Este artículo comienza la segunda parte para de "Robinson por Alicante II", libro que acabo de publicar en mi editorial de autor "Palmeral".
52.-Plaza Balmis
Existen apartadas plazuelas entre tus calles que sin pasan
desapercibidas por su ubicación, sí lo son por sus nombres que repetimos sin
darnos cuenta de qué personaje, se trata. Es el caso de la plaza Balmis,
escondida, pequeña y a la vez tan blanca
de baldosas que se diría fuera todo de azulejos, de teselas de azulejos de
amplia paleta de colores con asientos ondulados y en el centro enhiesta
surtidor de un pie de farola con cinco faroles.
Desde la
plaza Calvo Sotelo tomamos dirección sur por Calle Canalejas, paralela a la
Avda. Doctor Gadea. Ya desde el principio de Canalejas se ve el monumento que
tiene en una plaza que mira al mar y al puerto, junto a la explana. A unos cincuenta metros en la acera de la izquierda
y pasado la tiende de nueva Decoradora, de materiales para las bellas artes,
que regente el amigo Federico, encontramos por sorpresa la plaza Balmis de no
más de 300 metros cuadrados y rodeado de bellos con fachadas modernista que
recuerdan años pasados donde vivían señores de la industria textil alicantina,
y profesionales liberales.
Uno presiente
un lugar misterioso que huele a “resonancias antiguas enviadas como rayos” de
vacunas salvadoras. El ilustre Francisco
Javier de Balmis y Berenguer nació en Alicante el 2 de diciembre de 1753, fue un médico militar español y cirujano honorario de la corte de Carlos IV, su nombre ha quedado vinculado a la Real Expedición Filantrópica de la vacuna (conocida como expedición Balmsi) realizó por varias colonias de América y Filipinas para difundir la vacuna de la viruela, un hito en la historia de la medicina.
Cuando uno se
sienta en uno de estos asientos artísticos da pena marcharlos, y desde allí se
rompiendo el entorno adormecido en el tiempo, el mural de Manuel Galdón
titulado “Mosaico de miradas, ahí arriba… ¿o ahí abajo?, Alicante 2012, que
cubra la fachada de un edificio de aparcamientos o parking de Canalejas, figuras en blanco y legro
sobre fondo gris perla de mares del Sur.
La plaza
parece tranquila, dormida en un solar que como olas se levan en formas de
asientos ondulantes con geométricos seres inteligentes que mudos dejan ver solo
su rostro enamorado.