Tan importante se vuelve la función del agente
literario en el contexto actual, que en los grandes
mercados no hay escritores que no tengan agente. Los
editores por lo general prefieren recibir un manuscrito de
un agente que del autor, y así se lo hacen saber a
quienes les escriben directamente.
El agente les
garantiza al edito que, si les ofrece una determinada
obra, es porque ya sabe que es adecuada para su
catálogo y su política editorial. En síntesis, el
agente funciona como el primer comité de
selección de la editorial, y a veces como el único. Cuando
Doubleday, una de las más importantes editoriales de los
Estados Unidos, decidió hace un par de años no aceptar
más propuestas recibidas directamente de los
escritores, estaba recibiendo más de 10.000
manuscritos anuales. Como consecuencia, hoy en la
librería virtual Amazon, aparecen más de una
docena de libros al estilo de "guía práctica para
conseguir un agente literario y llegar a ser
publicado". Desde el punto de vista del autor, es difícil
pensar en llegar al editor adecuado en forma directa. Por
ejemplo, en nuestro idioma y simplificando mucho, hay
unas 500 editoriales activas entre España y
América Latina ¿Cómo saber a cuáles enviar un
manuscrito?
Contar con un agente literario, por supuesto, facilita mucho las cosas,
ya que ellos conocen muy bien cómo conseguir un trato (no en vano es su
trabajo). Sin embargo, conseguir uno puede ser tan difícil como
conseguir que una editorial nos publique por nuestra cuenta. Es decir,
nos facilitará el camino, pero no todos nos aceptarán. Al trabajar por
comisión, no van a perder el tiempo con propuestas que no merezcan la
pena. Hay que pasar por su filtro, al igual que hay que pasar por el de
las editoriales. (Nereda)