REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN LA POESÍA DE JOSÉ ANTONIO
SUÁREZ
A
modo de presentación
Tuve la suerte de conocer a José Antonio
Suárez hará diez o doce años, recuerdo sus largas disquisiciones, monólogos más
que conversaciones, sobre poesía, pero
sobre todo sobre filosofía, recuerdo que él siempre hablaba de filosofía y de
la poesía pura. Honradamente tengo que decir que en aquellas conversaciones yo
no me enteraba de mucho, o no le prestaba la atención suficiente. Hablar con un
filósofo, como él lo era, supone quedarse casi siempre fuera de juego.
Hoy tras una
reciente lectura de unos de su libros de
poemas Mortal eterno, es en palabras
de Elena Soriano, “filosofía poetizada” (el hombre es mortal y eterno) y es un
poeta auténtico. Quiero intentar exponer, brevemente (10 minutos me han dado)
algunas ideas sobre su poesía creacionista,
donde sobre todo cuida el ritmo interno y otros elementos metafóricos,
buscando la verdad de la vida y la existencia después de la muerte como camino
de luz hacia Dios. Su libro Filosofía del
anhelo es un ensayo donde expone su
pensamiento filosófico y poético, puesto que es en el anhelo (querer con
vehemencia) del hombre, donde radica toda infelicidad, que coincide con el
precepto budista: “El deseo es causa de toda infelicidad”. En José Antonio el
anhelo es una inquietud necesaria en el hombre,
porque es un ser anhelante de
conocimiento y eternidad porque el hombre es inmortal. El misterio de la
existencia se resuelve en el Infinito: en la búsqueda de Dios. La libertad está
condicionada por el deseo, es decir, por el anhelo. Porque el hombre se mueve
en la vida terrenal por el anhelo que constituye una inquietud hacia el
Infinito. El hombre se mueve por el anhelo hacia su futuro y esperanza “el
hombre muere sin sentir morir nunca en el tiempo”, es decir, el cuerpo muere
pero no el Ser, por eso el hombre es inmortal.
Recuerdo que
para él la poesía era filosofía pura. Él
mismo decía que “el anhelo constituye la inquietud del hombre hacia el
Infinito, hacia el que proyecta su luz”. Es decir una actitud ontológica o de
la creación de todo por Dios, porque
José Antonio era creyente, no en vano fue jesuíta, ingresó en la Compañía de
Jesús en 1942, luego pidió una dispensa y se salió. Es fundamental su base
teológica, admirador del carmelita y
poeta místico San Juan de la Cruz de honda expresión espiritual que nos eleva a
la paz del espíritu. Aunque en su vida mundana como el mismo dice era
continuidad y unidad de su ser en la vida.
José Antonio era un libro abierto de filosofía, teología y poesía
filosófica.
Es autor del
libro Filosofía del anhelo, Instituto
Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2001, y de artículos como “Concepto de
filosófico de la poesía”, “Góngora y
nosotros”, “El crédito poético de Unamuno” o “Don Quijote ante su sociedad”.
Sonetos como “Soneto continuado a Miguel Hernández”, Premio Festa dÉlx (1983).
POETA
EXISTENCIALISTA
José Antonio
escribió sobre el concepto de su poesía mística, y escribe: “De aquí ese hondo
dramatismo que se vive en mi poesía, donde se siente a Dios y se percibe su
sombra en la creación y, sin embargo, ese escepticismo metafísico para la
aprehensión de su realidad por el espíritu humano: la incapacidad del yo frente
a los Absoluto” (2001: 26). Lo que viene
a significar que su poesía es ontológica (trata de demostrar la existencia de
Dios, partiendo de la idea de ser perfectísimo).
“Mi poesía
–sigue diciendo-, al tratar de describir lo más exactamente la vida interior
del hombre, adquiere la forma de una filosofía del anhelo que ningún hecho se
evade a su unidad integral” (2001: 27)”.
Lo que debemos entender como esencia consciente de libertad, amor,
dignidad y creación por medio de la unidad del arte.
Es también
significativo que recoge una frase San Agustín: “Mi corazón está inquieto hasta
que descanse en Ti”, es decir, en Dios a través de la muerte, porque la forma
más pura de acercarse a Dios es el anhelo, el deseo y el Infinito, la muerte
como tránsito, no como fin. Su poesía es la descripción de la vida interior, a
través del ritmo interior de las palabras, que es la esencia del yo, intuye la
receptividad espiritual o sensibilidad estética. La poesía como el arte, se asemeja al pensamiento de la filósofa
veleña Maria Zambrano, cuando escribe que
la poesía es como pintar: es crear.
Y para Suárez es la relación del hombre con todo “lo creado e increado”,
y añade que todo ser tiende hacia otro ser, hacia el ser natural para alcanzar
el ser espiritual como especie eterna, y llega otra vez a Dios, lo que es como
un círculo de eternidad.
La poesía de
José Antonio tiene mucho de
existencialismo, de vida interior, y de la entelequia de la muerte pero no como
fin, pues la vida corporal es temporal pero no el ser, ni el alma. Podíamos
hablar a partir de ahora de una poesía “suareziana”. Ya lo dijo Miguel
Hernández a los padres de Ramón Sijé “nacemos con la condena de la
muerte”. Insiste Suárez que el hombre tiene conciencia de vivir, pero
no de la muerte. Nos habla de dolor metafísico como que el ser y no ser que
provoca la angustia, que no es más que la inquietud y la infelicidad. El hombre
aparece como una paradoja: el hombre es inmortal a pesar de la muerte, porque
el hombre a través de su arte (poesía en su caso –y de todas la artes en los
demás) su bondad, su ciencia, su saber, su amor, se hace digno de la eternidad.
Porque la vida material ha de estar subordinada al amor, a la dignidad, a la
libertad...En el arte, y por ende la
poesía está por encima de la técnica y la ciencia, porque la poesía es el
hombre. Constantemente, el poeta testifica su goce vital como su dolor y
sufrimiento; para él los temas fundamentales son: el amor, la muerte y la
esperanza.
La poesía es el
sentimiento que necesita de un ritmo interno o ritmo psicológico que es el que
forma el verdadero “climax emocional”, porque el ritmo constituye el elemento
vivificador, unificador, modificador en el proceso expresivo. Según la
entonación, puede variar la significación de la expresión.
PENSAR, FILOSOFAR Y POEMIZAR
El estudio óntico
del Ser, es la capacidad de pensar, y pensar consiste en ser, que
aboca a la reflexión según Descarter «cogito ergo sum»,
que en castellano se traduce como
«pienso, luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín
«pienso, entonces existo», que no es más que la tesis del racionalismo
occidental.
Vemos algunas
acepciones: ¿Qué es pensar? Pensar consiste en formar ideas y juicios de
algo de forma determinante. Examinar una idea en la mente antes de tomar decisiones: Porque DECIDIR es el gran dilema.
Pensar son todos los productos que la mente puede generar incluyendo las
actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación,
aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento, bien sean
estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc. Para pensar debemos
aprender a pensar.
Los pensamiento
pueden ser: Deductivo, inductivo, analítico, argumentativo, creativo, instintivo, interrogativo, sintético, crítico (filosófico
y poético).
Entre las formas
de pensamiento nos vamos a detener en
qué es Filosofía, que es el estudio
o el análisis, la crítica en busca de la verdad a través de la razón, del
logos, de la historia; por lo tanto es objetiva, es ciencia. En cambio, la poesía es libertad, subjetividad,
creación, sentimientos y emociones, habla el corazón no la razón, pensamiento
interior.. A través de la exposición del pensamiento interior del individuo,
con los vectores de sinceridad, sentimiento, emoción. La poesía se adentra
donde no llega la razón de la prosa, es
el sistema que Suárez decidió utilizar
para comunicarnos su pensamiento creacionista..
Filosofía y
poesía son dos actitudes distintas frente al mundo, en busca de la verdad
usando distintas estrategias. Platón
expuso en La República la diferencia
entre filosofía y poesía, en un largo discurso que no cabe en este breve
estudio dijo que estaba en contra de la poesía. Y de estas discrepancias
también habló María Zambrano, y José Antonio también lo hace, se ve que había
leído a estos filósofos. En José Antonio
aprecio las formas místico-poéticas de las formas del alma, es una poesía de
pensamiento y de verdad. Y es la poesía como un vehículo de expresión, en busca
de la verdad subjetiva del poeta. Hasta
el Renacimiento se creía que la inspiración del poeta le venía de los dioses, a
través de las musas, es decir, ellas eran intermediarias entre los dioses y los
hombres. De aquí los oráculos.
ANÁLISIS DE ALGUNOS VERSOS
La poesía de José Antonio abarca varios
periodos, y su estudio requeriría un ensayo.
Es autor de Mortal Eterno
(1953), Sonetos a mi perro, 1963, con
segunda edición en Dios y Chito (1973),
“Soneto continuado a Miguel Hernández”, Premio-Festa d´Elx (1983); y entre
otros premios el Nacional Manuel Molina de Poesía, Ateneo de Alicante (1992) y
otros premios.
Destaco algunos hallazgos en versos de
varios sonetos en la revista del Grupo
NUMEN.
1) Veamos el soneto: “PALABRA OLVIDADA”
Si es que la muerte a todo pone
veto,
Si al final la luz es apagada,
Si el silencio se queda todo en
nada…
No será, tu voz muerta
recordada,
Para que seguir, quédate quieto.
Hace referencias al concepto de muerte, que son constantes en su poesía, no ya como
un fin sino como una forma de eternidad,
como un retorno. “Yo no quiero morir
mientras se muere/ el alma lentamente cada día,” escribe en otros soneto.
2) Soneto “INTERROGACIÓN”
¿Es tu aventura tiempo, que no
historia?
¿Fue tu vida la vid perecedera?
¿Es tu muerte una muerte
verdadera?
¿Dónde está la razón, donde el
consuelo?
Vuelve a reiterar
el tema de la muerte, pero como he repetido, no se refiere a una muerte como
fin, sino como continuidad, y además se hace preguntas existencialistas.
3)
Poesía
“ NIEVE”
¡Llueve, llueve, hiela, nieva
por los poros en el alma
donde el sol mágico teje
arco iris de
esperanza,
sol y lluvia, lluvia
y sol
que en el esqueleto
escarcha!
4) De su poemario Mortal eterno, he entresacado algunos versos como:
-Vendía las breves delicias de sus cuerpos.
-Yo soy un árbol, un ser eterno.
-Una luz aural alumbra el alma
-Me hundiré sobre mi ser fuera del
tiempo.
-El torero en la arena, sacerdotal y
solo.
-El hombre es un ser extraño que pasa
por la tierra/ buscando con insistencia la luz de más allá.
-Salimos al mundo a conquistar la
gloria, / al ver que nos morimos, para vencer el tiempo.
-Vivir es un eterno agonizar en la carne/
y un anhelo de ser, vivir es ansia eterna.
-Extrañamente viene al mundo el hombre/ con la luz en los ojos y en el
alma,/ sin saber si este tiempo es aparente.
-El anhelo tiene su máxima expresión en
el arte.
-El hombre muere/ sin sentirse morir
nunca en el tiempo.
Sus referencias a la muerte temporal,
al alma, como creyente, son constantes en su poesía, al igual que lo son Dios, el Ser, el tiempo, la muerte, lo
eterno, el anhelo... Es decir, resumiendo, que hemos de considerar a José
Antonio como un filósofo que escribía poesía filosófica o filosofía poetizada.
Homenaje a José Antonio Suárez en Casa de la Festa
Por Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 23 de abril 2013