si un tigre estuviera en mi estómago, y un zarpazo de la postrera sombra me acudiera a la memoria.  Los días de la Navidad de 2011 estuve en Frigiliana.   Nos encontramos en el rincón lisonjero de la Axarquía (“aquella que está en el xarq, el lugar por donde sale el sol"), y hemos de recordar que el 21 de marzo de 1483, toda la Axarquía y hoya de Vélez (Frigiliana pertenecía de Vélez),  Comares, Sedella, Bentomiz, y sus castillos, lugares y alquerías fueron alertados, pues un gran ejército de cristianos se adentraba a través de los montes occidentales. La expedición la componían unos mil caballeros y unos tres mil infantes y salió el 19 de Marzo desde Antequera.  
   Los moriscos de la Axarquía de dividían entre  "moriscos de paces" y los "moriscos de pelea", lo sde pelea eran los de Bentomiz y Frgiliana, que fueron aniquliados y echos escalvos. Los de paces dispersados respetando suys vidas.
   Este grupo de aventureros cristianos, encabezados por el Maestre de Santiago y el Marqués de Cádiz (que perdió dos hijos), se adentraron en estas tierras. No contaron los expedicionarios con lo agreste y fragoso del terreno, desconocido para ellos, ni con la bravura de sus moradores dispuestos a defender sus tierras y hogares.
   Mientras que unos portaban a sus hijos, ganados y enseres a las atalayas y castillos cercanos para protegerlos; otros hicieron frente a los soldados de los que varios centenares fueron muertos y unos 1.500 hechos prisioneros. La batalla fue ganada por los moros de Bantomiz.
     Pasando a los tiempos de este relato. La carretera culebrea cuesta arriba, por una zona de chalet y casas de campo. Tiene buen asfalto. Al dejar la Molineta y subir por una curvas vemos la muralla imponente de la sierra de Frigiliana, El Fuerte, y Frigiliana acostada como una cabra blanca en unos riscos, bajo el cero donde estuviera la alcazaba árabe, que fue destruida por los cristianos, y del que ya hablaremos más adelante. En la Molineta estuvo un  destacamento de la  Guardia civil y Regulares en la posguerra.
     El paisaje es montañoso entre dos terrenos diferentes; pizarra y el relieve kárstico de la sierra Almijara que hace de escudo natural protegida de los vientos del norte. El paisaje urbano es alargado con curva central en forma de plátano encalado. Es uno de los pueblos blancos más bellos de España que ha sabido conservar un casco antiguo mudéjar como inteligente desarrollo sostenible que le ha servido como atractivo turístico para el crecimiento de su población, economía e inversiones institucionales.
    Mi idea, nada más llegar a la cabra blanca acostada en la Almijara (Frigiliana), era entrar hasta la biblioteca en el Casa del Apero, para ver las últimas novedades sobre Frigiliana y la Axarquía. Aunque mi idea era también repasar algunas Actas municipales en el Archivo Municipal sobre todo en tiempos de la II República, la Guerra Civil y posguerra, pues fue este pueblo lanceado por los maquis, que ahora llaman guerrilla antifranquista, aunque su actuación era más parecida a bandidos que a la de guerrilleros contra el franquismo, pues como escribe un aguanoso adoptivo David Baird aquello era “una mezcla de comunistas, socialistas, sindicalistas, anarquistas, huidos de la represión franquista sin ninguna creencia política, y sin duda unos ladrones sin escrúpulos”.


Parada en la plaza del  Ingenio

     Cuando se llega a Frigiliana nos encontramos una rotonda, si se sigue la carretera de circunvalación solo veremos edificios nuevos a la derecha y banales  al izquierda, lo mejor es tomar a la derecha para tomar la calle San Sebastián. Lo más acertado consiste en aparcar el vehículo alejado del enganche de la grúa, y caminar. Desde el balcón donde se ubica la Biblioteca Municipal veremos o adivinaremos el río Higuerón.

     Hace muchos años, cuando eran joven visité la Cueva Oscura y de los Murciélagos de Frigiliana  La entrada es muy estrecha, siendo necesario arrastrarse un poco. Por supuesto que a pesar del corto recorrido es imprescindible llevar luz (linternas, frontales y pilas de repuesto) ya que posee varios recovecos que pueden desorientarnos a la hora de buscar la salida. El recorrido se realiza en unos 30 minutos si vamos deteniéndonos para observar las distintas formaciones de estalactitas, estalagmitas y columnas de la cavidad. En su interior existen algunos pequeños charcos de agua formados por el incesante goteo de la roca.

    Cerca de allí está la Cruz de Pinto que tiene su origen en el comienzo del siglo XIX; al parecer un barco estaba en peligro de naufragio y el único punto visible que podía reconocer la tripulación era esta colina, el capitán del barco, llamado Pinto, prometió que si se salvaban construiría una cruz en lo más alto de dicho lugar.

     La primeras casas nuevas dan paso a una calle ancha, a la izquierda una especie de jardín, donde  esta una tienda de mi tía Salvadora que lleva con sus hijas Rita y María Dolores que es para obligada desde tiempo inmemorial... Un poco más abajo esta la calle de Antonio Navas Acosta, historiadores y alcalde por dos legislaturas, nació el 31 de diciembre de 1932, falleció el 12 de junio de 1994 su prematura muerte a los 61 años motivó que se suspendiera la romería de San Antonio prevista para el día siguiente., el alcalde que más hizo por este pueblo, entre otros asuntos se le recuerdo por ser el  promotor de los doce cuadros cerámicos de la historia de la batalla de “El Peñón de Frigiliana”; es también autor de varios libros sobre su pueblo. Hemos de visitar su casa. Fue axárquico de honor en 1988, y otras condecoraciones. El Peñón de FRIGILIANA es El Fuerte, nombre que recibió esta defensa de altura a partir de 1569. Aquí estuvo Frigiliana la Vieja. Que fue fortaleza desde los visigodos y árabes, luego estos a partir del siglo Xl bajaron la actual Frigiliana y construyeron el  pequeño castillo de Lizar.
          

      Cuando uno llega a Frigiliana, lo primero que se encuentra es un enorme edificio de cinco plantas, construido en el desnivel de un barranco, que no tiene el aspecto de un aparcamiento, pero que sí lo es. Sin embargo,  canto, y los cientos de turistas que quieren visitar el famoso casco urbano morisco, se las tienen que ingeniar para poder aparcar en las inmediaciones. El recinto privado fue construido por un promotor, que después de invertir unos ocho millones de euros, lo abrió en 2008. Abrir este aparcamiento es fundamental para el desarrollo turístico de Frigiliana, uno de los mayores problemas de esta localidad es la falta de aparcamiento. Por el impago de una hipoteca Banesto es el propietario, que es casto, a no sé qué, no lo quiere abrir, salvo contadas ocasiones con la fiesta de Las Tres Culturas. Fiesta de la 3 Culturas es un de las fiestas mas importantes de la Axarquia.

   Hay que dejar el coche en el aparcamiento cerca de la plaza, del ingenio, el recorrido por Frigiliana hay que hacerlo a pie, pisar el terreno como en la infantería, hasta que n o se pone la bandera no se puede considera el terreno conquistas, y queda mucho por conquistar.

   Apenas dos años y medio después y ante la imposibilidad de hacer frente al pago de las hipotecas, la entidad financiera Banesto se quedó con la mayor parte del complejo, que desde entonces está cerrado y únicamente es utilizado por los vecinos que tienen plazas en propiedad.

 El Ingenio es una fábrica de miel de caña, la única de Europa desde 1720. Este edificó de 2.000 metros de superficie era el palacio o casa solariega ser los condes de Frigiliana los Manriqueño de Lara, de los de Montellano y de los duques de Fernán Nuñez. Y propiedad de la Sociedad de los de la Torre desde que formaron las escrituras en 1930, despues de dos años de negociaciones. En la explanación hay una farmacia que antes fue el cuartel de la Guardia Civil, que en el año 1952, pudo acabar con la lacra guerrillera del bandolerism del "Roberto", que secuestraron,  mataron y robaron a los vecinos de Frigiliana y el Acebuchal, pagando con sus vidas, no sin cometer argunos errores propios como el suceso de la lona de las Vacas.
   En la plaza hay una parada de burros taxi. Un tienda de souvenir, caja ser ahorro y aparcamiento. No se puede ni se debe entrar en coche al casco antiguo, simplemente porque el coche se te va quedar atacado, y la grúa tiene que venir de Nerja. Es un pueblo, que tiene el titulo de villa desde que se lo concedió Felipe lV en 1640. Esta hecho para caminar. Hay que refrescarse en los bares o restaurantes como El tangay, Sacristán, el Casinos y otros de altura cerca del Peñón de la Sabina. Visitar el casco antiguo mudéjar y morisco. Soy guía no oficial.

Y recordado poemas del poeta aguanoso  Francisco Ruiz Nogueras:

El antiguo palacio, convertido en ingenio,
Exhala el aroma de la miel y el bagazo
Que ungió nuestra memoria, y aún vive en el recuerdo
La imagen de las tardes al salir de la escuela.


Subida a la loma donde estuvo el castillo de Frigiliana o Lízar. El Acebuchal

   Pasado el taller de motos de los Cobos se empina la carretera y donde está situado el cartel de Sierra de Tejar Almijara, con una cabra montés a la derecha empieza un carril de tierra que lleva al cerro dominante donde estuvo el castillo, más bien alcázar de Frigiliana.
   Ha costado pero la vista dominante de Frigiliana en impresionante, y desde aquí se ve la costa de Nerja, por ellos se eligió por los árabes este punto estratégico y dominante Se encuentra a unos 350 metros de altitud.
  
  Subiendo la carretera, y en los viñedos de moscatel, famosa en tiempos árabes pues en esta zona la prohibieron de beber alcohol, precepto del Corán fue derogado al considerarse bebida espirituosa.

   El vino dulce Málaga era conocido como el “charab almalaquí”,  que se encuentra en la poesía árabe. Los árabes de la axarqia no respetaban el precepto coránico de no beber alcohol, por lo que pagaban una especie de multa. 
   Era zona donde se cultiva la morena, para la seda cuyos olores era muy vivos. El color púrpura de obtenía un caracol Murex brandari, abundante en la costa malacitana. El tinte consiste en una mucosidad o secreción de la glándula hipobranquial. Los fenicios también hacían un tinte entre púrpura e índigo, llamado azul real o azul de Jacinto, el cual era fabricado a partir de una especie muy parecida de caracol de mar, llamada Murex trunculus, comúnmente conocido como cañadilla. Este tinte era el conocido por los fenicios en Tiro, posiblemente los romanos aprendieron de los fenicio, y los árabes de la tradición bizantina.
   Y telares para tisú o telas muy ricas los o la conocida por “rwas almodzahhab”. Cuando llevaron los invasores castellanos se cargaron el comercio de la seda.
   Las mercancías más valiosos como la seda, y los tisú, posiblemente eran llevados a Málaga, para embarca en alguna coca o galera genovesa, pues está documentado históricamente por el profesora Blanca Gari “El Reino de Granada y la política comercial genovesa en la Península Ibérica en la segunda mitad de siglo XII” Instituto de Estudios Almerienses, 1988. Las relaciones exteriores del Reino de Granada tuvieron relaciones comerciales con los genoveses, el consulado Genovés, cuya torre estaba cerca de la desembocadura del río Guadalmedina del siglo XIII al  XV.
   Uno de los acuerdos comerciales se firmó en Génova, el 18 de abril de 1279 entre Guillermo Bruno, Oberto Spinola y Oberto Doria, capitanes de la república de Génova reunido en Abul-l-Abbas, nuncio y embajador del Reino de Granada.
   
  También tenían relaciones comerciales con la Corona de Aragón, sobre todo, con los musulmanes del reino de Valencia, muy dispuestos a ayudar a los granadinos del reino nazarí. El puerto de Almería era el más frecuentado por los Valencianos y catalanes, se comerciaba con seda, paños, telas, azúcar, frutos secos (pasas e higos), aceite, cuero y pieles. En los Archivos del Reino de Aragón existe abundante documento. Actualmente una de las playas cerca de Cabo de Gata sigue llamándose “Los Genoveses”, esta playa tiene forma de bahía o rada donde posiblemente los genoveses recalaban sus galeras dependiendo del tiempo en la mar.

    La carretera encuentra una bifurcación a la derecha, se llama la cuesta del Pedregal, hoy un carril a los pies de El Fuerte. Antiguamente era una vereda de elevada pronunciación, y cantos rodados de piedra caliza, piedra usada en las caleras que abundaban por aquí para hacer cal. En el collado que llaman hoy del pintor porque es propiedad del pintor danés Arne Haugen Sorensen, que además tiene casa en la plaza del pueblo, vive aquí desde hace más de treinta años. Esta finca se sitúa en el cerro de Catavares, donde mi abuelo tenía una viña. Desde aquí el paisaje mira al “Comendaor” y al Mayarín, tierra pedregosa ideal para el cultivo del olivo. Olivar cuyo topónimo recuerda que  aquí estuvo el campamento del Comendador Mayor de Castilla, Don Luís Requesens, en el asedio al El Fuerte en 1569. Por aquí hubo un cementerio, pues cavando lo olivos mis abuelos encontraban hueso y alguna oxidad España o puñal. Hoy hay allí una explotación de leche y carne de cabras.
    A la vera del camino estaba el cortijo  donde mataron al último guerrillero el Lomas (Antonio Sánchez Martín) cortijo que era de Ángel Rojas, el último guerrillero o bandolero que mataron el 20 de enero de 1952 día de San Sebastián, recojo el suceso según lo cuenta Aurelio Torres Sánchez, conocido por el Obispo, oriundo de la Acebuchal:

… Antonio Lomas tenía dos hijas, una, un año mayor que yo y una un año menor que yo. Tenía una cogida de la mano cuando le pegaron un tiro al marido en el corazón. Fue el teniente que hubo aquí. Ese hombre tenía que tener hijos también. Lomas tenía una pistola y una bomba de mano. La puso en el poyo del cortijo. Se entregó. El teniente con el fusil a la bandolera, acercándose. Y cuando estaba así, a un metro, ¡pon! Y lo mató.
       Lo sé seguro y lo digo. Tan seguro como que el que iba acom­pañando al teniente es un Señor Alarcón, que estará muy viejito. y vive en la Calle Alcalá en Madrid. Estaba de Guardia Civil aquí y lo estaba acompañando a este hombre cuando vio esta muerte. Se vino aquí y estuvo seis o siete días sin salir. Pidió excedencia. Lo echaron a Arenas, y de Arenas a los siete meses se salió de la Guardia Civil y se fue de taxista a Madrid. Hace más de 20 años llamó al Ayuntamiento: que si vivía la familia de mi mujer. Vino a Frigiliana para estar tres días con la familia. Entonces me dijo que esto fue así y me lo contó. Es verídico.
        (Historia de los maquis. Entre dos fuegos. David Blair, 2008, pág. 302)

   El cadáver del Lomas lo montaron boca abajo sobre un mulo, y escoltado por su mujer y dos hijas lo trajeron a la puerta del cuartel de la Guardia Civil para hacer el informe. En la sierra que quedaba nadie, solo huesos, cabras monteses y quebrantahuesos rondado los cielos de uno de los más dramático y sangrientos momento de la historia, después de la batalla del Peón de Frigiliana y El Fuerte donde estuvo Frigiliana la Vieja.
   El carril continúa por la falda de El Fuerte,  pasando por debajo del chalet de la pintora, hasta el la bifurcación a
el Acebuchal, que desde siempre se llamó de los Cuatro Caminos. En el Acebuchal te encontrarás con en bar restaurante de Vitudes y su marido Antonio. Una de las aldeas mas maravillosas  que aparece en mi novela "El cazador del arco iris" Si en cambio,  por el lado de la izquierda bajaba un camino peatonal al Cortijo del Pino, cortijada que se puede ver a penas a 200 metros, desde donde se ve un gran pino que se plató por los años cuarenta y que una gran rama derribó un rayo en una tormenta de los años 60. Aquí está la ermita que los hijos del Acebuchal construyeron con donativos en 1982. Y donde se celebraba la Misa el último sábado del mes de San Juan.
    Si continuáramos el camino pasaríamos por una serie de cortijillos, entre ellos el de Las Pistas. Se llamaba de las pitas pues antes de hacer el carril aquí abundaban las pitas o agaves como lindero de la loma. Es lo que se conoce como la Umbría, lugar muy ladero de viñas,  húmedo, ideal para las higueras y las viñas. Aquí decía mi padre que “nacía el viento” pues son las primeras tierras con las que se encuentran las térmicas del aire de la sierra.
  
Hay que visitar el Museo Arqueológico, la iglesia de San Antonio, del siglo xvl, la Fuente Vieja del mismo siglo, los museos de pintura y galerías de arte. El archivo municipal, la casa de Apeos, y además hay nueve rutas de senderismo, y se puede subir andando a El Fuerte. O los cachorros del río Higuerón.

Ramon Fernández es autor del libro: "Reseña histórica de la villa de Frigiliana".