(Ilustracion del ilustardor Palmeral)
EL MATRIMONIO, por Ramón Palmeral
Llevo cuarenta y ocho
años de casado con la misma mujer y tengo dos hijos maravillosos. La regla
fundamenta de esta casi cincuentena se basa en el enamoramiento, en la
fidelidad y respeto. La raíz de la
palabra matrimonio, cónyuge proviene en «iugum»
(yugo) del verbo «iungo» (uncir unir
con un yugo), es decir, los cónyuges son los que están unidos por un yugo
(trozo de madera para unir a dos bueyes que tiran del mismo carro o arado
romano), un símil perfecto, ambos tiran del carro, no uno, y el otro no, sino
ambos. La unión una cédula de fuerza familiar. Pero «iungo» es latín, y conceptos
de mutuos de yugo que en tiempos de libertades mutuas no gusta porque suena a
sumisión, como en los versos «los bueyes doblan la frente/ impotentemente
mansa» del gran Miguel Hernández. Alguien lo amplio a posteriori «bueyes y
bueyas», por lo de la igualdad. Pero
son esenciales sentimientos como la
fidelidad mutua, sin fidelidad no existe la proyección del yugo mutuo en el
tiempo. El matrimonio jamás puede ser visto como una carga como en el dibujo a
plumilla de Palmeral que ilustra este artículo.
En algunos países el
matrimonio es un contrato simplemente, con el valor temporal que las dos partes
le quieran dar. Pero yo creo, opino, que antes de casarse y formar una familia
se debería vivir en pareja, lo que se llama actividad prematrimonial, porque
uno no se casa sino que se une a la otra persona, y con ello, al menos en los
países latinos, también te casas con la familia del cónyuge. Uno se ha de casar
con el convencimiento de que es para toda la vida, si estás premeditando
divorciarte a los diez o doce años de
casado, es mejor que no te casas. Hoy
día se permite, socialmente hablando la convivencia en pareja, sin trámites
legales.
La escritora francesa Simone de Beauvoir (1908-1986) se convirtió en precursora del
movimiento feminista al describir a una sociedad francesa en la que se relegaba
a la mujer a una situación de inferioridad. Y fueron nefastos sus libros,
porque no decía toda la verdad, sino la verdad que a ella le convenía. Fue pareja del filósofo francés Jean-Paul Sartre existencialista del
marxismo humanista, al que no pudo seducir. El análisis «beaucoiriano» de la condición femenina,
en ruptura con las creencias existencialistas, se apoya en los mitos, las
civilizaciones, las religiones, la anatomía y las tradiciones. Este análisis
desató un escándalo, en particular el capítulo dedicado a la maternidad y al aborto,
entonces equiparado al homicidio. Describía
el matrimonio como una institución burguesa repugnante, similar a la
prostitución en la que la mujer depende económicamente de su marido y no
tenía posibilidad de independizarse. La independencia de la mujer es el
trabajo, lo he repetido hasta la saciedad. Decía Simone que una mujer nunca
debería contraer matrimonio con el hombre que ama. Su opinión, ha sido
desastrosa y así van los matrimonio en Francia al nivel de basura, y en España
por el mismo camino.
No me voy a extender es este tema, porque cada matrimonio es un mundo diferente, algunos matrimonios llegan a la separación y al divorcio porque no están suficientemente enamorados y no se comprenden. Evidentemente, no se puede mantener un matrimonio con la docilidad de uno de los cónyuges al otro o viceversa, cuando existe el maltrato físico o psíquico del llamado machismo o violencia de género, o a ellas como fuerza del trabajo del hogar de acuerdo a la teoría marxista de la alineación. Es intolerable la cantidad de mujeres que son asesinadas cada año por sus parejas, también hay hombres asesinados, pero menos. Las violaciones y abusos de menores deben ser erradicados de nuestra sociedad con leyes más duras y reeducación de ciertos varones violentos o propensos a serlos. Ni padecer el síndrome de Munchausen o el de Medea. (Invito al lector a ampliar estos síndromes en Internet).
Hoy día la mujer también trabaja, porque los tiempos cambian, y, por ello el reparto de
la labores del hogar deben ser compartidas. La mujer ha entrado, por derecho
propio, en las Fuerzas Armadas y en la Guardia civil, hace años, no se debe
mirar como una victoria, sino como un derecho de igualdad.
La única posibilidad de evitar los abusos de violencia de género son
las denuncias. Descubrir al abusador es el único camino posible de cambiar
el comportamiento del llamado machismo o violencia de género. Los menores
acosados se encuentran en un callejón sin salida. ¿Quizá, la sociedad ha
cambiado más rápidamente que las mentalidades de las personas? Pienso y creo
que se debe a una falta de educación familiar y desde las aulas en tierna edad.
Pero si una pareja se divorcia no debemos mirarlo como algo malo, sino como una
de desavenencia legal entre dos personas adultas que no se entiende o no han
sabido resolver sus diferencias. Pero los más perjudicados son los hijos, si
los hubiera, porque un matrimonio sin hijos es como un jardín sin flores; si no
fueran naturales se pueden adoptar.
©Ramón Palmeral
Autor de Tus zonas de éxito en Amazon
Alicante, 30 de agosto de 2020
Publiado en El Monárquico