jueves, 10 de agosto de 2017

Un verano dando tumbos de acá para allá. por Ramón Palemal, socio de la Asociación de Artistas Alicantinos.






UN VERANO DANDO TUMBOS DE ACÁ PARA ALLÁ


Amigos y compañeros de la Asociación de Artistas Alicantinos: 

Acabo de comerme un bocata suculento, es una de esas criaturas gastronómicas que soluciona perfectamente una cena, compuesto de dos rebanadas de pan de diferentes formas y volúmenes conocidas por viena sobre la que se acoplan los pimientos fritos, jamón y alioli más un poco de amor; y de bebida un par de cervezas con gorritos blancos de espumas (una rubia coronada). Es que yo con el estómagos vacío no tengo inspiración, no se me ocurre nada, no soy como aquellos poetas del Siglo de Oro que como Quevedo, Lope o Cervantes que podían escribir grandes sonetos con estrambote y con el estómago vacío. 

Las últimas fotos en el blog de la Asociación de la fiesta de verano o de fin de curso, me dieron cierta envía, al veros a todos los amigos y amigas vestidos de blanco como el Real Madrid, algunas con unos tipazos solo vistos en Ibiza en tiempos de la “jet set” y otras moviendo michelines de un lado para otro como langostas moviendo piedras. ¡Pero qué dices Palmeral!, piensa un poco, si todos los festeros  estábamos niquelados. Todos hechos unos “gentleman” y unas sílfides, de blanco como las musas del Oráculo de Delfos en el Monte Olimpo, en el mismo sitio donde Apolo y sus ninfas jugaban al escondite debajo de los laureles y en las piscinas o albercas sagradas. Sí, es cierto sentí cierta envidia al contemplaros en la danza  al ritmo de sambas y rumbas; y, es que así es la vida: atrápala y disfruta cuanto puedas, ¡ahora! Otros se movían con la sonrisa mediana, mientras se enchufaban un pincho de tortilla o una loncha de jamón con ese vino blanco de marca que me recuerda al corbacho de los capataces de las galeras, de apellido Latigón. 

Nuestro querido secretario Carlos Bermejo en el blog de la Asociación, donde se deja ver con uniforme de Teniente de Infantería, en el campamento de  Rabasa (futuro Ikea si no es que los suecos se van a otro placer),  nos pide a gritos, como si estuviera en la cocina de una compañía de árabes,  que los socios escribamos. Sí han oído bien, que le escribamos algo, como si escribir fuera ponerse las gafas y teclear letras y más letras. Al menos si fueras Coronel. Pues así ha salido esto, como un verano dando tumbos de un lado para otro. Se ve que Carlos se aburre allá en los paralelos de Villa Elena y el meridiano de San Vicente del Raspeig.  No son buenas compañías las flores, sobre todo las  rojas, porque te recuerdan el chorizo de Cantimpalo y te vas derechito a la cocina ­—territorio de Loli— a hacerte un bocata.  Las estatúas de piedra que tienes allí son buenas conversadoras: escuchan pero no hablan. Y es que las ranas habitantes okupas del estanque de los bellos nenúfares, como ya te conocen, no te hacen ni caso, y eso de que a un oficial de Infantería abanderado, la tropa de las ranas y los grillos de los pinos no te obedezcan sí que es una terrible pesadilla. Y al menos, los jilgueros residentes de los altos pinos que tienes por allí, altos y gordos como secoyas, se callan para que duerma la siesta de la callada tarde de agosto. 

Bueno dicho esto, a modo prólogo infectado y sin antibióticos a manos, os digo que a mí me cuesta mucho escribir, porque digo muchas chorradas, algunos dicen, comentan, que soy un gran poeta más que narrador.  Yo me dijo: “Palmeral, escribir es simplemente comunicar un pensamiento y nada más”. Sí, esta es la teoría, pero es que algunas veces tengo unos pensamientos que no valen un pimiento. Otras veces me tengo que hacer un lavado de cerebro con estropajo de aluminio, porque me vienen ideas extrañas y metálicas como las de Van Gogt (nunca sé si escribe Van Gogh o Van Goht), de córtame la oreja y dársela a algún torero para que la ponga junto a  sus trofeos de grandes tardes. 

¡Y vosotros qué miráis!, ¿leéis o nos vamos de copas? Mejor lo segundo, pero todo llegará. Os preguntaréis, quién es este joven apuesto que aparece en la foto de carnet de socio que encabeza este escrito jocoso. Es mía, de Ramón Palmeral con el número 167 grabado a fuego en el lomo del papel. Aquí estoy luciendo aquel pelo que se fue poco a poco sin darme cuenta por el orificio oscuro del lavabo. ¡Qué invisible duende es este que se lleva mi pelo! Ser calvo es una singo diablesco de sabiduría, no de inteligencia, que nunca la tuve como abundante a la hora del reparto de ella. La camisa amarilla de verano era de Emilio Tucci, un gran amigo mío  italiano, que me enseñó a hacer la lasaña con espinacas y jamón serrano de Teruel. Yo siempre le llamaba Emilio, hasta que me aclaró que me llamo Emidio Tucci, como el diseñador, su hermano. ¡Qué cosas Señor hemos de aprender! 

Yo tuve varias etapas en la Asociación,  la primera cuando estábamos destacados en  García Morato, que no sabemos qué hizo este hombre ni quien fue para que los del tripartido les hayan quita el nombre de la calle por otro.  En fin, la cuestión es que empecé con mucha fuerza, tanta que me gastaba las chaquetas por las sobaqueras de tanto ir y venir. Hice mi primera exposición compartida con Rafael Estela, a este magnífico pastelero, sí que lo conocéis. En aquel tiempo estaba como presidente Fernando Soria y como secretario Pepe Larios. De Larios conseguí que la Diputación aceptara como donación mi cuadro “El padre Belda”, un cura y arqueólogo alicantino. Recuerdo en por el año 2002, el gran Fernando Soria  me presentó mi exposición individual en el Ateneo, el de calle Navas.  ¡Qué gran tarde!, yo matador de pinceles, y todo mis amigos allí arropándome. Soria dijo que yo pintaba como un Madrazo, figúrense amigos: un Madrazo, nada menos. Por aquella época yo pintaba retratos de mujeres con radiografías. Eran impactantes, por eso el pintor Joaquín López, que estaba en Cultura del Ayuntamiento, me concedió esta exposición individual. Me dijo Soria: “Tú pintas muy bien pero no veo a Ramón por ninguna parte”.  Porque entonces yo firmaba como Ramón F.  Y no tenía un estilo personal.

Luego acudió a mi ego de pintor  una crisis creativa y me fui por una larga  temporada al Parnaso con los poetas alicantinos. José Antonio Poblador como presidente y Carlos Bermejo, en un tándem que todavía perdura decidieron tomaron las riendas de la Asociación; el primero como presidente y el segundo como secretario, ayudante de campo y organizador de exposiciones, y unos años después y tuvieron la feliz ida de  tomar asiento en la Avda. Maisonnave, bajos, al lado de la marisquería. Contrataron a Bárbara como secretaria, y luego vino la elegante Laura, echa una cría, no como ahora que ya es señora de…. Yo volví al redil de la AAA con una exposición individual donde inauguré mis seres geométricos inteligentes y algunas tomateras. Por aquello años vendí mi famoso perro con prótesis a la inolvidable Olga. Di mis conferencias sobre Picasso, Gastón Castelló, y otros más. 

Como los socios iban aumentando en número, calidad y prestigio, y aquella galería de Maisonnave parecía ya un chiquero más que una galería de arte, la directiva decidió tomar como alquiler un local hermoso, el actual de Arquitecto Morell, que es como un oasis del arte en medio de esta estepa alicantina, donde con el entusiasmo de su directiva, socios y la valoración positiva de la Diputación se ha alcanzado reconocimiento.  Recientemente he dado una conferencia sobre Cervantes en el IV centenario de su muerte, y he presentado libros con la colaboración de la poeta Pilar Galán.  ¡Ah! Y no puedo olvidar que gané el primer premio de interpretación de lectura del Quijote. Y que es que, algunas veces, hacer el payasete como don Quijote se me da bien. 

Me viene recuerdos de todas clases, unos luctuosos, de amigos que se fueron con sus pinceles a pintar querubines en el Cielo. O aquellos viajes y exposiciones en Calpe, a la Romana, a Sax, a Novelda, y Algemesi, Orihuela y no sé cuantos más, porque son incontables, y es que el espíritu esencial de  la Asociación es la hermandad y la confraternidad.  Se han hecho grandes exposiciones en la Lonja del pescado, El patronato, la CAM, Museo Fernando Soria, es incluso en el MUBAG, etc.  La calidad de los artistas cada día me sorprenden, tanto, que se me quitan las ganas de pintar y exponer en las colectivas, o quizás, no sé, si es que me he vuelto cómodo como Cómodo el César romano, o descabelladamente cómodo como un perezoso en Australia. Y esta actitud, mía, sé que no es buena, para la colectividad que se ha hecho  crónica. Porque todos deberíamos arrimar el hombro, salvo que nos acuda una artrosis en el acromión. Yo he hecho muchas exposiciones, entre ellas, las que hice con Vanguardia 5, que no resistió la crisis. La última exposición fue septiembre de 2015 en la sala B donde expuse mi “intelectualismo”, compartiendo la sala con la gran pintora Helena Sainz (con he como a ella le gusta). 

Las actividades son múltiples, desde clase de dibujo y pintura la natural, conferencias, poesía, viajes y exposiciones. Las tertulias sobre pintura de los jueves con Rosa, Pedro, Ramón, Manolo, Carlos y los demás contertulios, me gustan, si no me caígo de las sillas de plástico, que es como ir a un encierro de toros, no sé cómo voy a salir. A lo mejor, entre otras posibilidades, nos falte crear un concurso anual de pintura, pero para eso hace falta un patrocinador que pague los premios 

En la actualidad se han incorporado artistas de todas las técnicas, muchas caras me son nuevas y desconocidas, pero me gusta  su entusiasmo. 

Lamento que la actual directiva (presidente y secretario)  hayan decidido no presentarse a las próximas elecciones a la junta, pero es  una decisión que hemos de respetar. 

Ramón Palmeral


Alicante, 9 de agosto de 2017