lunes, 3 de diciembre de 2018

"Mi amo Palmeral y yo" libro animalista de Ramón Palmeral



24.-REBELIÓN EN LA GRANJA

Mis temores de rebelión no fueron una pesadilla mía. Un tarde, aun en el cortijo del Mayarín, se me acercó el mochuelo Chivato, y me dijo que había oído en el corral decir al carnero Felión, se había erigido en jefe de la granja, y que estaban dispuestos a marcharse: cerdos, cabras, aves e incluso el burro Rufino a un corral abandonado, es decir crear su propio corral independiente sin que los amos humanos los pudieran contralar.

–El carnero Felión quiere proponerte un trato, que como tú eres como perro policía,  te alíes con ellos, que por sueldo en comida no te preocupes.
–Pero Chivato, eso sería una rebelión, una sedición, una traición al amo. Yo no pudo ser infiel.
–El nuevo corral se va a llamar la república independiente de los animales de corral. Donde todos serán libres.
–Me ponen un tremendo dilema, tú sabes que yo soy animalista, pero soy el fiel guardián de los bienes de mi amo.

Aquella propuesta era imposible de aceptar, lo que necesitaban era diálogo, y más diálogo. Así que me puse a platica con ellos como un interlocutor válido, porque perro viejo, además que sabe más que el diablo, es sabio. Hice una secreta asamblea en la cuadra. Yo les dije a los animales independentistas que no contaran conmigo, y que, si se marchaban a otro corral, como parecía evidente podían ser devorados por jauría salvajes ya alimañas:

–Estucha, Felión ¿quién te ha nombrado a ti jefe de la granja?
–Yo solo,  porque soy el que más largo y retorcios tiene los cuernos.

Yo siempre le guardé la distancia porque era como una locomotora sin frenos cuando embestía a quien le incordiara.

–Se debería hacer una votación para nombrarte jefe del parlamento de esta granja.
-De eso nada, aquí manda mis cuernos de carnero.
–Esto no es el arca de Noé, la vida es más dura de lo que parece, ahí fuera, están los depredadores como lobos y zorros que os van a devora en cuento salgáis fuera del Cortijo del Mayarín, yo lo que puedo hacer es ser un intermediario y hablar con el amo.
–Claro como tú eres carnívoro –dijo el cerdo.
–El plato típico de Frigiliana es el choto con salsa de almendras- saltó de repente la cabra Rufina.

Este asunto sí que era un grave problema para la cabra, el que los chivitos (hijo de las cabras) vayan casi todos al consumo humano. Pero yo no podía ponerme en contra de las tradiciones, porque de antiguo había mucha hambre.

La cuestión, el problema político de la granja se había presentado de pronto y se solucionaría dando plazos, y prorrogas, y con el tiempo ya nadie recordaría los primero que se acuerdos. El tiempo es el gran hacedor de soluciones. El tema de la segregación animal era muy complicado, si seguían en el cortijo serían sacrificados tarde o temprano, y si les ayudaba a marcharse sería una rebelión, y por lo tanto era darles motivo a los amos para tomar la escopeta y perseguirles hasta matarlos. Un filósofo diría que cuando se nace con una condición se es víctima de ella. Contados son los casos en que un cerdo o un borrego son tomadas como animales de compañía, es decir elevados a mascotas.



The question, the political problem of the farm had suddenly appeared and would be solved by giving deadlines, and extensions, and over time no one would remember the first agreements. Time is the great solution maker. The issue of animal segregation was very complicated, if they remained in the farm they would be sacrificed sooner or later, and if it helped them to leave it would be a rebellion, and therefore was giving motives to the masters to take the shotgun and pursue them to death. A philosopher would say that when one is born with a condition one falls victim to it. Counted are the cases in which a pig or a sheep are taken as pets, that is, elevated to pets.


Era cierto lo de nacer con una condición, pero ya no estábamos  en la Edad Media, como para que persista la tortura del toro en las corridas, y en cambio siguen. ¿Qué podemos hacer los animales sin el diálogo con los humanos en imposible?

–Y dijo yo, Frico, no es posible que los humanos se alimenten de otras proteínas que no sea animal y así nosotros no pediríamos nuestra independencia –argumentó el conejo Matinos encima de un pesebre.
–Este tema habrá que estudiarlo, requiere mucho diálogo. ¡Así que a callar todos y a dormir! Que pensar no es bueno.

..............(Fragmento del capitulo 24)

Libro a la venta en castellano


sábado, 24 de noviembre de 2018

PALMERAL ENCUENTRA A MIRÓ EN POLOP DE LA MARINA RECORRIENDO SUS AÑOS Y LEGUAS, COMO UN SIGÜENZA MAS.

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PALMERAL ENCUENTRA A MIRÓ EN POLOP DE LA MARINA RECORRIENDO SUS AÑOS Y LEGUAS, COMO UN SIGÜENZA MAS.

Por Julio Calvet Botella

Ramón  Fernández Palmeral, es mironiano. Yo ya lo sabía. En nuestra gran amistad, y casi como un secreto de confesión me lo había dicho. Yo le conteste que también lo era, y le recordé que mi amigo y pariente Fernando Claramunt López, médico ilustre y  también escritor, me dijo algo así de que ya somos pocos los mironianos.
Y Ramón Palmeral, “Palmeral”, es un hombre que ama a esta tierra alicantina como si fuera propia, aunque naciera en Piedrabuena, pueblo nada más y nada menos que de la Provincia de Ciudad Real, casi nada: léase el nombre despacio, Ciudad y Real. No puede o no podía ser de mayor categoría, el ser Ciudad real o de realengo, y esto lo sabrá mejor que yo el propio Palmeral, que también es historiador de las Españas.  Alicante es ciudad más modesta.  Hasta no tan  bastante tiempo sólo  fue una localidad perteneciente a la Gobernación General del Reino de Valencia con capitalidad en Orihuela, o d´Oriola, pueblo que también ama Ramón Palmeral, por ser el de su querido Miguel Hernández, del que también es prolífico escritor. El   pueblo donde se nos murió, a los sijeanos también, el  amigo de Miguel: Ramón Sijé, “con quien tanto quería”.
Y otra vez, Palmeral atento a las efemérides y a su Gabriel Miro, nos sorprende con un importante y emocionante libro, “Buscando a Gabriel Miro en Años y Leguas”. Ensayo. Homenaje en el 140 º aniversario de su nacimiento (1879-2019)”. Se ha puesto a buscar de nuevo a Miró, y a intentar que su recuerdo florezca de nuevo y ello a través del que quizás sea su mejor libro, “Años y Leguas”, que hasta ahora andaba perdido en la indiferencia. Hoy no se puede adquirir una edición o  publicación reciente de este libro. Está, como ahora se dice, “desclasificado”, qué termino más bárbaro para un libro que vio la luz el año 1928 en la colección de las Obras Completas de Gabriel Miro, publicadas en Biblioteca Nueva de Madrid, Volumen XI, y en el Establecimiento tipográfico de “El Adelantado de Segovia”.
Ramón, emprende su tarea recuperadora, y con su viaje a Polop de la Marina, y en busca de “Las Cerezas del Cementerio”, recorre con la sombra de Sigüenza, la llamada Marina Baja, zona  desde donde la costa mediterránea se eleva a las alturas alicantinas, con su centro vital en Villajoyosa, “La Vila Joyosa”, y sobre todo Callosa d´Ensarriá, con Bolulla y Tárbena, pueblo situado allá arriba, en un exceso de altura, y a la que por otra ruta, se llega hasta el puerto montaraz y  pueblo de Confrides. Quien esto escribe desempeñó su trabajo profesional en aquellos lugares rodeado de nísperos, “nispres”,  y de fuentes de aguas limpias e inacabables, llamadas las Fuentes del Algar.
Ramón, trayéndonos como a la vida los “Años y Leguas” de Gabriel Miró, nos hace releer la “DEDICATORIA” mironiana de su libro de tiempos y espacios, “Sigüenza se ve como espectáculo de sus ojos, siempre a la misma distancia siendo él. Está visualmente  rodeado de las cosas y comprendido en ellas. Es menos o más que su propósito y que su pensamiento. Se sentirá a sí mismo como si fuese otro, y ese otro es Sigüenza hasta sin querer. Sean estas páginas suyas para el amigo de Sigüenza, más amigo y más él”. Escribe Vicente Ramos en su biografía mironiana de 1979 en IEA, “Años y Leguas es expresión lirica de la más dramática lucha de Miró por apresar en su conciencia el tiempo de Sigüenza”; y nos dirá Palmeral, en su exposición sobre la dedicatoria mironiana,  que en la misma,  cuando nos dice Gabriel Miró que se sentía a sí  mismo como si fuese otro, nos “da a entender que cuando Sigüenza se mira en el espejo antropológico del yo, es Miró y Miró es Sigüenza.
Hay una fotografía típica de Gabriel Miró, que evoca la llegada. Camina montado en un borrico, casi elegantemente vestido. Palmeral lo reproduce con su vital estilo pictórico, “Gabriel Miró por los campos de Polop”. Es la representación icónica  de “La llegada”, la primera de las narraciones de “Años y Leguas”: “Camino de su heredad de alquiler, se le aparece a Sigüenza el recuerdo de una rinconada de Madrid”. A mí me parece que la vida de Gabriel Miró fue toda como una “heredad de alquiler”. No consiguió las dos cosas más importantes que quiso ser en su vida: Juez, para convertir su Partido Judicial en una “Arcadia dichosa”, pues suspendió en dos ocasiones las oposiciones que intentó para su ingreso en la Judicatura,  y el no alcanzar el  ser Académico de la Real Academia Española, a pesar de los apoyos de su amigo Azorín. Nos queda a nosotros, los aún mironianos evitar se cumpla el maleficio del olvido donde muchos escritores famosos han caído. Y Alicante y los alicantinos de aquí o de allá, no debemos consentirlo.
Y es lo que intenta conseguir Palmeral hoy, en el ciento cuarenta aniversario de su nacimiento,  con su libro que ahora nos ha traído. Un libro impecable del que el propio Palmeral nos dice que es “un libro guía, didáctico y pedagógico a la vez, e interdisciplinar por ampliar ciertos datos históricos o referencias bíblicas citadas por Miró”. Y esto es así. Pero yo creo, y que me perdone, que es un algo más: es un canto a Alicante y a sus cercanas tierras marineras y montaraces. Porque “Años y Leguas” que Palmeral nos recrea, es un canto al paisaje y a los hombres y mujeres de aquel tiempo, un canto al pueblo, al parral y a la perfección, a un sábado de luna, y un canto a Aitana, con el “último risco, apretado por el zumbido del azul”, que en los días desnudos, en el vértice de la misma, “sale como un piñón, el hito, el índice orográfico, aguja de sol anillada de aires, de horizontes, de oleajes de cumbres”.  Aquí deja Miró a Sigüenza… “Conviene dejarlo antes de que se quede sin juventud. Porque sin un poco de juventud no es posible Sigüenza…”.
Palmeral dedica su libro al Ayuntamiento de Polop de la Marina, “que tuvo la paciencia, los redaños e interés superlativo en comprar una casa modernista: “Villa Pepita”, para albergar la excelente Casa-Museo de Gabriel Miró”, y “Con un añorado recuerdo para Joaquín Fuster Pérez, cronista que fue de la Baronía de Polop, gran impulsor de su historia y documentar la estancia de Miró en Polop en un libro inolvidable”.  
Ramón Fernández Palmeral, nos vuelve a traer más joven, los ”Años y Leguas”, llena de aditamentos, comentarios, dibujos, fotos, viajes y visitas personales  a los lugares del libro… En fin, un placer en la lectura del mismo, para conocer más y mejor, a una de las cumbres más altas, como Aitana, de las letras españolas y alicantinas, Gabriel Miró.
Alicante y noviembre de 2018.                                  
JULIO CALVET BOTELLA.