viernes, 25 de agosto de 2017

Relato cinematográfico. "Los misterios de Tabarca", por Ramón Fernández Palmeral.






                             (Isla de Tabarca, donde sucende los hechos de esta película por realizar)

23

     LOS MISTERIOS DE LA ISLA DE NUEVA TABARCA

 
 1     
     Vine a la isla de Tabarca, situada a unas tres millas nauticas al sur del Cabo de Santa Pola (Alicante), no para matar a un hombre como empieza la novela Beltenebros de Antonio Muñoz Molina, sino para buscar dentro de mí el karma,  la paz interior  y la soledad suficiente como para escribir mi segunda novela después de haber ganado el Premio Alhambra de novela histórica por El cadí de Alcántara. Por ello mi editor me encargó una segunda novela. Yo elegí la isla de Nueva Tabarca como retiro para ambientarme y concentrarme como lugar elegido para mi próxima novela sobre el caudillo Almanzor. No obstante, ahora me lamento, jamás debí aparecer por aquí, porque es una isla llena de fantasmas.
   Ahora tenía un anticipo por derechos de autor para una segunda novela de la cual no tenía claro el título pero el tema  iba sobre  árabes con intrigas, una especie de thiller policiaco-medieval y tenía que estar ambientada en la Córdoba del califato omeya, si hubiese sido la editorial de Barcelona está claro que me la hubieran pedido ambientada en Franco Condado, es el precio que hay que pagar por los encargos y adelantos... Ya estaba encasillado en las novelas medievales, en cuanto te encasillan te ponen orejeras y ya no quieren que cuentes otras historias.


    2
 
     Llegué a Santa Pola por la mañana de un lunes de finales de octubre, en invierno, temporada baja de turismo, aparqué mi coche en una de las calles que llegan hasta el paseo marítimo. Me acerqué hasta el muelle donde salen los ferrys para la isla de Nueva Tabarca o isla Plana. Embarqué en un catamarán de visión submarina.  Conforme nos acercábamos al espigón de la isla (no tiene puerto) se vía el lienzo de la muralla de defensa, el paquete barroco de la iglesia con su campanario vigía de la cristiandad en medio del mar Mediterráneo como faro de esperanza y espiritualidad. Un barrio de casas tranquilo y sumido en su antigüedad de cuando fue repoblada la isla por tabarkinos venido de la isla invadida de Túnez.
     Bajé del catamarán con mi pesada maleta de ruedas me quedaba una empinada cuesta hasta llegar a la puerta principal de San Miguel.      Saque la máquina de fotos y tropecé con un hombre mayor sin querer, el hombre se puso a la gresca, a vocear, por culpa de mi torpeza, era un hombre fuerte, sin afeitar con boina gastada, moreno casi negro y fuerte Mis disculpas no le valieron, como si la presencia de los visitantes le irritara sobremanera, me disculpé varias veces educadamente, pero el hombre no se venía a razones, tenía un garrote grande de madera  en la mano grande, no hubo forma de calmar a aquel hombre enfurecido como una tormenta procelosa. Me dije mal empezamos, sin saber yo todo lo que me iba a suceder
    Continué andando por el muelle mientras me alejaba de hombre que se quedaba yo e pisar y continuaba entre sus redes sin dejar de increparme, y con razón, pero en exceso.
    Me alojé en el Hotel Boutique Isla de Tabarca (antigua fortaleza de la Casa del Gobernador). Un hotel con un primer piso y 15 habitaciones.   La ventana de mi habitación daba al mar. Por eso  elegí la isla de Tabarca, para, nunca mejor dicho, disfrutar del aislamiento que te produce en toda isla o paraje olvidado de la civilización, escollos, farallones, solitarios faros, cementerio al levante, gente humilde y pescadoras, sobre todo cuando uno no ha nacido en una isla.
    Empecé a escribir en unos folios en blanco virtual de mi ordenador.  Lo primero era buscar un título como una simple referencia, ya había pensado en uno mientras venía en el catamarán, nunca el primer tirulo es el definitivo escribí: ALMANZOR, EL INVENCIBLES. La vida de un visir del califa Hixam II, en la  Córdoba floreciente del siglo IX. Almanzor había nacido en catillo alto de Torrox  en la Cora de Rayya (Málaga) en el año 939. Ahora tenía que encontrar un narrador que me gustara, y tenía a Asmá, la esposa sultana de Almazor. Escribí en el ordenador:






                            Título: ALMANZOR, EL INVENCIBLE.

                                       CAPÍTULO  I.
                         
      La floreciente Córdoba era trono de la Estrella Feliz, título sublime del califa Al-Hakam II,  época en la que se inauguró una biblioteca pública donde se encontraban los incunables más raros y exóticos de los griegos, indios y orientales, como el "Kitaba al-ganai"  de Isfahani.  Pero la fecha más importante de mi vida, fue el día de mi matrimonio con Mohammad Ibn Abi Amir, luego  llamado Al-Mansur o Almanzor el victorioso. Era la fiesta del Neiruz, el primer día de la luna de muharram de año 367 de la Hégira, lo recuerdo porque coincidía con el  primer día del año, se celebró en los jardines risueños de la almunia de al-Almiría, que le regaló el califa como presente de boda, un alcázar rodeado de frondoso bosque y deliciosas sombras, rica agua, un valle resguardado del viento de las sierras, nunca un jardín tuvo un emplazamiento más acogedor o seductor.  Jardines de romperían con rostro guarnecidos de flores, arcos en forma de herradura, decorados de estucos, hermosos decorados y mejores aposentos que hacía gala de arte y riqueza, un poeta de Babdag dijo al verlos que eran lugar de viciosa frondosidad.
Yo fui paseada por la ciudad  montada en una yegua blanca muy bien enjaezada, mis vestidos de seda y velos cubrían mi rostro, lucía ricas aljorfas, me acompañaban, familiares, amigos y nobles caballeros, delante de mí iba el cadí de Córdoba, los jeques y testigos de mi boda. Después de la ceremonia en la que hubo banquetes, zambras, alimas y jeceles, hubo regalos para los poetas y limosnas para las aljamas, hospitales e imágenes. Luego fui llevada al pabellón nupcial, custodiada por mis damas y esclavas cristinas, esperé a mi esposo el resto del día y de la noche, la fiesta continuaba fue en los jardines, las risas y los cantos resonaban en las bóvedas de mis aposentos. Tenía cierto temor a encontrarme con mi esposo, más que temor, eran dudas de no gustarle lo suficiente ya que no soy lo bella que son otras mujeres de Córdoba,  lo había visto tan sólo una vez a través de la celosía en el alcázar real, porque mi padre era el Hayib Gálib del califa. Jamás entré en el conocimiento de por qué quiso tomarme como esposa, pero sin duda, mi esposo quería tener como amigo a una persona influyente en el califato.  La primera noche llegó mi esposo tan cansado que no me tomó, no pudimos sellar ni consumar el matrimonio.   Al día siguiente un mensajero le dijo a mi esposo que había revueltas en la frontera y se marchó con un reducido ejército de taifas y beréberes africanos a Medina Salamanca por la puerta de Toledo de Córdoba, no me explicaba cómo prefería el reposo de las armas al reposo de los brazos de su esposa, cabía la  posibilidad de perderlo sin consumar el matrimonio, mi padre me hizo que ningún muslí podía renunciar  a la llamada de la yihad o guerra santa, y me conformé.     
El cerco de Salamanca duró tres lunas sin que pudiera reblandecer la muralla con los almajaneques y no tomar la plaza, y regresó a Córdoba, no sin antes sin saquear los arrabales y campos de Salamanca, ganar castillos cristianos y apresar esclavos y esclavas cristianas. Otra vez se trajo a Córdoba las campanas de Santiago de Compostela.  A la primavera del año siguiente volvió para ganar León encontrándose  en campo abierto a las huestes del rey cristiano don Ramiro III...

              
                       
 3
    Había escrito un folio y medio y la inspiración se me había ido. Yo seguía el procedimiento habitual, para escribir, lo primero era sentarse.
    Todavía no había visto nada de la isla de la que me habían contado que tenía forma de madeja mirando al Este. Pasé por la puerta de San Rafael hacia una roca batidas por el mar. Allí oí un siseo alguien que me llamaba desde  unas cavidades rocosas bajo la muralla, especie de gruta, me acerqué y vi que un hombre muy extraño con vestimentas muy antiguas, medieval, y con un parche de pirata sobre el ojo izquierdo como el de la Princesa de Éboli, me llamaba para que pasara a su interior, me acerqué con ciertas reservas para saber qué era lo que quería de  mí, pensé de inmediato que buscaba ayuda, cuando bajé a la cueva no más grande que una habitación le seguí por una especie de túnel.
     Iba yo siguiendo los pasos del pirata medieval que insistía en  enseñarme algo, vi bajo la luz de un candelabro que eran los resto de un barco el cual estaba lleno  de ánforas romanas de alguna excavación clandestina, cofres cerrados, remos y algunas joyas, el extraño hombre hablaba en un idioma que yo no entendía, aunque sí su mímica, me decía que cogiera un medallón circular de un palmo de diámetro con una media luna de marfil en su interior que giraba dentro de un círculo por sus extremos,  en cuento cogí el medallón, noté que desprendía calor. El pirata  me lo había ofrecido  para que  me lo quedara.
    Cuando lo tuve en mis manos, el hombre desapareció de repente de mi vista como si se hubiera metido por una puerta invisible o una puerta del tiempo, entre los muros macizos de aquella gruta en la que se podía oír el batimiento del mar. Por qué razón me lo ofrecía a mí y no a uno de la isla, a un foráneo, a lo mejor no se fiaba de ninguno de la isla y quería salvarlo, pero de qué.
    Salí muy nervioso de la cueva y la tarde se moría en una hemorragia suspendida que jamás había presenciado, me dirigí a mi habitación del Hotel para examinar el medallón que tenía una decoración periférica muy extraña y darme cuenta de que era cierto lo que habían visto mis ojos.  Cuando me tranquilicé bajé a cenar al restaurante del Hotel, no era yo el único comensal porque vi a una mujer cenando de pelo caoba, piel blanca y de cara rolliza, con un parecido a la Mónica Lewisky. Cuando llegó la camarera a servirme, una morena de unos treinta años de muy buen ver y mejores caderas.  A los postres, como quien espera que se le dé el visto bueno a la comida, le pregunté quién era el pirata del parche en el ojo que vivía en las cuevas junto a la iglesia.
     –¡Ah!, con que el moro Mohamed se le ha aparecido a usted cerca de la cueva del Lobo Marino –me respondió con naturalidad como si se tratara de un personaje familiar normal sin la más  mínima expresión de miedo…­–    Hacía tiempo que no sabíamos nada de él. Tiene que tener cuidado de que no se le meta en el cuerpo. Ya pasó con un santapolero.
     –Yo no creo en espíritus que se aparecen –le dije con rotundidad.
     –Pues créaselo. Pregunte, pregunte a los vecinos de Tabarca.


    Me quedé pensando que se había equivocado de persona, luego me estuvo contando la leyenda que existía en la isla de un moro corsario que invadió la isla hace siglos y que la gente de la isla lo apresaron y lo mataron,  luego lo echaron en el interior de una cisterna o aljibe cerca de un islote que ahora llaman Cap del Moro, cuando fueron a la cisterna para sacarlo y enterrarlo, el cuerpo del moro difunto no estaba dentro, había desaparecido, dicen que como venganza se quedó en la isla junto a su tesoro, y esa era toda la historio, pero yo no le dije nada del medallón  que me había regalado el moro, no fuera a ser  que me lo pidieran como parte del patrimonio de la isla, además era la prueba de que había sido cierto la aparición del espectro. ¿Por qué me lo dio a mí?
      La chica camarera era una morena muy guapa, me dijo orgullosa que era familia de los Capriati y se llamaba Miranda, me gustaba hasta el nombre, como no le vi el anillo de casada le propuse, no sin cierto atrevimiento, si me dejaba acompañarla hasta su casa cuando terminara el trabajo y así podría contarme cosas de su extraña  isla que no vienen en las guías ni en los folletos de turismo, a la vez, te mueven al presagio de una aventura secreta.  La verdad es que no había mucho trecho que acompañar porque el poblado de San Pablo es pequeño con  las casas concentradas en la parte oeste de la isla ceñidas por la muralla de defensa.   Con cierta brusquedad me dijo que ella no se iba a perder en su isla, y como entendió que yo pretendía cortejarla, aceptó con un bueno, haga usted lo que quieras. «No me hables de usted» –le dije para intimar. Lo siendo pero usted para mí es un cliente más.
        La luna nueva se había adueñado de la isla, navegante al poniente con sus reflejos de plata como lomos de besugos. El ruido de las olas se dejaba sentir con una monotonía a la que dejé de prestar atención.
     Miranda me habló sin parar con una facilidad inusitada, sin querer, me enteré de que la  mujer pelirroja del restaurante eras una alemana de Colonia asidua de la isla, muy simpática y de mi edad. ¿Pero qué edad te crees que tengo? Me echó uno 40 años rebajando. Cuando en realidad yo tenía 29 años. Quizás la barba me envejecía. Siguió contándome datos de la isla que yo sabía porque  los había leído, pero puse cara de no saberlo, que la isla era Patrimonio Histórico Artístico desde 1964 y Reserva Marina desde 1986, y que en ella no se podía pescar ni bucear, salvo con permiso de la Consellería, que la isla tiene unos 1.500 metros de longitud y una anchura entre los 50 y los 600 metros, que en el pueblo hay dos bandos: los que quieren que la isla prospere turísticamente, y los conservadores, como su padre, son de los que quieren que la isla continúe salvaje, sin tantas molestias por parte de los turistas.
     Era Miranda  una magnífica guía que sabía mucho de la isla de Tabarca me apuntó que su apellido era originario de genoveses, de los que fueron expulsados en 1786 de la Tabarca la vieja en Túnez.  Las piedras de las murallas las sacaron del islote llamado precisamente La Cantera, me estuvo dando detalles para turistas que en realidad no me interesaban, yo deseaba conocer las leyendas y las supersticiones de la isla. Mañana, vaya usted al Museo Nueva Tabarca en el Almacén de la Almadraba y verá nuestra historia.
    Los ojos de Miranda eran espejos de cierva bajo la Luna, se iluminaban al hablar de su isla con gozo de virgen, yo me hacía ilusiones en seguir viéndola con una relación distinta a la de camarera  en el restaurante del hotel de la Casa del Gobernador, sino en una relación más íntima, pero las ganas se me quitaron cuando al llegar a la puerta de su casa que estaba abierta, vi dentro al hombre del garrote sobre el que me había caído esa mañana, así que sin que le diera tiempo a que me viera me despedí de Miranda con un «¡Hasta mañana!».



4
   Regresé  a mi habitación del hotel con cierta preocupación, no fuera a ser que,  en la soledad de las calles, me asaltara el moro Mohamed del ojo con parche, ya no estaba yo como para pasearme en mis propios pensamientos, que eran muchos para un solo día. Cerré la ventana a pesar de que hacía calor, esa noche no pude dormir, dando vueltas en la cama, tenía que comerciar con el insomnio, sacar provecho de su vista, me hizo coger un libro para leer, tampoco podía concentrarme en la lectura, pasaba las páginas sin haberme enterado de nada. Me levanté para escribir como si mi personaje, el invencible Almazor y su esposa Asmá, me esperara agazapado tras la pantalla del ordenador. Pero ya no me interesaba mi novela de Almanzor que acaba de empezar sino que me interesaba la leyenda del moro Mohamed que me había dado un medallón y tenía allí delante de mis ojos como un imán mental. Me documenté en Internet sobre el temido corsario Dragut del siglo XVI que en 1550 había asolado las costas alicantinas. Era un personaje anterior a los habitantes de Tabarca que vinieron en 1769. Por ello, cambio el nombre de Dragut por el de Dragutón y situarlo dos siglos y medio posterior.  Y empecé a escribir una nueva novela.






Título: DRAGUTÓN, EL SANGUINARIO

Capítulo I

    El 24 de mayo de 1790, desembarcó en Isla de Santa Pola el corsario Turgut Reis, llamado Dragut por los españoles, con 14 galeras. Con pretensión de atacar Alicante y su rica huerta de San Juan, arrasando los cultivos y apresando a toda la gente que encontraran para hacerlos cautivos y cobrar rescate por ellos. Los cristianos se guarecieron en su torres refugios desde cuyas almenas se defendían, una de ellas era la Torre de las Águilas, y la de la Santa Faz en la villa de San Juan.  Cuando las gentes de alrededores, tras cundir la alarma, acudieron a la villa hicieron frente al pirata Dragutón se vio obligado a reembarcarse y huir mar adentro a la isla de santa Pola, lugar de refugio donde no llegaban la galeras reales.
    En la isla había unos veinte vecinos que tuvieron que abandonar sus casas y ocultarse en la torre de la una Isla de Santa Pola donde prácticamente no había refugio para tantas personas.
    En esta ocasión, abordó las playas de la Albufereta. Desembarcaron algunas compañías árabes que se hicieron dueñas de las posiciones en la Serra Grossa y en la Sierra de San Julián. Más tarde, se apoderaron del Tossal de Manises, donde colocaron dos cañones con los que atacaron (y mucho) a la población.
     Al parecer, querían hostilizar la huerta para atacar la ciudad.
Sin embargo, la artillería del Castillo de Santa Bárbara y de los baluartes les obligó a  los corsarios a reembarcarse precipitadamente, abandonando sus pretensiones de ataque y saqueo de la ciudad de Alacant.
Nunca más, que cuenten las crónicas, se vio a Dragutón atacando nuestras tierras de Alicante, pero se quedaron en la isla de Santa Pola…

 
   5
      La presencia del medallón me iba a servir para inspirarme, sin querer meterme en una historia de Las Mil y una Noche.  Me levanté para ver el medallón y me di cuenta que la media luna color marfil se había puesto de un color púrpura como un rubí, y al tocarlo me quemó levemente el dedo índice y pulgar, ardía o era un aviso, usé en dentífrico para aliviar la quemadura en la yema de los dedos. Esta situación empezaba a inquietarme, casi a hacerme salir de la isla. Un vientecillo lebeche empezó a traquetear los postigos de la ventana como toros llenos de bravura, la volví a cerrar con fuerza, pero al par de hojas se resistían, Era una vendaval  procedente del Levante. El mar resonaba encorajinado con toda su furia, las cavidades rocosas como cañonazos de olas, cavidades sonoras a nivel del mar que existen frente a la pequeña cala de la Casa del Gobernador, el mar no es que estuviera rizado, sino escaldado. Las ventanas de la habitación silbaban cada ven con mas fuerzas como si hubiera llegado un ciclón silbante, y ya, no había forma de abrir una puerta sin enfrentarse a su resistencia aerodinámica del temporal que se avecinaba, y esto era solo el principio.

    Al día siguiente desperté y miré la isla, los dos estábamos desnudos en nuestras soledades: la isla y yo. El vendaval continuaba dando fuerte el mar se había puesto emborregado y prácticamente no se veía nada.
    A la hora del desayuno bajé hasta el restaurante, no vi a Miranda, sin embargo, allí estaba la alemana, que me miró con sus ojos zarzos con cierto alegría de ver allí a un ser humano y con ciertas aceptación de que ocupara el asiento del conductor de su mesa.   Así lo hice, diciendo mi nombre primero como se hace en las películas, se presenta uno y ya está dado el primer paso. Estábamos solos.
     –Me llamo Miguel Bozas, y el ofrecí la mano. ¿Le importa?
     ­–Yo Hildemarie Fiegenbaummen. Siéntese vos.
     Hablaba español con acento argentino.
    Empezamos criticando el mal tiempo, y dijo que ella buscaba precisamente los días así, que por eso visitaba la isla, se asombraba de que yo me extrañara del viento. Entonces, vos vino a la isla del viento, ahora no se queje. Le respondí que a lo mejor me iba esa misma mañana, y ella negó con la cabeza mientras le daba una cuchillada al croissant, ¿por qué no?, le pregunté, seguramente con la fuerza de este temporal no llegan los ferrys,  y se sonrió llevando  una arruga a la comisura de los labios que le daban una riqueza de mujer experimentada que calzaba ya la edad de los 50 años en plena menopausia. O sea, que ahora sí que estamos verdaderamente aislados, entonces me iré en cuanto llegue un ferry, dije como consolándome a mí mismo. La alemana se disculpó diciendo que tenía que trabajar, se marchó sin yo atreverme a preguntarle por sus labores, ni a mí me importaba.
     No iba a ser fácil concentrarme en mi novela sobre Dragutón con el viento azotador de un invasor que se convierte en preocupante para quien no le conocemos, cuerpo de invisible visitante, el silbido del viento me llamaba sin cesar como si de una advertencia inminente me avisara. El viento me ponía la cabeza sonada.  Me atreví a abrir la puerta del paraíso para salir a la calle y dar un vistazo, el viento me lapidaba con sus cuerpos extraños cargado de perdigones de arena como un tiro de caza, las puertas de las casas cerradas, no había un ser humano por ninguna parte, cómo los iba a ver, y para soportar ese vacío de un lugar que no se ve a nadie, como si todos me hubieran dejado solo en la isla, había que estar preparado psicológicamente, en los prospectos turísticos no te hablan del viento que hace aquí. Quizá hay que tener mentalidad de isleño y no de peninsular. El viento te intranquiliza y te ataca los nervios.
       Así que no tuve más remedio que regresar a mi habitación para encerrarme, para ocultarme del viento si podía. Para abrir una puerta había que cerrar otra. En el momento en que yo me acercaba por el pasillo a mi habitación vi que Miranda salía con su bata de faena de limpiar mi habitación, me dio mucha alegría ver a alguien y sobre todo a ella. Quería darle conversación,  pero ella no me hablaba, era muy distinta a aquella chica parlanchina de anoche a la que le brillaban los ojos con un destello de luna en el mar, parecía como si el viento también le trastornara, no me di cuenta que se sentía en cierto modo humillaba por el trabajo de limpiadora que hacía, además yo le impedía con mi charla trabajar, no me daba cuenta que ella pensaba en enamoramientos y cosas de esas como matrimonio, sin que supiera que yo tenía fobia al matrimonio y por eso jamás me podría casar, ni con ella ni con nadie. Tenía la historia en la cabeza pero no tenía inspiración para pasarla al ordenador. A veces hay que recurrir a las botellitas de las neveras de los hoteles y tomarse un par de botellitas para empezar con un borrador, pero para empezar a escribir, la única fórmula que conozco es la de sentarse. Primero sentarse. Coger un bolígrafo un folio y empezar a emborronar dibujitos hasta conseguir que salgas las palabras y las ideas:
              

    …mujeres y niños se cobijaron con la gruta  del Lobo Marino, para no ser hechos esclavos por la flota turca que acaba de desembarcar en la isla. Eran feroces y no entendían de compasiones. Los hombres se unión con su armas en un grupo, al mando de ellos estaba un cristiano viejo, llamado Aurelio de la Vega. Había que actuar en algún tipo de sabotaje contra las galeras del turco Dragutón. Y había que actuar rápido antes de que la marea subiera por el temporal que se avecinaba e inundara la cueva donde se refugiaban las mujeres y los niños. Y venía temporal de levante, el mar los alcanzaría la gruta del Lobo Marino, aquel refugio era muy precario.


6
     Llevaba una semana en Tabarca, aceptando el paso del vendaval de Levante como algo anormal, a pesar de que estos vientos constantes te pueden volver medio loco. Tengo que seguir con la novela el corsario Dragutón de la isla.  Me había dejado encariñar por Miranda. La alemana, cuyo nombre no recuerdo ha aceptado mi amistad de huésped en los desayunos y cenas.
     El medallón que me dio el pirata Mohamed cambiaba de color según el día, es como un avisador  del tiempo que se acerca pero yo no sé interpretar. Estaba convenciéndome a mí mismo, que era normal que un moro muerto hacía siglos se me apareciera y me diera un medallón, debía estar perdiendo la razón, la lógica de la ciencia, estaba inquieto, lo que conozco pero no hasta tal punto o es que  el viento de Tabarca te vuelve loco. 
      Una tarde decidí acercarme hasta las oquedades de la muralla junto a la iglesia de San Pedro y San Pablo, allí debía encontrar alguna explicación a lo que estaba pasando con el pirata. Aproveché la tarde para entrar con la linterna del móvil, el especio ganado a la roca por excavación, pero no estaba el túnel que bajaba hacia el interior, toqué la roca volcánica, di unos golpe, imploré que se me apareciera de nuevo, la falta de explicaciones a un fenómeno tan extraño me hacía sentir un vació en mi lógica cotidiana. Un efecto que no había soñado y que no podía dar por válido, y cuando uno no acepta la culpa, el error, la humillación o la insolencia se siente  terriblemente enfermo.  Me parecía que tenía fiebre.
     Desilusionado busqué de nuevo a Miranda para contarle lo del  medallón que me dio el moro Mohamed, no podía seguir así, cruzándome de brazos, argumentado que en Tabarca podían aparecer los espíritus con la facilidad que entra el viento en la isla y lo confunde todo. Yo no creía en fantasmas ni en espíritus pero cuanto más tiempo pasaba en la isla, más  convencía de su posible existencia. Haberlas ailas dicen en Galicia respecto a las brujas. 
     Pude ver a Miranda a la hora de la cena, le dije que cuando terminara del trabajo quería hablar con ella. Cuando terminé de cenar le hablé del medallón que cambiaba de color, eso no lo sabía ella, incrédula aceptó en subir a la habitación a verlo. El medallón tenía ahora un color verdoso, y que yo no podía interpretar, si lo supiera descifrar quizás supiera lo que iba a avecinarse.  Tomé el medallón, Miranda y yo nos acercamos de noche hasta la gruta del Lobo Marino, o cueva del moro Mohamed (o quizás era el corsario Dragut). Otra vez estábamos los dos en las nocturnas calles del poblado de San Pablo en Tabarca.
     Allí, en la gruta, estaba el túnel misterioso que bajaba hacia el supuesto lugar de un naufragio de barco con ánforas romanas, pero al llegar hasta el lugar previsto no había tal barco sino que todo el espacio era una manta en el suelo todo decorado con candelabros rosados y música apaciguada,  ella se enfadó por el motivo de engañarla tan sutilmente para estar con Miranda. «El lugar era otro, aquí no he estado yo nunca, es la primera vez que lo veo, te lo juro», le insistí disculpándome. Notamos la intensidad de un perfume afrodisiaco, sentimos calor, no podíamos resistir nuestros deseos de amor allí en un lugar tan privilegiado para besarnos apasionadamente, sentí el calor de sus labios.  Cuando estábamos tan entusiasmados, oímos voces, y al abrir los ojos nos encontrábamos en la playa de una cueva que daba al mar, una voces inteligibles salían del interior y salimos por donde habíamos entrado.
 
   Esa noche después de cenar y tomar una copa vi a la alemana que estaba bebiéndose una cerveza en la barra del hotel. Me acerqué a ella, y en seguida empezó a contarme las desgracias de su vida, que le hacían alejarse de Alemania, buscando un refugio espiritual como esta isla de Tabarca. Estaba depresiva y empezó a llorar, necesitaba cariño y alguien que le prestara atención. La verdad es que era una mujer voluptuosa pero atractiva. Después del calentón que había tenido con Miranda, la alemana de la que jamás aprendí su nombre ni apellido, hicimos el amor en su habitación.   



  7
    A mi novela sobre el corsario Dragutón había que darle un empujón, llevaba aquí dos semanas, jodiendo con una alemana, engañando con palabras a una isleña y no habiendo pasado del primer capítulo.
    Mi editor me llamó al móvil quería que le mandara ¡ya! unas páginas por correo electrónico. Me amenazó que si no le mandaba algo vendría el mismo a visitarme y tomar unos días de descanso conmigo. «Ahora no es el mejor momento». Le pedí que no viniera porque que esta isla era la muerte, el culo del mundo, lo que me faltaba era decirle que había fantasmas.  Esa misma tarde me hice cinco folios y empecé el segundo capítulo. Por la noche esperé a Miranda para acompañarla hasta su casa quería hacerle miles de preguntas. Me contó una fábula de un  antiguo pescador de la isla que tocaba la armónica en su barca creyendo atraer a los peces, y que su armónica los encantaría, y al acercarse los peces a su barca los cogería con la mano, pero como los peces no se acercaban entonces inventó el ral o red redonda para lanzarla desde la barca y cogía muchos peces con ese sistema, entonces le dijo a los peces: Yo creía que os gustaba la música  porque saltáis de alegría cuando os sacas del mar. Pero viendo que con la música no conseguía atraerlo siguió con las redes y cada vez las hizo más largas y laberínticas como una red de almadraba.  Yo sabía que me sonaba a una fábula de Esopo, no conocía con el que se contaba la fábula en la isla, y cuando nos acercamos a casa y vi a una de sus hermanas felicitarla con su cumpleaños y decirle que se aligerara para soplar las velas de una tarta, en una fiesta de amigos y familiares, yo vi la ocasión de entrar en su casa como uno más, estabas todos muy complacientes conmigo; por eso, el sentido de la moraleja de esta fábula la descifraba con la siguiente fórmula:  Si el pretendiente no se acerca con la música de la dama hay que tenderle las redes. Toda su familia estaba muy complaciente conmigo, con el escritor. Menos su padre.
    En casa de Miranda se habían reunido sus hermanos: dos varones de una percha impresionante, una hermana menor, su padre que me miraba con cierta resignación en aceptar mi presencia, su madre cariñosa y amable hasta la melosidad, varias amigas vecinas y el cura, era lo único que me faltaba.  Pero mi alivio fue saber que el cura estaba allí para unos días, no estaba fijo, sino que venía los sábados para la misa.  
    Aprecié que era una familia modesta, la casa era amplia y reformada con patio interior, los trabajos que desempeñaba ella y el  padre no demostraban su patrimonio, no entendía que la isla producía el trabajo que en realidad requería su mercado turístico.
    Esperé la  ocasión para hablar con el cura, como hombre ilustrado.  Cuando el conté mi oficio de escritor me habló de la pequeña biblioteca existente en el despacho del cura párroco junto a la sacristía de la iglesia, tesoro de libros sagrados y otros que se conservaban de los primeros colonos y que trajeron consigo de la Tabarka tunecina.  Me ofrecí en investigar sobre la isla si me dejaba meter las zarpas en tan exótica biblioteca, petición concedida y me presentó a la vecina Jacinta, la beata o guardiana de la llave de la iglesia.
    Cuando terminé de hablar con el cura, éste se despidió porque se marchaba al día siguiente en el ferry a Santa Pola. Entonces, si había barcos yo también me podía marchar, pero tal y como estaba el temporal de levante no se podía salir en barco de la isla. Además yo cambiado de opinión,  ahora no tenía intención  de marcharme porque tenía otros asuntos pendientes, además de escribir mi novela. Ahora estaba ocupado con investigar en la profundidad de la historia de la isla gracias la biblioteca. Tenía un medallón indescifrable. Una historia entre mano, que apuntaba bien. También debía reconocer que Miranda me gustaba mucho, y sobre todo después de la fiesta de su cumpleaños en las que todos fueran tan amables conmigo. Me sentía aceptado en la familia tabarquina,  incluso hasta por el hombre del garrote, que era su padre.


8
   Regresé muy tarde al Hotel, no sabía la hora que era ni tampoco nadie me esperaba, la conversación en el convite en la casa Miranda me daba nueva ideas sobre mi novela de Dragutón. En cuanto abrí la puerta de mi habitación, oí en el mismo pasillo que se abría la puerta de la alemana estaba con bata, despeinada, con ojeras, cargada de alcohol, y empezó darme una bronca a puros gritos como si fuera una esposa cuando llega el marido tarde, estaba histérica:  No creas vos que me puedes dejar así como a así por esa monada. Puse cara de no entender. Así no me la vas a pegar con esa camarera, a mí no me desprecia nadie, me gritó mientras se tambaleaba en la puerta de la habitación.  ¿Qué camarera?, pregunté abriendo las manos como queriendo dar a entender que yo podía hacer lo que quisiera.  La morenita del hotel, que no me dejas, cómo te lo tengo que decir que no, que no me dejas, a la vez que ponía cara de enfado y se le salían los ojos.
     «Acuéstate -le dije y olvídame–, estás borracha».  Ella se echó a llorar con desconsuelo como último recurso para llamar mi atención y entré dentro de su habitación para saber a qué venía aquel espectáculo. Si tan solo nos habíamos acostado una sola vez y lo hice por elevar su autoestima. No creas que a mí se me deja tan fácilmente, si me dejas soy capaz de cualquier cosa, te acuestas conmigo y al día siguiente me desprecias, me olvidas como si yo fuera una prostituta, como si yo no tuviera sentimientos. Por favor, no me dejes, no me vayas a dejar, yo te quiero, eres el único hombre que he querido desde la muerte de mi hija. Di que no me va a dejar por esa chica.
     La alemana insistía llorando y secándose las lágrimas con el dorso de la mano, sentados los dos en el borde de la cama, luego empezó a besarme, la verdad es que no sabía muy bien lo que hacer si consolarla o marcharme y dejarla allí en un estado de nervios que no me daban tranquilidad de que actuara sensatamente. No podía despreciarla. Sería peor. Ella se echó sobre mí, empezó a besarme con sonoros besos por el cuello, por el pecho, por el vientre y llegó a meterse en la boca todo mi ser vesubiano, prepuciano hasta que noté que, a pesar de mi no-disposición a hacerle el amor a tan desequilibrada mujer, se me puso de mármol con un David de Miguel Ángel.  Creí ingenuamente que una noche más con ella le iba a sentar bien, que, después, una explicación por la mañana sobre mi limitada disponibilidad amorosa, le iban a hacer comprender que yo era un capricho ocasional nada mas, y por supuesto que nos separaríamos siendo tan sólo, amigos, pero no, no fue así.  
    A la mañana siguiente cuando me desperté en la cama, la alemana había bajado a la cocina a por el desayuno que me lo traía en un bandeja con una roja de plástico en un vaso, y además su contento había despertado interés en la gobernanta y cocinera por saber quién era el afortunado que estaba en su dormitorio, y que sin duda no iba a quedar en el secreto. Yo no quería que Miranda se enterara de mi lío con la alemana era ocasional y pasajero, solamente sexo.
    Yo había cometido un error imperdonable, el de apiadarme de una mujer sola y menopáusica que sin saber por qué causa o razón se refugiaba en aquella isla desértica reina de los vientos tan lejos de la civilización y de su ciudad de Colonia.
    ¿Cómo podía yo concentrarme en mi Dragutón, el sanguinario, si no encontrar paz, para qué había elegido yo Tabarca, sino para sentirme relajado y comprar tiempo.  El tiempo que me quitaba la alemana con sus actos de celos, no comprendía su necesidad de cariño por mi parte, ella me lo ofrecía todo a cambio de una fidelidad convertida en amistad, pues entre nosotros no cabía otro asunto.   Ella era una esponja de cariño, de atenciones, me decía que quería reciprocidad. Incluso me ofreció dinero por quedarme con ella. Después de desayunar me disculpé diciéndole que tenía que trabajar, me fue a  mi habitación y abrí el ordenador:

     …Aurelio de la Vega y sus hombres nadaron para abordar y hacerse con el control, de un barco turco. Sorprendieron a las centinelas y lucharon hasta hacerse con el control. Dragutón en venganza prendió fuego a todas las casas de la isla, que ardieron con facilidad porque eran cabañas de madera más que casa de mampostería. El turco Dragutón sabía que los habitantes de la isla estaban ocultos en algún lugar de la isla pero no sabía dónde, esto solamente era cuestión de tiempo, porque la isla no tenía escapatoria.
    Uno de los piratas dijo que había encontrado una gran gruta marina, a la que se accedía por un peligroso acantilado, y allí se dirigió aquel grupo de piratas sin compasión para hacerlos cautivos, y venderlos en alguna ciudad del Norte de África.
    Las mujeres y los niños refugiados en la gruta del Lobo Marino ya no estaban seguros. Hallaron unos antiguos restos de un barco antiguo naufragado, tenía una especie de tesoro, entre ellos un medallón con una media luna que giraba. No era…
   

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   El tiempo amainó, el cura se marchó. Yo debí haberme ido con él si hubiera previsto lo que iba a pasar. La curiosidad de que el despacho del párroco dispusiera de una biblioteca sobre Tabarca podía más que la obligación que me unía a un editor que me había pagado por anticipado por una novela, de la que no era capaz de salir del II capítulo, por eso le pedí a Miranda que le pidiera la llavea Jacinta, la Beata, y me acompañara dentro de la iglesia pues según dicen posee una cripta o sótanos donde antiguamente se almacenaban víveres y otros enseres de pesca. Después de comer fuimos los tres: Jacinta, Miranda y yo al despacho del cura... Encontré un libro antiguo de repoblamiento de los primeros habitantes de la isla, y lo tomé prestado, y así se lo hice saber a la Beata que me lo llevada por unos días.
    Regresé a mi habitación, la alemana estaba en mi habitación tendida en mi cama y  temblando de frío, sumida en la inseguridad, sin arreglar, llorando diciéndome que le habían robado todas sus joyas y su máquina fotográfica profesional. En secreto me decía que sospechaba de Miranda, ya que era la sirvienta que entraba a hacerle las camas, estaba segura.  Yo no podría aceptar la acusación, sabía que Miranda era incapaz de cometer un robo, no era una condición. Era un tema que estaba muy visto: el de culpar al servicio del hotel de un robo.
    La alemana quería ir a Santa Pola a presentar la denuncia, yo le dije que se espera, que no se precipitara  que no se podía acusar a una persona sin pruebas, por simple arrebato. Yo me comprometía a hablar en serio con Miranda. La alemana se puso muy pesaba, luego se bebió un whisky, se fumó medio paquete de rubio. Pues a mí me interesaba calmarla para que no metiera a Miranda en un lio penal, pues la fama se pierde en un momento pero luego, es posible que no se restituya jamás. La alemana estaba, sin motivos,  celosa, enfermamente celosa.
    La cuestión del supuesto robo se supo en todo el Hotel, y la recepcionista del mismo le pidió a Miranda que no volviera por el Hotel hasta que se averiguara la verdad. Yo hablé con Miranda, se puso de un humor de las que se tiran a los pelo, yo estaba en medio de las dos mujeres, haciendo de árbitro.  Me vi obligado a consolar a la alemana para que no denunciara, no son muy dados estas mentalidades protestantes a confesarse con alguien que no sea su psiquiatra, me contó que ella fue fotógrafa que incluso hacía trabajos para Nacional Geografhi, pero ocurrió una desgracia, su hija también fotógrafa se tiró por una ventana en Nueva York a los veintitantos años de edad, sin haber encontrado la explicación, la alemana perdió la relación con su marido, un argentino, porque, reconocía, que se puso insoportable, desde entonces viajaba a los lugares más solitarios para descansar, no para hacer fotos profesionales, sino para buscar la paz de las soledades isleñas...


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sábado, 19 de agosto de 2017

España está de luto por los atentados en Cataluña. El cerdo terrorista ha sido abatido.






España, tiempos de luto y momentos de reflexión: atentado en Cataluña


Me había propuesto no escribir sobre el tema del secesionismo catalán en prensa, pero las circunstancias del salvaje atentado me desbordan y me obligan, en conciencia, a no permanecer callado. Pasados unos días de la masacre en las Ramblas de Barcelona y Cambrils con 15 muertos y cientos de heridos de 34 nacionalidades, creo conveniente hacer un análisis de la matanza en la Comunidad Autónoma de Cataluña, según las lecturas de la prensa.

Este gravísimo atentado (no “atropello” como lo calificara en un Twitter el líder de IU  Alberto Garzón), es un ataque a toda España, por mucho que se empeñen los separatistas en decir que Cataluña no es España. Con el desembarco del gobierno de Mariano Rajoy estos días en Barcelona  pareciera como si este salvaje y brutal atentado hubiera desmontado el tinglado secesionista de Carles Puigdemont quien califica de  "miserable" el hecho de que se mezclen sus planes independentistas con la investigación y coordinación policial del atentado. Y confirma a la prensa que él seguirá con su hoja de ruta para el referéndum ilegal, unilateral y no vinculante (O sea, ganas de marear la perdiz). No se le nota en su hierático rostro, rosado del ampurdanés, que estos hechos de lesa humanidad le haya  afectado, ni de momento vaya  a romper con los anticapitalista de la CUP, que pasan ambos de víctimas.
En cambio, sí vi a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, llorar compungida, siempre al lado de los Reyes como corresponde al protocolo de su cargo.

LAS EXPLOSIONES DE ALCANAR
En la explosión  del 16 de agosto a las 23.15 horas en Alcanar, los Mossos d´Escuadra no consideraron otra hipótesis que la del accidente por gas y no recabaron el auxilio de los Tedax de la Guardia Civil más experimentados en el terrorismo. En principio los Mosso únicamente vieron unas veinte botellas, cuando en realidad había 120, algunas de acetileno para cometer varios atentados con explosivos. La jueza que estuvo en Alcanar no estaba de acuerdo de cómo se llevaban las investigaciones de lo sucedido por los Mossos. Al día siguiente hubo una segunda explosión –posiblemente con un temporizador— entre los escombros del chalé que produjo 8 heridos entre policías y bomberos.    Ahora del Juez Andreu de la Audiencia Nacional averiguará y esclarecerá todas las circunstancias de los atentados y sud lazos internacionales; por ello ha acordado “Que la información de los tres cuerpos se canalizará a través del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), dependiente del Ministerio del Interior.”

¿COMUNICACIÓN  INFORMAL?

Queda por esclarecer si la  policía belga de Vilvoorde advirtiera a los Mossos d’Esquadra acerca de Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll y cerebro de la célula yihadista. Joaquim Forn ha dicho el jueves que tuvo lugar una “comunicación informal” no oficial entre agentes y que, en ningún caso fue una advertencia, sino una petición de información (según la Agencia EFE era un correo electrónico entre agentes). El alcalde Vilvoorde dice que ninguna información sobre terrorismo es informal, fue un agente local experto en antiterrorismo quien se lo comunicó a su colega de los Mossos por un email, y que éste no lo elevó a superioridad ni al CITCO (Centro de Investigación con el Terrorismo y Cremen Organizado), lo cual es un negligencia grave. La policía autonómica no tiene competencias para comunicarse con policía extranjera y no está en Europol.


EL MENSAJE DE LA UNIDAD POLÍTICA

La comparecencia conjunta de Mariano Rajoy y Puigdemont ha sido el de unidad política frente al terrorismo, pero detrás de esta frase institucional,  no podemos evitar pensar en la necesidad de otro tipo de unidad soberana frente al secesionismo de los independentistas catalanes: unidad nacional, símbolo de fortaleza mantenida desde los Reyes Católicos.
En el día posterior al salvaje atentado yihadista  la imagen de la unidad de toda la clase política tuvo aparente normalidad, aunque no ha durado mucho, a pesar de que la ciudadanía lo reclama en sus manifestaciones del minuto de silencio en la plaza de Cataluña, al grito de No tenim por” (no tenemos miedo). Se dijo que el terrorismo jamás podrá aplastar ni silenciar nuestro modo de vida, las libertades occidentales, en definitiva, aquello que nos hace españoles y fuertes en Europa y en el mundo.
En la primera comparecencia del ampurdanés fue en catalán y luego en castellano, no así al consejero de Interior Joaquim Forn (se atraganta al hablar castellano), de mediocre actuación, que al hacer recuento el viernes por la noche de las víctimas mortales, dijo que  había entre ellas, “dos personas catalanas y dos de nacionalidad española”, siempre dando coletazos como los cocodrilos heridos. Por otra parte, los anticapitalistas y anarquistas de la CUP señalaron al terrorismo como un "fruto del capitalismo", así que su boicot a las instituciones del Estado sigue en marcha ahora amenazando con no asistir a la manifestación del sábado si el Rey comparece. No dicen que en 2006 el ministro de defensa socialista José Antonio Alonso aumentó las tropas en Afganistán donde había efectivos desde la anterior legislatura con Aznar. Acabo de enterarme que los separatistas han escrito un correo que más o menos dice “si quieren aportar su ayuda a Barcelona, manden un correo diciendo que Barcelona no es España”.
 Recordemos que la formación morada, en noviembre de 2015 rechazaron sumarse al pacto antiyihadista junto al PP, PSOE y Ciudadanos, aludiendo que el "endurecimiento del Código Penal no es una medida eficaz para luchar contra el terrorismo”, cuando en realidad de lo que se trataba era de mejorar la articulación de los servicios de inteligencia y la coordinación policial y Europol de los veintiocho, y recogen en el Código Penal el desplazamiento al extranjero para incorporarse a una organización terrorista.
Tras la dolorosa desgracia que hemos sufrido todos; unos físicamente y otros con lesiones de ansiedad y angustia, el gobierno catalán no parecía muy afecto.
Vemos estos días la coordinación real entre los Mossos d´ Escuadra,  de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que, por otra parte no sabemos muy bien el tiempo que durará.   Difícilmente se puede mantener en el tiempo esta lealtad cuando los  mandos naturales de los Mossos son independentistas, exprofeso: Joaquim Forn i Chiariello, consejero de Interior, y Pere Soler i Camping, director general de los Mossos, es el que dijo  “me dais pena los españoles”, dispuestos a obligar a los Mossos a incumplir la Constitución de obedecer a los jueces ante el posible edicto de retirar las urnas del 1-0, si se llegara a celebrar. Que por cierto a Pere Soler no se le ha visto, en cambio sí al mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero. Un Cuerpo que ante esta prueba de fuego ha demostrado una gran capacidad de actuación y competencia efectiva.


El SALAFISMO y el WAHABISMO

El salafismo islamista radical que se ha instaurado en España y principalmente en Cataluña, es un movimiento político-religioso fundamentalista sunnita que reivindica volver a los orígenes u ortodoxia del Islam cuya idea es la del califato único y reconquista del Al Andalus, y la de implantar la “Sharía” o la Ley islámica, muy próxima al Estado Islámico (IS). Se trata de un movimiento extremista propicio a la yihad, la guerra santa contra los que no son musulmanes, a los que consideran infieles. De hecho, un informe elaborado por expertos policiales españoles ya advertía que la financiación de Daesh (ISIS) (o el califato único) llegaba procedente de dictaduras de los petrodólares como Arabia Saudí, Qatar y Kuwait, que son millonarios pero con la mentalidad de la Edad Media. En Cataluña viven cerca de medio millón de musulmanes y tienen 256 mezquitas, y en España tienen 1.260 centros islámicos, según el estudio de la experta Ana Belén Soage. El wahabismo y el salafismo son dos corrientes diferentes sunnitas pero imbricadas por un mismo concepto de apostasía.

 Los jóvenes musulmanes de Ripoll (Gerona) se habían radicalizado, supuestamente, a través del imán Abdelbaki Es Satty, que al parecer tuvo relación con algunos detenidos del atentado del 11-M de 2004. Su cadáver se ha encontrado entre los escombros del chalet de Alcanar, que explosionó cuando manipulaban explosivos muy inestables  como el triperóxido de triacetona (TATP) más conocido como “la madre de Satán” y de mención muy común en los foros yihadistas. Además habían reunido 120 botellas de butano y propano, para hacer varios gravísimos atentados con explosivos. No me creo que Driss Oukabir hubiera alquilado dos furgonetas para hacer una mudanza; nadie alquila dos furgonetas para una mudanza, porque con la misma sirve para varios viajes.
Los terrorista abatidos deberían ser enterrados y cubiertos con panceta de cerdo, para así privarles de la supuesta pureza de ser un “mártir” por la causa de Allah, según el Corán, versículo 3 “Al Imra”, capítulos 157 y 158: “Si sois muertos o matados en el camino de Alá, seréis congregados/reunidos/llevados enfrente de Alá”.  El  kamikaze musulmán está en la creencia de que su sacrificio contra los infieles será compensado con un Paraíso o “Al Yannah” en árabe, de placeres y un harem de huríes esperándole, con ríos de miel y leche.  Y lo peor que pueden hacer los imanes es santificarlos en las mezquitas. Pero, también he de reconocer que no todos los musulmanes que viven en España (cerca de dos millones) son radicales, un tercio son españoles por nacimiento. Opino que ellos deberían denunciar a los que se radicalizan. Una señal de radicalización es que no le quieren dar la mano a las mujeres.

LA IMPOSIBLE INTEGRACIÓN
 
Nuestra Constitución del 1978,  en su artículo 16, preceptúa que “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.” Por lo tanto todas aquellas personas que viven en nuestro país, en territorio nacional, han de atacar nuestras leyes y que el Estado es aconfesional. Por ello, opino que los musulmanes en España, y muchos españoles por nacimiento, han de ser instruidos con el conocimiento de la Constitución desde las escuelas, institutos o centros culturales, obligatoriamente.
La Educación para la Ciudadanía era una asignatura que enseñaba valores democráticos y constitucionales, fue rechazada de plano por los gobiernos catalanes y vascos porque suponía adoctrinamiento. Y desapareció completamente de la Enseñanza en 2016. Establecía el Real Decreto 1631/2006 lo siguiente​: “La Educación para la Ciudadanía tiene como objetivo favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable”. Opino que sin educación ciudadana la sociedad no puede integrarse en los valores constitucionales comunes, y que todos los residentes en España (no turistas), deberían de conocerla, acatarla y jurarla, cuando se intente conseguir un permiso de residencia. Sin leyes integradoras la convivencia no es posible, porque tampoco no la hubo en tiempos de los reyes Felipe II y Felipe III, donde en 1609, miles lo moriscos españoles hubieron de ser expulsados, con prohibición expresa de no marchar a la Nueva España (América).

MISA DEL DOMINGO POR LA UNIDAD YA LA PAZ

El sábado los Reyes firmaron en el libro de condolencias del Ayuntamiento y pusieron flores en  la Rambla, al grito de ¡Viva los Reyes!
El domingo día 20, en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona se celebró una misa solemne oficiada por su eminencia el arzobispo  Juan José Omella, por la paz y por las víctimas de los atentados, con la asistencia de los Reyes, el presidente de Portugal, el presidente del Gobierno, así como otras autoridades nacionales y catalanas, así como la asistencia de miles de fieles multinacionales. Donde el arzobispo en su homilía dijo que "La unión nos hace fuertes, la división nos corroe y nos destruye". Y para Puigdemont como si hablara el arzobispo en chino.

 ABATIDO EL AUTOR DE LA MASACRE DE LAS RAMBLAS
La tarde del día 20 de agosto, la madre de Younes en una concentración espontanea en la plaza principal de Ripoll pedía a su hijo  que se entregara a la policía, que lo prefería ver en la cárcel antes que muerto. Yo, por el contrario, si fuera el padre de este satanás, le diría que yo prefería verlo muerto que vivo, por tener tanto odio, un odio que jamás se cura con ninguna terapia. Y me diría ¿Cómo ha salido este monstruo de mis entrañas? Younes Abouyaaqoub, el terrorista autor de la masacre de las Ramblas que se encontraba huido, fue abatido por los Mossos d' Escuadra este mediodía 21 de agosto en un operativo policial en Subirats (Barcelona). Al parecer, antes de ser abatido, el individuo se había gritado "Alá es grande". Todo gracias a la colaboración ciudadana. Opino que el cadáver no debe ser entregado a sus familiares en Marruecos.
Dice el diario ABC  que “Los interrogatorios a los cuatro detenidos, especialmente a Mohamed Houli, herido en la explosión en la casa, han permitido avanzar mucho el trabajo a los investigadores. Algunos registros -en la madrugada de ayer hubo otro en Ripoll en un piso frecuentado por magrebíes- han permitido intervenir documentación valiosa para poder determinar exactamente la identidad y el rol exacto de cada uno de los miembro de la célula.”
El mensaje a los yihadistas es claro, evidente y rotundo: “Quien la hace la paga”.

Si bien la célula yihadista de Ripoll ha sido desactivada, no se puede bajar la guardia ni el nivel de alerta 4, puesto que podría tratarse de una red internacional con conexiones en otros países europeos. Porque en realidad desconocemos cuántas células yihadistas latentes pueden existir dispuesta para atentar. He hecho se ha reunido en la sede del Ministerio del Interior  el pacto antiterrorista y han acudido representantes de 13 formaciones políticas, dejando una fotografía de unión poco frecuente: PP, PSOE, Ciudadanos, Foro Asturias, UPN, PAR, Coalición Canaria UPyD, como firmantes del pacto; y Unidos Podemos, Compromís, PNV, el PDeCAT y ERC, como observadores. No asistieron los de EH Bildu.

 Además de los acuerdos políticos, se ha modernizar actual Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos Seguridad del Estado, la actual es la 2/1986, del 13 de marzo, antes los nuevos tiempos y retos que demanda la sociedad en estos tiempos convulsos de terrorismo. Por Ley Orgánica 6/1997, de 15 de diciembre, se le transfirió a la Comunidad de Cataluña la competencia en materia de tráfico y circulación de vehículos a motor, atribuida con carácter exclusivo al Estado por el artículo 149.1.21 de la Constitución. Es decir, que salió de Cataluña la Guardia Civil de Tráfico, hecho que nunca debió de ocurrir. Porque José María Aznar tuvo que entablar negociaciones con las principales formaciones nacionalistas como con Jordi Puyol de CIU.

MANIFESTACIÓN EL SÁBADO EN BARCELONA

CONCLUSIONES

Partiendo del principio de que “El mejor terroristas es el terrorista muerto”, pienso que el disparar a la cabeza ha sido lo más acertado contra estos animales de granja.  Aunque, por otra parte, desde el punto de vista del Derecho legal y judicial, actuar como en el Oeste, no es lo más aconsejable, porque al no ser detenidos no se les puede interrogar para sacar más información de sus contactos en España o en el extranjero. El Gobierno de Cataluña y los Mossos han querido acaparar todo el protagonismo como dando a entender que ellos son un Estado autosuficiente y como si ya fueran independientes.  La actuación de los Mossos en la explosión de Alcanar para ser que no fue acertada, demostraron incompetencia, no hicieron caso a las sospechas de la jueza de Amposta, Sonio Nuez Rivera.
Lo importante es evitar los atentados no actuar con contundencia a toro pasado.
Por otra parte hay que hacer una relación de toso los imanes que predican en España e invertir en programas de antirradicalización.
 Toda España está de luto, porque Cataluña es una de nuestras 17 comunidades autónomas.

Ramón Fernández Palmeral
Agosto de 2017




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...............OTRO ...........................

Lo que pasó en Cataluña fue el mal menor

20.08.2017 | 02:34 /Información
 
De entre las numerosas muestras de solidaridad recibidas desde el extranjero por los brutales atentados de Cataluña, me impactó el texto por WhatsApp de Anette, una ex alumna panameña, que concluye así: «Están en mis oraciones. Aunque sé que ustedes están en Madrid, son una sola Patria». Releo esperanzado esto en la noche del jueves, mientras todas las televisiones retransmiten el drama de las Ramblas y nadie del Gobierno español, salvo un tuit de Rajoy, comparece. Un amigo me llama alarmado desde Andalucía: «Aquí se dice que el Gobierno español está desaparecido». En las declaraciones de Joaquim Forn, conseller de Interior de la Generalitat, no existe ni siquiera lo de «Estado español» que suele sustituir a la palabra «España». Desliza el vocablo «Estat» un momento y ya le vale. Al final, Rajoy, que a todo lo catalán llega tarde desde hace años, comparece de madrugada con acierto discursivo y desatino horario. Durante más de siete horas ha dejado asentar la idea de que España ya no está en Cataluña. Claro que está, pero si no se la ve, no parece que esté. «Viendo todo aquello me pareció que había dos Estados», lamenta uno de los más perspicaces periodistas aragoneses.
El viernes lo medio arreglaron con los minutos de silencio en la Plaza de Cataluña con Felipe VI presente. El sueño de la cooperación institucional, que hizo posible los Juegos Olímpicos, reapareció de milagro por unos días con los Reyes en los hospitales, antes por la visita conjunta de Puigdemont y Dolors Montserrat, Ministra de Sanidad, y algunas tacañas concesiones más. Sin duda, el mundo policial estuvo mejor que el político. Cuando en la rueda de prensa habló el consejero Forn una sensación de debilidad invadía a la audiencia. Forn no es el solvente Jordi Jané, recientemente dimitido del mismo puesto, o destituido por debilidad independentista. A saber las tensiones internas de la Generalitat. O sí sabemos, pero mejor callarlas, para no perjudicar a los pocos sensatos que quedan.
El desasosiego que generaba Forn lo enmendó el Mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero. Sereno, firme y con contenido, transmitió confianza profesional. Recordaba la crisis del Ebola, cuando se temía una infección generalizada que acabó afectando solo a dos víctimas, el misionero que falleció y la enfermera que sanó pero casi muere en los platós televisivos. Mientras hablaban los políticos, con Ana Mato a la cabeza, aquello iba a la deriva. Hasta que le dieron voz al doctor Fernando Simón y encauzó la crisis.
Sobre la tragedia terrorista en Cataluña planean, aún bajo la conmoción inicial, dos grandes incógnitas: la primera, si se confirma que lo que vivimos, con todo su horror, fue solo el mal menor, gracias a la explosión en el chalet de Alcanar, que destruyó el edificio. Querían situar los explosivos con dos furgonetas y un coche, que por fortuna se averió, en las mismas Ramblas; y sobretodo, como sugiere El Español, en la Sagrada Familia.
Y un segundo interrogante: cómo afectará todo lo sucedido a la agenda de la Generalitat, hasta ahora con solo un punto, la proclamación de la independencia a cualquier precio, y también al empecinamiento jurídico del Gobierno español.¿Podrá mantenerse el discurso de Puigdemont-Junqueras como si nada hubiera sucedido? ¿Será capaz Mariano Rajoy de reafirmar que sobre Cataluña no hará nada hasta pasado el uno de Octubre? Como si antes hubiera hecho algo... Venimos de los desatinos de Zapatero y de Maragall, de las corruptelas de Pujol, de la huida adelante de Artur Mas, del desafío jurídico y político de Puigdemont y del inmovilismo de Rajoy. Cuanta desgracia política concatenada para un país tan prometedor, con una capital como Barcelona en la que medio mundo quisiera residir y con una arteria principal que cantaron escritores y poetas desde Federico García Lorca a Manuel Vázquez Montalbán. Son las Ramblas, crisol de civilizaciones, testigo de la historia y ahora objetivo de la barbarie. Pero las Ramblas, universales, se abren de nuevo al mundo.
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.....................CONTROL DE LOS IMANES............................
El Estado no interviene en la formación de los ministros de culto de ninguna de las confesiones inscritas en el registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia ni en la designación de los mismos por parte de las comunidades religiosas. No es competencia estatal, autonómica o local designar o determinar la titulación o requisitos que ha de tener una persona para poder ejercer la labor de culto. “Si hubiese tal injerencia se estaría violando nuestro ordenamiento jurídico y quebrando el principio de aconfesionalidad sancionado por la Constitución en el artículo 16”, explican en Justicia. “Ocurre con todas las confesiones, no solo con el islam. Cada una tiene absoluta libertad para designar a sus ministros de culto”, expone Enric Vendrell, director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña, donde más musulmanes se concentran (515.482 en 2016).
El incremento de la población musulmana, sobre todo a partir de la reagrupación familiar en 2004, no ha sido parejo al de los imanes que ofician los servicios religiosos de unos fieles que desde entonces han crecido un 75%, según los datos del Observatorio Andalusí y la Unión de Comunidades Islámicas de España. Una consecuencia es la falta de imanes, en parte por la falta de recursos económicos para pagarles. Cuantos menos recursos, menos opciones de escoger a un buen imán. Y las comunidades “no van muy sobradas”, indica Mohamed Iqbal, de la paquistaní Caminos por la Paz. Se basan en aportaciones. “Si tienes cinco candidatos, puedes elegir al mejor. Si solo tienes uno...”, añade antes de recalcar que la carencia de imanes es “en toda Europa, no solo en España”.
Las comunidades musulmanas topan además con dificultades para dar con líderes religiosos que conozcan con solvencia el Corán y, al mismo tiempo, el contexto social en el que predican. La coordinación entre la Comisión Islámica de España y el Ministerio de Justicia contempla los casos de los imanes extranjeros que viajan con motivo del Ramadán a España para reforzar a las comunidades que lo necesitan en la atención religiosa durante ese periodo anual de especial recogimiento para los musulmanes. Lo mismo sucede cuando el imán solicitado por una comunidad religiosa es extranjero. El objetivo último es verificar que efectivamente ese imán ha sido invitado por la comunidad religiosa correspondiente y que cuenta con el visto bueno de la Comisión Islámica de España. Solo tras realizarse esa comprobación —y las que puedan hacer los servicios policiales y de inteligencia a quienes se comunican dichas solicitudes de ingreso en territorio nacional— se informa a Exteriores para que autorice la emisión del visado.


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Este comenttariasta ha publicado en Diario Información de Aliccante, en Levante emv, Alicante hoy.