miércoles, 8 de mayo de 2019

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RAMÓN PALMERAL BUSCANDO A GABRIEL MIRÓ EN “AÑOS Y LEGUAS”






PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RAMÓN PALMERAL
BUSCANDO A GABRIEL MIRÓ EN “AÑOS Y LEGUAS”

Por Consuelo Jiménez de Cisneros


Buenas tardes. Lo primero, saludar a los componentes de la mesa. A mi amiga Consuelo Giner, que me hace una presentación tan cariñosa como es habitual en ella; a Ramón Palmeral, del que enseguida hablaré, y a la profesora universitaria y doctora Laura Palomo, especialista en Miró, y quiero decir que es una satisfacción contar con ella e incorporar a gente joven a estos eventos.
Antes de hablar del libro tengo que hablar del autor. El escritor y artista Ramón Palmeral, desde que le conozco, ha sido un amigo generoso que comparte información y contactos, que difunde actividades y publicaciones gracias a su blog Nuevo Impulso. Que colabora y participa, como lo ha hecho recientemente en el Seminario Homenaje que dedicamos al centenario del nacimiento de Vicente Ramos, donde compartimos mesa redonda (junto a Consuelo Giner) sobre la poesía y la música en Vicente Ramos. Que recientemente fue nombrado socio de honor de Espejo de Alicante y yo tuve el honor de darle su espejo.
Así pues, cuando me pidió que le acompañara en la presentación de este libro, fue para mí una grata obligación comprometerme a ello, que resultó aún más grata cuando tuve ocasión de leer y disfrutar su libro, porque es un libro disfrutable, que no es solo para leer, sino también para hojear y mirar, gracias a las tablas, dibujos y fotografías que incluye. Este libro se suma a otros muchos que ha dedicado ya Ramón a diferentes escritores alicantinos (Miguel Hernandez, Manuel Molina, Vicente Ramos…) que le hacen autor de una obra cada vez más caudalosa, que alcanza ya los cuarenta títulos.
El libro se contextualiza en el marco del 140 aniversario del nacimiento de Gabriel Miró, un escritor alicantino al que, lamentablemente, la mayoría de los alicantinos solo conocen por la plaza que lleva su nombre.
Es, por tanto, muy oportuno que, con ocasión de centenarios y efemérides, se resalte y divulgue la labor, en este caso literaria, de un creador tan relevante como Miró, que no es solo un escritor alicantino, sino además un escritor español y universal.
En efecto, la historia de la literatura española del siglo XX tiene en Miró a uno de sus principales protagonistas. Su prosa exquisita lo coloca en el olimpo de los narradores poetas, donde comparte sitio de honor con Valle Inclán y Juan Ramón Jiménez (al que cita muy oportunamente Ramón en su libro como fuente de inspiración mironiana: recordemos que Platero y yo aparece en 1916 y Años y leguas en 1928).
En mi opinión, Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez y Gabriel Miró son los tres gigantes de la prosa lírica española. Lirismo que no excluye lo dramático, lo reivindicativo, lo filosófico. En esta época de feminismo, cabría releer los terribles capítulos de Años y leguas donde se va contando paulatinamente el maltrato crónico de un marido cruel a su esposa.
Buscando a Gabriel Miró en Años y leguas es el título que ha elegido Palmeral para su ensayo y recoge perfectamente lo que contiene. Se trata de buscar a Miró a través de la lectura, no solo de los textos de Miró, sino de los que estudian a Miró, por ejemplo los profesores de la Universidad de Alicante Miguel Ángel Lozano y Enrique Rubio a los que Ramón cita oportunamente, al igual que también ha tenido la cortesía de citarme como inspiración para uno de sus análisis lexicográficos, porque Ramón Palmeral a la hora de escribir, es de una honradez acrisolada. A la lectura y la indagación literaria se añade el recorrido físico por los pueblos y lugares.
Por eso, este libro contiene varios libros en uno, como ya se recoge en la contraportada: por una parte, el análisis de Años y leguas, un estudio minucioso y ameno que nos aporta Ramón como apasionado lector (así lo definiría yo) de Gabriel Miró. Un estudio donde se examina el léxico, se explican las palabras menos conocidas (arcaísmos, cultismos, valencianismos) y se presentan tablas de la flora y fauna que aparecen en Años y leguas.
Además se resume y se glosa el libro por capítulos para que los lectores apresurados puedan acercarse a él con más facilidad. La parte central sería una cuidadísima reedición de Años y leguas, precedida por la portada de la primera edición de 1928. Hay que recordar que este fue uno de los libros más queridos de su autor, Gabriel Miró, y que mejor reflejan la sensibilidad mironiana; un viaje por el interior de la provincia de Alicante y por el interior del alma del autor que se nos presenta bajo el nombre de su “alter ego”, Sigüenza.
Los textos van anotados por Ramón para aclarar mejor términos y expresiones, y están ilustrados con unos preciosos dibujos originales de Ramón que acompañan nuestra lectura de gratísima forma, como el buen amigo que nos acompañara en un paseo.
Y finalmente, la aportación más personal de Palmeral: su cuaderno de viajes con el recorrido que él mismo efectúa, en ocasiones acompañado por su esposa, de los lugares que Miró cita en Años y leguas, con fotografías anexas. Es, en conclusión, un ensayo completísimo sobre Años y leguas, título expresivo de andanzas por tiempos y lugares; andanzas compartidas, a través de la distancia temporal, por Gabriel Miró y Ramón Palmeral.

Y nunca mejor aplicado el término “ensayo”, ese género literario que todo lo abarca, libre y fluido, que permite, como en este caso, la aproximación a una obra emblemática desde una perspectiva tan única y particular como la que nos ofrece el artista y, repito, apasionado lector que es Ramón Palmeral.
Hay que añadir, en fin, que el estilo de Ramón es sencillo,  conversacional, fácil de leer. Es como si anduviéramos con un contertulio que nos cuenta sus experiencias como lector y analista de Años y leguas. No oculta dificultades ni esconde opiniones. Cita sus fuentes, lo que no todos hacen, con gratitud y elegancia. Es extremadamente erudito, pero con una erudición amistosa, alejada del aburrimiento académico y de la pedantería. En su aparente naturalidad esconde una infinidad de horas de trabajo, de esfuerzo paciente, de búsqueda. En la carta que me dirige acompañando el regalo de su libro, habla de dos años; poco tiempo me parece para una obra tan varia y trabajada.  
Hay una apostilla que querría hacer. Coincido con Ramón en que Años y leguas es la obra maestra de su autor en el género del ensayo de viajes, típico de la Generación del 98 y heredado por la Generación del 14 a la que pertenece Miró; un género que ya practicó Azorín en Castilla o en La ruta de don Quijote, Unamuno en Por tierras de Portugal y España, Ortega en sus artículos sobre excursiones, etc.
Pero en novelística, para mí la obra maestra de Miró y yo diría que de toda su generación de narradores es la suma de sus dos magnas novelas de acción consecutiva, Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso, de las que hice una edición escolar en forma de antología comentada titulada Oleza, que apareció en 2008 gracias a los desvelos de Zoila Helbenso, directora de la Biblioteca Gabriel Miró en aquel entonces y gran impulsora de la difusión de la obra de Miró, la cual al año siguiente (en 2009) también me publicó un precioso librito dirigido a los niños, ilustrado con fotografías de Carlos Uralde, que titulé Asómate a Miró. También cabría añadir el documento didáctico que me publicó la Consellería de Eduación en 1991 para la asignatura de Literatura Universal del Bachillerato LOGSE, entonces en fase experimental, titulado “Miró y Proust”.
Si cito estos trabajos (más el que apareció publicado en equipo con Antonio López Cruces y Trinidad Rico Cutillas, Leer a Miró, en 1997) es para indicar que en Alicante se han hecho esfuerzos por acercar Miró a los alicantinos, esfuerzos a los que se suma esta magnífica aportación que nos ofrece Ramón Palmeral y que recomiendo absolutamente, porque es, en una palabra, admirable.
                                             
Muchas gracias

Leído por Consuelo Jiménez de Cisneros en Ámbito Cultural de El Corte Ingles de Alicante, el 8 de mayo de 2019, en el acto del 140º aniverdario del nacimiento de Gabriel Miró. 

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martes, 7 de mayo de 2019

“El tío Palmerito”. El bolsillo págico. Minirrelato de Ramón Palmeral









¿Cómo se hace la horma de un cuento?


Título: “El tío Palmerito”

Vivía en mi pueblo un hombre que ya había cumplido los 72 años, se llamaba el tío Palmerito, y tenía un don, un poder increíble, mágico diría, cada vez que necesitaba algo en lugar de ir a buscarlo a su casa o comprarlo, se metía la mano en el bolsillo de la chaqueta de pana y extraía lo que le hacía falta, y así siempre, menos dinero, solo tenía saldo para 5 euros al día, y de esos vivía, más su mísera jubilación. No podía vender nada de lo  que se le venía  a la mano desde el bolsillo, porque se le evaporaba, toda esa magia era para su uso exclusivo y personal.

Que necesitaba un bote de tinte para los zapatos, metía la mano en el bolsillo y sacaba un bote de tinte del color que necesitaba. Que necesitaba un corta uñas, metía la mano en el bolsillo y lo sacaba, o unas tijeras de podar, o una navaja, o un lápiz, o una aguja, hilo, dedales, todo, o  una grapadora o un martillo o un hacha, todo lo que necesitaba lo sacaba del bolsillo mágico. Y cuando digo todo, es todo. Su bolsillo era como un supermercado.

Un día no se levantó muy bien, metió en la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó un cayado de madera de granado, era la señal de que debía caminar para mejorar su sedentarismo y la tensión. Tomó el cayado se fue a caminar, salió por el camino de los arrieros por el Santo Cristo hacia el Mayarín, pero se olvidó la chaqueta de pana sobre el respado de una silla.

 Se marchó y no volvió jamás al pueblo. El tío Palmerito desapareció para siempre, y no se supo más de él. ¿A lo mejor está dentro del bolsillo de la chaqueta y, esto no lo sabe nadie?, pero yo soy un duende de los bosques y no puedo hablar con los humanos porque no me oyen.

Autor:
Ramón Palmeral
7 de mayo de 2019
Publicado en mi libro de "Microrrelatos Nuevos 99"

miércoles, 1 de mayo de 2019

Fotos de Ramón Palmera con la revista AUCA. Sede de la Universidad de Alicante (fotos de María Teresa Rodríguez)





(Izr.derec: Maria Teresa, Palmeral, Urbano y Carmen Amérigo)


Fotos de Ramón Palmeral realizadas por mi amig al poeta María Teresa Rodríguez. el 30 de abril en la Sala Miguel Hernández de la Sede Univertiraria de Alicante.

Hablando sobre el articulo que ha publicado en el número 45 de la revista AUCA Bicentenario de la muerte del médico alicantino Dr. Francisco Javier Balmis y Berenguer que dirigió a Real Expedición Filantrópica de la Vacua de la Viruela.


lunes, 29 de abril de 2019

Miguel de Cervantes y Alicante, por Ramón Fernández Palmeral


17.  MIGUEL DE CERVANTES Y ALICANTE

 Miguel de Cervantes desembarcó en el puerto de Denia (Alicante) el 27 de octubre de 1580, liberado y procedente de su cautiverio de Argel. En Denia estuvo cinco días. Luego se fue a Valencia donde estuvo un mes y desde Valencia a Madrid para ver a su familia., que habían pagado el 90 % del rescate de 500 ducados de oro.
 Todavía, muchos alicantinos/as, no han tenido noticias de que  entre finales del año 2004 y el 2005 celebraremos el IV Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, puesto que  el mágico libro o molino de los libros, salió de la imprenta de Juan de la Cuesta durante los primeros días del año 1605, y la segunda parte salió en 1615, diez años después.  Parece ser que el actual Gobierno de Zapatero está muy interesado en que este IV Centenario sea sonado en el mundo entero, ya lo veremos, le vigilaremos.
   Para que los alicantinos/as no nos quedemos descolgados, me permito recordar que Alicante tiene el honor de haber sido nombrada DOS VECES en El ingenioso hidalgo Don  Quijote de la Mancha.
   No hay constancia documental de que Cervantes visitara o residiera en Alicante cuando fue recaudador, lo más cerca que estuvo, posiblemente, fuera por Ruidera (límite entre Ciudad Real y Albacete).
   Considero necesario hacer una breve introducción, para entender mejor por qué razón Cervantes habló de Alicante, y la razón de ello lo tenía  el comercio de la lana de la oveja merina de Castilla en el siglo XVI. La lana de Cuenca y Toledo salía por los puertos Alicante y Cartagena hacia  Génova y Venecia. 
   La lana que iba para los Países Bajos, principalmente Brujas, Ámsterdam o Inglaterra salía, evidentemente por los puertos del Cantábrico.  El comercio de la lana y el vino eran las  principales riquezas de las dos castillas entre los siglos XIV al XVII, y el mejor negocio lo hacían los países importadores, ya que después de manufactura, nosotros comprábamos el textil.  El puerto de Valencia se había convertido en el centro de la exportación de la seda del Levante, más tarde empezó el comercio de los cítricos y los productos de la huerta como la de  Burriana o la de Orihuela. Tal fue la importancia de Orihuela  que en 1564 el rey Felipe II la separó del episcopado de Cartagena.
  La lana de Aragón salía para Génova por los puertos de Barcelona, la más cara y apreciada era  la llamaban «lana fina de Albarracín» de 19 micrones de espesor, más fina que la de Castilla,  que se cotizaba al doble.
 Examinada esta necesaria aproximación a la economía del siglo XVI, pasamos a  los capítulos 39 al 41 de la I Parte del Quijote donde se cuenta la historia de un cautivo en Argel, autobiográfica ya que el propio Cervantes junto a su hermano menor Rodrigo, cuando regresaba a España desde Nápoles en la galera Sol fueron hechos cautivos por el corsario Arnaute Mamí.  El tiempo narrativo del Cautivo es de 1589, nueve años después de la su liberación de Argel (1580), novela que fue añadida posteriormente al Quijote (cap. 39-41), y que según los comentarios del recordado murciano don Diego de Clemencín: «la historia no tiene enlace con la acción principal del Quijote».
 Pues bien, en el capítulo XXXIX (39), (I. P.) se nombra dos veces Alicante:
A)   ...el uno tomó el viaje de Salamanca, el otro de Sevilla, y yo el de Alicante adonde tuve nuevas que había una nave ginovesa que cargaba allí lana para Génova.

       Unos párrafos más adelante vuelve a nombrarla.
      B). Embarqué en Alicante, llegué con próspero viaje a Génova, fui desde allí a Milán, donde me acomodé de armas y de algunas galas de soldado...

En la novela del Cautivo se cuenta cómo un padre de un lugar de las montañas de León, que tenía tres hijos, repartió su hacienda en cuatro partes: una para él y otra para cada uno de los hijos. Y les aconsejó: Quien quiere valer y ser rico, siga, o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercadería, o entre a servir a los reyes en sus casas.   Uno de los hijos, es el cautivo, Ruy Pérez de Viedma quien narra la historia en los tres capítulos.
Esta novela tiene semejanzas con otras de Cervantes Los baños de Argel. La protagonista Zoraida, corresponde en realidad con un personaje real Zahara (la más bella de las mujeres), que según los comentarios de Martín de Riquer, se casó con el sultán de Marruecos en 1576, luego se volvió a casar con el Hasán Bajá, y vivió desde 1580 en Constantinopla.     
     La gran sorpresa durante mis recientes investigaciones sobre la obra de Cervantes ha llegado cuando he encontrado otra vez Alicante, es decir, que Cervantes a lo largo de sus obras la nombró tres veces, y no dos. La tercera alusión aparece en Los Trabajos de Persiles y Segismunda, sobra póstuma que se editó en 1617, un año después de la muerte del autor. Es en el Capítulo X del Tercer Libro de Los Trabajos de Persiles..., donde le destapo un auto plagio, porque el «insigne Manco» no tenía la costumbre de repasar sus libros, y es aquí  donde vuelve a repetir la misma historia que ya nos contó en el Cautivo, y es en el siguiente diálogo cuando lo dice: 
 –No[s] cautivamos juntos –respondió el otro cautivo-, porque yo cautivé [fui cautivo]  junto a Alicante, en un navío de lanas que pasaba a Génova...

      Este diálogo es respuesta a las preguntas que un alguacil les hace a unos pícaros cuando son detenidos en la plaza de un pueblo manchego cuando mostraban a la gente un lienzo a modo de auca  de la geografía de Argel. Uno de los alcaldes o alguaciles, quien cobraba la alcabala por compra-venta en el mercado callejero, descubre el fraude por las mentiras que contaban puesto que éste había estado cinco años preso en Argel (como el propio Cervantes). Los dos pícaros confiesan que eran estudiantes de Salamanca que tenían ganas de ver mundo. Pero el alcalde les condena por usurpar la limosna a los verdaderos pobres, con cien azotes y un remo en las galeras...      Seguidamente, en otro diálogo, Cervantes nos dará una lección de jurisprudencia sobre la equidad de la justicia y la desproporción entre el delito y las penas, en boca de  uno de los pícaros, que dirá: Los jueces discretos castigan pero no toman venganza. Conseguirá por su plática que el alcalde se compadezca de ellos, e incluso, los lleva a su casa, y allí, paradójicamente, el alcalde cambia de opinión y se presta a darles una lección sobre Argel: tal, que de aquí en  adelante ninguno le coja en mal latín en cuanto a su fingida historia.
Los dos falsos cautivos-pícaros salieron a la mañana del día siguiente juntos con unos peregrinos, y escribe:
  «Llegaron todos juntos donde un camino se dividía en dos; los cautivos tomaron el de Cartagena y los peregrinos el de Valencia».
 
      Este lugar podía ser muy bien la Roda o Albacete, ciudad, que por cierto no se nombra en El Quijote.          
  La ciudad de  Alicante recordó el III Centenario (1905) con una placa de  mármol blanco del escultor alicantino Vicente Bañuls Aracil que podemos admirar hoy día en la fachada del edifico de su Ayuntamiento, donde vemos un busto de Cervantes.  A mí me gustaría saber qué actos o conmemoraciones se  están preparando o se van a celebrar para el IV Centenario, puesto que los actos ya debieron empezar el día 26 de septiembre del 2004, que como ya he dicho, fue esta la fecha en que se le concedió a Miguel de Cervantes el privilegio real para la publicación de la I Parte del Quijote.  Y sé que otras ciudades como Aranjuez ya ha empezado.
       El 27 de mayo de 1947 la ciudad de Denia (Alicante) celebró un solemne Te Deum en la iglesia parroquial, y le puso el nombre de Cervantes al Paseo del Puerto. De esto hace ya 69 años. Además actualmente se puede observar una escultura, que no sabemos quién es su autor, ni cuando se construyó.
                     
En diciembre de 2005 se impartió un Seminario en la Universidad de Alicante titulada «El Quijote, libro abierto», un actividad organizada por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, para celebrar la primera parte del Quijote, jornadas organizadas por el catedrático Miguel Ángel Lozano Marco, y coordinado por el Dr. D. Jesús Pradells Nadal, y con la participación de las ponencias de los profesores especialistas en la materia como Ana L. Baquero Escudero, José Montero Padilla, José Montero Reguera, Rosa Navarro Durán, Eva María Valero Juan y el propio Miguel Ángel Lozano Marco. Con la publicación de las actas del congreso, por la propia Universidad en 2006 con ISBN: 84-608-0477-1. Publicado en un libro que el Miguel Ángel Lozano, me hizo llegar por correo en fecha 14 de septiembre de 2006. Leí el libro y es justo decir que todas las ponencias son imprescindibles en un estudio profundo del Quijote.