jueves, 4 de mayo de 2017

"Azorín íntegro", comentario de Miguel Ángel Lozano,

Azorín íntegro

Miguel Ángel Lozano Marco

Universidad de Alicante
SANTIAGO RIOPÉREZ
Azorín íntegro
Madrid, Biblioteca Nueva, 1979
Nos encontramos ante un libro monumental en el campo, ya bastante extenso, de la bibliografía azoriniana. Si lo califico de «monumental» no es sólo por lo voluminoso -que lo es-, sino por su contenido, significación y lograda plenitud. Su autor, Santiago Riopérez y Milá, ha dado forma literaria a una labor gestada durante muchos años y levantada sobre los sólidos cimientos del conocimiento minucioso de toda la obra de Azorín, del conocimiento del contexto histórico y literario en que ésta se produjo y, lo que es más singular, del asiduo trato y   —536→   conversación con el maestro durante los últimos años de su vida, en frecuentes visitas a su domicilio madrileño, lo que hace de él un testigo privilegiado y excepcional.
El título, Azorín íntegro, encierra en su expresivo laconismo un propósito ambicioso, como es el de dar una visión completa del escritor. Y esto es lo peculiar del libro, lo que le da relevancia, pues funde en un solo texto lo que hasta su aparición andaba disperso, lo que había sido fragmentado en multitud y variedad de escritos. Riopérez restituye la unidad de vida y obra en Azorín: pensamiento, estética, evolución vital, análisis y comentario interpretativo de las realizaciones en los variados géneros literarios cultivados por el autor de Castilla, su originalidad y singularidad, sus profundas innovaciones, las relaciones con otros escritores, su actitud política... En suma: la trayectoria vital de Azorín da sentido y unidad a su variada obra; y viceversa: el análisis de esta obra, en el preciso momento en que se produce, ilumina su trayectoria vital.
A mi juicio, la construcción de una biografía de Azorín plantea una primera dificultad, plenamente superada por este autor: la falta de acontecimientos externos, de sucesos susceptibles de ser narrados. Azorín era todo lo contrario de un hombre de acción; la imagen que de él tenemos es la de un ser taciturno, tímido en exceso, reconcentrado, de costumbres morigeradas, infatigable lector y escritor... Es, pues, la biografía de un rico y complejo mundo interior la que había que trazar; y ésta es tarea solamente posible para un hombre de inteligencia y sensibilidad nada comunes, apto para percibir los matices y los sutiles movimientos de una andadura velada para muchos. El autor del libro nos dice en la página 193: «Las etapas de su historia personal son, simplemente, meditaciones, y meditaciones son, en síntesis, las grandes aventuras de su vida». Y dos párrafos más abajo, declara: «Detrás de cada libro suyo, bajo cada página, está la vida de Azorín, la expresión de la vida de Azorín, la aventura vital de Azorín». Por esto precisamente, para que la imagen del escritor nos aparezca en su integridad, es imprescindible acudir a sus escritos y fundirlos con la reconstrucción biográfica. De ahí la peculiar antología que de ello resulta: una antología orgánica, que marca el desarrollo vital, y cuyos textos han sido seleccionados con rigor a partir de ese minucioso conocimiento de tan dilatada obra literaria, de la que no queda un rincón sin escudriñar.
Azorín íntegro es, por tanto, un libro del máximo interés para el estudioso de la vida y obra del escritor monovarense, pero también de manejo imprescindible para el estudioso e interesado en la generación del 98 o en la literatura española del siglo XX, puesto que la obra se encuentra   —537→   sólidamente apoyada en una amplísima bibliografía sobre la literatura e historia del período en el que se desarrolló la vida del longevo prosista y revela un cabal conocimiento de los escritores que con él comparten el grupo generacional, bautizado precisamente por Azorín; todo ello queda reflejado tanto en el texto como en el extenso aparato crítico que lo completa y documenta. De enorme importancia es el epistolario inédito que aquí se recoge, situando cada carta (de Unamuno, Baroja, Clarín, Valle-Inclán, Maragall, etc.) en su momento y circunstancia, con lo que se redondea el interés y la riqueza documental del libro (ilustrado con profusión de material gráfico, también inédito en su casi totalidad).
Pero no es menor el interés que tiene para el lector alejado de actividades académicas o pretensiones eruditas. Azorín íntegro es una obra interesante, sugestiva, que debe leerse también por su propio valor literario. Y esto me parece definitivo: el buen estudio debe ser, al mismo tiempo, una obra notable por su valor estético. El libro que aquí nos ocupa comparte el rigor intelectual con la belleza en la expresión. Posee Riopérez y Milá un estilo equilibrado, elegante, limpio, claro, preciso y, al mismo tiempo, rico en matices; cualidades ya apreciadas por quienes hemos leído trabajos suyos publicados, a lo largo de no pocos años, en las páginas de los mejores periódicos y revistas del país: una obra dilatada -de alguien que no es un «escritor profesional»- que alcanza su punto culminante en el logrado volumen que aquí reseñamos.
No puedo dejar sin mencionar el epílogo en el que D. Santiago Riopérez destaca la importancia de la Casa Museo de Azorín, en Monóvar, y las riquezas documentales, bibliográficas y sentimentales que allí se contienen, de tanto interés para todo estudioso o interesado en la figura y la obra de José Martínez Ruiz, Azorín.