domingo, 13 de enero de 2019

Falleció el editor catalán Claudio López Lamadrid

Un accidente vascular a la edad de 58 años provoca la muerte cerebral de Claudio López de Lamadrid, editor de Penguin Random House.
Claudio López de Lamadrid sostenía que el oficio de editor era el mejor del mundo porque en él se condensaba todo lo bueno de la literatura: escribirla, por supuesto, pero sobre todo leerla, tocarla, conservarla y verla crecer como objeto para la posteridad en forma de libro. No le interesaba escribir, porque editando textos de algunos de los escritores más grandes de su tiempo ya estaba escribiendo con ellos, y además eso le permitía leer sin descanso, viajar, conocer a los autores y atesorar su talento. Una combinación, a su juicio, perfecta y que no cambiaba por nada, a menos que fuera para ver los partidos de su equipo de fútbol -el R.C.D. Espanyol- o escuchar música, su otra pasión irrefrenable junto a la literatura.
Desde el año 2000, López de Lamadrid ocupaba el puesto de editor de la división literaria del grupo Mondadori -en el que, por entonces, estaban integrados sellos como Lumen, Grijalbo o Debate-, y lo siguió conservando a medida que el grupo iba siendo absorbido por corporaciones transnacionales mayores, como Bertelsmann, Penguin y Random House, más tarde reformulado como el de director editorial de Penguin Random House, lo que significaba que tenía a su cargo sellos como Literatura Random House, Reservoir Books, Caballo de Troya o Debate. Había comenzado su singladura en el mundo editorial a finales de los años 70, de la mano de su tío Toni López de Lamadrid, que por entonces trabajaba en Tusquets, y a finales de los 80 ingresó en Círculo de Lectores e impulsó el nacimiento de la editorial Galaxia Gutenberg.
En los 90, pasó a Mondadori, lo que significó -entre otras cosas- convertirse en el editor de Gabriel García Márquez, con quien trabajó hasta el final. La carrera de Claudio López de Lamadrid puede medirse a partir de varios parámetros relacionados con la excelencia. El principal, el sumo respeto que siempre tuvo al oficio de editor, consistente en descubrir el talento y, en la medida de lo posible, conservarlo para enriquecer un catálogo -el de Literatura Mondadori, actualmente Literatura Random House- en el que figuran nombres clave de las letras contemporáneas en inglés como Joan Didion, Philip Roth, James Ellroy, David Foster Wallace, Chimamanda Ngozi Adichie, el último premio Pulitzer, Colson Whitehead, o el premio Nobel sudafricano J.M. Coetzee, cuyo último libro, 'Siete cuentos morales', se publicó en español antes que en inglés gracias a la estrecha relación que había entre Claudio y el autor. También atento a la literatura europea, con el paso de los años fue incorporando a su catálogo a firmas de prestigio como Daniel Pennac, Paolo Cognetti o Virginie Despentes.
Sin embargo, una de las mayores aportaciones de Claudio López de Lamadrid a la edición literaria fue su obsesión -casi una cruzada- por descubrir o poner en valor a algunas de las voces más frescas de la joven literatura española, de Francisco Casavella a Javier Calvo y Laura Fernández o Javier Cercas, y en dar a conocer en España a los mayores talentos de la literatura latinoamericana reciente, como Samantha Schweblin, Alberto Fuguet, Pola Oloixarac o Rafael Gumucio. Muy activo en redes sociales, a finales de 2018 se lamentaba de la escasa atención que, desde los medios españoles, se le prestaba a los autores latinoamericanos, prácticamente borrados de las listas de lo mejor del año.
El fallecimiento de Claudio López de Lamadrid, súbito y completamente inesperado -un infarto cerebral sin previo aviso y a la edad de 58 años-, deja un vacío difícil de cubrir por la elevada posición de su cargo, su experiencia y su estrecha relación con sus autores, y ha causado una conmoción difícil de medir en el mundo cultural español. Cualquier persona medianamente relacionada con el mundo del libro tarde o temprano ha acabado cruzando su camino con él; era apreciado, además, por su carácter afable y su generosidad a la hora de dar consejos a los editores principiantes (e independientes), así como por respetar las reglas del juego en la dura competición con otras editoriales por la contratación de los libros más codiciados.
El apellido López conectaba a Claudio con la aristocracia del siglo XIX: era descendiente del empresario Antonio López, marqués de Comillas, recientemente objeto de polémica por la retirada de una estatua suya en el centro de Barcelona. Sin embargo, nunca hizo ostentación ni de fortuna ni de título nobiliario. Su pasión verdadera eran los libros, y su legado como editor debe compararse con el de Carlos Barral, José Janés, Jorge Herralde o Beatriz de Moura.


Biografia:
 
Nacio en (Barcelona, 7 de enero de 1960 - Ibidem., 11 de enero de 2019)1​ fue un editor de Penguin Random House. Se había convertido, por méritos propios, en una de las grandes referencias de la edición en español a ambos lados del Atlántico, en especial por su apuesta por la literatura latinoamericana. Licenciado en Derecho, dijo que sus escritores españoles favoritos eran Juan Marsé, Rafael Sánchez Ferlosio y Javier Marías.2