Cuando al fin la locomotora
del tren pudo parar tras un largo y brusco frenazo con descarrilamiento, Aniceto Rodríguez, cartero en el vagón de Correo del tren, no tenía
la mano derecha en su sitio, sino colgado de una pecha, con el frenazo se bajó
la ventana de cristal que hizo su función de guillotina al desplomarse por su propio peso y la inercia. Estamos en 1945 en una
vía férrea cerca de Villar del Arzobispo (Gerona), son las tres de la madrugada, hace un
frío que congela la nariz y el aliento, hasta tal punto que en un momento el
vapor de la locomotora ha empezado a congelarse. Un viento de lobos no deja de
aullar por las copas de los árboles, la frontera de Francia queda cerca, pero
no tan cerca. Las otras noches hubo unos tiros, uno de los contrabandistas de
el Cascanueces resultó herido.
El cartero de la mano
cortada no para de gritar, el jefe de la Estafeta le hizo un torniquete a la
altura del brazo hasta cortar la hemorragia, maniobra que consiguió su fin. La sangre está
pintando todas la cartas y todo el vagón dela Estafeta de una forma escandalosa, el rojo
siempre es muy visible a los ojos humanos, y siempre es un traidor y da miedo.
Cinco meses después
el cartero estaba de nuevo dado de alta y trabajando, ahora le llamaban el Manco
de Arzobispo, algo que re repateaba, pues no tenía si quiera un primo cura ni nada que se le pareciera, pues estaba afiliado
a UGT y su padre de la CNT guardaba cárcel en Carabanchel desde la guerra
civil, por un montón de años.
La cuestión es, que, ahora que estaba recuperado y
trabajando de nuevo, después de haber salido de este grave accidente
ferroviario, la mujer, Anita Castalanuca, de 25 años, morena guapa andaluza, se
fue a Madrid, y se enamoró de ella un millonario, guapo, alto y con ganas de
hacerla feliz e introducirla en la sociedad madrileña de aquellos años del
estraperlo.
Pero el Manco del Arzobispo de nombre Anceto por el lider republicano Alcalá Zamora, y de apellido Rodríguez porque no se podíae cambiar, no iba a renunciar a su derecho matrimonial, así que sin más, se
despidió de su empleo de cartero en la RENFE y se fue a los madriles a buscar a
Anita, y si hacía falta darle una puñalada trajera el millonario que le había
quitado a lo que más quería, y su fuera poco se llevó consigo a la madre y la una
tía Antonia.
Ya estaban los tres en el barrio de Lavapiés cuando…
Nota.-
La idea en todo relato es el conflicto, acción, no parar de una cosa a otras, los momentos de felicidad son pocos, todo ha de transcurrir con problemas y sucesos, esto es un ejemplo de relato en el que el lector de dejará de leer. El autor no se puede andar por las ramas. Un ejemplo no tenemos en las telenovelas, siempre pasa algo. Lo de domrirse en los laureles, lo de andar por las ramas es cosa de novatos.
Relato de Ramón Fernández Palmeral