Esa madrugada el teniente coronel Millán Astray, que un año antes había fundado el Tercio de Extranjeros, se encontrada en Rokba-Gozal junto con tres banderas de su recién creado cuerpo formando parte de la campaña para la toma de Tazarut, en el frente occidental. Recibe del general Álvarez del Manzano la orden de enviar a toda prisa una de sus banderas al Fondak de Ain Yedida, cerca de Tetuán, sin más precisiones. En el sorteo resulta vencedor el comandante Francisco Franco, al mando de la primera bandera, que inicia inmediatamente una de esas hazañas legionarias frecuentemente exaltadas: una marcha forzada de un batallón con su armamento e impedimenta de más de 100 kilómetros en menos de dos días que les permitió embarcar en Ceuta en el buque Ciudad de Cádiz el día 23. Lástima que ese mismo día el ejército oriental se encontrase ya en plena desbandada.
La llegada el 25 de julio al puerto de Melilla de dos banderas del Tercio junto con dos tabores de Regulares fue muy celebrada por la aterrorizada población. El día anterior había arribado a la Plaza un batallón del regimiento de la Corona y el propio alto comisario. A las tropas de refuerzo conforme iban llegando se les ordenaba desfilar por las calles de Melilla con el fin de levantar la moral de sus habitantes, que veían al enemigo a sus puertas. Por más refuerzos que llegaban, al prudente Berenguer no le parecían bastantes ni suficientemente preparados. En una reunión el 6 de agosto con los altos mandos presentes en la Plaza se considera empresa muy arriesgada ir en socorro de Monte Arruit, a unos 35 kilómetros, y se concede el permiso al general Navarro, que comandaba los restos del ejército de Annual allí refugiados, para que negocie su rendición con los sitiadores. Como es conocido, el 9 de agosto no se cumplieron las condiciones del pacto y, una vez se entregó la posición, los harqueños masacraron a toda la guarnición, excepto a unos pocos mandos que tomaron como rehenes.
Como consecuencia del Desastre de Annual, el gobierno de Allendesalazar dimitió y fue sustituido el 14 de agosto por otro presidido por Maura, que confirmó al general Berenguer en su puesto y al que éste presentó un plan para la reconquista. Al día siguiente se inició la ocupación de algunas posiciones y blocaos en los alrededores de la Plaza, con fuerte oposición enemiga. Mientras, a principios de septiembre, los harqueños comenzaron a bombardear Melilla desde el monte Gurugú. Los cañonazos producían escaso efecto material, pero sí un gran desgaste moral sobre la población civil y los más de 35 000 soldados presentes entonces. Las primeras maniobras ofensivas tendrían como fin precisamente cercar y ocupar dicho monte.
El 12 de septiembre comenzó el ataque mediante la toma por las columnas del general Cabanellas de Zoco el Arbaa, precedida por una intensa preparación artillera por la marina y la aviación. La harka reaccionó concentrándose en el paso al este del Gurugú para evitar la toma de Nador. El día 15 destruyeron el blocao de Dat Hamet, apodado “El malo”, a pesar del refuerzo de 15 legionarios voluntarios, que acudieron en socorro de sus compañeros a sabiendas de que esto probablemente les costaría la vida. Esta acción da una idea del culto a la muerte típico del Tercio y también las ansias de venganza que enfervorecían a la tropa. Sirva de ejemplo el presente entregado a la duquesa de la Victoria en gratitud por sus desvelos con los soldados al frente de la Cruz Roja melillense: una cesta de rosas rojas nimbando las cabezas de dos harqueños.
Nador fue finalmente tomado el día 17 de septiembre por un fuerte contingente de 20 000 soldados en tres columnas dirigidas por los generales Cabanellas, Sanjurjo y Federico Berenguer, hermano del alto comisario, también con apoyo artillero y de aviación, y el poblado indígena fue razziado. El 26 de septiembre no pudo llegar el convoy de aprovisionamiento a la posición de Tizza, que guarnecía el paso oeste a 12 kilómetros de Melilla, al norte del Gurugú, y dos días después volvió a fallar otro intento de meter el convoy. La situación tuvo que resolverla el recién nombrado comandante general de Melilla, general Cavalcanti en una arriesgada operación que le valió la proposición para su segunda Laureada, tras la que consiguió con su famosa cabalgada de Taxdirt en 1909, aunque también suscitó numerosas críticas, al exponerse de nuevo en el frente al estilo Silvestre: todo un comandante general para una operación de abastecimiento en una posición con valor estratégico secundario. Su conducta timorata en este escenario les costó el cese al general Tuero y a los coroneles Sirvent y Lacanal, con gran escándalo de las Juntas de Defensa. La actitud había cambiado desde Annual: no habría miramientos ni con los sublevados ni con los militares incompetentes. Por su parte, el gobierno español, ante la reacción solidaria de la población que recaudaba fondos en colectas y actos benéficos para la adquisición de aviones o carros de combate e incluso cigarrillos, comprendió que su terror a que se repitiera otra Semana Trágica era infundado y modificó la roñosa política practicada hasta entonces de regatear refuerzos humanos y materiales, que ahora se prodigaban. Por fin eliminaron el sistema de “cuotas” por el que un recluta podía librarse del frente a cambio de una cantidad de dinero.
La conquista de Sebt el 2 de octubre a pesar de su importante fortificación de nuevo por Cabanellas, Sanjurjo y Federico Berenguer supuso un punto de inflexión. Abd El Krim se encontraba allí, tras haber cruzado el Kert el 1 de septiembre al recibir la sumisión de las cabilas de la zona, pero esta derrota, junto con la toma de Segangan y Atlanten en la falda sur del Gurugú, le obligó a huir apresuradamente a caballo. A punto estuvo de ser alcanzado por un avión español. Por fin, el día 10 ondeaba la bandera española sobre el Gurugú, con gran alivio de la población melillense.
El 14 de octubre se tomó el aeródromo y la Alcazaba de Zeluan, volviendo a las posiciones de 1909. En la casa “La Ina” los soldados se encontraron el dantesco espectáculo de decenas de cadáveres de civiles y militares españoles putrefactos, salvajemente torturados, algunos clavados en la pared, destacando los cuerpos del capitán Carrasco y del teniente Fernández, atados espalda contra espalda y quemados vivos.
El horror del Kert
A partir de aquí, el objetivo era alcanzar la línea de 1913 y llegar al rio Kert, recuperando los escenarios de la retirada de Annual. Se alcanzó Monte Arruit el 24 de octubre y allí las tropas revivieron el horror: 3000 cuerpos insepultos y medio momificados, muchos degollados, destripados o lapidados. Los harqueños se habían afanado incluso en desenterrar a los muertos. Al desandar el camino hacia el Kert también se toparon con los restos del regimiento de caballería Alcántara, cadáveres humanos se mezclaban con sus caballerías en una espectral formación a orillas del rio Igan, donde perecieron protegiendo la retirada de la columna del general Navarro tres meses atrás.
La toma el 11 de noviembre de Yazanen y Tifasor obliga a Abd El Krim a retirarse al Rif central. El 21 de noviembre las tropas del general Sanjurjo ocuparon Ras Medua y el 1 de diciembre llegaron a Kadur, a orillas del Kert. Después de tomar Batel y Tistutin el 21 de diciembre, los españoles cruzaron de nuevo el Kert al día siguiente apoyados por las escuadrillas de Melilla que realizaron, por primera vez en la historia, un vuelo rasante en cadena para proteger las columnas. En una operación sorpresiva, el general Cabanellas entró en Dar Drius, al otro lado del Kert, el 10 de enero de 1922.
Delante esperaba amenazante la agreste orografía del Rif, donde no se camina un solo metro en horizontal, la tierra inconquistable que ya había devorado al general Silvestre. El 15 de julio de 1922 el general Berenguer, ya en el ojo del huracán por la exhaustiva investigación sobre el Desastre practicada por el general Picasso, es relevado del cargo de alto comisario por el general Ricardo Burguete. Una etapa convulsa y sangrienta se cerraba en el protectorado para dar paso a otra no menos conflictiva que desembocaría en el primer desembarco aeronaval de la historia en la bahía de Alhucemas el 8 de septiembre de 1925 que supuso el final de la mal denominada República del Rif de Abd El Krim. Pero esa es otra historia.
BIBLIOGRAFÍA
- Julio Albi de la Cuesta. “En torno a Annual”. Ed. Ministerio de Defensa. 2016.
- Juan Pando Despierto. “Historia secreta de Annual”. Editorial Temas de Hoy. 1999.
- Salvador Fontenla Ballesta. “La Guerra de Marruecos”. La Esfera de los libros. 2017.
- Mª Rosa de Madariaga. “En el barranco del lobo”. Alianza Editorial. 2005.
- Revista Desperta Ferro Contemporánea “El desastre de Annual” nº 30 Noviembre-Diciembre 2018.