Los Reyes Magos entre los evangelios, la leyenda y
la tradición cristiana se mantienen por los siglos. Todo aquello que su
fin es el negocio, perdura en los siglos, por los siglos Amen.
06 de Enero de 2018 (20:30 h.)
Hace unos días, estando yo en la oficina de
Correos de mi barrio para enviar un paquete, llegó un chaval de unos
nueve o diez años con una carta que quería enviársela a los Reyes Magos
de Oriente. Los que allí estábamos nos quedamos un poco sorprendidos, de
que un niños tan mayor, creyera todavái en la existencia de los Reyes
Magos que traen regalos a los niños buenos, y a los malos carbón. Ninguna
de la docena de personas que allí estábamosnos nos atrevimos a decirle
la verdad, de que los Reyes existen, pero únicamente para chavales
hasta cinco años. La cuestión es que, muy diligente y crédulo, se acercó
al mostrador y le entregó la carta a la empleada de la oficina, y ésta
la recogió y, sin decirle nada, la puso -sin franqueo ni dirección- en
el buzón de los envíos.
Después de esta curiosa e infantil anécdota, llegué a mi casa y me puse a buscar datos sobre la historia sagrada de los Reyes Magos en Internet, a estudiar el origen de la leyenda de unos magos (sabios), y me lo encuentro en el Nuevo Testamento, según el Evangelio del Apóstol San Mateo, que fue el único de los evangelistas que mencionó la visita de unos magos a Belén de Judea, recién nacido el Mesías.
Mateo 2:1-12 (según las Escrituras):
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes el Grande, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos, preguntando: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el Oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Rey de los Judíos. Ellos le respondieron: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta...” En un establo encontraron al Niño de la Luz con su madre María y su padre José. Nada se dice que hubiera un buey y un asco para calentar el establo. Le trajeron tres regalos: oro, incienso y mirra.
Nada dijo San Mateo de que los magos fueran Reyes, ni el número de ellos. El escritor romano Quinto Séptimo Tertuliano -padre de la Iglesia allá por el siglo III- llegó a la conclusión de la nobleza de dichos personajes tras leer el Salmo 72 (incluido en uno de los libros sagrados). En él se explicaba lo siguiente: «Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes». Para fue el religioso Quinto Séptimo, quien (basándose en esta frase) empezó a denominar a estos personajes como «Reyes».
El número de los Tres Reyes
El triangular y mágico del número de tres, de los Reyes Magos aparecieron por primera vez en el Evangelio Armenio de la Infancia del siglo IV; pero no serán aceptados definitivamente hasta su inclusión en: «Liber Pontificalis» (una recopilación fechada en el siglo IX de varias historias y leyendas relacionadas con la religión cristiana) se especifican los nombres, eran: Melchor («Melchior»), Baltazar («Bithisarca») y Gaspar («Gathaspa»). Los reyes representan a las tres razas: blanca, negra y amarilla. Pero no será hasta el siglo XV cuando aparece representado como uno negro o de color aceitunada propia de la raza de los indios orientales.
«Lo más probable es que fueran sacerdotes y astrólogos originarios de Babilonia o Persia, dado que ambos eran grandes centros astrológicos donde los magos eran una casta sacerdotal con mucha influencia», completa Azanza. Pero debieron tardar meses en recibir la noticia: ¿Quién les informó? Y, luego preparar una expedición para llegar a Jerusalén y a Belén.
En el siglo VII, cuando se dejó escrito en el «Evangelio armenio de la infancia» que Melchor reinaba sobre los persas, Baltasar sobre los indios, y Gaspar, sobre el país de los árabes. Representando a las tres razas predominantes de la época.
El «nuevo» rey negro
Cabe destacar que al rey Baltasar se le representó como un rey de tez negra a partir del siglo XV. Antes en un mosaico del siglo VI, anónimo de Sanit-Apollinaire, fueron mostrados con aspecto occidental y considerados como los descendientes de Noé. En el siglo XV aparce el rey negro como representantes multirracial de todos los pueblos.
(Mosaico del siglo VI )
La cabalgata de Reyes Magos o de Oriente
A partir del siglo XIX, en España, se inició la tradición de convertir la noche de Reyes (en una fiesta infantil con regalos para los niños, a imitación de lo que se hacía en otros países el día de Navidad. Fue en 1866 cuando se celebró la primera cabalgata de Reyes Magos en Alcoy (Alicante), tradición que se extendió al resto del país y posteriormente a otros países, especialmente a países de cultura hispana.
Conclusión:
Los magos que adoraron al Niño, debían ser grandes sabios y además voladores como brujos sobre escobas mágicas o más bien OVNIS en forma de camellos, porque de haber venido desde Persia, India o Arabia, con sus respectivos sequitos, hubieran tardado años en llegar a Belén cuando el Niño de la Luz, ya corría detrás de los pájaros. De América no pudieron venir ningún rey Inca o Azteca, porque estas tierras de la Indias Occidentales aún no habían sido descubiertas por los españoles. Si aceptamos la versión del Papa Benedicto XVI, también pudieron ser los Reyes de tierras de Tartessos (Andalucía), pero eras los reyes de la playa no del oro. Las naves de Tarsis a Judea en tiempos de Salomón tardaban tres años.
Pero en fin, somos felices en hacer creer a los niños en los Reyes el 6 de enero, para que mantengan por largo tiempo su inocencia. La tradición cristiana no se debe perder, ni se perderá mientras el negocio del juguete persista.
Después de esta curiosa e infantil anécdota, llegué a mi casa y me puse a buscar datos sobre la historia sagrada de los Reyes Magos en Internet, a estudiar el origen de la leyenda de unos magos (sabios), y me lo encuentro en el Nuevo Testamento, según el Evangelio del Apóstol San Mateo, que fue el único de los evangelistas que mencionó la visita de unos magos a Belén de Judea, recién nacido el Mesías.
Mateo 2:1-12 (según las Escrituras):
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes el Grande, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos, preguntando: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el Oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Rey de los Judíos. Ellos le respondieron: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta...” En un establo encontraron al Niño de la Luz con su madre María y su padre José. Nada se dice que hubiera un buey y un asco para calentar el establo. Le trajeron tres regalos: oro, incienso y mirra.
Nada dijo San Mateo de que los magos fueran Reyes, ni el número de ellos. El escritor romano Quinto Séptimo Tertuliano -padre de la Iglesia allá por el siglo III- llegó a la conclusión de la nobleza de dichos personajes tras leer el Salmo 72 (incluido en uno de los libros sagrados). En él se explicaba lo siguiente: «Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes». Para fue el religioso Quinto Séptimo, quien (basándose en esta frase) empezó a denominar a estos personajes como «Reyes».
El número de los Tres Reyes
El triangular y mágico del número de tres, de los Reyes Magos aparecieron por primera vez en el Evangelio Armenio de la Infancia del siglo IV; pero no serán aceptados definitivamente hasta su inclusión en: «Liber Pontificalis» (una recopilación fechada en el siglo IX de varias historias y leyendas relacionadas con la religión cristiana) se especifican los nombres, eran: Melchor («Melchior»), Baltazar («Bithisarca») y Gaspar («Gathaspa»). Los reyes representan a las tres razas: blanca, negra y amarilla. Pero no será hasta el siglo XV cuando aparece representado como uno negro o de color aceitunada propia de la raza de los indios orientales.
«Lo más probable es que fueran sacerdotes y astrólogos originarios de Babilonia o Persia, dado que ambos eran grandes centros astrológicos donde los magos eran una casta sacerdotal con mucha influencia», completa Azanza. Pero debieron tardar meses en recibir la noticia: ¿Quién les informó? Y, luego preparar una expedición para llegar a Jerusalén y a Belén.
En el siglo VII, cuando se dejó escrito en el «Evangelio armenio de la infancia» que Melchor reinaba sobre los persas, Baltasar sobre los indios, y Gaspar, sobre el país de los árabes. Representando a las tres razas predominantes de la época.
El «nuevo» rey negro
Cabe destacar que al rey Baltasar se le representó como un rey de tez negra a partir del siglo XV. Antes en un mosaico del siglo VI, anónimo de Sanit-Apollinaire, fueron mostrados con aspecto occidental y considerados como los descendientes de Noé. En el siglo XV aparce el rey negro como representantes multirracial de todos los pueblos.
(Mosaico del siglo VI )
La cabalgata de Reyes Magos o de Oriente
A partir del siglo XIX, en España, se inició la tradición de convertir la noche de Reyes (en una fiesta infantil con regalos para los niños, a imitación de lo que se hacía en otros países el día de Navidad. Fue en 1866 cuando se celebró la primera cabalgata de Reyes Magos en Alcoy (Alicante), tradición que se extendió al resto del país y posteriormente a otros países, especialmente a países de cultura hispana.
Conclusión:
Los magos que adoraron al Niño, debían ser grandes sabios y además voladores como brujos sobre escobas mágicas o más bien OVNIS en forma de camellos, porque de haber venido desde Persia, India o Arabia, con sus respectivos sequitos, hubieran tardado años en llegar a Belén cuando el Niño de la Luz, ya corría detrás de los pájaros. De América no pudieron venir ningún rey Inca o Azteca, porque estas tierras de la Indias Occidentales aún no habían sido descubiertas por los españoles. Si aceptamos la versión del Papa Benedicto XVI, también pudieron ser los Reyes de tierras de Tartessos (Andalucía), pero eras los reyes de la playa no del oro. Las naves de Tarsis a Judea en tiempos de Salomón tardaban tres años.
Pero en fin, somos felices en hacer creer a los niños en los Reyes el 6 de enero, para que mantengan por largo tiempo su inocencia. La tradición cristiana no se debe perder, ni se perderá mientras el negocio del juguete persista.