miércoles, 17 de julio de 2019

El milagro de El Acebuchal. Historia escrita por María del Mar López


El Acebuchal, la vieja aldea recuperada del abandono


El Acebuchal
En la Axarquía de Málaga son muchos los que conocen la historia de El Acebuchal, una vieja aldea de la sierra de Cómpeta y muy cercana a Frigiliana. Esta pequeña aldea se abandonó y pasó al olvido durante muchas décadas, pero gracias a unos vecinos que volvieron a este lugar y lo reconstruyeron, hoy día es un lugar de ensueño ideal para el turismo rural. 

La historia de El Acebuchal

El Acebuchal historia
El Acebuchal se fundó en el siglo XVII y nunca fue demasiado grande, solo lo habitaban 180 habitantes de familias que vivían tranquilas y se buscaban la vida en este lugar de la sierra como antiguamente. Tenían sus huertas, sus animales, y trabajaban de arrieros y temporeros en los pueblos cercanos.
Pero tras la guerra civil sus vidas cambiaron para siempre, y es que en esta sierra se resguardaron los maquis, que hacían su guerrilla contra el régimen franquista. Esto complicó la vida en este lugar, se volvió inseguro, había redadas de la guardia civil buscando a los maquis, ya que estos solían ir a por comida a la población. Los encuentros entre la guardia civil y los maquis muchas veces eran sangrientos cuando había tiroteos y los caminos hacia las poblaciones cercanas también se volvieron inseguros.
Todos estas circunstancias fueron continuas durante la dictadura, provocando que se diera la orden de desalojar la zona definitivamente en el verano de 1949.
El Acebuchal acabó siendo una aldea abandonada con casas en ruinas durante décadas, pero en 1998 unos vecinos decidieron volver para rehabilitar su antigua casa de la aldea. Con el tiempo fueron rehabilitando las casas de toda la aldea, y transformaron este lugar abandonado en un bonito lugar, repleto de casas rurales para alquilar y ventas para comer.
El Acebuchal
Incluso en 2007 construyeron su propia capilla, en la que se guarda la imagen de la Inmaculada Concepción, la patrona que procesionan el primer sábado después del día de San Juan. Este día es de fiesta en El Acebuchal y tras la procesión se reparte paella para todos los visitantes.
El Acebuchal capilla

Actividades al aire libre en El Acebuchal

El Acebuchal es el lugar perfecto para realizar senderismo, ya que desde este lugar parten numerosas rutas senderistas. Se puede llegar hasta Cómpeta y Frigiliana andando, o adentrarse en el Parque Natural Sierras Tejeda, Almijara y Alhama.
Estos senderos también se pueden realizar en bicicleta, quad, motocicleta de montaña o a caballo. Pero sería conveniente hacerlos primero a pie para asegurarse de la dificultad de cada tramo.
Para comer hay varias ventas en la parte alta de la aldea que hacen comidas típicas de la zona con productos autóctonos y carne de caza. Y si queréis pasar la noche hay muchas casas rurales preciosas para pernoctar. Sin duda El Acebuchal es un sitio ideal para pasar un día en la naturaleza con la familia, la pareja y hasta el perro. ¡Seguro que si lo visitas te enamorará!
El Acebuchal

Cómo llegar a El Acebuchal

El Acebuchal está en plena Sierra Almijara, a 13 kilómetros de Cómpeta y a 5 Kilómetros de Frigiliana, por lo que se puede acceder desde las dos localidades. El camino más fácil para llegar es desde Frigiliana, siguiendo la carretera que sube desde la parte alta del pueblo, y a unos 2 km se coge un desvío hacia la derecha. El desvío se reconoce por un gran cartel de publicidad de una venta de El Acebuchal.
Artículo anteriorPuente Genil, tierra del membrillo
Artículo siguienteBeas, destino rural en Huelva

Soy una joven malagueña amante de los animales, el arte y de Andalucía. Me considero artesana, soy blogger y en mis ratos libres me gusta pintar, coser y hacer manualidades.
 ........................................

El Acebuchal, una aldea desalojada por Franco, convertida ahora en paraíso turístico

La casas fueron rehabilitadas a principios de la pasada década. /EC
La casas fueron rehabilitadas a principios de la pasada década. / EC

Se cumplen 70 años de la orden de despoblarla, por ser refugio del maquis. El enclave fue recuperado hace 15 años y recibe a miles de visitantes

Eugenio Cabezas
EUGENIO CABEZAS
Los que hoy en día visitan El Acebuchal podrían pensar que se trata de una aldea más de las que salpican el interior de la comarca de la Axarquía. Sin embargo, este núcleo, con apenas una treintena de casas, situado en pleno corazón del parque natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, dentro del término municipal de Cómpeta, tiene tras de sí una historia de lo más triste y dolorosa. En agosto de 1948 el dictador Francisco Franco ordenó el desalojo inmediato del poblado, que en esos momentos tenía unos 200 vecinos, porque sospechaba que estos daban apoyo logístico a la guerrilla del maquis, liderada por la agrupación de Roberto.
Durante cinco décadas las viviendas se fueron deteriorando, hasta quedar prácticamente en ruinas. Sin embargo, desde finales de la década de los noventa del pasado siglo, la familia de Antonio García 'El Zumbo', su mujer, Virtudes Sánchez, y los hijos de estos, Antonio, Sebastián y Virtudes, junto a Aurelio Torres 'El Obispo', decidieron restaurar los inmuebles, algunos de los cuales pertenecieron a sus antepasados. Ellos son los responsables de esta «aventura y de esta locura» –como les gusta llamarla– de querer recuperar un viejo poblado abandonado. Fueron más de diez años de esfuerzos y sacrificios, a principios de la pasada década, miles de euros invertidos para conseguir ofrecer un destino turístico único, en el que los visitantes se quedan «alucinados» con el paisaje.
«Unas 200 personas tuvieron que abandonar sus casas y tierras en una diáspora que aún no ha terminado para muchos. Su único delito fue vivir en el corazón de la Sierra Almijara, donde por aquellos años la guerrilla antifranquista se hacía fuerte y puso en serios apuros a las tropas enviadas para eliminarla», dice el historiador de Frigiliana Adolfo Moyano.
Los hermanos Vicky y Ramón Fernández son hijos de nacidos en la aldea competeña. Aunque no mantienen una propiedad, sí la tienen varios de sus primos. Su amor por la historia y sus recuerdos de infancia, cuando con apenas seis o siete años sus padres los llevaban allí para conocer a varios de sus tíos y primos, les llevaron hace dos años a recopilar en un libro los principales acontecimientos históricos de este enclave. En sus 75 páginas el lector puede encontrar un resumen muy completo de las primeras fuentes documentales que hacen referencia al poblado, así como numerosas fotografías históricas y testimonios de esos últimos pobladores.
Según Moyano, fueron agentes de la Guardia Civil, con el apoyo de Regulares delCuarto Tabor de Alhucemas, los que se encargaron de comprobar que la orden de Franco había sido atendida. «El Acebuchal pasó a ser un pueblo fantasma durante cerca de 60 años. Sus habitantes, repartidos por pueblos cercanos, la mayoría, nunca dejaron de sentirse de El Acebuchal, manteniendo sus raíces y un fuerte sentimiento de pertenencia a la aldea», describe el historiador, que trabaja como conserje en el colegio Enrique Ginés.

El último nacido en la aldea

«Fui el último que nació aquí», dice Torres, quien reconstruyó la antigua escuela convirtiéndola en una acogedora vivienda vacacional. Antonio García es nieto de nacidos en El Acebuchal, y uno de los que más esfuerzos ha puesto en convertir este poblado en un enclave turístico. «Uf, si me preguntas por dinero, no te puedo decir, porque nunca me he parado a echar cuentas. Sólo te digo que traer la luz desde Cómpeta nos costó casi 72.000 euros en el año 2003», explica. Sin embargo, la recompensa la reciben a diario, y especialmente los fines de semana, con decenas de visitantes, especialmente de nacionalidad extranjera. «Recibimos visitantes todo el año, y en noviembre o diciembre nos gusta hacer una recreación del antiguo oficio de los arrieros, que atravesaban con bestias la sierra para llevar el pescado y otros productos frescos hasta Granada, a través del llamado Puerto de Frigiliana», dice.
La treintena de viviendas de ambas aldeas han sido rehabilitadas y cuentan con todas las comodidades, aunque en la zona no hay cobertura de telefonía móvil. El bar que regenta la familia García es el único punto donde es posible disponer de una conexión wifi vía satélite. En pleno verano, la ocupación es máxima, y las familias disfrutan de un auténtico paraíso residencial en plena naturaleza. «La persistencia y la esperanza vencieron a la sinrazón fascista y muchos pudieron volver a sentir aquellas calles nuevamente pobladas. Setenta años después recordar aquel momento trágico es un homenaje a los que nunca pudieron volver, pero que nunca quedarán en el olvido», expresa el historiador frigilianense.