Ramón Fernández Palmeral
Autor: “Tus zonas de éxito”
Uno de los errores de la democracia es la
de elegir alcaldes, presidentes de comunidades autónomas o presidentes de
gobierno, que pueden ser potencialmente «no honrados» o que no estén preparados o capacitados en la
administración bien Local, Autonómica o del Estado. Y digo esto porque,
erróneamente, los elegimos por simpatía, porque pertenecen a determinados
partidos afines a nuestra ideología. ¿Pero dónde están las academias que forman
a los políticos? Luego nos encontramos con políticos sin escrúpulos, corruptos
o gente de la calle que los hemos puesto ahí en el sillón de mando porque iban
en cabeza de las listas de su partido político en unas elecciones.
Un político puede estar formado
profesionalmente y, sin embargo, propenso a ser comprado y corrompido. Quizás
de los políticos y altos funcionarios deberíamos tener en cuenta sus valores
morales, más que su currículum. Porque la integridad es familia de la honradez
y del honor.
Esto sucede porque uno es
excepcionalmente bueno cuando te dedicas a una determina actividad, pero no
porque te voten. Los anarquistas consideran que no tienen necesidad de ser gobernados por otros, y acaso sería más
provechoso gobernarnos por nosotros mismos. Es decir, la abolición de todo
Estado o autoridad. Por todo ello, como otras formas de gobierno, el anarquismo
no ha tenido porvenir, quizás porque carecemos del conocimiento profundo del
espíritu, y nuestras conciencias continúan brutalmente adormecidas, hasta que
llegue un nuevo despertar por medio del conocimiento adaptándonos
paulatinamente a la modernidad sin perder de vista el pasado como regla de
medir los errores de los fascistas, nazismo y fundamentalismos pasados.
La
realidad siempre es mucho más compleja de lo que suponemos o imaginamos, y que
nuestra percepción de los hechos y nuestro juicio acerca de lo verdadero o de
lo falso o de lo aparente podrían estar torcidos, es decir, que jamás la
podemos alzar, porque no tenemos «las gafas» del conocimiento total.
Louise
Paulwels en su libro El retorno de los
brujos, (en colaboración con Jacques Berguer) escribió que «Los hombres no
encuentran lo que merecen, sino lo que les asemeja». Ellos no querían aceptar
este mundo como nos lo enseñan en clase, sino que creían que había algo más,
por ello investigaron en esoterismo y en el realismo fantástico, nos acercan a
la alquimia, a la parapsicología y al esoterismo o a civilizaciones
desparecidas, lo cual nos conduce a la frase «Existen otros mundo, pero están
en éste».
Buscar
nuevas fronteras nunca está de más para ampliar nuestros puntos de vista,
porque la cultura nos hace más libres y
tolerantes. Cuanto más viajemos, más referencias comparativas tendremos para
razonas como ciudadanos con más posibilidades y perspectiva. El provincianismo
siempre es retrógrado.
Los
argumentos expuestos nos advierten que no debemos fiarnos de aquellos que se
presentan como excepcionalmente buenos, ni de los nuevos Mesías, ni profetas,
porque la realidad es que desean llegar al poder para no cambiar nada
asemejarse a los que le precedieron. Cuando un político alardea de honradez,
deberíamos crear un cerco de dudas sobre él, ya que la honradez no necesita de
alardes, sino de ejemplaridad diaria y constante. Los ciudadanos estamos
cansados de leer en la prensa u oír en la televisión nuevos casos de corrupción
como si fuera como el sol que amanece cada día.