Pensar en positivo es fundamental en todo estado de ansiedad, no solo es suficiente con
controlar el componente físico de la ansiedad e iniciar todas aquellas
conductas que van a mejorar mi estado ansioso; debemos comenzar a revisar
nuestras actitudes mentales, es decir, nuestra forma de pensar. Detrás
de todo proceso de ansiedad suelen existir preocupaciones que nos desbordan,
pensamientos negativos, miedos, etc. que al no ser abordados de una manera
eficaz continuarán generando ansiedad. Pensar es algo que hacemos durante todo
el día incluso cuando dormimos seguimos pensando en sueños.
Los
principales pensamientos negativos que afectan a la ansiedad son las
preocupaciones constantes, aquellas que nos desbordan y van desembocando poco a
poco en una escalada de la ansiedad. Hay personas que se preocupan por
“todo”, reaccionan de manera exagerada, sacan las cosas de su justa
proporción, se centran en los aspectos negativos, se molestan con facilidad,
reaccionan siempre con mal humor, etc. Todas estas actitudes ante la vida y sus
circunstancias, no dejan de ser un hábito, una actitud aprendida. Por tanto,
nuestra superación personal pasa por adquirir la práctica de reaccionar ante la
vida de modo más tranquilo, con serenidad ayudando a que las dificultades resulten
más fáciles de manejar, así que:
¡ Cambia tu
actitud y Cambiará tu vida !
Actitudes mentales que agudizan la ansiedad
Miedo al futuro
Un tipo de
pensamiento muy habitual son los ¿Y si?… “y si pasa…” asustándote de las
situaciones negativas que pueden ocurrirte en el futuro. Vivir pensando en
todas las experiencias negativas que pueden pasarnos en el futuro solo
acrecentará aún más la ansiedad, y claro que pueden pasarnos cosas negativas en
nuestras vidas pero puestos a inventar imaginemos que también podemos vivir
experiencias positivas y agradables. A veces, sufrimos más con lo que
imaginamos que con lo que en realidad sucede.
Deja de
tener miedo por lo que puede ir mal y comienza a pensar en lo que puede ir bien
Evitación
La evitación
de lo que tememos, cuando hay situaciones ante las que, por alguna
circunstancia, reaccionamos con ansiedad solemos evitarlas, como por ejemplo,
conducir por un determinado sitio, visitar un lugar, etc. El miedo nos impide
disfrutar de nuevas experiencias de la vida, aislarnos y sobretodo enredarnos
más y más en nuestros temores.
La metáfora
del león que tenía sed nos puede ayudar a valorar la importancia de
enfrentarnos a aquello que tememos para superar nuestros miedos y controlar mejor la ansiedad:
En una
ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas espejadas y cristalinas
para calmar su sed. Al acercarse a las mismas vio su rostro reflejado en ellas
y pensó: “¡Vaya, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado
con él!” Atemorizado se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó a
las mismas. Allí estaba otra vez “el león” ¿Qué hacer? La sed lo devoraba y no
había otro lago cercano. Retrocedió, volvió a intentarlo y, al ver al
“león”, abrió las fauces amenazadoras pero, al comprobar que el otro “león”
hacia lo mismo, sintió terror. Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed! Varias
veces lo intentó de nuevo y siempre huía espantado. Pero como la sed era tan
intensa, tomó finalmente la decisión de beber el agua del lago sucediera lo que
sucediera. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas, ¡el león
desapareció!.
Este
sencillo cuento, nos enseña que de no enfrentarnos a nuestros miedos, éstos
cada vez serán mayores. El único método que puede hacer desaparecer aquello que
tememos es enfrentarnos a ello; incluso en muchas ocasiones podemos darnos
cuenta “que no era para tanto”. Sobre todo es necesario enfrentarnos a
situaciones que tememos y que evitamos habitualmente y resultan importantes
para nuestra vida superarlas.
Sentir miedo al fracaso
Preocuparnos
por el resultado negativo, miedo a no dar la talla derivada de expectativas
desmesuradas, tener una autoestima baja llegando a no realizar determinadas
tareas o metas por miedo a no hacerlo bien; el hecho de no enfrentarse hace que
la persona se pueda sentir más relajada pero la evitación siempre le hará
sentir la ansiedad de no estar consiguiendo aquello que desea.
El perfeccionismo
Perseguir
que todo este perfecto, estableciendo objetivos inalcanzables y sufriendo ante
el más mínimo error acabará desestabilizando a la persona debido a que para la
persona con un estilo mental perfeccionista nunca será suficiente. Si deseas vivir sin
ansiedad no quieras que todo sea perfecto, plantéate metas realistas,
date el derecho a ser humano, y no perfecto/a, y no olvides que
La vida es
puro aprendizaje, un ensayo de acierto y error
Postergar o dejar para mañana
Detrás de la
actitud de “mañana lo haré” se esconde la ansiedad. El “dejar para después”
puede convertirse en el origen de nuestras ansiedades y en una actitud
cotidiana, organizarse y recordar el dicho de “no dejes para mañana lo que
puedas hacer hoy” puede ser de gran utilidad para no sentirnos constantemente
ansiosos con nuestras tareas cotidianas.
Victimismo
Hay personas
que se dedican a relatar continuamente lo desafortunadas que son y como todo
les ocurre a ellas, y aunque es cierto, que hay personas que viven más sucesos
negativos que otras, esa actitud mental solo hará que esa persona se sienta aún
más angustiada, no acepte las circunstancias negativas de la vida, y viva
enredada en la “queja continua”. Mientras no desenrede esa actitud y adopte la
necesidad de no quejarse por su vida, no podrá vivir relajada y serena.
Dediquemos
nuestros esfuerzos a actuar y no a lamentar
¿Y por qué
tantas distorsiones y errores en nuestra forma de pensar? Quizás la explicación
pueda estar en la educación recibida, una educación que tradicionalmente se ha
centrado más en inquietar, asustar, asentada en el temor y la desconfianza, en
el hacer las cosas bien sin que exista la posibilidad de equivocación, etc. y
poco se nos ha enseñado sobre cómo nos sentimos y cómo nuestra forma de
afrontar las circunstancias nos hará sentir mejor. Las enseñanzas tradicionales
han estado centradas en fijarnos en lo negativo, el castigo, la autoridad, el
miedo, dando poca cabida a frases de pensamientos positivos, al
refuerzo, al dialogo, a la motivación y al cariño.
¿Cómo el
miedo al futuro, la evitación, el perfeccionismo… pueden originar, aumentar o
mantener la ansiedad? Tal como explicamos en el artículo comprender la
ansiedad para poder superarla, en todos estos casos, estamos
activando nuestro sistema de alarma, a veces incluso cotidianamente sin darnos
cuenta, vivir constantemente preocupados implica vivir siempre con el sistema
de alarma encendido y por tanto, aparecerán los sintomas de ansiedad.
Los pensamientos positivos como clave para superar la
ansiedad
Entrenar una
resolución eficaz de problemas y un estilo mental positivo nos ayudaran
a vivir sin ansiedad, puesto que la manera en cómo se percibe una
situación es el componente más significativo de la ansiedad. Combatir la
ansiedad requiere un cambio en nuestro estilo de vida, pero principalmente en
nuestra actitud mental y razonamiento, al igual que aprendemos otras cosas
también aprendemos a pensar, la ansiedad es tensión, y aumentamos la tensión
con nuestro estado mental.
Cuando nos
preocupamos podríamos decir que nuestra mente comienza a dar vueltas en círculo
sin parar, llegando siempre al mismo lugar. Si queremos ayudar a nuestros
pensamientos para que descanse la mente debemos empezar a poner en línea recta
nuestro pensamiento, es decir, iniciar un autodiálogo interno con nosotros/as
mismos/as donde seamos capaces de dar soluciones a nuestras preocupaciones,
dirigiendo nuestra mente por un camino resolutivo… No es fácil pero tampoco
imposible.
Para ello el
primer paso es darnos cuenta e identificar los pensamientos negativos cuando
tienes ansiedad, normalmente no nos detenemos a analizar nuestros
pensamientos, dándolos por válidos sin ni siquiera cuestionar su veracidad y
más aún si nos perjudica el planteamiento que estamos haciendo. Pues al igual
que revisamos lo que comemos ante posibles alergias, para cuidar la salud, etc.
también es importante y resultaría un aprendizaje saludable revisar nuestros
pensamientos. ¿Cómo? Pues ante el primer atisbo de ansiedad plantearnos ¿Me
estoy preocupando demasiado? ¿Estoy dando demasiada importancia a algo
negativo? ¿Siento miedo? ¿Me estoy exigiendo demasiado?.
Es momento
de dejar de ser catastrofistas, y plantearnos ¿Existe algún modo alternativo de
plantearse esta situación? Vamos a ponernos en el peor de los casos, ¿Qué es lo
peor que podría ocurrir? Consiste en imaginarse que tus peores miedos se
convierten en realidad. Si llegas a la conclusión de que puedes soportar que
ocurran esas situaciones o experiencias, te habrás liberado de tus miedos.
Preocupándote ¿Puedes evitar lo que temes? ¿Para que sirve preocuparme?
Cambia la
actitud que tienes ante tus problemas. Pregúntate siempre ¿Qué es realmente
importante?
Si nos
cerramos en nuestras propias preocupaciones, difícilmente podemos pasar a la
acción. La preocupación debe ser algo momentáneo que nos permita pasar a la
acción lo antes posible para poder conseguir que esos desastres sean
menos terribles.
Expresiones y frases positivas
Nuestra
forma de expresarnos, es decir, nuestro lenguaje verbal también conviene
revisarlo. Cuando valoramos positivamente las cosas y utilizamos un lenguaje
positivo y motivador para referirnos a las situaciones también nos ayudará a
sentirnos mejor y mejorar nuestro autoestima. Es necesario, tomar conciencia de
la diferencia que existe cuando planteamos los puntos de vista u opiniones
desde un enfoque negativo o positivo.
Así que
revisar las actitudes diarias, observar como reaccionamos ante las experiencias
negativas diarias y utilizar un lenguaje y pensamiento positivo hará que
afrontemos con optimismo y mayor seguridad las situaciones que se nos plantean.
Por ejemplo, no es igual decir “Pienso que” que utilizar la frase alternativa
positiva “Estoy segura de”, o decir “No creo que sea capaz” por “Claro que voy
a conseguirlo”. Incorpora o enriquece tu lenguaje con más mensajes positivos, frases
de autoayuda y ánimo, reflexiones que sirvan para animar; no sólo a tí sino
también a tus seres queridos. En este aspecto puede ayudarte mucho la técnica
de las autoinstrucciones positivas.
No dejes de
prestar atención a las actitudes, pensamientos, palabras, etc. que utilices
para modificarlos y cambiarlos por palabras y sobre todo, pensamientos
positivos. Un gesto tan sencillo te ayudará a ver el aspecto positivo de las
cosas.
Tip sobre superación personal: No sufras inútilmente
Ser positivo
no es verlo todo maravillosamente, pues en muchas ocasiones las circunstancias que
tenemos puede que no nos sean favorables. Aquí es donde los pensamientos
positivos (acompañados de frases de ánimo) pueden ayudarnos para elegir la
alternativa que me facilite sentirme mejor, que me tranquilice, me centre y me
ayude a afrontar la vida diaria de una manera resolutiva.
Mencionar
una pequeña historia que utilizo cuando hablo de los pensamientos positivos que
lo ejemplifica
Historia de
dos vendedores de zapatos a quienes sus respectivas empresas enviaron África
para vender sus productos. Tan pronto como desembarcaron el primer vendedor vio
que todo el mundo iba descalzo y mandó un telegrama a su jefe: Vuelvo en el
primer barco. Aquí nadie utiliza zapatos. Una semana más tarde llegó un segundo
vendedor, el cual encontró con la misma situación: sólo se veía gente descalza
por las calles. Pero éste envió el siguiente telegrama a su empresa: Me quedo
aquí. Perspectivas fabulosas. No tenemos competencia
Sin duda, la
forma de relacionarnos con nuestros problemas tiene muchísimo que ver con la
rapidez y eficacia de las soluciones que aplicamos. Aprender a reaccionar
ante la vida de una forma más serena hará que los problemas que parecen
“insuperables” sean más fáciles de manejar adquiririendo nuevos hábitos de
pensamientos positivos.
Al fin y al
cabo, se trata de plantearlo como una situación de superación personal y
de esforzarnos en ver el lado bueno de la vida y de las circunstancias, como
tradicionalmente se ha podido referir cuando decimos
Ver la
botella medio llena en lugar de medio vacía
Es decir, fijarnos
en el lado positivo de lo que nos ocurre en lugar de centrarnos en lo negativo.
Ser positivo significa encontrar siempre la mejor forma posible de responder a
cada situación en tu vida. No ir en contra de la corriente, pues solo nos
servirá para sufrir más, aprender a reaccionar con tranquilidad y aceptar los
problemas y contrariedades de la vida. Cuando se aprende a “dejar pasar”, los
problemas no se resistirán y comenzarán a fluir con mayor facilidad.
Si quieres
conseguir la serenidad, opta por “cambiar las cosas que puedes cambiar,
aceptar las que no puedes y tener sabiduría para ver la diferencia“. Los
obstáculos y los problemas forman parte de la vida, vivir en armonía no
significa liberarnos de todos nuestros problemas, sino de cambiar nuestra actitud
hacia ellos cuando los aceptamos y aprendemos de ellos. La paz interior se
logra mediante la comprensión y aceptación de las inevitables contradicciones
de la vida. Recuerda que te conviertes en aquello que más practicas.
No trates de
entender todo, a veces no se trata de entender sino de aceptar
Para mejorar
la calidad de tu vida debes ser consciente de cómo piensas, y reconocer como
son tus hábitos de pensamiento tanto positivos como negativos. Observa tus
pensamientos y cómo te sientes. Ser positivo significa estar en armonía. El
pensamiento positivo es una actitud mental. Es una forma de ver la vida.
Todos/as podemos elegir cómo responder ante una determinada situación. Una
última reflexión, intentemos ser positivos:
No podemos cambiar la experiencia
pero sí como te enfrentas a ella