(Ramón Palmeral pintó y donó: el cuadro "Viento del pueblo" (un óleo) y se encuentra en la Biblioteca María Moliner de Orihuela).
VIENTOS DEL PUEBLO
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Miguel Hernández (Viento de pueblo 1937)
Comentario que se halla en mi libro "Simbología secreta de Vientos de pueblo de Miguel Hernández" de venta en Amazon y en LULU
3.-VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN
Este poema, es quizás junto a “Aceituneros”, uno de los más famosos de
la creación poética hernandiana. Se publicó por primera vez en El Mono Azul, nº 9 el 22 de octubre de
1936. Es un poema que aparece en numerosas
publicaciones posteriores. Continúa el poeta arengando al pueblo para que
despierte y se levante contra la fiera del fascismo que le ataca poniéndoles un
yugo. Cuatro veces nombra la palabra “pueblo”.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
En la dedicatoria a Vicente, expone el significado metafórico de “vientos del pueblo”. El poeta nace para pasar soplado, es decir, para pasar sobre él los vientos de otros poetas. Por ello cuando el poeta recita se le esparce o se extiende el corazón y se le lleva de aire la garganta, se llena de viento. Los bueyes representan la sumisión, el trabajo bajo el yugo, la mansedumbre. Por ello le pide al pueblo que nos sea manso, que se levante como los leones, o como los toros ante el castigo.
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan…
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan…
Continúa el poema enumerando
las regiones de España, elogiando de cada
una de ellas con sus cualidades o características más destacadas. Nombra
a los asturianos, los vascos,
los castellanos, andaluces, extremeños, gallegos, catalanes, murcianos,
leoneses, navarros. Les advierte del yugo que les quieren poner gentes de la
“hierba mala”, las panteras, las hienas, los fascistas.
Finaliza el poema con una
especie de canto legionario: cantando espero la muerte, (v.71) que tiene
similitud con el Himno de la Legión “soy el novio de la muerte”.
La
ilustración se divide en cuatro viñetas asimétricas comunicadas. En la parte de
la izquierda vemos los trigos que ilustran el libro original, sobre un corazón,
en la idea del verso “me esparcen el corazón”, más abajo una horca sobre
una hoz, y al lado “ruiseñores que cantan/ encima de los fusiles” (vv.
72 y 73). A la derecha ilustra la metáfora “desfiladeros de águilas”
(v.14). El buey como símbolo de sumisión dobla la frente, debajo el yugo que
los somete. La palabra yugo se repite en este poema 4 veces y el total 10 veces en todo el poemario.
El yugo no solo es
símbolo de sumisión sino que es también símbolo del trabajo. Anterior al escudo del
franquismo, formó parte del escudo de los Reyes Católicos: El águila de San
Juan y el yugo y las flechas, los reyes los habían adoptado por coincidir con
las iniciales de Ysabel y Fernando) y
que, también tomó la Falange.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante