Klaus Schwab [seguro que no es Católi o] nunca ha dejado de rodearse de jóvenes, convencido de que son 
ellos los que enseñan a los mayores. Una de sus últimas iniciativas ha 
sido la creación, dentro del Foro Económico Mundial, de un grupo de 
jóvenes talentos, los llamados 
global shapers. “Cada vez que 
viajo, no dejo de reunirme con ellos, es muy refrescante”, explica. 
Reinventarse y adaptarse han sido dos constantes en la vida de Schwab, 
que ha tenido entre sus principales mentores al excanciller alemán 
Helmut Kohl. Doctorado en Economía por la Universidad de Friburgo y en 
Ingeniería por el Instituto Federal Suizo de Tecnología, amplió estudios
 en Administración Pública en Harvard.
 
  EL propósito inicial DE ESTE PROFESOR DE ECONOMÍA era juntar a políticos CON hombres de negocios
 
 
En una cálida tarde de comienzos de otoño, en Ginebra reina un cielo 
profundamente azul, y Schwab conversa transmitiendo el entusiasmo y la 
frescura de un joven emprendedor. Su despacho, en un edificio de alta 
seguridad del barrio residencial de Cologny, está iluminado por grandes 
ventanales con vistas al apacible lago Lemán. El profesor acaba de 
publicar su libro 
La cuarta revolución industrial (Random 
House), en el que sostiene que con la expansión del mundo digital 
asistimos a una transformación sin precedentes en la historia de la 
humanidad. Una auténtica revolución que “tiene el potencial de aumentar 
los ingresos globales y mejorar la calidad de vida en el mundo”, afirma 
Schwab, gracias a una mayor eficiencia, más productividad y un 
abaratamiento del transporte y las comunicaciones. Pero que plantea 
también problemas como el aumento de la desigualdad por la robotización 
del trabajo.
 Klaus Schwab es uno de los hombres más influyentes del planeta. En 1971 
tuvo la idea de reunir en una remota montaña suiza a los que mueven los 
hilos del poder. Un encuentro que se ha convertido en la cumbre de la 
élite global