Infeccion de portesis de rodilla y su tratamiento:
INTRODUCCIÓN
La artroplastia total de rodilla (ATR) sigue siendo
      actualmente un método seguro y eficaz en el tratamiento
      de la gonartrosis de rodilla. Sin embargo,
      existen varias complicaciones que pueden dar lugar
      al fracaso de la cirugía e incluso, poner en riesgo el
      miembro intervenido y la vida del paciente. La
      infección profunda es una de las complicaciones mas
      graves, en los trabajos mas recientes las tasas de
      infección varían entre el 1% y el 2% (1-3).
     El tratamiento de esta complicación supone un
      reto para el cirujano ortopédico, ya que resulta
      muy difícil y prolongada. Para el paciente supone un
      deterioro de su estado funcional, físico y mental, y
      para las instituciones sanitarias un impacto económico
      muy alto. Se ha estimado que el coste
      aproximado de cada caso es de unos 70.000 dólares
      americanos (4) y la utilización de recursos hospitalarios
      se multiplica por 3-4 con respecto a una
      ATR primaria y por 2 con respecto a una revisión
      protésica de tipo aséptico (5).
    
    
     
CAUSAS
Es fundamental tener un conocimiento profundo
      de los factores de riesgo, para realizar la prevención
      y manejo correctos del problema. Se han identificado
      varios factores que aumentan el riesgo de
      infección relacionados con el paciente o con la
      intervención (Figura 1). La selección apropiada
      de los pacientes y la valoración preoperatoria adecuada,
      son fundamentales para juzgar si los riesgos
      de la cirugía sobrepasará sus beneficios. La artritis
      reumatoide, la diabetes mellitus, los tratamientos
      inmunosupresores, la psoriasis y las infecciones
      previas en la rodilla, son los factores de riesgo
      más relacionados con la infección de una ATR.
     Bengston et al, (6) en una serie de 12.118 rodillas
      encontraron una tasa de infecciones del 4,4% en los
      pacientes artritis reumatoide, frente al 1,7% en
      los que padecían artrosis primaria. (6) El metotrexate
      ha sido relacionado con una tasa de infección
      del 3,3% y con problemas de la herida
      quirúrgica en el 8,7%.(7) El diagnóstico de infección
      previa aumenta el riesgo en una media del 7,7%. (8)
      Los pacientes con diabetes mellitus tienen un riesgo
      de infección del 7% (9) mientras que en rodillas
      con intervenciones previas el riesgo está entre el
      2,5% y el 3,5% (10) y con los implantes tipo bisagra
      se han publicado tasas mucho mayores, pudiendo
      llegar hasta el 16% (11).
     Algunos factores perioperatorios también contribuyen
      en el aumento de la contaminación bacteriana
      precoz, pero están bajo el control del
      cirujano, mientras que los relacionados con el
      paciente escapan a dicho control. La cantidad de
      microorganismos dentro del quirófano está relacionada
      directamente con el número de personas
      que circulan por él. Cada individuo emite entre
      1.000 y 10.000 microorganismos por minuto y el
      número de colonias formadoras de bacterias es
      34 veces superior en un quirófano ocupado que si
      está vacío (12).
     La ropa del personal de quirófano puede afectar
      de forma significativa al riesgo de infección. El
      uso de trajes de papel con escafandra reduce la
      contaminación hasta en un 69%. (12) El empleo de
      flujo laminar es un tema más controvertido. Mientras
      que en algunos trabajos de prótesis de cadera
      la tasa de infección de las heridas disminuyó notablemente,
      en la artroplastia de rodilla supera el
      1,9% en los quirófanos sin flujo laminar, y el 3,9%
      en los quirófanos con flujo laminar. Parece que la
      razón para ello es la colocación del personal entre
      la fuente de aire y la herida. (13) En un estudio prospectivo
      realizado en la Clínica Mayo no se encontraron
      diferencias significativas con respecto a la
      tasa de infección con flujo laminar o sin él. (12)
     El cepillado de las manos y la preparación del
      campo quirúrgico mediante agentes iodóforos
      parecen ser las técnicas más efectivas en la reducción
      del número de gérmenes en la piel. La profilaxis
      antibiótica preoperatoria ha demostrado ser un
      método eficaz para reducir las tasas de infección.
      Por ello se recomienda usar una cefalosporina
      (cefazolina, cefuroxima) o vancomicina en pacientes
      alérgicos, por vía intravenosa, diez minutos
      antes de subir el manguito de isquemia(14).
    
      Fig. 1.
     Fig. 1. Prótesis de rodilla infectada en un 
paciente inmunodeprimido de 76 años de edad: (A) Radiografía AP. (B) 
Radiografía lateral. Radiográficamente no había signos de aflojamiento, 
aunque clínicamente la rodilla era muy dolorosa, estando la articulación
 roja y caliente. Se realizó un recambio en dos tiempos, con un 
espaciador de antibióticos articulado.
    
 
     
DIAGNÓSTICO
Se basa en la sospecha clínica y en las pruebas
      complementarias que la confirman. Existen varias clasificaciones
      de las infecciones, dependiendo de cuando
      comiencen los síntomas. Dichas clasificaciones
      tienen valor para determinar el tipo bacteria y nos
      permiten orientar el tratamiento. Pueden dividirse en
      precoces, cuando aparecen en los dos primeros
      meses, intermedias cuando ocurren entre los 2 y
      24 meses, y tardías cuando se producen después de
      los 24 meses (12,14).
     Las infecciones precoces aparecen en el período
      postoperatorio inmediato y guardan relación con
      una contaminación perioperatoria. El diagnóstico
      resulta sencillo cuando se trata de una infección
      aguda con presencia de drenaje purulento, rodilla
      eritematosa o aumento de temperatura. Sin embargo,
      es mas complicado cuando el origen se debe a
      gérmenes de baja virulencia o el paciente haya
      sido tratado de forma prolongada con antibióticos.
      Existe la tendencia a tratar con antibióticos por vía
      oral cualquier sintomatología, como el enrojecimiento
      de la herida, la inflamación o el drenaje. Sin
      embargo dicho tratamiento puede enmascarar el
      proceso infeccioso y dificultar el aislamiento del
      germen.
     Las infecciones intermedias aparecen entre los 2 y
      los 24 meses y representan una secuela de contaminación
      perioperatoria. Suelen ser pacientes que
      refieren dolor continuo desde la intervención, inflamación
      persistente o problemas de la herida.
     Las infecciones tardías aparecen después de los 24
      meses y están relacionadas con una diseminación
      hematógena desde otro foco. Debemos investigar si
      el paciente ha sufrido intervenciones dentales, gastrointestinales
      o genitourinarias. En cualquier forma
      de presentación puede resultar problemático diferenciar
      una complicación no infecciosa de una infección
      de la herida o de una infección profunda. El
      síntoma mas importante que nos debe hacer sospechar
      una infección es la aparición de dolor, que
      precisa cambios en el tratamiento analgésico habitual
      o modifica la progresión normal del proceso. Debemos
      descartar la presencia de infección en todo
      paciente que consulte por cambios en la intensidad
      o el tipo de dolor.
    
     
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Existen una serie de pruebas complementarias
      que pueden ayudarnos a confirmar el diagnóstico de
      infección protésica de rodilla.
     
Radiografía simple
Cuando evaluemos una prótesis dolorosa deben
      realizarse radiografías de forma periódica. La aparición
      de líneas radiolucentes alrededor del implante,
      de progresión rápida, deben hacernos sospechar
      una infección. La resorción de hueso subcondral y la
      osteoporosis parcheada también pueden ser signos
      de sospecha. La presencia de osteolisis suele ser el mas
      frecuente, aunque es poco específica (Figura 2). La
      aparición de nuevo hueso perióstico se ha considerado
      un signo patognomónico (12,15,16).
     
Pruebas de laboratorio
Los leucocitos rara vez están elevados. En un
      estudio de 73 rodillas infectadas únicamente el
      28% tuvieron cifras superiores a 11.000, siendo
      la cifra media mas frecuente de unos 8.300. (2,17)
      La VSG y la PCR son pruebas útiles para la detección
      de una posible infección tras una artroplastia.
      Se han observado valores superiores a 50
      mm/hora en prótesis infectadas. (2,17,18) Sin
      embargo existen resultados falsamente positivos
      y negativos. Levitsky et al, (18) han demostrado
      que una VSG mayor de 30 tiene una sensibilidad
      del 60% y una especificidad del 65% para
      detectar una infección protésica articular. La VSG
      puede permanecer elevada durante varios meses
      tras una artroplastia sin complicaciones. La PCR
      alcanza su máxima nivel 48 horas después de la
      intervención y vuelve a su valor normal a las 3
      semanas. (19,20) En definitiva los valores de la
      VSG y PCR deben interpretarse con cautela antes
      de plantearse una reintervención.
     
Gammagrafía
Puede confirmar el diagnóstico. Sin embargo su uso
      debe ser limitarse a causa de su elevado coste, y
      sobre todo a su inespecificidad y falta de sensibilidad.
      La gammagrafìa con tecnecio 99m MDP tiene una
      sensibilidad del 95%. Sin embargo, su especificidad
      es tan sólo del 20% (21).
     La gammagrafía con citrato de galio tiene resultados
      muy variables, una sensibilidad que varía
      entre el 22% y el 100% y una especificidad de entre
      el 0% y el 100%. (22) La sensibilidad es alta y una
      exploración negativa permite descartar una infección.
      Sin embargo puede presentar zonas de captación en
      lugares de alto remodelado óseo. En un intento de
      mejorar estos resultados se han introducido las
      gammagrafìas con leucocitos marcados con indio
      111, con una exactitud del 84% (12). También se
      emplean las gammagrafías con anticuerpos policlonales
      marcados con indio 111 y anticuerpos
      monoclonales marcados con tecnecio 99, con resultados
      esperanzadores (23). Como conclusión podemos
      afirmar que las gammagrafías constituyen una
      ayuda para el diagnóstico de infección protésica,
      sobre todo en casos dudosos, aunque su empleo no
      debe generalizarse.
     
Punción-aspiración de rodilla
La punción-aspiración de la articulación continua
      siendo una parte fundamental del diagnóstico de
      infección. Windsor e Insall (15) han señalado que se
      trata de la prueba de referencia para determinar si existe
      o no una infección articular profunda. Duff et al,
      (24) en una serie de 64 pacientes con prótesis infectadas,
      encontró una especificidad y precisión de la
      prueba del 100%, concluyendo que la aspiración es el
      método diagnóstico de mayor utilidad. Los resultados
      falsamente negativos no son raros, siendo su causa mas
      frecuente la administración prolongada de antibióticos.
      Por ello deben suspenderse durante 10 a14 días
      antes de realizar la aspiración. Un recuento leucocitario
      en el líquido sinovial superior a 25.000/mm3 o con una
      fórmula con mas del 75% de polimorfonucleares, además
      de valores elevados de proteínas y bajos de glucosa,
      serán sugerentes de infección.
     
Reacción en cadena de la polimerasa (RCP)
Este método detecta y amplifica la presencia del
      ADN bacteriano. Se cree que es un método rápido y
      que no se ve afectado por la toma de antibióticos. En
      algunos estudios los resultados han sido muy alentadores,
      con una sensibilidad, especificidad y un valor predictivo
      positivo del 100%. (25) Sin embargo se ha
      detectado un porcentaje elevado de falsos positivos por
      cualquier tipo de contaminación. Se trata de una técnica
      que sirve como método adjunto a las restantes y
      que puede ser una alternativa en el futuro.
     
Estudio histológico tisular
En algunos casos puede ser necesario el estudio histológico
      intraoperatorio. De hecho se aconseja tomar
      muestras de la interfaz hueso-prótesis y de la sinovial.
      Suele realizarse una tinción con Gram, aunque presenta
      una tasa muy alta de falsos negativos. Un resultado
      positivo indicaría que existe una infección mientras que
      un resultado negativo no la descartaría. El análisis de
      los cortes histológicos congelados tiene una mayor fiabilidad
      para demostrar la existencia de infección.
      Lonner et al, (26) definieron la infección como la
      presencia de 10 o mas PMN por campo y obtuvieron
      un 84% de sensibilidad, 99% de especificidad, un
      valor predictivo positivo del 89% y un valor predictivo
      negativo del 98%.
     El diagnóstico de infección de una artroplastia
      de rodilla no puede basarse únicamente en una
      prueba aislada. La sospecha clínica combinada con
      pruebas de laboratorio, estudios radiológicos, aspiración
      y finalmente los cortes histológicos nos permitirán
      llegar a un diagnóstico correcto y planificar
      de forma adecuada el tratamiento.
    
      Fig. 2.
     Fig. 2. Imagen intraoperatoria del primer tiempo del recambio, mostrando osteolisis entre el componente femoral y el hueso.
    
 
     
TRATAMIENTO
Existen varias opciones para realizar el tratamiento
      de una artroplastia de rodilla infectada. Es
      necesario tener en cuenta una serie de factores antes
      de elegir cualquiera de dichas opciones. Estos factores
      incluyen el tiempo trascurrido desde la infección, factores
      relacionados con el huésped, estado de los
      tejidos blandos, situación de implante, tipo de microorganismo
      y su sensibilidad y, quizás mas importante,
      las expectativas y necesidades funcionales de cada
      paciente. El objetivo final del tratamiento será erradicar
      la infección, aliviar el dolor y mantener la
      función de la extremidad.
     
Tratamiento antibiótico y aspiración
En la bibliografía existen varios trabajos que
      reflejan malos resultados. En una serie de 225 rodillas
      infectadas solo se obtuvieron éxitos en 40
      (18%). (7) Sumando las series existentes con 299
      rodillas, la infección se erradicó en 63 (21%)
      (27,28-33). Las indicaciones para este tipo de tratamiento
      son la imposibilidad de intervenir al
      paciente por las malas condiciones médicas o anestésicas,
      por que existen microorganismos de baja
      virulencia susceptibles de tratamiento con antibióticos
      por vía oral, que haya una buena tolerancia
      antibiótica sin provocar toxicidad y también una
      buena fijación de la prótesis. (34) Al diseñar el
      tratamiento antibiótico se deben seguir tres principios
      fundamentales: 1) Antibióticos de eficacia
      intracelular demostrada (rifampicina, quinolonas
      fluoradas, quatrimoxazol, clindamicina, fosfomicina,
      macrólidos( azitromicina, claritromicina), y
      nuevos antiestafilococos (linezolid, quinupristinadalfopristina).
      2) Combinación de antibióticos,
      empleando como mínimo dos para aumentar la
      posibilidad de éxito terapéutico y 3) Terapéutica prolongada,
      es decir que el tratamiento se continúe
      durante un mínimo de 6 meses.
     
Desbridamiento y mantenimiento de la prótesis
En ocasiones puede realizarse un desbridamiento
      de los tejidos y preservar la prótesis. Este tratamiento
      está indicado en infecciones postoperatorias
      agudas o en diseminaciones hematógenas agudas
      sobre prótesis normofuncionates. Para ello se deben
      cumplir los siguientes criterios para que el resultado
      sea favorable: corta duración de los síntomas (menos
      de dos o tres semanas), gérmenes Gram positivos,
      ausencia de drenaje por la herida de forma prolongada
      y presencia de un implante estable (35).
     
Recambio protésico
El recambio o revisión protésica puede hacerse
      en un solo tiempo o en dos (es decir, primero retirar
      la prótesis y en una segunda intervención colocar una
      nueva) (Figura 3) (Figura 4).
     Recambio en un tiempo
     Las indicaciones para realizar el recambio en un sólo
      tiempo no están definidas. La mayoría de los autores
      coinciden que con una infección de menos de dos
      semanas de evolución, un gérmen aislado Gram
      positivo y sensible al tratamiento antibiótico, un
      estado adecuado de las partes blandas y el estado
      general del paciente sea bueno, podrá pensarse en un
      tratamiento en un sólo tiempo. Los resultados son
      muy variables, con porcentajes de éxito que van del
      30% al 80%. (35,36) Los mejores resultados han sido
      obtenidos por Gôskan y Freeman (37) con un porcentaje
      de éxitos del 89%. Con el desarrollo de los
      nuevos antibióticos y siguiendo los criterios de inclusión
      de los pacientes, los resultados de la revisión en
      un sólo tiempo pueden ser bastante buenos.
     Recambio en dos tiempos
     La retirada de todos los componentes, la realización
      de un amplio desbridamiento, seguido de un período
      de tratamiento antibiótico intravenoso y la posterior
      reimplantación de una nueva prótesis, continua
      siendo la referencia de tratamiento de las prótesis
      de rodilla infectadas (17,27,28,34,38,39). La mayoría
      de los protocolos existentes para el recambio en dos
      tiempos incluye una retirada del implante, un desbridamiento
      agresivo del hueso y partes blandas y la
      retirada completa del cemento. A continuación se
      colocarán espaciadores de cemento impregnados en
      antibióticos a altas dosis y posteriormente se continuará
      con un tratamiento antibiótico durante varias
      semanas. El implante definitivo se colocará cuando se
      confirme la curación de la infección, lo que se puede
      realizar mediante aspiraciones repetidas y cultivos repetidos.
      Durante el periodo intermedio deben utilizarse
      antibióticos específicos guiados por los resultados
      de los cultivos. Estos deben ser poco tóxicos para el
      paciente y utilizados durante un mínimo de 6 semanas.
      (40-42) Es necesario realizar controles séricos seriados
      para alcanzar y mantener un rango terapéutico
      adecuado, sin efectos tóxicos. Los porcentajes de
      éxito obtenidos mediante este tipo de tratamiento van
      desde el 87% al 100% (17,38,39,41,42), cifras que
      pueden verse modificadas por una serie de variables
      que influyen en el resultado final del tratamiento
      (Figura 5) (Figura 6) (Figura 7).
     En las infecciones por gérmenes meticilin-resistentes,
      cuya prevalencia ha aumentado de forma significativa
      en la última década, los cirujanos ortopédicos deben
      seguir los protocolos actuales de tratamiento. Existen
      pocos estudios sobre infecciones por organismos meticilin-
      resistentes (estafilococos aureus y epidermidis
      meticilin-resistentes y enterococos vancomicin-resistentes).
      Bengston et al (6)obtuvieron un 81% de éxitos
      en prótesis de cadera infectadas por organismos no resistentes
      frente a un 48% en las infecciones por bacterias
      resistentes. En las prótesis de rodilla infectadas las
      diferencias fueron aún mas importantes: un 89% de éxitos
      en infecciones por no resistentes y un 18% cuando
      se trataba de bacterias resistentes.
     Volin et al (44) en un estudio reciente han comparado
      las infecciones protésicas por bacterias meticilin-
      resistentes y no resistentes que recibieron el
      mismo tipo de tratamiento, es decir un recambio en
      dos tiempos. Dicho autor obtuvo un 94% de éxitos
      en los casos de bacterias no resistentes frente a un
      88,9% en los casos de resistentes, aunque las diferencias
      no fueron estadísticamente significativas.
      La conclusión del mencionado autor fue que el
      recambio en dos tiempos es un método de tratamiento
      adecuado tanto para organismos meticilinsensitivos
      como para aquellos resistentes.
     La utilización de nuevos antibióticos parece que
      podría mejorar los resultados en casos de gérmenes
      resistentes. El linezolid, una oxazolidinina, es un
      nuevo antibiótico de amplio espectro, activo frente a
      estafilococos meticilin - resistentes y enterococos
      vancomicin - resistentes. Su presentación oral resulta
      muy cómoda alcanzando niveles séricos similares a la
      administración parenteral. El efecto secundario más
      importante es la mielosupresion, aunque es una complicación
      reversible. La dosis habitual es de 600
      mg/12 horas durante una media de 6 semanas. El linezolid
      asociado a un tratamiento quirúrgico adecuado,
      podría ser un buen método de tratamiento de la osteomielitis
      y de las infecciones protésicas (45).
     Utilización de espaciadores de cemento con antibióticos
     La introducción de PMMA mezclado con altas
      dosis de antibióticos en la articulación infectada
      los libera localmente aumentando las posibilidades
      de que el proceso infeccioso se cure. (46-48)
      Desde que se comenzaron a utilizar los espaciadores
      en los años 80, los resultados han mejorado espectacularmente,
      obteniéndose resultados superiores al
      90% de curaciones. (49-52) A pesar de que los
      resultados son excelentes existen una serie de inconvenientes
      con este sistema de bloques; principalmente
      se relacionan con problemas de cicatrización
      de la herida y la ausencia de movilidad de la articulación,
      lo que dificulta un nuevo abordaje (Figura 8).
     Por ello se han desarrollado espaciadores articulados
      que permiten la movilidad de la rodilla. Unos
      se realizan totalmente con cemento y en otros se hace
      una réplica de una prótesis de rodilla, utilizando
      polietileno y metal (sistema PROSTALAC). El propósito
      de estos sistemas es permitir la movilidad y la
      carga parcial durante el tiempo de espera entre las
      cirugías, mientras se mantiene la tensión de las partes
      blandas y la estabilidad articular (53-57).
     En los estudios existentes parece que los resultados
      obtenidos con estos espaciadores articulados son
      mejores en cuanto al rango de movilidad, evolución
      de la herida quirúrgica, menor osteoporosis y
      facilidad para la reimplantación de una nueva prótesis
      (55,58). También tienen algunos inconvenientes,
      como la posibilidad de producir una inestabilidad
      articular, rotura de los componentes, aflojamiento
      con el consiguiente dolor y aumento de la osteolisis.
      No se ha determinado la cantidad de antibiótico adecuada
      para obtener unos resultados óptimos y seguros.
      Los antibióticos mas empleados son la
      tobramicina, la gentamicina y la vancomicina. Las
      dosis utilizadas varían según los estudios. Springer
      et al (47) han utilizado 4 gr de vancomicina por
      cada 40 gr de cemento mezclado con 4,8 gr de gentamicina.
      Por su parte, Evans (46) recomienda 4 gr.
      de vancomicina y 4,6 gr. de tobramicina mezclados
      con 40 gr de cemento Palacos.
     La tobramicina tiene unas características de liberación
      mejores y mas fiables, de forma que mezclada
      con vancomicina, a dosis de 3,6 gr y 1 gr
      respectivamente, presentan un efecto sinérgico y
      mantienen los niveles bactericidas locales (59). En
      casos de alergia o presencia de gérmenes atípicos o
      resistentes, pueden emplearse otros antibióticos
      como las quinolonas, clindamicina ticarcilina, teicoplanina,
      cefazolina, cefotaxima, eritromicina o la
      anfotericina B. Cuando se utilizan altas dosis de
      antibióticos debemos tener cuidado con sus efectos
      tóxicos sistémicos, por lo que habrá que realizar niveles
      séricos de forma periódica (Figura 9) (Figura
      10) (Figura 11).
     
Artrodesis de rodilla
Este método se utiliza en pocos casos como primera
      línea de tratamiento. Generalmente, puede considerarse
      la artrodesis como una opción terapéutica
      cuando han fallado previamente otras técnicas, en
      pacientes jóvenes con alta demanda funcional, o
      pacientes con grandes deformidades, alteraciones del
      mecanismo extensor, deterioro de las partes blandas,
      inmunodepresión o infectados por bacterias de gran
      virulencia. La artrodesis proporciona una articulación
      estable y no dolorosa. Sin embargo, la funcionalidad
      de la rodilla se sacrifica, con las implicaciones
      que ello supone para las actividades de la vida diaria.
      Debemos tener en cuenta si existe afectación de
      otras articulaciones, de la cadera o tobillo ipsilaterales
      o de la rodilla contralateral, o una amputación de la
      pierna contralateral. Dichas circunstancias son contraindicaciones
      relativas a la artrodesis.
     Existen varios factores que influyen en el éxito de
      la artrodesis como el implante previo, el grado de pérdida
      ósea, el control de la infección y la técnica
      quirúrgica. Las técnicas existentes van desde la fijación
      interna mediante placas, al fijador externo y al
      clavo intramedular. La posición óptima es de 3-5º de
      valgo y 10-15º de flexión. La utilización de placas
      tiene varias desventajas pues necesitan una disección
      amplia de las partes blandas, además de una inmovilización
      prolongada y la posibilidad de tener que
      retirar el material.
     El sistema de fijación externa recomendado es el
      multiplanar, con agujas o clavos transfixiantes. Se
      deben resecar los extremos óseos para que haya un
      contacto adecuado, y realizar un montaje a compresión,
      con o sin aporte de injerto. La mayor tasa de
      éxitos se ha conseguido con la fijación intramedular
      y parece ser la técnica de elección para las artrodesis
      tras infecciones protésicas de rodilla. La única contraindicación
      absoluta es la presencia de infección
      activa. Pueden utilizarse clavos cementados o no
      cementados. Los porcentajes de éxito en la artrodesis
      mediante clavos intramedulares suelen ser del 90%
      (3). La fijación intramedular es una técnica relativamente
      sencilla. Además, permite una situación
      estable cuando existe una pérdida de hueso importante.
      Es más, la consolidación permanece incluso en
      casos de reinfección y la carga puede iniciarse precozmente.
      Se han descrito algunos inconvenientes,
      como son un tiempo de cirugía prolongado y una
      mayor pérdida sanguínea (60).
     
Artroplastia por resección de rodilla
El objetivo de esta técnica es conseguir una
      pseudoarticulación, que permita un cierto grado
      de movilidad. En ella se extraen los componentes
      y tras un desbridamiento amplio y un tratamiento
      antibiótico se inmoviliza durante un periodo
      prolongado, entre tres y seis meses. El objetivo es
      conseguir la retracción de las partes blandas,
      con el fin de que permitan un cierto grado de
      estabilidad. Los candidatos a este tipo de intervención
      serán pacientes con enfermedad poliarticular
      y pocas demandas funcionales. Los
      resultados son variables, con un porcentaje medio
      de éxitos del 62% (3).
     
Amputación de la extremidad
Esta técnica debe tenerse en cuenta como la última
      posibilidad de tratamiento de una infección
      protésica. Sus indicaciones son la infección incontrolable
      que ponga en riesgo la vida del paciente,
      defectos óseos masivos y pérdida de partes blandas
      muy grave. Los resultados funcionales son muy
      malos y en muchos casos los pacientes acaban
      confinados en silla de ruedas (36).
    
      Fig. 3.
     Fig. 3. Prueba con los componentes metálicos del espaciador articulado a colocar en el primer tiempo del recambio.
     
 Fig. 4.
     Fig. 4. Imagen del componente femoral extraído 
junto a los del espaciador articulado a implantar. El componente femoral
 se rompió intraoperatoriamente por lo que hubo que sustituirlo.
     
 Fig. 5.
     Fig. 5. Imagen intraoperatoria tras colocar el 
espaciador articulado con cemento con gentamicina (también en la zona 
rotuliana). Nótese el «patellar snip» que hubo que realizar para lograr 
un buen abordaje a la articulación.
     
 Fig. 6.
     Fig. 6. Aspecto justo antes del cierre del primer tiempo del recambio, previo a la reconstrucción del «patellar snip».
     
 Fig. 7.
     Fig. 7. Radiografías AP (A) y lateral (B) el día antes de realizar el segundo tiempo del recambio.
     
 Fig. 8.
     Fig. 8. Imagen del espaciador articulado retirado en el segundo tiempo del recambio.
     
 Fig. 9.
     Fig. 9. Colocación de una prótesis muy constreñida.
     
 Fig. 10.
     Fig. 10. Componentes del segundo tiempo del recambio implantados.
     
 Fig. 11.
     Fig. 11. Radiografía lateral de la prótesis de 
recambio colocada en el segundo tiempo (constreñida, de vástagos largos 
cementados y con gentamicina).
    
 
     
CONCLUSIONES
El recambio en dos tiempos es actualmente el
      «patrón oro» del tratamiento de las infecciones
      protésicas de rodilla. La supervivencia libre de
      extracción del implante por re-infección tras
      dicha técnica es del 93,5% a los 5 años y del
      85% a los 10 años. Además, las cifras de curación
      iniciales se mantienen con el paso del tiempo. El
      riesgo de recidiva de la infección no está relacionado
      con el tipo de germen, ni con el tipo de
      fijación protésica en el segundo tiempo, ni con los
      datos demográficos de los pacientes. La supervivencia
      libre de retirada del implante por cualquier
      motivo es del 90% a los 5 años y del 77,3%
      a los 10 años. Los espaciadores móviles parecen ser
      mejores que los estáticos. Además las prótesis
      constreñidas parecen ser mejores que las no constreñidas.
      Finalmente, el recambio en dos tiempos
      parece ser igualmente exitoso en casos de gérmenes
      meticilín-resistentes que en pacientes con
      bacterias meticilín-sensibles (61).