miércoles, 17 de agosto de 2016

Madera de olivo. Estampa de Ramón Fernández Palmeral



 MADERA DE OLIVO


     En realidad nuestra vida es una radiografía cotidiana. Es curioso ver  en una radiografía cuyo color calcio de los huesos es idéntico a la madera de Olivo. Camilo José Cela se murió de una indigestión de soberbia intelectual. «Todos tenemos los mismos curos», le hizo decir a Pascual Duarte, ajusticiado en el garrote vil o collar de Vizcaya decían en el XIX porque estaban hechos de hierro de aquella zona oxidada y verde, sí verde crudo porque los ferrostatos de la tierra dan ese color a la hierba.  Murió Cela  con la vulgaridad de su odió y pidió que le enterrasen bajo un olivo milenario, a mí me extrañó, lo lógico hubiera sido pedir la sombra de un boj gallego, que tantos éxitos, le trajo a la faltriquera. La madera de boj es más dura y perenne que la del olivo, no flota y se hunde en el agua. Su madera cubre las necesidades de los flautistas para dormir ballenas, es madera dura de la cornisa cantábrica y con todo, como duplicidad de las cosas, existe en el Mediterráneo un arbusto seudoboj cuya madera tampoco flota y es mala de arder,  es dura compacta y de bello pulimento, el boj también es planta tóxica que puede llegar a causar la muerte..., no arde o tarde mucho en arder..., las radiografías no engañan, nos penetran hasta que se nos ve la jabalina, la madera de la que estamos hecho, la hojas de boj de nuestra almas en vuelo.
      Estoy con don Camilo, los muertos no sabemos que estamos muertos, si lo supiéramos despertaríamos de una patada en la boca, un arriero de la Sierra de Almijara mató de una cuchillada a Adriano Lomas en la puerta de una venta de la Acebumeya. El día en que por una u otra razón no salgamos en la foto y creamos que nuestra respiración es la de otro, habremos caído sin remedio en la vulgaridad de la muerte, siempre se muere en defensa propia, morir a disgusto no deja huella, ese día que falló el diafragma de la pistola de izquierdas, tu izquierda es mi derecha y tu derecha es mi izquierda, hermano olivo, hermano de polvos y, la mayoría de los machos no aguantas tres polvos sin asarla, el día que murió Don Camilo, otros ensayaban el sexo puro y duro en una película porno, el protagonista principal dice que se toma su trabajo muy en serio, que cuando eyacula lo hace por dinero, tiene mujer y tres hijos. El aceite de oliva con agua caliente o mejor templada es bueno para loe enemas, torceduras y el estreñimiento, el mejor es el aceite virgen de primera prensa que se extrae en la almazara  situada en el  Santo Cristo de Frigilandia (Málaga), aquellos olivos son duros y grandes porque crecen  sobre tierra de pizarra, así es la Axarquía llena de butacos de aceite. Desde el Mayarín Alto se ve el Mediterráneo luminoso, casi invisible con el color del cielo, las 25 galeras del Comendador Mayor de Castillas desembarcaron en las costas de Torrox y se cargaron a pistoletazos a los últimos moriscos que resistieron con hondas y alfanjes y otros útiles de labranza en El Fuerte. Cuando los moriscos abandonaron las tierras de la Axarquía y Alpujarras no pudieron llevarse los olivos de perlas de oro, pues los olivos que aguantaban todo los temporales de la historia. San Pedro está sentado en una silla de olivo.
     Claudia Onegas, con ochenta años cumplidos seguía bailándole a su marido la danza del vientre sin red de seguridad, mientras él le ponía sonrisa de limusina, los torpes gorriones se escondían de los vencejos en las ramas repugnantes de los tilos allá en la barranco de la Acebuchal, florido de jirafas adelfas, y cómo no en los algarrobos y los olivos.
     Bill Gate, ante el  que hay que ponerse de rodillas como un nuevo Dios de la Informática, se comió un ordenador con plumas y todo sin que el entraran náuseas, se limpió con un par de páginas web el prepucio después de orinar. Las embarazadas no podían comer pescado a rayas ni camaleones para que los niños no salieran con manchas, el olvido de la tía Emilia allá en la punta de la loma del Mayarín, en término de Torrox, creció vencido al sur por culpa de los vientos, allí dicen que nace el viento y cada cinco años pasa un tornado y lo pela todo, viñas, higueras, olivos en flor y tablas de los paseros en reposo de clásicas posturas, a los clásicos hay que interpretarlos, porque los anticlásicos sirven para siempre, sino no serían clásicos. Cuando una galera fenicia pasó por allí se hundió cerca del peñón del Cuervo, cinco fenicios murieron y el resto, casi unos veinte se salvaron, la principesca vecina llora porque su hijo se va a casar con una separada que tienen dos hijos y una tienda de artesanía en el santo Cristo, los olivos los trajeron a la península Ibérica luna banda de árabes con su conquista y asalto a través del estrecho de Gibraltar sin saber que no producía colesterol, una forma topográfica de saber hasta donde llegaron sus asentamientos de conquista es la de observar la plantación de olivos, allí donde no hay olivos milenarios fueron tierras sin árabes, véase Cantabria, Vascongadas y Navarra.


Ramón Fernñández Palmeral. 2015