miércoles, 25 de mayo de 2022

Guillaume Musso. El escritor más vendido en Francia

 

El escritor más vendido en Francia sorprende con un 'Twin Peaks' en el Mediterráneo

CULTURA

Literatura
El escritor francés Guillaume Musso. EMANUELE SCORCELLETTI

Guillaume Musso, el autor más vendido en Francia, publica 'La huella de la noche', un 'Twin Peaks' con los colores del Mediterráneo.

Su primer gran éxito fue su segunda novela 'Y después', en la que narra la historia de alguien que regresa a la vida y lo ve todo con otros ojos, y que publicó en 2002 tras un grave accidente de coche.

Es el autor más vendido en Francia, y tiene enorme éxito en países como Italia, Alemania y Corea. Ha vendido 33 millones de libros y se ha publicado en 40 países. Sin embargo, en España las obras de Guillaume Musso no han funcionado. Después de siete novelas traducidas al español (en cuatro editoriales), Alianza Editorial ha decidido apostar por el gran fenómeno de ventas francés y publica su último título La huella de la noche, una novela de campus en la Costa Azul y un thriller en dos tiempos con un asesinato de fondo, una especie de Twin Peaks en la Provenza, según comentó el autor, a quien le impactó la serie.

"Siempre me han gustado las novelas de campus, al estilo de David Lodge o Donna Tarth, porque es un espacio cerrado y muy reconocible, un espacio ordinario donde pueden suceder cosas extraordinarias y donde nadie es lo que se parece, un lugar en el que nadie es totalmente inocente ni culpable. En este ambiente, algo claustrofóbico, se guardan secretos y se van acumulando tensiones. Quise, por lo tanto, situar una novela en un campus. Lo intenté en las universidades clásicas, como Harvard. Berkeley, Maine, pero me di cuenta de que ahí no tenía nada que aportar y no funcionaban mis personajes. Mi historia debía tener los colores del Mediterráneo, el sol, el viento en los pinos, los caminos costeros..."

Así que, recordando sus años de profesor en Antibes, decidió localizar la novela en la Costa Azul, un lugar que conocía bien y está ligado a muchos de sus recuerdos jóvenes. La novela comienza con una reunión de antiguos alumnos cuarentones, un reencuentro que removerá muchos recuerdos y un trágico secreto guardado durante ese tiempo.

La historia sucede, por lo tanto, en dos tiempos: el presente y 1992, año en el que el protagonista tenía 18 años, la misma edad que Guillaume Musso en aquel tiempo, por lo que es inevitable que las referencias culturales y musicales del escritor se trasladen a la novela, incluida la gloriosa Copa de Europa ganada por el Olympique de Marsella al año siguiente.

Guillaume Musso ha sustituido a Marc Levy (un autor que sí es conocido en España) en el gusto popular de los franceses. No se siente muy próximo a este escritor, sino que está más relacionado con Joe Dicker, un autor suizo de su generación, con el que le unen referencias comunes y una buena amistad. Sus últimas novelas (incluida La huella de la noche) van más en este línea de suspense íntimo. De todos modos, Guillaume Musso es un autor que ha ido cambiando de género paulatinamente sin desanimar a sus crecientes lectores.

Tras un grave accidente de coche, en el año 2002 publica su segunda novela, Y después, en la que se narra la historia de alguien que regresa a la vida y lo ve todo con otros ojos. Su experiencia personal a las puertas de la muerte esta muy presente -y lo seguirá estando en sus siguientes títulos- en esta novela de acción que en Francia vendió un millón de ejemplares. Fue su primer y gran éxito, al que seguirían otros con novelas de tono romántico con un tinte sobrenatural, como Estarás ahí, Qué sería yo sin ti o Porque yo te amo, un estilo al que fue incorporando el misterio y el suspense en Central Park o La mujer de papel hasta llegar al thriller íntimo y negro de La huella de la noche.

"No soy de esos autores que tiene éxito con un tipo de novela y continúa con ese estilo siempre. Me gusta innovar para no aburrirme a mí mismo, y pienso que el mayor riesgo que hay es no correr ningún riesgo. Por eso voy variando de géneros y, por ahora, los lectores me siguen. Incluso, puede que me anime a hacer novela histórica. En todas mis obras, tan distintas, me he mantenido fiel a una forma de escribir sencilla, lo que resulta complejo, para hacer accesibles mis historias a todos los públicos", afirma Guillaume Musso, a quien no le da vértigo ponerse a escribir una nueva novela con la presión de los millones de lectores que le siguen. "Es algo que nunca pienso. Sería algo que me paralizaría. Sigo escribiendo con la misma ilusión y el mismo estado de ánimo con el que abordé mi primera novela cuando no sabía si iba a publicarla o no. Eso es importante y espero seguir así".

La madre de Guillaume Musso era bibliotecaria, y el autor supo, desde los diez años, que quería ser escritor. Sin embargo estudió una carrera de ciencias, y luego dio clases en el sur de Francia. Cuando conoció a su mujer dejó su trabajo para trasladarse a París, donde ahora reside, y dedicarse únicamente a escribir. Y lo hace de forma metódica: cada mañana, después de dejar a su hijo en el colegio, acude a la editorial, donde tiene un despacho, y allí permanece ocho horas, sumergido en sus historias, como si tuviera un horario de oficina.

Si su grave accidente le marcó, tanto a nivel personal como literario, el nacimiento de sus dos hijos le ha dejado también una profunda huella, que se remarca en sus últimas novelas.

"Mis hijos me han dado muchas alegrías y también, nuevos miedos, como descubrir la vulnerabilidad, la fragilidad de la vida, lo que me ha permitido, como escritor, vislumbrar otros horizontes", dice el escritor, quien señala que, por ahora, va a seguir con el suspense íntimo en sus novelas, porque es un género que le permite un doble nivel de lectura, y así lo explica: "Por un lado, una historia eficaz que gusta al lector y se deja llevar por la intriga, y por otro, tratar temas más complejos y profundos, que están diluidos en la historia, como la paternidad, las relaciones tóxicas, los diferentes tipos de amor..."

Uno de los puntos más alabados por la crítica, en esta novela, ha sido la construcción de la historia, donde suceden fluidamente demasiadas cosas interrelacionadas. Musso, hombre de ciencia, lo explica: "Para que todo funcione, como ocurre en una casa, hay que tener muy buenas cañerías y que no se note".