MADERA DE OLIVO
En
realidad nuestra vida es una radiografía cotidiana. Es curioso ver en una radiografía cuyo color calcio de los
huesos es idéntico a la madera de Olivo. Camilo José Cela se murió de una
indigestión de soberbia intelectual. «Todos tenemos los mismos curos», le hizo
decir a Pascual Duarte, ajusticiado en el garrote vil o collar de Vizcaya
decían en el XIX porque estaban hechos de hierro de aquella zona oxidada y
verde, sí verde crudo porque los ferrostatos de la tierra dan ese color a la
hierba. Murió Cela con la vulgaridad de su odió y pidió que le
enterrasen bajo un olivo milenario, a mí me extrañó, lo lógico hubiera sido
pedir la sombra de un boj gallego, que tantos éxitos, le trajo a la
faltriquera. La madera de boj es más dura y perenne que la del olivo, no flota
y se hunde en el agua. Su madera cubre las necesidades de los flautistas para
dormir ballenas, es madera dura de la cornisa cantábrica y con todo, como
duplicidad de las cosas, existe en el Mediterráneo un arbusto seudoboj cuya madera tampoco flota y es
mala de arder, es dura compacta y de
bello pulimento, el boj también es planta tóxica que puede llegar a causar la
muerte..., no arde o tarde mucho en arder..., las radiografías no engañan, nos
penetran hasta que se nos ve la jabalina, la madera de la que estamos hecho, la
hojas de boj de nuestra almas en vuelo.
Estoy con don Camilo, los muertos no
sabemos que estamos muertos, si lo supiéramos despertaríamos de una patada en
la boca, un arriero de la Sierra de Almijara mató de una cuchillada a Adriano Lomas
en la puerta de una venta de la Acebumeya. El día en que por una u otra razón
no salgamos en la foto y creamos que nuestra respiración es la de otro,
habremos caído sin remedio en la vulgaridad de la muerte, siempre se muere en
defensa propia, morir a disgusto no deja huella, ese día que falló el diafragma
de la pistola de izquierdas, tu izquierda es mi derecha y tu derecha es mi
izquierda, hermano olivo, hermano de polvos y, la mayoría de los machos no
aguantas tres polvos sin asarla, el día que murió Don Camilo, otros ensayaban
el sexo puro y duro en una película porno, el protagonista principal dice que
se toma su trabajo muy en serio, que cuando eyacula lo hace por dinero, tiene
mujer y tres hijos. El aceite de oliva con agua caliente o mejor templada es
bueno para loe enemas, torceduras y el estreñimiento, el mejor es el aceite
virgen de primera prensa que se extrae en la almazara situada en el
Santo Cristo de Frigilandia (Málaga), aquellos olivos son duros y
grandes porque crecen sobre tierra de
pizarra, así es la Axarquía llena de butacos de aceite. Desde el Mayarín Alto
se ve el Mediterráneo luminoso, casi invisible con el color del cielo, las 25
galeras del Comendador Mayor de Castillas desembarcaron en las costas de Torrox
y se cargaron a pistoletazos a los últimos moriscos que resistieron con hondas
y alfanjes y otros útiles de labranza en El Fuerte. Cuando los moriscos
abandonaron las tierras de la Axarquía y Alpujarras no pudieron llevarse los
olivos de perlas de oro, pues los olivos que aguantaban todo los temporales de
la historia. San Pedro está sentado en una silla de olivo.
Claudia Onegas, con ochenta años cumplidos
seguía bailándole a su marido la danza del vientre sin red de seguridad,
mientras él le ponía sonrisa de limusina, los torpes gorriones se escondían de
los vencejos en las ramas repugnantes de los tilos allá en la barranco de la
Acebuchal, florido de jirafas adelfas, y cómo no en los algarrobos y los
olivos.
Bill
Gate, ante el que hay que ponerse de
rodillas como un nuevo Dios de la Informática, se comió un ordenador con plumas
y todo sin que el entraran náuseas, se limpió con un par de páginas web el
prepucio después de orinar. Las embarazadas no podían comer pescado a rayas ni
camaleones para que los niños no salieran con manchas, el olvido de la tía
Emilia allá en la punta de la loma del Mayarín, en término de Torrox, creció
vencido al sur por culpa de los vientos, allí dicen que nace el viento y cada
cinco años pasa un tornado y lo pela todo, viñas, higueras, olivos en flor y
tablas de los paseros en reposo de clásicas posturas, a los clásicos hay que
interpretarlos, porque los anticlásicos sirven para siempre, sino no serían
clásicos. Cuando una galera fenicia pasó por allí se hundió cerca del peñón del
Cuervo, cinco fenicios murieron y el resto, casi unos veinte se salvaron, la
principesca vecina llora porque su hijo se va a casar con una separada que
tienen dos hijos y una tienda de artesanía en el santo Cristo, los olivos los
trajeron a la península Ibérica luna banda de árabes con su conquista y asalto
a través del estrecho de Gibraltar sin saber que no producía colesterol, una
forma topográfica de saber hasta donde llegaron sus asentamientos de conquista
es la de observar la plantación de olivos, allí donde no hay olivos milenarios
fueron tierras sin árabes, véase Cantabria, Vascongadas y Navarra.
Ramón Fernñández Palmeral. 2015