lunes, 27 de mayo de 2019

II Jornada sobre la Sierra de Bentomiz. La batalla de Frigiliana

II Jornadas Sierra de Bentomiz
Los días 8 y 9 de junio, Frigiliana acogerá las II Jornadas Sierra de Bentomiz sobre el patrimonio histórico de la Axarquía. Estas jornadas tienen como objetivo divulgar y concienciar sobre el valor del Patrimonio Histórico de los pueblos de la comarca malagueña de la Axarquía, especialmente de los pequeños y situados en el interior.
Estas segundas jornadas ponen el acento en un hecho relevante de la historia de Frigiliana: la batalla del Peñón. En 2019 se cumplen 450 años de este triste y violento episodio que supuso la resolución de la convivencia negada con la comunidad morisca.
Las II Jornadas Sierra de Bentomiz constan de un programa con interesantes actividades que comienzan el sábado 8 de junio en el salón de usos múltiples donde, por la mañana, habrá diversas conferencias. Por la tarde, en El Apero, los actores de la escuela oficial de idiomas de Vélez-Málaga representarán Escenas de la Rebelión de los Moriscos en la Sierra de Bentomiz. Tras la representación, se podrá disfrutar de una visita guiada al museo arqueológico y al patrimonio de Frigiliana.
Al día siguiente, domingo 9 de junio, se realizará una subida al Fuerte, lugar significativo en los hechos históricos de la batalla del Peñón.
El programa completo de las jornadas se puede consultar a través del siguiente enlace: II Jornadas Sierra de Bentomiz.
Las II Jornadas Sierra de Bentomiz están organizadas por el Colectivo Patrimonio de la Axarquía, la Asociación Cultural Taha de Frigiliana y el Ayuntamiento de Frigiliana. Cuentan con la colaboración de la Comunidad de regantes Acequiar y Molino, del Museo Arqueológico de Frigiliana, del SAT Monteariza y de Agrofisa.
Para asistir a las jornadas es necesario inscribirse.
Inscripciones: museo@frigiliana.es
Más informacion en el teléfono 952 53 42 61

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Reseña histórica de la villa de Frigiliana
Por Ramón Fernández Palmeral
 Libro a la venta en Amazón








martes, 21 de mayo de 2019

Presentación "Camino entre versos" de José A. Urbano


Presentación del libro “Camino entre versos” de Juan A. Urbano, Casino Mediterráneo 20 de febrero a las 19.30 horas.


     Buenas tardes y gracias  a todos por venir a acompañar a este gran poeta que es Juan Antonio Urbano, también quiero felicitar a María Consuelo Giner por su magnífico prólogo del libro, a José Antonio López Vizcaíno gestor de la prestigiosa editorial ECU, y como no al pintor y destacado acuarelista Ángel Gerada que es autor del cuadro de la portada del libro, compañero de batallas pictóricas.
     Es un honor para mí haber sido invitado a escribir el segundo prólogo de este poemario “Camino entre versos» que esta tarde inicia su camino, que como dijera Antonio Machado (que el próximo 22  hará 80 años de su muerte)  «Caminante no hay caminos se hace camino al andar». Mi prólogo lo he titulado «Caminos, versos y poesía» no lo voy a leer, para qué si ya está publicado, quien quiera que compre el libro, este excelente poemario del poeta y amigo Urbano, que era hasta ahora un diamante oculto, que ve la luz. Además yo escribí una crónica que está en mi columna de Mundiario.
    Os voy a hablar sobre la creación poética que es de lo que me gusta, porque es que leer me aburre. Bien, todo lo que se escribe en forma  de verso no es poesía, puede ser un cuento, una canción o un romance versificado, e incluso rimado, pero no es poesía, porque  la poesía consiste en el arte de retorcer palabras hasta convertirlas en espejos de versos y sentimientos, es esencia de una expresión íntima y personal.
    La poesía se escribe como desahogo propio como hiciera Vicente Ramos en sus Elegías de Guadalest, o Miguel Hernández en  Elegía a Ramón Sijé. O Quevedo, un recuerdo para nuestro amigo Luis Quesada q.e.p.d. que era conceptista. Y como la poesía es un desahogo personal del interior al exterior haciendo uso del arte de la palabra y de las figuras retóricas o estilísticas (metáforas, hipérbaton, hipérbole, sinestesias, sinécdoques etc, etc…) que en Gramática existe, puede darse el caso de que algunos poemas no se entiendan muy bien, entonces, el problema es del lector, porque no sabe leerlas, ya que las poesía no hay que entenderla sino que hay que sentirla.
    Cuando en la primavera del año pasado Urbano me pidió que le escribiera un prólogo yo le respondí no me encontraba muy bien, recién operado de la rodilla, días después le llamé y le dije que me mandara un borrador del poemario, y menuda sorpresa me llevé al leerlo, y me pasé dos o tres meses leyéndolas y releyéndolas y disfrutado en mi convalecencia, porque lo tuve todo ese tiempo como libro de cabecera,  hasta que encontré la inspiración para escribir el prólogo.
     Y ya para terminar. No voy a describir el libro «Camino entre versos» porque ya lo hizo muy bien María Consuelo Giner, y para eso está aquí el autor. Y como la tarde es larga y hay recital por oír, a mí únicamente me queda darle la enhorabuena a Urbano, y gracias por hacernos este regalo de buena poesía a los lectores y espero que sigas por el camino de la creación poética, y, sigas  deleitándonos con tu cosmovisión poética.

Ramón Palmeral
22 de febrero de 2019.
Casino Mediterráneo
   

viernes, 17 de mayo de 2019

Elecciones municipales y los carteles de toros


Elecciones municipales y los carteles de toros
Lo de pegar carteles y gastarse el dinero en publicidad electoral, pienso que es una chorrada, una perdida de dinero que solo beneficia a los publicistas, porque nadie lee los nombres de los diestros en política.

Ramón Palmeral

Los carteles con las fotografías retocadas de los candidatos/as a la alcaldía de Alicante que empapelan la Plaza de la Viña, me recuerdan aquellos antiguos carteles de toros que pintaba nuestro gran pintor taurino Simarro (Socio de honor del Club Taurino de Alicante desde 2011).  Eran otros tiempos. Los grandes cartelones con pases de toros con la mano izquierda (que es la mano del dinero), que anunciaban las corridas de Hogueras de San Joan (que es lo correcto, no San Juan) en el solsticio de verano del mes de junio atacado de calor, eran los que estaban por todas partes.  El arte de la pintura taurina se ha perdido (que nada tiene que ver con las corridas de toros) porque una cosa es pintar y otra torear.  

Ahora los toros en Alicante hay que considerarlos como casi clandestina, no se anuncian ni con carteles si publicidad en la prensa, porque han quedado como algo incorrecto, ante la presión de los Pacma (Partido animalista), que nada tiene que ver con la «pasma», ya me entienden.    Lo que es evidente que las corridas de toros como los festejos taurinos son un maltrato animal.
Hace años, en mi años juveniles yo era «romanticotauromáquico» (¡vaya palabro!), yo llegué a ver en la Malagueta un mítico mano a mano entre Antonio Ordóñez y su yerno Paquirri. ¡Que tiempos con ausencia de canas! Recuerdo que aquí en Alicante, en los salones del desaparecido Hotel Sidi San Juan ofrecí un recital con el también desaparecido periodista y comentarista taurino y amigo Antonio Cano, del también desaparecido Canal 37 TV. No sé si es que soy ya historia o la historia vive en mí, y ya estoy muerto.

Lo que quiero hacer ver, es que los tiempos cambian y nuestra mentalidad también cambia y se hace más sensitiva,  reconocemos que cuando el bravo toro da en la plaza esos tremendos bufidos, es porque le duelen las puyas y banderillas…, dicho esto hemos de reconoces que esta fiesta sangrienta (mal llamada Nacional), ha quedado obsoleta, propia de la Edad Media, en este mundo globalizado y en la Era Digital, que con el tiempo desaparecerá como desapareció el circo romano, donde la distracción del pueblo era ver cómo un león se comía a un cristiano.

Volviendo a nuestro tema de inicio, entre la similitud de los carteles de los candidatos a las elecciones municipales y lo carteles de toros, ahora vemos que aquellos diestros con trajes de luces (¡qué acertada metáfora!) que bebían del «cotidiano cáliz de la muerte» según escribiera nuestro gran Miguel Hernández, han pasado a ser los candidatos a la alcaldía, que no beben cálices de muerte sino Fondillón de Culebrón.

Lo de pegar carteles y gastarse el dinero en publicidad, pienso que es una chorrada, una perdida de dinero que solo beneficia a los publicistas, porque nadie lee los nombres de los diestros en política. Siento que el lenguaje inclusivo no admita diestra.  Ahora no se vota a un partido sino a una persona, que en mi opinión debe tener carisma, que equivale a credibilidad. Los partidos que perdieron las generales ya no vendrán a Alicante, porque perjudican mucho a los candidatos en su impulso. Los diferentes equipos electorales  han de perder kilos en las calles, los veo sobrepasados.
Por otra parte, pienso que antes de estar en condiciones de servir a la comunidad desde los ayuntamientos, antes hay que sanear la casa propia no solamente en la estructura  de los edificios consistoriales,  sino, en su estructura interna y el personal funcionarial, para que, valga  la carambola redundante o rumiante, funcionen engrasadamente (pero sin manos de mecánicos). Una vez le di la mano a un alcalde y la tenía llena de callos, y lo voté por simpatía.

 Arreglados y los problemas que reivindican los sindicatos, y cumplidos sus razonadas y antiguas peticiones, llega la hora de remangarse y ponerse todos a trabajar.

–Si ya trabajamos

Cierto señor García, pero como en otras empresas se cobra por productividad a lo mejor hay que hacer un esfuerzo más. Y nosotros los administrados o «consistoriados» (no sé si esta palabreja me la admitiría la RAE de aquel insigne académico Fernando Carreter), pensamos que se podía trabajar un poco más, y quitarle unos minutos al café, o el de salir de compras en horas de trabajo. Ahora es obligado fichar en las empresas para poder cobrar horas extras. Y me pregunto: ¿Van a fichar los funcionarios de los ayuntamientos, con arreglo a la nueva Ley Velerio?  (¡Oh Dios mío, qué barbaridad dice este Palmeral) pero si ya trabajamos H24: Policía Local, bomberos, servicios de emergencias y el alcalde…

–Bien, bien, ¡pero escucha!, es que en esta tesitura, andamos medio mareados. Me parece loable que la gente gane por las horas que echa de más. ¿Y su rendimiento? A este lugar del espacio laboral va mi dardo. La pregunta sería: ¿Qué más podríamos  hacer desde los ayuntamientos para mejor a la atención ciudadana?  No vayamos a trabajar más, sino más eficazmente, con una administración moderna y sin tanta tortuga burocrática por medio. Todo ciudadanos debe ser atendido positiva o negativamente en sus peticiones.  Para ello se debe crear una oficina de atención al ciudadano como la oficina de atención al turista. Luego no se quejen ustedes, si un ciudadano escribe un «clamor dolorido» en la Prensa.

La cercanía de los candidatos a la ciudanía es muy importante ¿Qué tal un viaje en autobús? Ya sabemos que van a visitar los  mercados de abastos por ver si tienen la suerte encuentrarse a una madre con un bebé para cogérselo, besarlo, tomarlo en brazos y hacerse la fotografía. Los domingo no son días de descanso para un candidato, ha de ir a la Explanada de España para oír a la Banda Municipal, a la carrera de bicis o media maratón. Debe haber una persona que atienda las llamadas telefónicas del líder del partido desde Madrid. Saber delegar es una de las reglas, y ordenar, saber ordenar, otra que no se aprende, se tiene o no se tiene.

Hay que ponerse las pilas en limpieza, en parques y jardines, en la plaza de la Viña faltan once palmeras, y los pasos de cebra están sin pintar. Más deuda es imprescindible,  el papá Estado siempre vendrá al rescate. Cada día veo menos trabajadores en limpieza y las cacas de los perros se quedan como coprolitos
Publicado en Dairio de Alicante
17-05-2019

miércoles, 8 de mayo de 2019

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RAMÓN PALMERAL BUSCANDO A GABRIEL MIRÓ EN “AÑOS Y LEGUAS”






PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RAMÓN PALMERAL
BUSCANDO A GABRIEL MIRÓ EN “AÑOS Y LEGUAS”

Por Consuelo Jiménez de Cisneros


Buenas tardes. Lo primero, saludar a los componentes de la mesa. A mi amiga Consuelo Giner, que me hace una presentación tan cariñosa como es habitual en ella; a Ramón Palmeral, del que enseguida hablaré, y a la profesora universitaria y doctora Laura Palomo, especialista en Miró, y quiero decir que es una satisfacción contar con ella e incorporar a gente joven a estos eventos.
Antes de hablar del libro tengo que hablar del autor. El escritor y artista Ramón Palmeral, desde que le conozco, ha sido un amigo generoso que comparte información y contactos, que difunde actividades y publicaciones gracias a su blog Nuevo Impulso. Que colabora y participa, como lo ha hecho recientemente en el Seminario Homenaje que dedicamos al centenario del nacimiento de Vicente Ramos, donde compartimos mesa redonda (junto a Consuelo Giner) sobre la poesía y la música en Vicente Ramos. Que recientemente fue nombrado socio de honor de Espejo de Alicante y yo tuve el honor de darle su espejo.
Así pues, cuando me pidió que le acompañara en la presentación de este libro, fue para mí una grata obligación comprometerme a ello, que resultó aún más grata cuando tuve ocasión de leer y disfrutar su libro, porque es un libro disfrutable, que no es solo para leer, sino también para hojear y mirar, gracias a las tablas, dibujos y fotografías que incluye. Este libro se suma a otros muchos que ha dedicado ya Ramón a diferentes escritores alicantinos (Miguel Hernandez, Manuel Molina, Vicente Ramos…) que le hacen autor de una obra cada vez más caudalosa, que alcanza ya los cuarenta títulos.
El libro se contextualiza en el marco del 140 aniversario del nacimiento de Gabriel Miró, un escritor alicantino al que, lamentablemente, la mayoría de los alicantinos solo conocen por la plaza que lleva su nombre.
Es, por tanto, muy oportuno que, con ocasión de centenarios y efemérides, se resalte y divulgue la labor, en este caso literaria, de un creador tan relevante como Miró, que no es solo un escritor alicantino, sino además un escritor español y universal.
En efecto, la historia de la literatura española del siglo XX tiene en Miró a uno de sus principales protagonistas. Su prosa exquisita lo coloca en el olimpo de los narradores poetas, donde comparte sitio de honor con Valle Inclán y Juan Ramón Jiménez (al que cita muy oportunamente Ramón en su libro como fuente de inspiración mironiana: recordemos que Platero y yo aparece en 1916 y Años y leguas en 1928).
En mi opinión, Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez y Gabriel Miró son los tres gigantes de la prosa lírica española. Lirismo que no excluye lo dramático, lo reivindicativo, lo filosófico. En esta época de feminismo, cabría releer los terribles capítulos de Años y leguas donde se va contando paulatinamente el maltrato crónico de un marido cruel a su esposa.
Buscando a Gabriel Miró en Años y leguas es el título que ha elegido Palmeral para su ensayo y recoge perfectamente lo que contiene. Se trata de buscar a Miró a través de la lectura, no solo de los textos de Miró, sino de los que estudian a Miró, por ejemplo los profesores de la Universidad de Alicante Miguel Ángel Lozano y Enrique Rubio a los que Ramón cita oportunamente, al igual que también ha tenido la cortesía de citarme como inspiración para uno de sus análisis lexicográficos, porque Ramón Palmeral a la hora de escribir, es de una honradez acrisolada. A la lectura y la indagación literaria se añade el recorrido físico por los pueblos y lugares.
Por eso, este libro contiene varios libros en uno, como ya se recoge en la contraportada: por una parte, el análisis de Años y leguas, un estudio minucioso y ameno que nos aporta Ramón como apasionado lector (así lo definiría yo) de Gabriel Miró. Un estudio donde se examina el léxico, se explican las palabras menos conocidas (arcaísmos, cultismos, valencianismos) y se presentan tablas de la flora y fauna que aparecen en Años y leguas.
Además se resume y se glosa el libro por capítulos para que los lectores apresurados puedan acercarse a él con más facilidad. La parte central sería una cuidadísima reedición de Años y leguas, precedida por la portada de la primera edición de 1928. Hay que recordar que este fue uno de los libros más queridos de su autor, Gabriel Miró, y que mejor reflejan la sensibilidad mironiana; un viaje por el interior de la provincia de Alicante y por el interior del alma del autor que se nos presenta bajo el nombre de su “alter ego”, Sigüenza.
Los textos van anotados por Ramón para aclarar mejor términos y expresiones, y están ilustrados con unos preciosos dibujos originales de Ramón que acompañan nuestra lectura de gratísima forma, como el buen amigo que nos acompañara en un paseo.
Y finalmente, la aportación más personal de Palmeral: su cuaderno de viajes con el recorrido que él mismo efectúa, en ocasiones acompañado por su esposa, de los lugares que Miró cita en Años y leguas, con fotografías anexas. Es, en conclusión, un ensayo completísimo sobre Años y leguas, título expresivo de andanzas por tiempos y lugares; andanzas compartidas, a través de la distancia temporal, por Gabriel Miró y Ramón Palmeral.

Y nunca mejor aplicado el término “ensayo”, ese género literario que todo lo abarca, libre y fluido, que permite, como en este caso, la aproximación a una obra emblemática desde una perspectiva tan única y particular como la que nos ofrece el artista y, repito, apasionado lector que es Ramón Palmeral.
Hay que añadir, en fin, que el estilo de Ramón es sencillo,  conversacional, fácil de leer. Es como si anduviéramos con un contertulio que nos cuenta sus experiencias como lector y analista de Años y leguas. No oculta dificultades ni esconde opiniones. Cita sus fuentes, lo que no todos hacen, con gratitud y elegancia. Es extremadamente erudito, pero con una erudición amistosa, alejada del aburrimiento académico y de la pedantería. En su aparente naturalidad esconde una infinidad de horas de trabajo, de esfuerzo paciente, de búsqueda. En la carta que me dirige acompañando el regalo de su libro, habla de dos años; poco tiempo me parece para una obra tan varia y trabajada.  
Hay una apostilla que querría hacer. Coincido con Ramón en que Años y leguas es la obra maestra de su autor en el género del ensayo de viajes, típico de la Generación del 98 y heredado por la Generación del 14 a la que pertenece Miró; un género que ya practicó Azorín en Castilla o en La ruta de don Quijote, Unamuno en Por tierras de Portugal y España, Ortega en sus artículos sobre excursiones, etc.
Pero en novelística, para mí la obra maestra de Miró y yo diría que de toda su generación de narradores es la suma de sus dos magnas novelas de acción consecutiva, Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso, de las que hice una edición escolar en forma de antología comentada titulada Oleza, que apareció en 2008 gracias a los desvelos de Zoila Helbenso, directora de la Biblioteca Gabriel Miró en aquel entonces y gran impulsora de la difusión de la obra de Miró, la cual al año siguiente (en 2009) también me publicó un precioso librito dirigido a los niños, ilustrado con fotografías de Carlos Uralde, que titulé Asómate a Miró. También cabría añadir el documento didáctico que me publicó la Consellería de Eduación en 1991 para la asignatura de Literatura Universal del Bachillerato LOGSE, entonces en fase experimental, titulado “Miró y Proust”.
Si cito estos trabajos (más el que apareció publicado en equipo con Antonio López Cruces y Trinidad Rico Cutillas, Leer a Miró, en 1997) es para indicar que en Alicante se han hecho esfuerzos por acercar Miró a los alicantinos, esfuerzos a los que se suma esta magnífica aportación que nos ofrece Ramón Palmeral y que recomiendo absolutamente, porque es, en una palabra, admirable.
                                             
Muchas gracias

Leído por Consuelo Jiménez de Cisneros en Ámbito Cultural de El Corte Ingles de Alicante, el 8 de mayo de 2019, en el acto del 140º aniverdario del nacimiento de Gabriel Miró. 

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martes, 7 de mayo de 2019

“El tío Palmerito”. El bolsillo págico. Minirrelato de Ramón Palmeral









¿Cómo se hace la horma de un cuento?


Título: “El tío Palmerito”

Vivía en mi pueblo un hombre que ya había cumplido los 72 años, se llamaba el tío Palmerito, y tenía un don, un poder increíble, mágico diría, cada vez que necesitaba algo en lugar de ir a buscarlo a su casa o comprarlo, se metía la mano en el bolsillo de la chaqueta de pana y extraía lo que le hacía falta, y así siempre, menos dinero, solo tenía saldo para 5 euros al día, y de esos vivía, más su mísera jubilación. No podía vender nada de lo  que se le venía  a la mano desde el bolsillo, porque se le evaporaba, toda esa magia era para su uso exclusivo y personal.

Que necesitaba un bote de tinte para los zapatos, metía la mano en el bolsillo y sacaba un bote de tinte del color que necesitaba. Que necesitaba un corta uñas, metía la mano en el bolsillo y lo sacaba, o unas tijeras de podar, o una navaja, o un lápiz, o una aguja, hilo, dedales, todo, o  una grapadora o un martillo o un hacha, todo lo que necesitaba lo sacaba del bolsillo mágico. Y cuando digo todo, es todo. Su bolsillo era como un supermercado.

Un día no se levantó muy bien, metió en la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó un cayado de madera de granado, era la señal de que debía caminar para mejorar su sedentarismo y la tensión. Tomó el cayado se fue a caminar, salió por el camino de los arrieros por el Santo Cristo hacia el Mayarín, pero se olvidó la chaqueta de pana sobre el respado de una silla.

 Se marchó y no volvió jamás al pueblo. El tío Palmerito desapareció para siempre, y no se supo más de él. ¿A lo mejor está dentro del bolsillo de la chaqueta y, esto no lo sabe nadie?, pero yo soy un duende de los bosques y no puedo hablar con los humanos porque no me oyen.

Autor:
Ramón Palmeral
7 de mayo de 2019
Publicado en mi libro de "Microrrelatos Nuevos 99"