martes, 14 de abril de 2020

Domingo de Resurrección, running y confinamiento


Domingo de Resurrección,  running y confinamiento

En la escultura de El Adivinador de Juan Ripollés me apreté los lazos de los cordones de las zapatillas, este adivinador no adivina ni la hora que es.

Ramón Palmeral

Esta mañana salí a correr con la sudadera y el pulsómetro en la muñeca, soy un running incorregible, al salir al portal me encontré a mi vecino Chimo y nos fuimos a correr juntos,  a medio kilómetro cuando íbamos por los Juzgado de Benalúa, lo dejé atrás. En la avenida de Aguilera, me extrañó no ver a nadie en las aceras, imaginé que era como un 25 de diciembre en Navidad. Con las primeras luces del amaneces estaba yo ya bajando la avenida del Doctor Gadea y me di dos vueltas a los ficus del parque de Canalejas. Crucé la carretera con el semáforo en rojo  porque no pasaba ni un solo vehículo. En la escultura de El Adivinador de Juan Ripollés me apreté los lazos de los cordones de las zapatillas. Lo malo de este adivinador es que es de bronce y no adivina ni la hora que es, son las 7.15 AM.
   Tomé dirección por el paseo del muelle que se llama Tomás y Valiente en homenaje al presidente del constitucional, vilmente asesinado por los etarras. Luego di la vuelta y llegué hasta la escultura de La Culona de Margot en el Postiguet, una mujer desnuda descabeza, de la escultura y amiga Margot. Allí respire y miré el pulsómetro, pensé que se había averiado por el exceso de pulsaciones llevaba solamente 5 kilómetros y 345 metros, entré en la arena de la playa hasta el espigón para robustecer tobillos. Un submarinista estaba pescando a pulmón y sacó un pulpo con arpón “¡pobre pulpo!” y me pregunté: ¿qué delito habrá cometido el pulpo? Rodeé el monte Benacantil y subí trecho arriba sin cansarme hasta el mástil de la bandera de España en el Castillo de San Bárbara.  Arriba me daba ya el sol en la cara, tenía a mis pies al puerto de Alicante, sin cruceros, y a la ciudad con la cúpula dorada de la concatedral de San Nicolás de Bari. Este Domingo de Resurrección, Cristo no ha resucitado, porque no ha salido a la Rambla. Me entraban ganas de salir volando con el ala delta en la espalda para abrazarme a la cruz de la concatedral. Las vistas son maravillosas, se veía el mar brillante como de mercurio hasta el Cabo de Santa Pola…
En esos momentos llegó mi mujer al dormitorio y me despertó ¡Jolines! de un sueño profundo, e intranquilo parecido al de Gregorio Samsa, el personaje de Franz Kafka en La Metamorfosis. Es que  durante la cena me bebí unas cervezas para celebrar que estamos sanos en la familia. Aterrizo de mi sueño en el cuarto de aseo. «Vuelves Ramón a estar confinado» le digo al tío sin afeitar que está ante el espejo: «sigues preso, detenido en casa por el obligado confinamiento por la aplicación del estado de Alarma decretado por el gobierno de Pedro Sánchez»  Ha aplicado al artículo 116 de la Constitución, que regula los supuestos de estados de alarma, excepción y sitio, que suponen la suspensión temporal de derechos fundamentales e incluso, en el caso más extremo, la entrada en escena del ejército a la calle. Una Constitución que gusta mucho de incumplir, pero que actualmente en estos tiempos de incertidumbre por el coronavirus “dichoso él que reina entre los muertos” hay que cumplir, porque la cuestión es grave, muy grave.  
Después cuando pase todo esto porque todo llega, hasta lo que no tiene que llegar que son los tiempos para navegar en el  río griego clásico que no tiene retorno, ajustaremos cuentas con este gobierno socialista-podemista, inexperto, salido de una investidura in extremis. Y que, según los datos de prensa ha cometido más errores que el Inspector Clouseau. Está bien que nos obliguen al confinamiento, y a la televisión unidireccional, unipartidista, con los largos discursos chavista del presidente. Nos taparán la boca y la nariz,  pero no nos taparán ni los ojos ni los oídos: ¡Viva la democracia por muchos siglos y el control parlamentario! Pero es que Sánchez se zafará como siempre de sus enemigos y les echará la culpa a los expertos, a sus cientos de asesores de la Moncloa, y seguirá reinando entre nosotros como un Padre celestial.
Llegará la hora y en día en que la oposición del PP, Vox y Ciudadanos le pidan responsabilidades por los test dificultosos devueltos a China y sus comisionistas, a los testaferros –si los hubiere- por los respiradores retenidos por la Aduana en Turquía, y por la falta de mascarillas en los hospitales y las farmacias, mala gestión del gobierno valenciano con las residencias de ancianos, falta de material y equipos EPI para evitar contagios de los profesionales de sanidad, incomunicación con la sanidad privada. Será la hora en que el Polifemo de la Sanidad se despierte por fin de su letargo, y alguien reconozca de una vez, por todas, que España es un estado social y democrático de derecho…
Pero no sé, por qué causas yo tenía arena de la playa en los calcetines y en las sábanas de la cama.

Artículo publicado en Diario de Alicante el lunes 14 de abril de 2020

Leer gratis en CALAMÉO: "Perito en pecados" coleccion de relatos y cuentos asombrosos










PROEMIO O PREÁMBULO


¿Quién es el lector?


    Desperté y estaba dentro de un videojuego como víctima y unos malvados vestidos de soldados me tiroteaban a dar sin parar…

    El lector es un ser anónimo que por lo general no lee sino se le retuerce el brazo, salvo que le interese mucho el tema y además haya comprado el libro. Los cuentos o los relatos no deben ser mirados con los ojos, sino con el corazón, que es el lugar donde reside la sensibilidad y el amor, por ello, el corazón tiene forma de rosa roja en medio del pecho que es la diana de los sentimientos, y de la ingenuidad que debe reinar entre nosotros y nunca la estupidez. Nuestro esqueleto está hecho con las teclas de marfil de los pianos.
    Nuestros libros deben ser como  «voladuras controladas» que le mostramos al espectador para que se convierta en lector voluntarioso y confidente a la vez, es decir, un confabulador.
     Cuando vas a un editor con un montón de relatos bajo al brazo te dice que escribas una novela, porque los relatos como la poesía  no venden. Y sin van con una novela te dirán que escribas relatos que se venden bien en las revistas, o sea, que jamás acertarás. Pero ahí están los grandes como Chéjov, Kafka, Edgar Allan Poe, Mark Twain, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Juan Benet, José María Merino o Manuel Rivas. Y la lista sigue y te das cuenta que todos los grandes autores han escrito relatos, cuentos o microrrelatos. Y en el Siglo de Oro eran las Novelas Ejemplares de Cervantes o las novelas picarescas de Quevedo, o las comedias de Lope de Vega.

…la cuestión es que yo ya estaba harto de dormir y soñar cosas raras, y me levanté, me acerqué a la ventana y vi cómo un tipo con pasamontaña entraba en el Banco de la esquina…

     Un autor no puede escribir al dictado de otros  (llamémosles editores oportunistas al ojeo del novel ingenuo), sino por el dictado de un mismo. Por lo general, los relatos  malos son los restos que quedan de los intentos de alguna novela fallida o escritos a propósito porque no cabían más argumentos que unas escenas.  El mundo editorial ha cambiado mucho. El mundo editorial está cambiando en favor del libro electrónico. Al libro electrónico de pago le ha salido el grano de los libros e:book  (libro electrónico) piratas: gratis. La gente lectora se está acostumbrando a leer gratis y eso no puede ser, y por eso es casi imposible vender un libro impreso, porque para ello hay que amar los libros en papel, y las bibliotecas privadas cada vez son menos. El papel cede al e:book, y éste al libro gratis en las tablet. Luego el consumo cambia y el autor decide que no es rentable el esfuerzo de escribir, salvo que ganes el premio Planeta u otros premios literarios, lo cual es prácticamente imposible. ¿Qué nos queda?: nada.

…Al poco tiempo se escucharon unos disparos, yo me metí dentro de la habitación, porque recordaba que en Madrid se cargaron unos atracadores a un vecino que estaba mirando por la ventana de su casa. Esto sí que fue mala suerte. Me oculté entre los visillos…

    Publicar en Amazon o en Lulu (en español) u otros portales, es relativamente fácil, pero luego cómo se promociona. Los Facebook, Twitter y Linker no son los medios adecuados, o suficientes para una promoción, ni siquiera los blogs. En incluso You Tube, es un medio, para darse a conocer. Luego ¿qué sucede?, sucede que la gente, salvo algunos amigos o familiares compradores, los demás  no compran porque carecen de poder adquisitivo. En Amazon hay que comprar con tarjeta de crédito y mucha gente ni tiene tarjeta, o piensa que le pueden jakear el número secreto, aunque pagues por PayPal. AMAZON vende bajo demanda, o sea, que no  almacenan libros como las editoriales o librerías tradicionales o en supermercados.
    Estamos acostumbrados a ir a las librerías para humear los montones de libros que nos muestran delante de los ojos, divididos en secciones por temas. Sin embargo, con Internet, y sabiéndolo manejar disponemos de todos los libros, como sucede en Iberlibro, que además te lo llevan a tu casa por mensajero, y a veces sin gatos de transporte.

    ...Luego llegó una patrulla de policía y otra y otras, hasta una ambulancia. La cuestión era tensa. Se acordonó la zona. Saqué mi cámara de video y a rodar como si estuviera en una ventana indiscreta. Por otra parte, pensé que el riesgo podría ser compensado económicamente si la cuestión del atraco se agravaba…




Tambien se vende impreso de AMAZON

domingo, 12 de abril de 2020

QUE NADA TE TURBE NI TE ESPANTE, por Ramón Palmeral


QUE NADA TE TURBE NI TE ESPANTE, por Ramón Palmeral

      Un verano de 1982 en una de las columnas de la iglesia de Fuengirola leí estos versos: «Nada te turbe,/ nada te espante,/todo se pasa…» que me impactó de tal manera que me hizo mucho bien y me dio fortaleza mental por mucho tiempo durante mi destino en Bilbao. Se me grabaron en la cabeza de tal forma que fue como un amuleto de la suerte durante años ante las dificultades, y a la vez me daba mucha fortaleza espiritual.  Hasta hoy [2015] no he sabido que así empieza el poema «Nada te turbe» de la santa y poeta mística Santa Teresa de Jesús (1515-1582). En definitiva, la síntesis es que no se puede perder la esperanza porque es lo único que no podemos controlar, el destino es inescrutable.

    Evidentemente ahora comprendo que no podía ser más que una mensajera de Jesucristo la que como médium del Altísimo, nos hiciera llegar estos versos divinos más que místicos. Porque las palabras, aunque no lo creas, amigo mío, consuelan y te enaltecen. Las palabras tienen más importancia de lo que un análisis sintáctico pudiera parecernos. La semántica estudia el significado de las expresiones lingüísticas. Por ello, y como decía el maestro de la lengua Azorín deberíamos de usar las palabras justas para componer una oración que conlleva en sí una serie de imágenes. La palabra no es la cosa sino el significado de ella, al decir «mesa» pensamos en una superficie sobre 4 patas, pero existen miles de mesas diferentes según el diseño de cada artesano.

    En estos tiempos terribles en lo que vivimos amenazados por la pandemia, me veo obligado a hacer unos comentarios sobre el  COVID-19, que no solo nos contagia, nos enferma y nos amenaza de muerte, sino no que es un enemigo invisible y cierto, peligroso y real, que nos para tomárselo a bromas porque es un guerra entre billones de  virus, bacterias y otros genes; sin embargo, con estos tres versos de la santa de Ávila debemos estar mentalizados a que todo peligro pasará bien, como así fue cuando en el años 1982 yo tenía temor el terrorismo que asesinaba con tiros en la nuca, con decenas de asesinatos al año. Yo estaba en Castellón, lejos de la barbarie terrorista, del rayo y del trueno, pero tenía que ir forzoso por un destino; pero tenía en mi cabeza una fortaleza mental: «Nada te turbe,/ nada te espante,/todo se pasa…», y es cierto «todo se pasa», y es tan cierto como otra frase de mi cosecha propia: «Todo dolor pasa», porque si no pasara, te puedes morir, pero es que ni la muerte es terrible porque existen otra vida más allá.

      El que nada te turbe te anima a ver las cosas con otra perspectiva, que nada te turbe ni te aturda, por muy terrible que sean los destinos. Que es como decir que te tomes las cosas con calma, que dudes antes de decidir, y te enfrentes a las cosas con fe en uno mismo, puesto que la fortaleza interior es siempre una coraza contra todo  enemigo visible e invisible. Entonces yo a mis 35 años no estaba dispuesto a perder la razón ni el ánimo, y sobre todo a no tener miedo, cuando en la lejanía se escuchaba el estallido de las bombas. Alejar el miedo de ti supone que nada te turbe la visión de la realidad, que no es tan fiera como nos la pintan, de aquí otra frase: «No es el león tan fiero como nos lo pintan», simplemente para armarte de valor. Porque el valor no es la ausencia de miedo, sino la forma de superar el miedo. Turbar significa también perderte en ti mismo, porque en realidad, nuestros pensamientos son los mayores enemigos de nosotros mismos, de aquí procede el origen de la ansiedad, la de un miedo que puede ser irracional, o no cierto.

      Hay quien es fuerte mentalmente, una forma de engañarse a uno mismo, la de ser valiente como las consignas de fuerza, valor y coraje. Susan Gale dijo: «A veces no te das cuenta de tus propias fortalezas hasta que te encaras con tu mayor debilidad».
       Uma mañana estando nadando en la piscina, una nadadora, que esperaba en turno de salida me dijo «¡Venga valiente!». Salí nadando como un delfín o como si me hubieran instalado un motor en el trasero,  me dice un par de largos sin enterarme, lleno de gran energía. ¿Qué pasó?, simplemente que esas  palabras ejercieron en mi subconsciente como pura dinamita goma-2.

        Por ello, la semántica nos habla del poder de las palabras según dónde se coloquen o en el contexto en que las recibamos. También tienen su importancia según quien nos la diga, depende de si es un jefe superior, un subordinado, un empleado, un apreciado amigo o un enemigo, que siempre los tenemos, aunque a veces no se perciben sus soslayados ataques.  Alejar los miedos consiste en controlarlos.

       Aturdir es confundir, sentir momentos de dudas en los que no sabemos qué decisión tomar. Por ello, has de estar entrenado, alerta, para conocer y distinguir cuales son las situaciones de la vida que te estresa, preocupaciones que te ponen nervioso, para saber reaccionar acertadamente. Normalmente te pones nervioso y dubitativo cuando has de exponer tu prestigio personal al juicio de los demás, bien hablando en público, examinándote, dando una conferencia o en una reunión de negocios donde has de mostrar detalladamente un producto, para lograr ventas, que es lo mismo que conseguir clientes o seguidores.

      Todo arte u oficio requiere una formación, una preparación, no solo técnica sino de comportamiento. No es lo mismo la formación que pueda recibir un comercial, un policía, un médico, una cajera de supermercado, o una directiva de una multinacional. Para ello se hacen cursos de formación o perfeccionamiento para que las situaciones adversas a las que se ha de enfrentar el profesional ni le turben, ni le aturdan, ni le confundan.

      Por lo comentado anteriormente ciertas frases que tengamos como amuletos, nos servirán como armas, nos fortalecerán psicológicamente, porque todo pasa, nada te turbe, todo llegará a la normalidad.
     
Ramón Palmeral para El Monárquico, desde Alicante
12 de abril de 2020

jueves, 2 de abril de 2020

Viaje con la Axarquía malacitana en el año 2007






El 6 de junio de 2007, mi hermana Emilia Fernández y yo, salimos en su coche y recorrimos parte de Araquía, estuvimos en Arenas, Daimalos y Benaque el pueblo del poeta  Salvador Rueda


Benaque

Salvador Rueda


Zafarraya



 Emilia 9 de enero de 2007

Pantano de la Viñuela