9.- EN LA ARGAMASILLA DE ALBA, «EL
LUGAR»
Un artioculo de mi libro "Buscando a Azorín por a Mancha", 2005, reedicion 2016
Señor Azorín:
Ya entramos en «El lugar», en la Argamasilla
de Alba como la nombra Cervantes en femenino, cuando habla de los académicos al
final de la I parte, que según las palabras primeras que había escritas en el
pergamino que se halló en la caja de plomo: LOS ACADÉMICOS DE LA ARGAMASILLA,
LUGAR DE LA MANCHA EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA. Y
seguidamente les da nombres jocosos a cada uno de los académicos en los cuatro
sonetos y dos pares de tercetos
laudatorios dedicados a los personajes del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. «Tal academia es
fingida, pues precisamente la comicidad estriba en afirmar que en esta
población podía existir una academia literaria como las muchas que había en
Madrid», nos dice la nota de Martín de Riquer. Los académicos eran seis: el
Monicongo, el Paniaguado, el Caprichoso, el Burlados, el Cachidiablo y el
Tiquitoc.
Después de pasar por debajo del viaducto de
circunvalación de la N-310, ya vemos el cartel de situación de Argamasilla, y
un molino de viento que parece construido con propósito de atracción turística,
más que arqueología arquitectónica, que según la guía de Antonio Aradillas está
dedicado a Maese Pero Péres el cura del Quijote, se alza a la derecha de la
carretera, en la misma rotonda, en el llano sin vientos; delante del molino se
planta una escultura metálica de don Quijote, pie a tierra, provocador y
valiente con su lanza y su adarga, que como escribe Arturo Pérez Reverte «está
loco, pero no tiene un pelo de tonto». Y
enfrente de nosotros, que hemos salido un momento para las fotos, vemos un muro
encalado con las siluetas chinescas de don Quijote y Sancho a caballo y rucio
dirección al centro histórico de la villa, y
con el orgulloso anagrama: «En un lugar de la Mancha». Porque según todos los indicios serios llevan
a pensar que este es el lugar donde vivía Alonso Quijano, a ello contribuyó el propio Cervantes: «Lugar de La Mancha en
vida y muerte del valeroso don Quijote», ya citado, más Alonso Fernández de
Avellaneda con su segunda parte del Quijote apócrifo de 1614 que le sitúa aquí,
más las opiniones de don Diego Clemencín o don Manuel de Rivadeneyra o
Hartsenbusch. Por otro lado, queda por dilucidar, documentalmente, si Cervantes
estuvo realmente preso aquí en la cueva de Medrado, que son dos cuestiones
distintas por descifrar : la prisión y el lugar de la Mancha.
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La frase: «No quiero acordarme» ha dado
mucho de sí, usted ya nos lo comentó en Con
permiso de los cervantistas, tomado a su vez de un comentario de Rodríguez
Marín, que dijo, que ya había encontrado
frases análogas en la misma época, y que podría tratarse de una elipsis: «No quiero ahora hacer el esfuerzo necesario
para acordarme», y añade otras frases: Quiero llover, quiero amanecer,
quiero abandonar. También en verdad que
los cuentos y fábulas empezaban en lugares no nombrados, o en lugares fabulosos
del Asia Menor. No había costumbre de
poner nombres reales en las fábulas o cuentos, como ahora, hubo una época de
transición en que se buscaba un seudónimo para nombrar la ciudad donde sucedían
los hechos de una novela: Oleza de Miró, Labraz de Baroja, Orbajosa de Galdos o
Vetusta de Clarín.
Esta villa manchega es sin duda alguna «El
lugar», me sugiere que es el meridiano cero de La Mancha, quizás el cruce de
caminos más importante durante el S. XVI por donde pasaban los muleros, el
vizcaíno, con la lana de Toledo hacia los puertos levantinos de Alicante y
Cartagena, en la conocida ruta de la lana de Castilla hacia Génova.
Para
mí, después de muchas lecturas, estoy convencido de que NO HAY UN LUGAR de La
Mancha, sino que Cervantes como escribe al final de la II Parte, en el último
capítulo 74: «cCuyo lugar no quiso poner
Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de La Mancha
contendiesen entre sí para ahijarle y tenerle por suyo, como contendieron las
siete ciudades de Grecia por Homero». Sin
embargo, si hubiere la necesidad de tomar determinación irrevocable o partido
por una villa en concreto, yo me quedo con la Argamasilla, porque lo de los
Infantes (Capital del Campo de Montiel), aunque Cervantes nombrara cinco veces campo de Montiel, no me
encaja, no me da sensaciones poderosas de certeza, porque los Infantes era la
villa de Don Diego de Miranda, el Caballero del Verde Gabán, que encontraron en
el camino cuando había ya han partido de su casa para su tercera salida,
después de haber sido instigado, comprometido, por su vecino el bachiller
Sansón Carrasco, casa en runias que situada según la tradición en la calle de los Académicos, que describiré
en otro apartado.
¿Sabe usted, maestro Azorín, que en este IV
Centenario le han dado a los eruditos por decir que don Alonso Quijano era de
Villanueva de los Infantes? Que ha pasado a sustituir a Argamasilla. Como he
comendato, Cervantes nombra cinco veces al campo de Montiel: La primera en el
prólogo de la primera parte que es la que más fuerza tiene: «…la historia del famoso don Quijote de la
Mancha, de quien hay opinión, por todo los habitantes del distrito del campo de
Montiel, que fue el más enamorado y el más valiente caballero». Y la otra
versión que también esgrimen con mucha vehemencia es en la primera salida «subió sobre su famoso caballo Rocinante, y
comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel». Cabe preguntarse si Cervantes conocía cuales
eran los límites del distrito del campo de Montiel y la Mancha, ¿acaso
Argamasilla no limita con el campo de Montiel?
Hemos girado a la izquierda de la
rotonda, dirección a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, cuyos altos
paños de labradas piedras, ocres y de sillares encajados, son muralla a la
carretera, hemos pasado por encima del canal de Avenamiento (o canal para dar
salida a los terrenos húmedos o encharcados), Más adelante pasa otro canal, el
del Gran Prior, porque esta villa es la Venecia de La Mancha si los canales
fueran navegables. Pasada la iglesia ya vemos los jardines de la Plaza de
España y el edificio de aspecto chalet del Ayuntamiento con reloj en la
espadaña. Sin darnos apenas cuenta de nuestro corto recorrido entramos por la espalda del edificio
Consistorial y aparcamos, nada más y
nada menos que enfrente de la rebotica donde se reunían los Académicos con
usted, cuando les visitó en marzo de 1905, hace un siglo nada más y nada menos. Argamasilla de Alba.
–No puedo abrir la puerta –me advierte mi
mujer en tono de enfado, como ella se pone cuando las cosas no le saben bien, y
eso de quedarse la última le repatea. Era verdad el Almera la pegué muy cerca
de otro oche y no se podía habri la puerta–.
–Mueve el coche para atrás.
–¿Dónde quieres que te retrate? – le dije para suavizarla la situación, una
vez había salido.
–Me da igual. Estoy rodeada de historia.
Yo saltaba de contento y
de alegría no podía más e incluso me había olvidado el bastón con
empuñadura de madera de algarrobo blanco dentro del coche, allí, con aquella
temperatura de abrigo de visón, ya no estaba ni cojo ni me dolía nada, porque
había entrado en una fantasía literaria, en la médula de La Mancha tan plana
como una bandeja de plata.
Descubrí una placa de mármol blanco en la fachada, encima de la
placa de la Plazuela Quijana que así es como se llama esta plaza, la placa
dedica a usted, dice literalmente:
«En la rebotica de esta
farmacia que fue de D. Carlos Gómez se reunía Azorín con los académicos de la
Argamasilla “La ruta de d. Quijote” (Cap. V), “Los académicos de la
Argamasilla”. 23 de abril de 1999».
Actualmente, los Académicos de la
Argamasilla son una Asociación Cultural de tradición cervantina centenaria en
esta ciudad de cuyo aire respiró don Quijote y Sancho y el propio Cervantes,
dice el catálogo/mapa que los entrecomillados “Académicos”, siguen organizando
numerosas actividades culturales entre las que caben destacar los Juicios
Críticos Literarios, que este año le toca enjuiciar a la arpistas Rosa María
Calvo, para el 17 de septiembre. Este acto tan singular cuenta con un
encausado, un defensor y un fiscal, y si se quiere, se pueden presentar
testigos. Entre los cervantistas e intelectuales a los que ha interesado el
tema se hallan Luis Arroyo Zapatero,
Pedro B. Pedraza, Rafael Alfaro y otros nombres.
Después
de las fotos de necesarias a la placa de usted, a la puerta verde de
chapa de la rebotica ahora cerrada con un candado, en cuyo dintel hay un
cartel: «Farmacia del Lºº [licenciado] C. Cueva». También aparece un cartel
informativo para turistas despistados como nosotros, donde se cuenta la
historia del lugar con gran fotografía de los académicos. Luego le di los
buenos días a un busto suyo situado en un jardincillo del Ayuntamiento, no se
ve el nombre del escultor, pero gracias al artículo de José Payá Bernabé:
«Cervantes en Azorín», sabemos que el escultor del busto es Cayetano Hilario en
1973 y que usted llegó a conocer el busto. ¿Qué se siente cuando uno se ve en piedra? El busto es de una piedra blanca, de nata, se
le ve vestido con traje y corbata, descansa sobre dos gruesos volúmenes que
deben representar al El Quijote, y éstos,
a su vez sobre un pedestal en forma de prisma con un cartel frontal que dice:
«Yo no he conocido jamás hombres más
discretos, más amables, más sencillos que estos buenos hidalgos don Cándido,
don Luis, don Francisco, don Juan Alfonso y don Carlos». (Cap. V). Ayuntamiento
de Argamasilla.
Usted tiene otros bustos repartidos por
La Mancha y Valencia, que yo sepa uno en
Albacete en el parque de Abelardo Sánchez, junto a un estanque de patos, obra
de Andrés Tendero. Otro de medio cuerpo
la Casa-Museo de Monóvar cuyo autor es José Palacios, escultor valenciano, en
el Colegio Cervantes tienen una copia. Otro busto de bronce en Valencia,
efectuado por Victor-hino (Victoriano Gómez López) que lo firma al lado y fecha
1968 en el que figura: «Valencia a
Azorín, 1969». Dicen que otro en Manzanares. En el Jardín ade Celebridades de
la Diputación de Alicante tiene otros busco de bronce.
En la otra parte de la Plazuela de
Quijana, emerge una escultura no
recuerdo ahora si de Alonso Quijano o de Cervantes sentado, bajo uno árboles,
en esos momentos unos empelados del Ayuntamiento limpiaban el jardincillo de
hojarasca, pegado al monumento reposaba
una bicicleta tumbada, quieta con sus dos ruedas y su manillar,
posiblemente de alguno de los empleados de la limpieza, en esos momentos no le
hice una fotografía, y me arrepiento. ¿Cómo es posible que un pintor que pretende ser patricio entre sus
contemporáneos no hiciera una fotografía
de la bicicletas apoyada sobre Cervantes o don Alonso, una foto plástica,
provocadora, del nuevo arte contemporáneo, pero la imagen me trae la idea, y
estoy en ello, en dibujar una pareja «donquijotesanchona» montados cada uno en bicicleta por los
caminos de La Mancha, por esta región sin límites, que como ya escribiera
Benito Pérez Galdós en 1873: «Don Quijote necesitaba aquel horizonte, aquel
suelo sin caminos, y que, sin embargo, todo él es camino, aquella tierra sin
direcciones: pues por ella se va a todas partes». Es cierto, señor Galdós, La
Mancha no tiene paredes, no tiene puertas al campo (Octavio Paz), no tiene
murallas de montes que le angosten los pasos que deletrean las calles
solitarias, los árboles con sus hijas sombras, cual rebaño de frescor, sus
paisajes no son áridos sino amenos y labrados.
Entramos en el Ayuntamiento para pedir
información turística, una chica que escribía en el teclado de un ordenador,
porque los ordenadores han llega a todas partes, incluso al «Lugar», nos
atiende muy amable. Nos dio un plano de
la ciudad que tiene un calendario de 2005, en el que se anuncia las actividades
culturales con motivo de este sueño del IV Centenario, ya tengo tres planos: el
de 2001 y 2003 y este, los tres son diferentes.
La actividad en este Ayuntamiento es frenética, suenan los teléfonos por
todos los despachos, entran y salen vecinos por la puerta de cristales. Hace
unos días se celebró el XII Coloquio Internacional de la Asociación de
Cervantistas, dirigido por Felipe B. Pedraza y coordinado por Pedro Padilla.
Ayer, día 10 de mayo, se celebró un concierto en Argamasilla por la Banda de la
Agrupación Musical Maestro Martín Díaz que dirigió Miguel Carlos.
Me hubiera gustado hablar largo y tendido
con la Concejala de Cultura Noelia Serrano, sin embargo, hace más de diez años
que no consigo hablar con político alguno, porque todos están o reunidos en los
plenos o inaugurando algún polideportivo.
Usted, señor
Azorín ya nos contó ampliamente la historia de Argamasilla de Alba en el
Capítulo III «Psicología de Argamasilla», y yo no la voy a repetir, salvo
algunas puntualizaciones, que se fundó en 1535 y obtuvo el título de villa en
1612, su término municipal es de 38.700 hectáreas y su población actual de
6.800 vecinos. Me consta, que usted preparó muy seriamente su viaje, ya que
tomó notas de las Relaciones Topográficas
de los pueblos de España, mandada escribir por Felipe II en 1575. Me
gustaría preguntarle de dónde tomó las notas si del original que existen en el
Biblioteca de EL Escorial o de la copia
que hay en la Real Academia de la
Historia de Madrid, ya que estas relaciones no están publicadas, salvo una
antología que hizo Juan Ortega Rubio en
1918. Lo más lógico es pensar que estuvo
en la de la Historia, hoy en calle León, 21 (28014 Madrid), que se fundó 18 de
abril de 1738 por el Rey Felipe V.
La etimología
del nombre de Argamasilla, pasa por ser, según Antonio Aradillas, por «argamasa» en alusión a un edificio mal
construido, con mezcla de cal, arena, tierra y agua en tiempos del Gran Prior
de la orden de San Juan, don Diego de Toledo de la Casa de Alba, aunque los
primeros emplazamientos datan de 1198.
En febrero
2005 se colocó aquí la primera piedra de la Ruta del Quijote en Camino de la
Estación, donde empieza el corredor de la llamada ecoruta, por el presidente de
la Junta don José María Barreda, se han creado comisiones, comisarios, y no se
cuántas cosas más, para que esta fecha sea el arranque de un principio
memorable del IV Centenario de la publicación de la I Parte de El Quijote . Por REAL DECRETO 1419/2004,
de 11 de junio, se creo la Comisión Nacional del IV Centenario cuyos presidentes
de honos son Sus Majestades los Reyes de España Don Juan Carlos I y la Reya Sofía.
Estos días
amenos, con insuficientes tormentas furibundas, de mediados de junio, ha
saltado de nuevo la noticia del problema de la sequía y del agua entre Murcia y
La Mancha, el canal Tajo-Segura, es un canal de discordias y además huraño.
Murcia de por sí es una región árida en el espacio climático que menos llueve
en España, se ha convertido en un vergel de huertas. Los manchegos se empeñan
en no dar agua para los campos de golf, esto es un error, un campo de golf da
trabajo a 40 personas durante todo el año, y un campo de lechugas da trabajo a
10 personas durante diez días. Y los manchegos denuncian que dan más agua en el
canal de Tajo-Seguro de la que reciben.
Las del
canal también riegan las fértiles tierras
de la Veja Baja, cuya capital es
Orihuela, la Oleza de Gabriel Miró, la de Perito
en Lunas de Miguel Hernández, y otros poemas como Carlos Fenol, Jesús
Poveda, o del ensayista Ramón Sijé y Augusto Pescador, pero también en la ciudad ranacentista de al
Arbobipo Fernando de Loacez (1497-1568) y Patriarca de Antioquía, y fue
fundador de la Pontifica Universidad de Orihuela en 1552 por priviliegio del papa
Julio III.
Aquí residio en
su niñez una ilutres y bellísisma actriz manchega Sara Montiel (1928-1913),
natural del Campo de Cristana al que viajaremos más adelante, leo en Wikipedi
la siguiente notas:
Tras la Guerra Civil la familia se
estableció en Oriehuela (Alicante) en
busca de un clima más benigno dado que el padre padecía asma; él trabajó en
Orihuela como distribuidor de vinos. La futura estrella acudió al Colegio de
Jesús María de San Agustín en esa ciudad, pero tuvo una alfabetización muy
primaria pues las monjas del colegio la formaron más bien en labores domésticas
como la costura.
La cuestión ea pasar el día en Argamasilla,
porque había mucho por ver, estujdiar y fotografiar.