lunes, 29 de mayo de 2017

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Definición de retórica

                                                      Semando romano. Ejercicio de la retórica



Definición de retórica
La retórica es una ciencia dela comunicación tanto verbal como escrita.

En principio, la retórica se ocupó de la lengua hablada, pero su saber trascendió al discurso escrito e influyó poderosamente en la literatura cuando la palabra escrita ganó prestigio en el régimen imperial en Roma, si bien el discurso escrito suele considerarse como una transcripción limitada o imitación estrecha del discurso oral. En la actualidad, la retórica ha vivido un gran resurgimiento y sus enseñanzas se utilizan en publicidad, la academia, la política, así como en la defensa de puntos de vista durante los juicios civiles, derechos civiles, indignados, manifesatciones, protestas. Por otro lado, gracias a las nuevas tecnologías audiovisuales podemos hablar de una retórica de la imagen, ya que mediante una imagen o vídeo podemos hablar sobre algo utilizando figuras retóricas (metáfora, metonimia, prosopopeya, personificación, etc.).
En hipanoamnerica existen consurso sobre retóica. 
Facultades de Derecho. 
La negociación.
 
La retórica ocupó un lugar importante en el sistema educativo antiguo y medieval, y hasta el romanticismo su significación fue crucial dentro de las disciplinas humanísticas.
Son tres procesos complementarios los que conformaban el aprendizaje de la retórica: el estudio de los preceptos, la imitación de modelos y la práctica personal.

Personificación de la elocuencia, grabado del siglo XV, probablemente de Ferrara, Italia.

La composición del discurso
La elaboración del discurso verbal y su exposición ante un auditorio, son aspectos que exigen la atención a cinco dimensiones que se complementan entre sí:
  • En cuanto a estructura lingüística, el discurso está conformado por la inventio, la dispositio y la elocutio;
  • En cuanto a actividad oral, el discurso está configurado por la memoria y la actio.
Inventio (o invenio)
La finalidad de esta fase es establecer los contenidos del discurso. El término inventio procede del latín invenire que a su vez procede del griego εὒρεσις que significa «hallazgo», pues de lo que se trata es que el orador seleccione, halle, en un repertorio prefijado de temas aquellos que son los más adecuados a su exposición. Se trata, mentalmente hablando, de invenire («hallar») en la memoria, llena de topoi o loci («tópicos» o «lugares» comunes) las ideas propias o heredadas de la sociedad en general, susceptibles de ser utilizadas en el discurso.
La tipología del tópico retórico incluye los siguientes elementos: persona, cosa, lugar, instrumento, causa, modo, tiempo, comparación y argumentación, a los que habrá que añadirse el tópico literario, en el caso de obras literarias.

Dispositio
Este término latino es una traducción del concepto de la retórica griega conocido como τἀξις que quiere decir «disposición». La finalidad de esta parte de la preparación discursiva es la organización de los elementos de la inventio en un todo estructurado. Son relevantes a este respecto el número de partes del discurso y su orden de aparición.
  • En cuanto a las partes, los discursos pueden presentar una estructura bipartita (en la que las dos partes mantienen una tensión recíproca dentro del conjunto) o tripartita (en la que se supone un desarrollo lineal con principio, medio y fin).
La estructuración tripartita, la más frecuente, consta de un exordium o parte inicial que tiene por objeto captar la atención (el interés o favor) del oyente (captatio benevolentiae) e indicar a este la estructuración del discurso; una parte media con narratio (exposición del asunto y tesis del orador al respecto) y argumentatio (con las razones que sustentan dicha tesis); y, finalmente, una peroratio o recapitulación de lo dicho con apelaciones al auditorio.
La estructura del discurso

DESMOSTRAR SEGURIDAD

El exordio busca hacer al auditorio benévolo, atento y dócil (atraer el interés del aula) Su función es señalizar que el discurso comienza, atraer la atención del receptor, disipar animosidades, granjear simpatías, fijar el interés del receptor y establecer el tema, tesis u objetivo.
La proposición es una enunciación breve y clara del tema que se va a tratar.
La división es la enumeración de las partes de que va a tratar el discurso.
La narración, desarrollo o exposición es la parte más extensa del discurso y cuenta los hechos necesarios para demostrar la conclusión que se persigue. Si el tema presenta subdivisiones, es preciso adoptar un orden conveniente (partitio o divisio). En la partitio tenemos que despojar al asunto de los elementos que no conviene mencionar y desarrollar y amplificar aquellos que sí conviene.
La argumentación es la parte donde se aducen las pruebas que confirman la propia posición revelada en la tesis de la exposición (confirmatio o probatio) y se refutan las de la tesis que sostiene la parte contraria (refutatio o reprehensio), dos partes que Quintiliano considera independientes, de forma que para él el discurso forense tendría cinco. La confirmación del empleo de argumentos lógicos y de las figuras estilísticas del énfasis. También es un lugar apropiado para el postulado o enunciado sin prueba, siempre que no debilite nuestra credibilidad, para lo cual hay que recurrir al postulado no veraz pero plausible (hipótesis), a fin de debilitar al adversario desorientando su credibilidad; lo mejor en ese caso es sugerirlo y no decirlo. Se recurre a una «lógica retórica» o dialéctica que no tiene que ver con la lógica científica, pues su cometido no es hallar la verdad sino convencer. Se funda más en lo verosímil que en lo verdadero, de ahí su vinculación con la demagogia. Para los discursos monográficos enfocados a la persuasión, convienen las estructuras gradativas ascendentes. En el caso del discurso periodístico, la tendencia del lector a abandonar al principio recomienda el uso de la estructura opuesta: colocar lo más importante al principio. La retórica clásica recomienda para los discursos argumentativos monográficos el orden nestoriano, el 2,1,3: esto es, en primer lugar los argumentos medianamente fuertes, en segundo lugar los más flacos y débiles y en último lugar los más fuertes.
La peroración es la parte destinada a inclinar la voluntad del oyente suscitando sus afectos, recurriendo a móviles éticos o pragmáticos y provocando su compasión (conquestio o conmiseratio) y su indignación (indignatio) para atraer la piedad del público y lograr su participación emotiva, mediante recursos estilísticos patéticos; incluye lugares de casos de fortuna: enfermedad, mala suerte, desgracias, etc. Resume y sintetiza lo que fue desarrollado para facilitar el recuerdo de los puntos fuertes y lanzar la apelación a los afectos; es un buen lugar para lanzar un elemento nuevo, inesperado e interesante, el argumento-puñetazo que refuerce todos los demás creando en el que escucha una impresión final positiva y favorable.
Los argumentos
Existen tres tipos de argumentos que pueden ser empleados en un discurso: los relativos al ethos, al pathos y al logos.
  • Argumentos ligados al ethos: son de orden afectivo y moral y atañen al emisor del discurso; son, en suma, las actitudes que debe tomar el orador para inspirar confianza a su auditorio. Así, debe mostrarse:
    • Sensato y fiable: esto es, capaz de dar consejos razonables y pertinentes.
    • Sincero: no debe disimular lo que piensa o lo que sabe.
    • Simpático: debe mostrar que está preparado a ayudar a su auditorio.
  • Argumentos ligados al pathos: de orden puramente afectivo y ligados fundamentalmente al receptor del discurso. Según Aristóteles, estos argumentos se basan en suscitar ira (ὀργή), calma (πραότης), odio (μίσος), amistad (φιλία), miedo (φόβος), confianza (θάρσος), vergüenza (αἰσχύνη), indignación (τὸ νεμεσάν), agradecimiento (χάρις), compasión (ἐλείνος) y envidia (φθόνος) por las virtudes de otro (ζήλος).2
  • Argumentos ligados al logos: argumentos ceñidos al tema y mensaje mismo del discurso; se entra aquí en el dominio propiamente de la dialéctica y se utilizan sobre todo los deductivos y los analógicos.
El orden de las partes puede ser naturalis o artificialis. El ordo naturalis es el que respeta la propia naturaleza del discurso sin alteraciones intencionadas o el que sigue la tradición; el ordo artificialis, por el contrario, altera el orden habitual de las partes (por ejemplo, empezar una historia no por el principio sino en un momento ya avanzado de la misma, esto es, in medias res).
Elocutio
La elocutio afecta al modo de expresar verbalmente de manera adecuada los materiales de la inventio ordenados por la dispositio. En la actualidad, la elocutio es lo que se denomina estilo.
La elocutio se manifiesta a través de dos aspectos: las cualidades y los registros.
  • Las cualidades elocutivas son tres: puritas, perspicuitas y ornatus.
La puritas es la corrección gramatical en la expresión lingüística, que busca, sobre todo, evitar el barbarismo o palabra incorrecta y el solecismo o construcción sintáctica errónea.
La perspicuitas es el grado de comprensibilidad del discurso, que se opone a la obscuritas.
El ornatus tiene por objeto embellecer el discurso con el uso de las distintas figuras literarias. Se trata del principal constituyente del ornatus pues en torno a él giran todos los elementos de la configuración estilística. Consta de dos formantes básicos: la elección de palabras (véase: tropos y figuras) y su combinación (compositio).
  • Los registros de la elocución (genera elocutionis) son modalidades estilísticas que dependen de la combinación de las cualidades elocutivas. Se pueden identificar varios pero tradicionalmente se habla de tres modelos básicos:
El genus humile o estilo llano tiene por objeto la enseñanza; se caracteriza por la puritas y la perspicuitas, y un ornatus poco desarrollado.
El genus medium o estilo medio pretende deleitar; se caracteriza por una mayor presencia del ornatus que en el anterior.
El genus sublime o estilo elevado busca conmover y las cualidades elocutivas están presentes en grado máximo.
La compositio
La compositio analiza la estructura sintáctica y fónica de los enunciados, esto es, sus constituyentes y sus distintas posibilidades de distribución en el discurso. Así, se distinguen la compositio sintáctica (centrada en la oración y sus partes) y la compositio fonética (centrada en la combinación de palabras en la oración por razones fonéticas).
  • La compositio sintáctica: se distinguen dos tipos de estilo: el estilo suelto o seguido y el estilo periódico o periodo.
La primera diferencia entre ambos es de tipo estructural y lógico-semántica: en el periodo existe una estructura periódica que presenta varias partes con autonomía argumentativa para cada una de ellas; en cambio, en el estilo suelto no existe esa estructuración, de forma que las ideas se suceden hasta llegar a la conclusión.
La segunda diferencia es de orden rítmico: en el periodo hay que tener en cuenta el numerus (el correlato en latín del metro en poesía, que se basaba en las cantidades vocálicas), mientras que en el estilo suelto esto es irrelevante.
Memoria
La memorización del discurso elaborado depende de dos tipos de memoria según los tratadistas clásicos: la memoria naturalis (la innata) y la memoria artificiosa, que implica una serie de procedimientos mnemotécnicos para facilitar el recuerdo.

Actio
También llamada pronuntiatio, se ocupa de la declamación del discurso, prestando atención a la modulación de la voz y de los gestos, que debe estar en consonancia con el contenido del mismo.
Los géneros oratorios
Existen tres géneros de discursos de oratoria: el genus iudiciale (género judicial), el genus deliberativum (género deliberativo o forense) y el genus demonstrativum (género demostrativo o epidíctico).3
  • El genus iudiciale es el que corresponde a las exposiciones realizadas ante un juez con el objetivo de acusar o defender, respecto de un asunto del pasado, una causa planteada en término de justicia frente a injusticia. Sus polos son acusación y defensa
  • El genus deliberativum es el que corresponde a los discursos pronunciados ante una asamblea; el orador pretende aconsejar o disuadir en términos de utilidad. Frente al género judicial, que se centra en acontecimientos pasados, el tema de los discursos deliberativos es cómo afrontar en el futuro un determinado asunto.
  • El genus demonstrativum se centra en individuos particulares a los que se trata de alabar o denostar ante un público; se ocupa de hechos pasados y se dirige a un público que no tiene capacidad para influir sobre los hechos, sino tan solo de asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello y en su contrario, lo feo. Sus polos son, pues, la alabanza o encomio y el denuesto o vituperio.
Además de estos tres géneros, existen siete especies (εἲδη): la suasoria (προτρεπτικόν), disuasoria (ἀποτρεπτικόν), laudatoria (ἐγκωμιαστικόν), vituperadora (ψητικόν), acusatoria (κατηγορικόν), exculpatoria (ἀπολιγικόν) y la indagatoria (ἐξεταστικόν).4 Estas especies están presentes en los tres géneros. En el deliberativo, puesto que se busca convencer al auditoriο de una determinada tesis, las más frecuentes son la suasoria y la disuasoria. En el judicial, en el que hay que defenderse de acusaciones o realizarlas, predominan las especies acusatoria y exculpatoria y en el epidíctico, que sirve para reforzar los valores de una comunidad, la laudatoria y la vituperadora. Aunque predοminen más en determinados discursos, las siete especies están en los tres géneros. En un discurso deliberativo se puede utilizar la especie acusatoria y la vituperadora, por ejemplo, el político que propone una ley puede acusar a su rival de algo o hacerle un vituperio con el fin de desacreditarlo. De la misma manera, en el discurso judicial son frecuentes las especies vituperadora y laudatoria. Un caso muy conocido es el discurso de Cicerón Pro Archia Poeta en el que hay un extenso elogio de la poesía.
En la Edad Media se añadieron a los anteriores las llamadas artes: ars praedicandi (sobre la técnica de elaborar sermones), ars dictandi (o ars dictaminis, sobre el arte de escribir cartas) y las ars poetriae (preceptos gramaticales, métricos y retóricos para escribir poesía).

Los diez libro mas vendidos en la feria del libro de Madrid 2017

Como cada año, la cifra de ventas de ejemplares durante la Feria del Libro de Madrid es uno de los principales indicadores para conocer el estado de la industria del libro en España. Los medios suelen sacar en portada estos datos, pero también se hacen eco de las casetas en las que se forman las colas más largas para saber cuáles son los autores más solicitados.
En esta nueva edición que acaba de empezar, el autor de ‘Patria’, Fernando Aramburu, ha sido uno de los escritores que más ejemplares ha firmado hasta el momento. Y no es de extrañar. Su último libro es uno de los fenómenos de ventas de los últimos meses y así lo demuestran los datos: es el libro más vendido de 2017 en Internet en la división española de Amazon y de la Fnac, así como en la la tiendas online de El Corte Inglés y Casa del Libro, según los datos ofrecidos por las cuatro compañías a petición de EL PAÍS Escaparate.

En el segundo y tercer puesto del top 10 de los libros más vendidos en las tiendas online mencionadas –ver lista más abajo-, se sitúan, respectivamente, ‘Todo esto te daré’, de Dolores Redondo, y ‘El laberinto de los espíritus’, de Carlos Ruiz Zafón. “Creo que Ruiz Zafón tiene una comunidad fiel de seguidores. Como Dolores Redondo. Pero esa fidelidad también necesita alimentar la novedad. Si dejaran de publicar, la maquinaria ralentizaría su marcha hasta pararse”, opina el coordinador de libros de Babelia, Javier Rodríguez Marcos.

Del ranking, también cabe destacar la bilogía escrita por Elisabet Benavent, que con ‘La magia de ser Sofia’ y ‘La magia de ser nosotros’, ocupa el quinto y sexto puesto. “Es normal que venda mucho por Internet alguien con tanta presencia en las redes sociales dado que cuenta con la ventaja de este impulso. Son apenas dos golpes de clic”, dice Rodríguez Marcos.
Los éxitos de ventas de Benavent reflejan otra realidad de la lista: el 70% de los libros están escritos por mujeres. ¿Cuál es el motivo? “Hay más lectoras que lectores, es decir, más compradoras que compradores. Eso es algo que saben y que explotan las editoriales (empezando por sus premios literarios). En literatura el factor de la identificación del lector con el punto de vista de la voz narradora es fundamental”, explica Rodríguez Marcos. Aunque el periodista de EL PAÍS también atribuye esta tendencia de compra a que "las escritoras arriesgan literariamente más que los escritores, que están más pendientes de medirse con el canon, la tradición y lo que se entiende por literatura". "Ahora bien, la literatura arriesgada, la escriban hombres o mujeres no suelen entrar en las listas de libros más vendidos...", apostilla.

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¿Por qué los lectores son reacios comprar libros en Amazon?
Cuando te los llevan a casaa
Quizás al lectro el lusta abril, ocar y oler los libros.
O hace falan librerias de libros on-line

Un poeta no puede ir de poeta por la vida, sin conocer lad figuras retóricas, estas son las herramienta del poeta como el palustre, la plana, la plomada el cemento lo es del albañil.

 

 

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Figuras Retóricas o Literarias

Figuras RetóricasListado

Las Figuras Retóricas:

Las Figuras Retóricas o Figuras Literarias son mecanismos que alteran el uso normal del lenguaje con el fin de obtener un efecto estilístico.

Las Figuras Retóricas ayudan a captar la atención, sorprenden por su originalidad y poseen un gran poder sugerente y persuasivo permitiendo una comunicación más eficaz.

Las Figuras Retóricas no solamente se emplean en el lenguaje literario sino también en el periodístico, el publicitario y el político entre otros. También las usamos en el lenguaje cotidiano sin apenas darnos cuenta:
  • ¡Te lo he dicho un millón de veces! → estamos utilizando una Hipérbole.
Las Figuras Retóricas se pueden clasificar según:
Listado Completo de Figuras:

Abundancia
Abusión
Acumulación
Acusación
Adínaton
Adjunción
Aféresis
Alegoría
Aliteración
Alusión
Amenaza
Amplificación
Anacefalcosis
Anacoenosis
Anacoluto
Anadiplosis
Anáfora
Anagrama
Analepsis
Anástrofe
Anfibología
Animalizac.
Antanaclasis
Antanagoge
Anticipación
Anticlimax
Antífrasis
Antimetábola
Antimetalepsis
Antimetástasis
Antipáfora
Antistrofa
Antítesis
Antonomasia
Apagóresis
Apócope
Aporía
Aposiopesis
Aposis
Apóstrofe
Architextualidad
Asíndeton
Asociación
Asonancia
Asteísmo
Atanaclasis
Atenuación
Atroísmo 
Batología
Bimembración
Braquilogía
Cacofonía
Cacosínteton
Calambur
Carientismo
Catacresis
Circunlocución
Clenasmo
Clímax
Cohabitación
Comparación
Complexión
Comunicación
Concatenación
Concepto
Concesión
Conduplicación
Conglobación
Conjunción 
Conminación
Conmoración
Conmutación
Cosificación
Contraposición
Contrapunto
Conversión
Corrección
Cronografía
Datismo
Definición 
Demonización
Demonstratio 
Demostración
Deprecación
Derivación
Descripción 
Desinformación
Dialefa
Dialogismo
Diaporesis
Diástole
Diéresis 
Dilogía
Diseminación 
Disfemismo
Disonancia
Distinctio
Distribución
Disyunción
Ditología
Doble sentido 
Dubitación
Ecfonesis
Écfrasis 
Éctasis
Ecthlipsis
Eficción
Elipsis
Elusión
Enálage
Encabalgamiento
Endíadis
Énfasis 
Enigma
Enumeración
Epanadiplosis
Epanalepsis
Epanástrofe
Epánodo
Epanortosis
Epéntesis
Epifonema
Epífora
Epímone
Epístrofe  
Epíteto
Epítome
Epítrope
Erotema 
Equívoco
Esticomitia
Etimológica
Etopeya
Eufemismo
Eutrapelia
Evidentia
Exageración
Exclamación
Execración
Expolición
Expolitio
Evidencia 
Flash Back
Flashforward
Germinación
Gradación
Hendíadis 
Hipálage 
Hipérbaton
Hipérbole
Hiperoje
Hipotiposis
Homeóptote
Homoioteleutón
Idolopeya 
Imagen
Imposible
Imprecación
Instancia
Interrogación
Interrupción
Invocación
Ironía
Isodinamia
Isotopía
Jitanjáfora 
Juego Palabras
Leixaprén 
Licencia
Lítotes
Maldición
Máxima
Meiosis
Mempsis
Mesodiplosis
Metábasis 
Metáfora
Metáf. Aposic.
Metáf. Compl.
Metáf. Comp.
Metáf. Contin. 
Metáf. Descript.
Metáf. Encad.
Metáf. Impres.
Metáf. Impura 
Metáf. Lexical.
Metáf. Lingüíst.
Metáf. Literat.
Metáf. Mixta
Metáf. Negativa
Metáf. Pura
Metáf. Radial
Metáf. Simple
Metáf. Sinesté. 
Metáf. Superp.
Metáf. Traslac.
Metáf. Visionar.
Metagoge
Metalepsis
Metátesis
Metonimia
Mímesis
Mixtura Verb.
Monólogo 
Neuma 
Obsecración
Obtestación
Ocupación
Onomatopeya 
Optación
Oxímoron 
Parábola
Paradiástole 
Paradoja 
Paráfrasis 
Parágoge
Paralelismo
Paralipsis  
Paronomasia
Parastasis 
Parodia
Paroxismo 
Patáfora  
Perífrasis 
Permisión 
Personificac.
Pleonasmo
Ploce
Polipote
Políptoton 
Polisíndeton
Pragmatografía
Preterición
Pretermisión
Prolepsis
Prosopodis
Prosopografía
Prosopopeya
Prótesis
Quiasmo
Racconto
Recapitulación
Redundancia
Reduplicación
Reiteración
Repetición
Resumen
Reticencia
Retrato
Retruécano
Ruego
Salutación
Sarcasmo
Sentencia
Sermocinatio
Sermocineo
Silepsis
Símbolo
Símil
Similicadencia
Similidesinencia
Sinalefa
Sinatroísmo
Síncopa
Síndesis
Sinécdoque
Sinéresis
Sinestesia
Sinonimia
Sinopsis
Sínquisis
Sístole
Sórites
Subyección
Sujeción 
Súplica
Sustentación
Tautología
Tmesis
Topografía
Yuxtaposición
Zeugma



Aventura de las Figuras Retóricas:

El Rey llora desconsolado. El señor de la Oscuridad ha raptado a su hija, la bella princesa. Nuestro protagonista, Metáforo, soldado de élite, caballero de honor y fiel servidor de su Rey, jura por su vida rescatarla sana y salva...

Prueba 1: La Figura Retórica de Metáfora consiste en...:
OpcionesTu elección
dar a entender lo contrario de lo que se dice
la relación de semejanza de un término real con otro imaginario
atribuir cualidades de seres animados a otros inanimados
Figuras Retóricas en Literatura:  


Notas Adicionales sobre Figuras Retóricas:
  • Etimológicamente el término "Retórica" procede del griego "Rhetorikè" en relación al arte de hablar en público, campo principal del empleo de dichas técnicas.
  • Las figuras retóricas también se conocen como "figuras literarias", "recursos retóricos", "recursos estilísticos", etc.
versión 26 (26/10/2015)