Me gusta escribir sobre viajes, y más que nada sobre viajes literarios, porque es el único sistema literario donde cabe de todos los estilos litearios posibles.
La literatura de viajes es un género colindante con la autobiografía. De hecho, si tomamos como base la definición propuesta por Lejeune, observamos que los libros de viajes cumplen todas las condiciones exigidas, salvo la del tema tratado. El libro de viajes no es un relato de toda una existencia, de una vida individual, pero sí de una parte de ella. La clave está en que el relato de un viaje debe ser reconstruido por la memoria, con el mismo procedimiento con que lo hace la autobiografía. Cuando el autor va más allá de una mera transcripción de las impresiones de cada etapa, el libro de viajes deja de leerse como una guía turística o como un reportaje periodístico y pasa a entenderse como el relato de una experiencia vital individual.
Me gusta llevar mi cámara fotográfica, una libreta, decirle a la gente que soy escritor, comprar algo de lo que se produce en artesanía, ir por los mercadillos, bua entrevistas. Cuando le compras algo a la gente es como si tuvieras licencia para pregunarles.
Quiero que me cuenten leyendas, milagros, magía, curanderos, fiestas y tradiciones.