Izquierda Unida cambia de siglas, porque tiene detrás un importante
potencial de votos. Con una nueva ley
electoral, sería un partido importante, porque hay mucho radical obrero radical
que como no conocía la verdadera estrategia de Alberto Garzón ha perdido muchos
votos, que se han ido a Podemos.
La nueva organización tendrá, según la intención del candidato, la
previsible forma jurídica de movimiento político y social. Se busca una
formación más flexible y participativa, que recoja “lo mejor del movimiento
obrero y de la democracia radical”. El partido trató de refundarse en 2010 y
nunca concluyó aquel propósito. Por eso el sector afín a Garzón cree que ya no
valen soluciones intermedias y hay que romper para crear de nuevo. ¿Qué
ocurrirá con IU? Unas fuentes creen que debería integrarse dentro de ese
partido como una organización más, y otras que debe desaparecer. Todos insisten
en que no crearán “una matrioska”, sino que será un “proyecto político nuevo
superador en todos los sentidos, también en el jurídico”.
Pero la cúpula cree que hay un potencial importante a
partir de los 923.133 votos obtenidos el pasado 20 de diciembre, “un tercio
de lo que tiene Podemos”, inciden esas fuentes.
El discurso marxista de la utopía es necesario para dar alimento de mucha gente que en España es cada día más pobre y está en el paro, necesitan una plataforma radical para luchar por sus derechos. Luego a la hora de la verdad todo esto se reduce a la realidad del PIB, y de la productividad de los países, de la Comunidad Europea, a la que estamos ligados y obligados, y los partidos radicales de izquierda con los de Grecia, tienen que ser sometidos a la fuerza de la verdad y de la realidad, volver al sistema de mercado. Pero mientras tanto Alberto Garzón con su discurso radical es posible que gane fuerza (si cambi la ley electotral), porque la gente necesita algo que creer, que le dé esperanza de cambio y creer de verdad que la cosas cambairán, pero no hablando, sino trabajando sin olvidar que estamos en la globalización de los mercados y de la Bolsas Internacionales y dependemos de la inversión extranjera. Pero sin duda alguna, el poder del empresario, no puede ser ilimitado, debe tener un sindicato CC.OO o un GT, efectivo y no "neovertical" sumiso al dictamen de la Moncloa. La huelga y la movilización es una de las vías de fuerza más efectivas del obrero. Pero al empresario no se le vence con huelgas sino con más produtividad como EE.UU.
Ramón Fernández Palmeral.