miércoles, 1 de junio de 2016

¿Cómo crear personajes de ficción?





¿Cómo crear personajes de ficción?

Al crear un personaje nuevo inventamos una nueva realidad, que ha de ser verosímil y creíble, para ello nada hay como escribir sobre alguien que conocemos y le cambiamos el nombre. Y además debemos hacer una ficha personal de los personajes principales para consultarla y no equivocarnos, salvo que tengas una memoria de elefante.

Fragmento:
      –Necesito crear, inventar personajes, no te enfades papá, lo siento, pero tú mismo eres un personaje inventado por mí para escribir desde tu memoria idealizada, en un mundo que se parece mucho al tuyo. Nada puede ser contado como real, no es posible al relato absoluto.  Es decir, escribir desde la memoria de un padre. Ser original no es en sí mismo un valor excepcional, pero también hay que saber distinguir  entre lo que está ya escrito y lo que queda por escribir.  Cervantes se inventó a Alonso Quijano para que a su vez se inventara al Quijote, es lo que se llama alejarse de la invención del personaje para darle más realidad, tanto fue el éxito de esta obra que el Quijote tomó vida propia y es más famoso que su propio autor.  No te voy a devolver la palabra para que no me la quites.
     He terminado de comer y pongo la televisión, pero él sigue:
     –Cuando esas horas que uno posee en propiedad, que una puede disfrutar en descansar, no en ocio, porque no es la mismo ocio que descanso, son empleadas en ver televisión, dejándonos invadir de otra realidad,  por ese come "bolos", uno pierde parte del placer de lamerse a uno mismo, te roban tiempo de ser amante, de dedicarlo a tu decoración interior.     Tenemos la obligación de disponer de horas muertas, de horas asesinadas, para nuestra conquista interior, para nuestras pequeñas locuras,  para nuestros sueños, con un uso sosegado y relajado ante la sordera del mundo, que nos producen beligerancia constante y resabios de tensión. Tenemos obligación de tener horas muertas para el aseo del espíritu, para confundirnos con el aire, para ser portadores del cheque en blanca que nos firmamos cada día al levantarnos.  Horas que no te roben los amigos, sino para uno mismo. Disponer de horas secretas para arrancar de cuajo las ciudades con sus barrios incluidos.  No es de ocio de lo que hablo o de echar la partida al dominó en el hogar de jubilados, ni de vacaciones, hablo de tiempo para oírnos respirar, nuestras voces interiores, el tiempo que nos pertenece para creer, escribir o amar todas estas cosas maravillosas vivir. Soñar que algún día pueden hacer una película de uno de mis relatos”.


Ramón Fernández Palmeral