lunes, 30 de enero de 2023

LOS PESCADORES DE LA COSTA DE TORROX. Pescado en el Mayarín

 

LOS PESCADORES DE LA COSTA DE TORROX

Cuando yo era niño, y me refiero a los años 1950 a 60, recuerdo que los pescadores de la costa de Torrox de Málaga llegaban hasta los altos del Mayarín en uno burro con dos capazos vendiendo el poco pescado que después de diez kilómetros les quedaban.  Mi madre y mi tía Dolores compraban lo que tenía: jureles y pulpos, más bien de tamaño mediano medianos. Como no había dinero de bolsillo, ni amarrado, le pagaban con pasas moscateles. O sea al cambio después de un recateo. Nadie se preocupaba si estos pescadores habían pasado horas subiendo cuestas, porque el Mayarí  anda por unos 500 metros sobre el nivel del mar, al fue del mítico cerro de El Fuerte, que tiene unos 900 metros de altitud.

Y luego dicen que es pescado está caro, que es el título de un cuadro del pintor valenciano Sorolla.

Para que los jureles estuvieran más sabrosos, los abrían y lo dejaban secar al sol sobre una bolinas secas de aulagas, y luego los asaban al fuego de cepas de vid, porque no había butano, ni electricidad, los pulpos también se secaban y se asabas, era un aperitivo excepcional, sobre con el hambre que teníamos, porque alimentábamos: un día migas de harina y otro día papas a la pobre con pimientos y tomates, que con buen aceita de oliva virgen, del nuestro, del molino o la almazara de Frigiliana estaban deliciosas. Así era como llegaba el pescado al Mayarín, después de horas en capazos sobre burros.  A veces, venía un hombre que lo llevaba a la espalda es una especie macuto.

 Y por las noches, casi siempre, un puchero de arroz con garbanzas con tocino rancio, y de poste siempre pasas. Las uvas iban muy bien con los maimones (pan frito con aceite de oliva y uvas) de desayuno.

Y por qué os cuento esto, sencillamente porque esta noche he cenado 4 jureles cocidos con un chorreón de aceite de oliva, y de postre pasas de Almarcha.

Antiguamente la comida no abundaba pero como teníamos una huerta en La Acebuchal, teníamos papas en abundancia, pimientos y tomates, pero de carne ni verla, los huevos en mahonesa para el gazpachuelo.  De dulces ni verlos pasar.

¡Que aproveche!

Ramón Palmeral.

 

Para ver más relatos de este autor os recomiendo el blog: El cazador del arco iris