jueves, 6 de agosto de 2015

"El cazador del arco iris". Libro impreso. Narrativa. Realismo mágico. Historias y leyendas de Acebumeya

                                          (Portada del libro. Un arco iris sobre Cerro Lucero)

Autor Ramón Fernández Palmeral

Versión digital e impresa:
 http://www.amazon.es/El-cazador-del-arco-iris/dp/1517221919

Información en pfd

5.5" x 8.5" (13.97 x 21.59 cm) 

Black & White on Cream paper
430 pages/ páginas
ISBN-13: 978-1517221911 (CreateSpace-Assigned)
ISBN-10: 1517221919
BISAC: Fiction / Biographical


SINOPSIS: “El cazador del arco iris”



     Un guardia civil despierta de la muerte y recuerda a través de varios narradores su vida. Había nacido en 1920 y falleció en 2004, a los 84 años.  Utilizando el recurso de la leyenda del arco iris, por cuyas bases de luz se podía ir o regresar de los cielos, y a su vez del otro mundo. El guardia civil José Ramón Fernández ha regresado y despertado del más allá, y con ayuda de 4 ó 5 narradores, el  destinatario de la narración (el narratario) es su hijo Ramoberto que recibe el mensaje de esta obra narrativa, más que biografía o novela de ficción, y es quien escribe lo que le cuentan los diversos narradores.
      Se inicia la narración cuando el guardia civil despierta en su aldea de nacimiento en Acebumeya (Málaga) en 2015, aldea de ficción que al modo de Yoknapatawapha de Faulkner o la Región de Juan Benet, se utiliza como lugar mítico narrativo, para evitar implicar a los vecinos reales de su verdadera aldea. La aldea de Acebumeya fue desalojada por la Guardia Civil en tiempo de maquis en 1948, luego regresaron algunos vecinos hasta 1965 en que la abandonaron hasta que quedó hecha escombros, y en 2003 vuelta a reconstruir hasta nuestros días, dedicada al turismo rural.
    Con apoyos del realismo mágico, la prosa-poética del narrador, investigaciones narrativas novedosas, más las leyendas del lugar, las supersticiones y el mundo de los espíritus que habitan allí se consigue un interés y un suspense, que hace que el lector se interese constantemente por lo que va a suceder en los 90 apartados en que se divide la obra narrativa de 414 páginas.
      Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se consigue una distraída saga por donde aparecen extraños personajes con anécdotas sorprendentes, propias de gentes ingenuas y en, cierto modo, ignorantes. Unos tiempos sin luz, eléctrica, teléfonos y otras comodidades que chocan brutalmente con la mentalidad del lector actual. Los Fernández es que es mezcla de reprobadores castellanos y moriscos andaluces.
      El tiempo de la obra narrativa transcurre en una semana en un cortijo aislado del Mayarín (Axarquía malacitana) en junio de 1995, y los tiempos históricos se remontan al siglo XVI, con la batalla del Peñón de Frigiliana de 1569, pasando por la Guerra del Norte de África con el héroe de Nador y su desaparición en 1923, la II República, la guerra civil donde el narrador estuvo como soldado con los nacionales, porque era de la Quinta del Biberón, la represión franquista, los maquis de Ciudad Real y Sierra de Almijara en Frigiliana, la dictadura de Franco, la Transición, la democracia, la terrorismo de etarra, el 23 F y otros asuntos de relevancia histórica.
     El final se cierra con una revelación sorprendente y la marcha del espíritu, fantasma o como se le quiera llamar del guardia civil, que regresa otra vez al más allá por donde se había colado, por un sector del arco del tiempo y del espacio.
     Los tiempos de la narración son varios: el presente cuando habla el narrador en 2015, que es cuando resucitó; el tiempo pasado desde una excursión que sucedió en 1995 en la Misa de San Juan durante una semana. Desde donde parte la mayoría de las historias contadas a su hijo, que es el narratorio y a la vez autor de lo escrito. Puesto que la sombra del narrador no puede escribir, sino contar para que otros la escriban.
     


   Ramón Fernández Palmeral
  Alicante, 27 de septiembre 2015



                           COMENTARIO EN LA CONTRAPORTADA

“El cazador del arco iris” es una obra narrativa con elementos poéticos y cierto realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades actuales.
El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando  la Guerra del Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.


Ramón Fernández es un gran seguidor de las obras de Gabriel García Marquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar, José Luis Borjes, Mario Vargas Llosa y del realimso mágico hispanoamericano. Así como de Juan Benet. Aldecoa, Ana María Matute, Miguel Delibes, Julio Llamazares... De tos estos autores hay referencias. 


.......................................


                                  PRÓLOGO para EL CAZADOR DEL ARCO IRIS

No  hace falta rescatar del olvido, ni hacer revivir de los rescoldos y de las cenizas de la selva amazónica a Macondo, la aldea perdida de Gabriel García Márquez.

Mucho más cerca, donde habita el arco iris, se encuentra la aldea de Acebumeya que aparece como por arte de magia y con todo lujo de detalles en el fondo de un profundo valle, al lado de un arroyo, en el cruce de caminos hacia la ruta de la miel, al sur cardinal de Málaga, Reconstruida piedra a piedra con los latidos del corazón y los retazos de la memoria de Ramón Fernández Palmeral.

Generaciones enteras de gentes trabajadoras y honradas, hombres y mujeres que vivieron en este lugar, irán apareciendo ante nuestros ojos, tomando forma individual, con sus rostros curtidos, con sus pasiones y sueños, con sus penas y alegrías, con sus increíbles historias y destinos de la pluma de Ramón Fernández Palmeral.

  Al igual que el coronel Aureliano Buendía recordó frente al pelotón de fusilamiento toda su vida y la historia de sus antepasados, como iluminado por un relámpago vertiginoso de una luz azulada y fantasmagórica que hizo aparecer ante él a su querida aldea de  Macondo,  y su memoria quedó arrasada  por una desbandada de metáforas turbulentas, que arrastraron su alma hasta llevarlo a un abismo insondable de amores imperecederos, y de emociones incontrolables , que le sumergieron en la noche de los tiempos más aciagos y remotos .

Un siglo después el militar guardia civl José Ramón Fernández aparece como por hechizo, como la proyección de un sueño fantástico, que servirá para hacer revivir a su aldea de Acebumeya, para que de nuevo, ese glorioso tiempo en que sus antepasados  habitaron en ese mágico lugar vuelva a ser recordado por todos.

Fue en esa época en que la aldea tuvo más de cien vecinos, una escuela, una alberca, un manantial y muchos bancales, cuando vivió allí la familia de los Simontes, toda una honorable saga de gente buena, una generación en que los padres inculcaban a los hijos, el respeto y la obediencia a los mayores, la humildad, el temor de Dios y el amor a la Naturaleza.
Uno tiempo en que los hombres tenían honor y palabra, en los que tenía más validez un apretón de manos para cerrar un trato, que la firma de un notario y en el que la honra y la fama de las personas era más importante que la todas las riquezas juntas.

En esta fascinante historia creada por Ramón Fernández, aparecen personajes inolvidables que no nos dejarán indiferentes, anécdotas entrañables, reflexiones sobre la vida. En definitiva un magistral retrato de una saga familiar, reconstruido con toda la fuerza vital de una prosa pujante y de una desbordante creatividad, que hacen del autor uno de los más interesantes y amenos narradores de la actualidad.

Pilar Galán García
Escritora y poeta
Enviado desde mi iPad
octubre 2015

...............................
link, enlaces:
http://www.revistaperito.com/elcazadorarcoiris.pdfhttp://www.revistaperito.com/elcazadorarcoiris.pdf

Alemania, México, Puerto Rico, Estado Unidos, California, Chile, Argentina, España, Perú, Ecuador, Rusia, China, Francia, Italia, Gran Bretaña, Australia. Películo, cine. biografía.

martes, 28 de julio de 2015

AGENTES LITERARIOS EN ESPAÑA. Sin un agente literario ningúna editor quiere publicarte.

AGENTES LITERARIOS (ESPAÑA)
   
Abiali Afidi S.L.http://www.abiali.com
Agencia Literaria ACER
Web: www.acerliteraria.com/

Agencia Literaria CBQ, SL
www.agencialiterariacbq.com

Agencia Literaria Transmit
Web: www.eurotransmit.com

AMV Agencia literaria
Web: www.amvagencialiteraria.com


Ángeles Martín Agencia Literaria
web: www.amliterary.com

Arabella Siles
Web: www.arabellasiles.com

Asisabla Agencia Literaria
Web: www.asisabla.com

Axencia Literaria Galega
http://www.litgal.com/

Bookbank S.A.
Web: www.bookbank.es

Carmen Balcells
www.ag-balcells.com

Claudia Bernaldo de Quirós, Agente Literaria
www.agencialiterariacbq.com


Dos Passos Agencia Literaria
www.dospassos.es

Guillermo Schavelzon & Asoc., Agencia Literaria
Web: http://schavelzon.com


I.E Ilustrata S.L.
Web: www.ilustrata.com


IMC Agencia Literaria
Web: www.iemece.com

International Editors' Co. S.L.
www.internacionaleditors.com


Isabelle Torrubia
web: www.torrubia-agency.com/

Iwe Agencia literaria
Web: www.agencia-literaria.com


Kerrigan Miró
Web: www.antoniakerrigan.com

Lennart Sane Agency A.B.
Web: www.lennartsaneagency.com

LITERALRIGHTS agencia literaria
(No se admiten manuscritos no solicitados)
www.literalrights.com

Luis Martin-Santos
(No admite originales no solicitados)
Web: www.lmsagenteliterario.com

Margarita Perelló
Web: www.margaritaperello.com

MB Agencia literaria
Web: www.mbagencialiteraria.es

Mercedes Casanovas
www.mercedescasanovas.com

Página Tres
www.paginatres.es

Pontas Literary & Film Agency
Web: www.pontas-agency.com

Raquel de la Concha / Ana Lyons
WEB: www.rdclitera.com

Representación literaria y artística SL
Web: www.representacionliterariayartistica.com


SalmaiaLit
web: http://salmaialit.blogspot.com/

Sánchez-Bonilla Literary Agency
Web: www.sanchezybonilla.com

Sandra Agencia Literaria
Web: www.sandrabruna.com

Sant Jordi Asociados
Web: www.santjordi-asociados.com

Silvia Bastos
Web: www.silviabastos.com

SILVIA MEUCCI AGENCIA LITERARIA
web: www.meucciagency.com

ST Asociados
Web: http://www.stasociados.com/

The Foreign Officeweb: www.theforeignoffice.net/

Transmit Agencia literaria
Web: www.eurotransmit.com

Ute Körner Literary Agent, S.L.
Web: www.uklitag.com

Virginia López-Ballesteros
Web: www.vlopez-ballesteros.com

jueves, 23 de julio de 2015

La misa de San Juan en la Acebuchal. Recuerdos.


Se está celebra la tradicional misa de San Juan en una capilla nueva que se inauguró, según dice el letrero en 2007, pero antiguamente, esta misa se celebraba con otra gente en aquellos años de la dura posguerra. Después pasó durante unos años a celebrarse en el Cortijo del Pino donde se construyó otra capilla en 1982.   De siempre la  misa  la  ha celebrado el cura de Frigiliana, aunque el término municipal pertenece a Cómpeta. Antiguamente éramos una  docena de  vecinos, ahora acuden más de doscientas personas de los pueblos aledaños. Estoy detrás de los pequeños y floridos tronos de la Virgen Milagrosa y San Antonio cubiertos ambos  de flores porteados solo por mujeres con banda de música y le estamos dando una vuelta  a por la empedradas e inclinadas callejas de la aldea. A los hombres, que son gente impura, decía Purificación Lomas,   que ni se les ocurra agarrar un varal, porque esto es cosa de nosotras, devotas y sufridoras mujeres. Luego habrá cantes y bailes flamencos, y una paella popular organizada por el Ayuntamiento de Cómpeta. La nueva capilla es grande unos 30 metros cuadrados con soportal o frontón triangulas, situada en la explana donde estuvo la antigua calera.

jueves, 16 de julio de 2015

Ni soy músico ni me acuesto a las ocho. Relato breve.



   Ahora que regresaba para reponerme de una enfermedad incurable y me había prejubilado con alguna fortuna en metálico, necesitaba refugio y comprensión, retornar al seno, que alguien me quisiera, sentía hostilidad y desconsuelo, desazón y desaliento. Quizá los medicamentos me estaban transformando y yo no me daba cuenta. Era un extraño en mi propio pueblo, ¿pero tanto había cambiado?,  lo cual me viene a demostrar que los pueblos  no son las casas y las calles sino quienes lo habitan.

    Había regresado a mi pueblo porque el Dr. Calderón, cardiólogo cubano con consulta en Nueva York me diagnosticó una pleuresía  fibrinosa, y no pronunció una sola palabra de aliento mientras miraba las radiografías y los análisis de sangre, yo al verle silencioso por mucho tiempo, le exigí  que me dijera la verdad de su diagnóstico, él me preguntó a lo que me dedicaba y le contesté que yo era soplador de instrumentos, o sea, músico del viento.  A él sólo se le ocurrió decirme que buscara otra profesión y un lugar soleado, tranquilo y con buena atmósfera para alargar  los años que me pudieran quedar, porque la recuperación de ese tipo de enfermedad no se podía prever, me quedé pensando que cómo me podía ocurrir eso a mí, y se me aceleró el ritmo cardiaco sin que el Dr. Calderón se diera cuenta de mi cambio de ánimo, lloraba por dentro de rabia y  sin poder volver a soplar ni una flauta, por supuesto por muy dulce que fuese.  Estaba desahuciado, y por una parte, reconocía que mi vida había sido la ceniza intacta de un continuado cigarrillo en las nocturnas funciones tocando el saxo con la banda de Tony Ventura en pubs de mala muerte o, últimamente en las mejores salas de fiesta de Miami.   Mí vida se había ido con el aire que se quemó en los cigarrillos y en el hilo de incesantes quejidos musicales.   Salí de mi pueblo por el capricho de ver el mundo, como sí el mundo mereciera la pena ser visto, o mejor dicho, emigré porque no tenía para engordar los huesos y ahora regresaba porque no tenía donde arrojarlos.  Me encontraba en la puerta de la casa de mis padres y recordaba a mi madre vestida de negro con el escobón de cal dándole a las fachadas y a las cenefas.  Una vida tranquila, pero sin trabajo digno que pudiera a uno sacar de unos apuros. Mi novia T. vivía junto al lado en la casa de la puerta verde con llamador de mano pulida con sidol, no fue capaz de seguirme y se quedó esperándome,  paciente y dicharachero enmarcada en las costumbres del pueblo y esclava de la opinión ajena, dicen que si sacas a una frigilianera o aguanosa de su pueblo se mueren de añoranza.   Pero mi mujer, no sería T. sino una americana de Colorado, mala actriz y peor cantante que me dejó en cuanto me acudió la enfermedad no fuera a ser que se contagiara, ahora para mí,  ella esta muerta. Ahora estaba solo tras la reja de la  vida engañado por  el sueño americano de ser alguna vez un famosos músico y volver a mi pueblo aclamado y con una calle a mi nombre, pero no, ahora era un saxofonista de tercera división en un pueblo desconocido que regresaba a Frigiliana, a la casa de mis padres, a la placita y a la vieja fuente de roca antigua con chorro de agua en forma boca de héroe mitológico, tiene debajo una pileta de piedra blanca, no de mármol, de una sola pieza como si fuera una bañera, gastada en el brocal por el uso y apoyo de los cántaros que con su arcilla iba limando al rozarse en la sed diario, desde allí bajaba una escalara estrecha de piedras mal encajadas, una escalera hacia los bancales, y hay día, ese bancal se había convertido en una carretera de circunvalación. Pero lloraba por dentro porque la gente no me conocían ni yo a ellos, me atreví a llamar a la puerta de mi novia Carmen, en cuyo escalón tantas veces nos habíamos sentado, y me salió otra mujer con su marido. Las matriculas de los coches eran amarillas de un país extranjero, qué angustia, seguro habían sido capaz de vender todo el pueblo a un grupo extranjero, palabra antigua, ahora todo somos de la misma comunidad europea. ¡Hola!, saludé a un  viejo, me hablaba del pueblo y de que llevaba allí toda la vida, le pregunté por mi familia de Los Simontes y no conocía a nadie.  ¿Seguro que estaba en mi pueblo? Me contó ciertas anécdotas pasadas que yo no conocía, sin embargo, era mí pueblo, lo sabía, no me podía confundir, aunque en esta sierra de la Axarquía todos los pueblos, blancos, de calles estrechas encaramados en las sierras, se parecen mucho.  Pregunté en el Ayuntamiento, me dijeron que sí, que era Frigiliana, en el padrón no había un solo Fernández y nuestras fichas habían desaparecido,  alguien estaba interesado en borrarme o ¿era que no querían que me quedara por mi enfermedad?, pero no, no me convencía, estaba en mi pueblo por mucho que me quisieran equivocar, in duda era mi pueblo por mucho que yo tratara de convencerme.  Preguntaba a todos,  me fui a la posada, para descansar unos días y esperar acontecimientos, pero no habla forma de demostrar que ya era conocido, uno más del pueblo. Así que desesperado y reventado me puse en el camino de vuelta, y desengañado me marché, con pasos cortos y mirando al suelo, salí muy triste y agobiado de  mi querida Frigiliana desconocida, compré tabaco y me fue el paquete, quería morirme allí mismo...  Por fin me despierto de esta pesadilla, he soñado toda la noche, no soy saxosfonista ni jamás he viajado por América, me duele un poco en el centro del pecho y todo como todas la mañana, me da alegría, que hoy es el día de la Misa de San Juan.
Yo no soy músico ni me acuesto a las ocho. Todo ha sido un mal sueño, una pesadilla nocturna antes de salir de viajes.
Ramón Fernández Palmeral