Expuesto y visto estos antecedentes literarios, propios de haber merecido un Premio Nobel de Literatura, nos preguntamos por qué la Generalitat de Cataluña se olvida de hacerle un congreso, un seminario o un curso de verano, y por afinidad la Editorial Planeta (que tiene su sede ahora en Madrid). Nuestras consideraciones son varias debido a la costumbre de encasillar a los escritores por su afinidad política; pues bien Gironella luchó al lado de los nacionales, y por lo tanto tachado de franquista, y además no escribía en catalán, sencillamente, como dijera él, el catalán era un idioma localista, y por lo tanto su obra no iba a tener la repercusión nacional e internacional que buscaba, y le pudiera facilitar al escribirla en español o castellano.
Actualmente la Generalitat catalana está intervenida y sin gobierno, después de la obligada aplicación por el Senado del art. 155 de la Constitución, y a espera de las elecciones autonómicas el 21 de diciembre, que podría dar estabilidad y la sensatez a las instituciones.
Pero retornando a la biografía de José María Gironella, que es el tema principal del presente artículo (porque en estos tiempos en cuento hablamos de los separatistas catalanes se no va la olla). Como el primer libro de Gironella premiado en el Nadal, Un hombre no tuvo éxito, apenas se vendieron 800 ejemplares, le hizo caso a Ortega y Gasset y en 1949 se fue con su mujer a París, a conocer mundo. El texto de Los cipreses creen en Dios lo escribió en Paris, y lo reescribió cinco veces durante cuatro años, porque no le gustaba cómo quedaba. El original se lo vendió a una editorial francesa. Estando un día en Madrid, conoció el editor José Manuel Lara, de Planeta y tuvo la idea de dejarle la novela a la esposa de Lara, María Teresa Bosch, que era ampurdanesa como Gironella. Para editarla en España tuvo que hablar con el censor llamado Florentino Pérez, que era del Opus Dei, consiguió pasar la censura. El propio Franco leyó la trilogía y llego a decir “Esto sí fue la guerra”. Gironella había vivido la guerra porque cuando empezó en 1936 se marchó a Francia, y desde aquí pasó a San Sebastián donde se uniría al Ejército Nacional. Falleció en Arenys de Mar (Barcelona) el 3 de enero de 2003). No ingresó en la Real Academia de la Lengua Española.
Conclusión, Gironella se quedará sin un merecido congreso por su centenario, porque mucho ha de cambiar la política catalana hasta final de año para que, al menos, el años próximo se acuerden de él, porque en esta Cataluña politizada hasta la rotura, impera más las ideas políticas que la calidad literaria de un escritor. @mundiario