domingo, 9 de julio de 2017

Estuve en los San Fermines de 1982



Estuve en los San Fermines de 1982
Por Ramón Fernández "Palmeral"

Cuando veo los San Fermines actuales en 2017, y los comparo con los de mis tiempos de hace ya 35 años, las fiestas han variado bastante y hay demasiada gente. Se han masificado y todo está lleno de guiris. Salvo los encierros con el chupinazo que sigue siendo a las 8 de la mañana.

Pamplona 9 y 11 de  julio 1982.
(Datos tomados de mi diario)

Hace varias horas que acabo de venir de Pamplona (a Bilbao), y está claro que por las fechas he venido de San Fermín, quiero empezar ahora a narrar mi viaje a estas tierras navarras para poder tener el mayor número de detalles que con el paso de los días se van escapando y olvidando aunque en líneas generales es muy difícil que se me puedan borrar estos tres días de fiesta a tope y solo.
  Salí de Bilbao el vienes día 9 a las 16.30 horas en mi coche, reposté gasolina, mil pesetuchas en la gasolinera es está en al entrada del Puente de Deusto, seguí por el Sangrado Corazón, para coger el autopista. A la entrada de la misma había gran cantidad de gente haciendo autoestop, 10 o 12 grupos de chicos y chicas con sus dedos en alza, sobre todo los pulgares; pero en mi coche no monto autoestopistas, primero porque no soy un taxista gilipollas y segundo el coche anda  mejor sin pasajeros, ahorro gasolina.
 Pasado el puerto de Altube me desvié por la carretera nacional, que va a Victoria y desde aquí por la Radial I, hasta Irduña en que se va Pamplona, el tráfico era fluido muy bueno para hacer un viaje relámpago, no como el regreso a Bilbao que hubo caravana hasta Victora. Desde Bilbao a Pamplona hay unos 150 kilómetros de distancia.

 Cuando llegué a Pamplona aparqué en unos aparcamientos o mejor dicho una explanada a unos 500 metros de la plaza de toros, tuve suerte de encontrar una plaza de aparcamiento, pues Pamplona estaba de vehículos infernal, allí dejé el coche e inmediatamente me largué al centro que no era muy fácil encontrar. El centro se intuía porque toda la gente iba vestida de blanco y pañuelos rojos, todos iban para allá. Lo primero que hice para no desentonar fue comprar un pañuelo rojo para atarme al cuello, me costó 100 pesetas, al vendedor le localicé su procedencia a la primera, era de Córdoba, fue mi primer contacto. Me estuvo contando sus andares de feria me feria, me dijo que acababa de venir del Rocíó en Huelva, y antes de la feria de Sevilla. Me contó que habían venido muchos vendedores de Despeñaperros para abajo, para buscarse la vida vendiendo pañuelo, fajas o boinas, y etc.
   Seguidamente tomé una calle a la izquierda, una de las más bulliciosas, estaba llena de gitanos vendiendo claveles rojos. En una gran plaza había un mendigo toreando a un toro de juguetes pequeñito, la gente le tiraba monedas al suelo. Uno de los jóvenes calentaba las monedas con un mechero y se la tiraba ardiente, y cuando el mendigo las recogía del suelo, y hacía además de quemarse, se cagaba en los muertos de quién había sido el hijo de puta que se la tiró. Y el joven, que estaba a mi lado no se movía y se reía una jartá de su gamberrada. Pensé en la mala leche de algunos, y me fue de allí a unos bares, todos estaban llenos de gente, era tasca del barrio viejo. Yo llevaba puesto un jersey de verano con rayas rojas, y blanca, la verdad es que mi vestimenta desentonaba mucho, pero no me iba a comprar una camisa blanca, para unos días. Además es que yo no sabía que todos los pamploneses y pamplonesas iban de blanco, con faja y pañuelos rojos.  Había muchos extranjeros hombres y mujeres jóvenes.
  Como estaba cansado, y casi de noche tomé silla junto a las mesas de un bar para cenar algo, un grupo de chicas, porque la chicas van juntas en cuadrillas y lo chicos por otro lado, se me sentaron allí, estaban muy amables conmigo, hasta que se dieron cuenta que yo habla andaluz (la tercera lengua más hablada en el mundo, detrás del chino y del inglés – andaluz habla todas Hispanoamérica). En fin que se me acabó el rollo rápidamente.

   Me uní a un grupo de pamploneses que bailaban por las estrechas calles alzando las piernas al cielo, era imposible que yo les siguiera el ritmo de danzarines. Yo no sabía por qué razón gritaban: ¡agua, agua!. Hasta que lo supe inmediatamente, cuando desde el balcón de una casa tiraron a la calle un cubo de agua (pero sin cubo claro). Y refrescados en el calor de la noche pamplonica, con el grupo nos metimos en un bar, subimos las escaleras y en el primer piso estaba el ambiente. Yo me senté en un barril de vino, no muy alto, y sobre mis piernas, y sin mi permiso se me sentó una inglesa, que sin decirme nada ni mirarme siguió bebiendo, hasta que yo me la pude quitar de encima a la borracha, y me fui a las ambientadas calles. Era viernes y estuve deambulando de bar en bar, cené una hamburguesa y medio pollo asado a las doce de la noche. Aguanté hasta las 6 de la mañana. Como no había forma de encontrar ni una pensión ni un hostal, ni un mísero  portal, me acerqué a dormir en mi coche, en el asiento de atrás.

   La mañana del sábado día 10 desperté  cuando el sol me daba en los ojos y me perdí el encierro. 
Me acerqué  a un bar muy lujoso a desayunar y almorzar de camino, además de los pamploneses, también algunos franceses de vasco-navarro, aunque los primeros abundaban más, también algunos norteamericanos, personas que luego supe que van viniendo cada año más. Por los alrededores de la Plaza de Toros, existe un busto en bronce de Ernesto Hemingway, como agradecimiento de la ciudad a este escritor norteamericano, premio Nobel de Literatura, que tanto promocionó esta fiesta de toros y los encierros.
  Pregunté a un municipal barbudo por la hora de los encierros, alma de la fiesta, y me respondió: “A las 8 como todos los días”, y me pasé por la plaza de toro y empezaba una corrida a las que no me pareció bien colarme, y que  los toros a mí no me llaman mucho la atención, será por tenerlos todos ellos en la televisión.
   Deambulé por las calles, al medio día no había mucha gente en la calle, los barrenderos limpiaban las calles y los camareros limpiaban los bares y sacaban las sillas. En una fuente de una placita pequeña había un grupo de hippys fumando porros. Los melenas, harapientos y mochileros abundan mucho, y estaban tirados por los soportales.  Al medio día me comí otro medio pollo asado con patatas fritas, y unos vinos; y como hacía un calor sofocante, fue a dormir una larga siesta al aire libre sobre un césped en unos jardines públicos junto a unos hippys dormidos como troncos. En un poste de hora y temperatura, ésta marcaba 37 grados.
   Los jardines estaban llenos de gente durmiendo y sobre el césped y algunas tiendas de campañas se habían instalado bajo los árboles de los jardines. La policía municipal no decía nada.  La gente orinaba en la calle, bebía o fumaba porros. La gente borracha estaba acosta por todas partes, lo mismo jóvenes que chicas. Yo como en ese tiempo estaba casado no quería líos de faldas.
    Por la noche del sábado me acerqué en una plaza grande, que no recuerdo su nombre hacían bailes populares, y allí bailaba todo el que quería y sabía. Las pamplonesas se ponen muy amables y hospitalarias durante estas fiestas. Lo mismo hacía cualquier otro, bailaba son la primera que pillaba. Eran la 3 de la madrugada y la fiesta seguía. Yo como estaba un poco tocado de vino  bien cenado con un bocadillo de blanco y negro (morcilla con longaniza), cogía  del brazo a la primera que pillé y le puse a bailar con ellas, era madurita, y  como si nos conociéramos de toda vida. A ella no le importaba, porque yo tenía 35 años, recién cumplidos, y todo el pelo en la cabeza.
    La noche del sábado me acosté otra vez en el coche, no recuerdo bien la horas, estaba cansado. Pero puse la alarma de mi reloj de pulsera para despertarme a las 7 horas, porque a las 8, del domingo 11 de julio, yo quería estar en el encierro, pero como yo soy precavido, no corrí delante de los toros, sino que compré en la reventa una entrada para la plaza de toros, por 300 pesetas, cuando la entrada del tendido 2 contaba 250 pesetas. Para ver el encierro desde la grada, evidentemente. Yo entré en la plaza a eso de las 7.30 horas y ya la plaza estaba llena de gente. Toda estaba de blanco, como si hubiera nevado. Así que las 8 en punto sonó el lejano chupinazo, y a los cinco minutos estaban entrando corriendo los mozos directamente de la calle, y la manada de mansos conduciendo a los toros que se iban a lidiar por la tarde.
  Era muy emocionante, como los mozos con algunas capas toreaban a los bravos toros de largo y astifinos cuernos. Un toro bravo se quedó corneando en la plaza, los monosabios no querían que la gente se divirtiera, y cuando llegaron unos toros mansos se lo llevaron a los chiqueros.  Luego la gente en medio de la plaza pedía a la tribuna de las autoridades más toros, y al poco tiempo le soltaron una vaquilla con los cuernos protegidos a modo de un boxeador. Los mozos la toreaban como podían bajo el grito de los blancos espectadores, que poco a poco desalojaron la plaza, y yo detrás de ellos. Una vez en la calle unas chicas estadounidenses me pidieron que le hiciera unas fotos, y luego yo con ellas con los brazos por encima como si yo fuera el amigo español de ellas.
   El domingo por la tarde regresé a mi destino de Bilbao.
   Como conclusión de mi experiencia de un fin de semana de 1982 en San Fermín, reconozco que fue una fiesta inolvidable, y que merece la pena vivirla. Pero lo mejor, si es posible, es ir acompañado, no solo, como yo durmiendo dos noches en un coche.

Ramón Fernández “Palmeral”

  




Comentario a la presentación de la revista nº 40 de AUCA (impresa de Alicante)






 Por Ramón Fernández Palmeral

    Ayer tarde 7 de julio, asistí a la presentación del número 40 la revista impresa AUCA (Literaria y Artística de Alicante) de tirada cuatrimestral, edición en la que colabora el Ayuntamiento de Alicante. La presentación se inició a las 20.30 horas en la Sala Miguel Hernández de la Sede de la Universidad de Alicante (Canalejas) por su presidente Luis S. Taza, que dio paso a Juan Ramón Prieto, del consejo de la redacción, quien hizo una detalla presentación del muy variado contenido de este número.

   La portada está dedicada al 75 aniversario de la muerte del universal poeta Miguel Hernández, representada su imagen por una obra en cerámica pintada y cuarteada que es obra de Omar Arráez. Al autor de “El rayo que no cesa” se le dedica un cuadernillo final de 8 páginas con poemas de: Ramón Rico Quesada, Mercedes R. García-Olías, Ricardo Picó, Pilar de Juan y María Teresa Rodríguez; así como textos en prosa de Manuel Parra Pozuelo, Adolfo Celdrán y Condevolney. Estos poetas recitaron sus trabajos en la tribuna de oradores con gran aceptación y aplausos del numeroso público asistente.

   El cuerpo de la revista está compuesto por obras poéticas y prosas de  las colaboraciones de los socios de la revista, que se denominan “aucanos”, un grupo fundado en Alicante en 2003. Entre los poemas recitados destaco el de Trinitario Rodríguez dedicado a la gran poeta de  Callosa del Segura ya fallecida Rosario Salinas Marcos.  El acto consistió en un recital y en tres actos donde cantó el trío alicantino de catautores “25 de mayo”, con canciones propias y populares acompañados de guitarra, acordeón y bandolina.

   La parte central de la revista se la dedican a tres forjadores (escultores del hierro), de prestigio internacional como al zamorano Matías Prieto Vaquero (1912-1995), obra suya estuvo en el Vaticano en el papado Pablo VI; el alemán afincado en Alicante Hans Some (Múnich 1968-   ); y Alejandro Cremades, natural del Elda, con escuela de forja en Onil, que en mayo 2017 fue distinguido como Embajador designado por la UNESCO para representar a España en Sicilia. Las páginas 25 al 35 se ilustran con 6 representaciones de las obras en hierro, que son de una delicadeza emocionante, y me pregunté adónde han logrado llegar estos tres artistas del hierro con sus  fraguas incandescentes.

     Para mi sorpresa y curiosidad resultó que Matías Prieto fue el padre de José Ramón Prieto, consejero de redacción de AUCA, que recordó a su padre y nos contó una curiosidad: “Mi padre en mi niñez -herrero del pueblo-, al terminar la faena diaria, tenía por costumbre tomar el espetón incandescente, introducirlo en agua y, una vez reposada del vapor y calor que lo inundaba se lo bebería; más de una vez me incitó a probarlas. Un día le pregunté: ¿Por qué hace usted  eso? Porque en ello, me dijo, trago todo lo que es la vida: aire, agua, tierra y fuego”.

     Durante el acto del recital se proyectó un magnífico video sobre los tres forjadores realizado por Condevolney con narración de Mercedes Rodríguez, encargada de maquetación, que posee una gran voz y una perfecta entonación.

     Alejandro Cremades subió a la mesa de oradores y fue entrevistado por  Manuel Parra Pozuelo, poeta y coordinador de la revista, que dijo que tras haber visto el video, se había quedado conmocionado y exclamó a dónde ha llegado el arte de la forja? Alejandro tras agradecer a la organización la publicación de sus obras, dijo –entre otras cosas- que la civilización no hubiera sido posible sin el descubrimiento y la forja del hierro y sus derivados.

    El acto de presentación de este número 40 de AUCA finalizó con las enhorabuenas y las fotografías con el grupo de alumnos del maestro forjador Alejandro Cremades venidos de Onil.

Alicante, 08 de julio de 2017

viernes, 7 de julio de 2017

Feria del libro de Alicante 2017. Julio Calvet y R. Palmeral como visitante en la caseta de ECU, editorial

   Con Julio Calvet autor del libro "La Sirena". ECU.

La mala opinión de Pío Baroja sobre Blasco Ibáñez

En 1945, Pió Baroja opinó lo siguiente del valenciano Vicente Blasco Ibáñez:

"Evidentemente es un buen novelista; sabe componer, escribe claro; pero para mi es aburrido; es un conjunto de perfecciones vulgares que a mi me ahoga. Tiene las opiniones de todo el mundo, los gustos de todo el mundo. Yo, a la larga, no lo puedo soportar".



Baroja decía que lo de generacióno 98, no esistó.

 Algunos incluyen también a Vicente Blasco Ibáñez, que por su estética puede considerarse más bien un escritor del Naturalismo

Manque es un arcaismo de aunque. Lo apnredé del maestro de la lengua José María Pérez Orozco


El vocablo "manque" lo aprendí del catadrático de lengua José María Pérez de Orozo (1945-2016), un docto sevillano que no enseyó porque lo andalcues coomunciamos tan bien y tenemos tante gracias.
 El montellanero hablaba en sus conferencias del habla de Andalucía como “la variedad de la lengua española más avanzada”. Orozco destacaba que los andalcues somos grandes comunicadores. Rescatamos 6 de sus mejores frases:
Cuando era pequeño ya empezaba a escuchar eso de que hablábamos muy mal. Yo escuchaba a mis paisanos (montellaneros): sus sensaciones, sus chistes… ¡con una perfección lingüística maravillosa!”.
Cada pueblo tiene una habilidad y hay un terreno, el del habla, donde los andaluces son auténticos maestros. Esa habilidad viene condicionada por el clima para empezar. Estamos acostumbrados a vivir en la calle con un tiempo estupendo, y en la calle lo que se hace es hablar”.
Si vamos a hablar del humor, debemos empezar diciendo que este está empapando toda nuestra vida. Cada detalle, como sepamos mirar, se convierte en algo de humor”.
Nosotros estamos en la misma tendencia que estaban las lenguas romances cuando empezaron a derivarse del latín, es decir, acortar las palabras para decir lo mismo con menos sonido, con menos esfuerzo”.
El andaluz es la variedad de la lengua española (desde Hispanoamérica hasta Filipinas) más avanzada. La economía del lenguaje es el único criterio para determinar a una lengua avanzada o no avanzada”.
No ni na‘. Son tres negaciones. Es la mayor afirmación que hay en el andaluz. Cuando una persona te dice no ni na, no te quepa duda que es que sí. Con el agravante de que es una figura literaria de primera categoría. Son 3 sílabas que son 3 frases”.

VIVA EL BETIS MANQUE PIERDA
La palabra manque es un arcaísmo del español, es decir un término utilizado en el pasado en la mayor parte del dominio del idioma que actualmente ha desaparecido del habla cotidiana empleada generalmente. Corresponde a una conjunción concesiva que se ha conservado en determinadas variantes del español, sobre todo en el ámbito rural de diferentes regiones de España, también en América, incluyendo México, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú entre otros países; pudiendo traducirse por «aunque».1 Según la interpretación de Joan Corominas y José Antonio Pascual en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, este término procede de la unión de más que y anque.2 No obstante, Daniela Ibba y Assumpció Rost Bagudanch manifiestan que está voz puede resultar de la evolución del conector concesivo maguer del castellano medieval que a su vez deriva de la palabra griega majárie, para ello se basan en argumentos etimológicos, sintácticos y fonéticos. La evolución sería por tanto según está interpretación (maguer > manguer > manque). El siguiente ejemplo de Gonzalo de Berceo es ilustrativo de uso de manguer.3
Miémbrevos cómo fizo el nuestro Redemptor,/ que fue en cruz sobido a muy grand desonor;/non quiso descender manguer era señor,/ hasta rendió la alma quando ovo sabor.
Otros autores han sugerido que la expresión documentada desde la Edad Media más aun que utilizada de forma sincopada dio lugar a manque.4

Utilización

Los ejemplos más antiguos de utilización de este arcaísmo se remontan a la literatura en castellano a partir de El conde Lucanor, ya en el siglo XIV el Arcipreste de Hita en su Libro de buen amor utiliza la palabra manque. Otro ejemplo antiguo es el Castillo de Manqueospese en la provincia de Ávila, que más modernamente ha sido denominado castillo de Aunqueospese.5 En la literatura costumbrista de finales del siglo XIX y principios del XX, por ejemplo en las obras de los hermanos Álvarez Quintero, se emplea el término, de donde se podría deducir que es propio de Andalucía, cuando en realidad se ha documentado en todas las regiones de España. También aparece en las obras de Ángel Ganivet: me casaré con ella manque sea para ir a pedir limosna.6 7 En la literatura hispanoamericana podemos citar el curioso ejemplo que sigue que corresponde al poema de Andrés Eloy Blanco "Palabreo de la alegría perdida":
manque me roben la hija,/ manque solo y sin cobija/ me echen aquí como un perro;/ manque me den por encierro/ un castillo en una playa,/ mi corazón no desmaya/ si le dejan su alegría.
En ciertos sectores agrícolas de Ecuador suele decirse manque sea, por ejemplo: manque sea domingo, hay que trabajar , o tengo sed, ¡manque sea dame un poquito de agua!, a veces se emplea la expresión más que sea con el mismo significado, tengo sed, ¡más que sea dame un poquito de agua!.8
En el ámbito deportivo, el término ha pasado a formar parte del eslogan del Real Betis Balompié, la frase Viva el Betis manque pierda, se utiliza para especificar que la adhesión a este club va más allá de los resultados deportivos que obtenga el equipo en un momento determinado de la competición. Fue acuñada en 1950 cuando el club se encontraba en una mala situación y algunos vaticinaban su próxima desaparición.9

Un video muy interesante:

miércoles, 5 de julio de 2017

LA ENEMISTAD ENTRE AZORÍN Y BLASCO IBÁÑEZ.









LA ENEMISTAD ENTRE AZORÍN Y BLASCO IBÁÑEZ

Por ramón fernández palmeral

En el presente año 2017 se han cumplido los 50 años del fallecimiento del escritor alicantino Azorín  (Madrid, 2 de marzo de 1967) y los 150 años del nacimiento del novelista valenciano Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 29 de enero de 1867). Hubo entre ambos escritores contemporáneos una soterrada polémica o enemistad estética  e ideológica, más que personal, por cuestiones de estilo entre los noventayochistas y el realismo valenciano de Blasco Ibáñez, que no llegó a duelo.
Azorín había colaborado en el diario republicano El Pueblo, entre 1895 y 1896, fundado por Vicente Blasco Ibáñez un año antes en 1984, con el seudónimo de «Ahrimán» (el dios persa de la destrucción). Con artículos anarquistas y anticlericales del gusto de Blasco Ibáñez. Años después El Pueblo se lo vendería Blasco a Félix Azzati en 1906, miembro del Partido Unión Republicana Autonomista (PURA), (exclusivamente valenciano) no que se fundaría en 1908. Entre los años 1898 y 1907, Blasco Ibáñez ocupó escaño en el Congreso de los Diputados representando al partido republicano denominado Unión Republicana. En cambio Azorín sería cinco veces diputada entre 1907 y 1919 por el Partido Conservador de Antonio Maura y dos breves temporadas (en 1917 y 1919) subsecretario de Instrucción Pública.
Azorín junto a Pío Baroja y Ramiro de Maeztu  fundaron lo que se llamó el Grupo de los Tres, germen de la Generación del 98 como un «renacimiento» que unió a esos escritores críticos y desencantados con la España pesimista que perdió las colonias en la guerra contra EE.UU. Azorín, inventor de la denominación de Generación del 98 en 1913, no incorporando en ella a Blasco Ibáñez. La verdad que éste, en los primeros años del siglo tampoco nombraría a Azorín. Al parecer vivían de espalda, ignorándose uno al otro.  A pesar de que Azorín sí leyó las primera novelas del valenciano como reconocería después en su libro Valencia de 1941.
En la novela La Voluntad 1902 de Azorín (que más que una novela es una crítica literaria e histórica), aloja crítica contra el estilo de Blasco Ibáñez, por lo que según los críticos surgió una polémica. No solamente Azorín, le criticó por su demagogia y la creación de lo que hoy llamamos best-seller. Blasco tenía un  discurso novelesco progresista sobre la igualdad entre hombres y mujeres, y también anticlerical;  y otra parte la realidad de su vida era diferente viviendo en la Costa Azul francesa donde moriría en la villa de Menton, limítrofe con Montecarlo, en 1928.  La envía provoca con frecuencia la enemistad de todos: republicanos, de centro y conservadores.  
Después de la I Guerra Mundial con la adaptación al cine de su novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), dirigida por Rex Ingram de 1921, y protagonizada por Rodolfo Valentino, como Sangre y arena , película de 1922, dirigida por Fred Niblo, Blasco Ibáñez se hizo millonario, entonces la opinión de Azorín cambiaría a su favor. 
Las peripecias de la vida de Blasco Ibáñez es más interesante que sus novelas, conoció el éxito en vida y es considera el mejor escritor valenciano. Azorín murió en su cama a los 93 años, siendo famoso pero no al nivel del valenciano y colega de las letras no de ideas, al que le negó pertenecer a la Generación del 98,  a pesar de que sí pertenece a ella, si aplicamos la regla del crítico alemán Julius Petersen.

Alicante, 5 de julio de 2917 

Autor del libro "Cincuentenario de la muerte de Azorín", vente en Amazon

Feria del libro de Alicante. 4 de julio. Ramón Palmeral con las escritoras María Teresa Rodríguez y Antonia Lara.



domingo, 2 de julio de 2017

LA FORMACIÓN DE LOS POLÍTICOS




  Ramón Fernández Palmeral
 Autor: “Tus zonas de éxito”
  

    Uno de los errores de la democracia es la de elegir alcaldes, presidentes de comunidades autónomas o presidentes de gobierno, que pueden ser potencialmente «no honrados» o que  no estén preparados o capacitados en la administración bien Local, Autonómica o del Estado. Y digo esto porque, erróneamente, los elegimos por simpatía, porque pertenecen a determinados partidos afines a nuestra ideología. ¿Pero dónde están las academias que forman a los políticos? Luego nos encontramos con políticos sin escrúpulos, corruptos o gente de la calle que los hemos puesto ahí en el sillón de mando porque iban en cabeza de las listas de su partido político en unas elecciones. 

     Un político puede estar formado profesionalmente y, sin embargo, propenso a ser comprado y corrompido. Quizás de los políticos y altos funcionarios deberíamos tener en cuenta sus valores morales, más que su currículum. Porque la integridad es familia de la honradez y del honor.

      Esto sucede porque uno es excepcionalmente bueno cuando te dedicas a una determina actividad, pero no porque te voten. Los anarquistas consideran que no tienen necesidad de  ser gobernados por otros, y acaso sería más provechoso gobernarnos por nosotros mismos. Es decir, la abolición de todo Estado o autoridad. Por todo ello, como otras formas de gobierno, el anarquismo no ha tenido porvenir, quizás porque carecemos del conocimiento profundo del espíritu, y nuestras conciencias continúan brutalmente adormecidas, hasta que llegue un nuevo despertar por medio del conocimiento adaptándonos paulatinamente a la modernidad sin perder de vista el pasado como regla de medir los errores de los fascistas, nazismo y fundamentalismos pasados.

     La realidad siempre es mucho más compleja de lo que suponemos o imaginamos, y que nuestra percepción de los hechos y nuestro juicio acerca de lo verdadero o de lo falso o de lo aparente podrían estar torcidos, es decir, que jamás la podemos alzar, porque no tenemos «las gafas» del conocimiento total.

     Louise Paulwels en su libro El retorno de los brujos, (en colaboración con Jacques Berguer) escribió que «Los hombres no encuentran lo que merecen, sino lo que les asemeja». Ellos no querían aceptar este mundo como nos lo enseñan en clase, sino que creían que había algo más, por ello investigaron en esoterismo y en el realismo fantástico, nos acercan a la alquimia, a la parapsicología y al esoterismo o a civilizaciones desparecidas, lo cual nos conduce a la frase «Existen otros mundo, pero están en éste».

     Buscar nuevas fronteras nunca está de más para ampliar nuestros puntos de vista, porque  la cultura nos hace más libres y tolerantes. Cuanto más viajemos, más referencias comparativas tendremos para razonas como ciudadanos con más posibilidades y perspectiva. El provincianismo siempre es retrógrado.

     Los argumentos expuestos nos advierten que no debemos fiarnos de aquellos que se presentan como excepcionalmente buenos, ni de los nuevos Mesías, ni profetas, porque la realidad es que desean llegar al poder para no cambiar nada asemejarse a los que le precedieron. Cuando un político alardea de honradez, deberíamos crear un cerco de dudas sobre él, ya que la honradez no necesita de alardes, sino de ejemplaridad diaria y constante. Los ciudadanos estamos cansados de leer en la prensa u oír en la televisión nuevos casos de corrupción como si fuera como el sol que amanece cada día.   

sábado, 1 de julio de 2017

Libro: "Cartas a Juan Gil-Albert", en la prestigiosa revista LETRALIA

Revista Letrali, de Venezuela

Cartas a Juan Gil-Albert


Ramón Fernández Palmeral

Sábado 1 de Julio de 2017
Cartas a Juan Gil-AlbertEl pasado 9 de junio asistí a la presentación del libro Cartas a Juan Gil-Albert en el salón de actos del Instituto Alicantino de Cultura, que desde 1984 lleva el nombre del escritor Juan de la Mata Gil Simón (Alcoy, 1904; Valencia, 1994); el apellido Albert era el segundo de su padre, se lo agregó y quedó con el compuesto Gil-Albert. Era el mayor de cuatro hermanos. Un poeta y escritor poco conocido porque apenas figura en los libros de texto, a nivel nacional, y aún menos desde que el Estado pasó las competencias de educación a las autonomías. Entiendo que un escritor llega a ser clásico por dos razones: primera porque su discurso se mantiene actual y vigente, y segundo porque se estudia en clase como me respondió un profesor a mi pregunta de quiénes eran los escritores clásicos.
Juan Gil-Albert perteneció durante la guerra civil al consejo redactor de Hora de España, de Valencia, ...

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Ramón Fernández Palmeral

Ramón Fernández Palmeral

Artista plástico y escritor español (Piedrabuena, Ciudad Real, 1947). Reside en Alicante, donde tiene su estudio. Es coordinador de la revista Perito (Literario-Artístico) y de varios portales como Las Lunas de Perito y Como el Rayo. Es autor, entre otros títulos, de La cara atroz del Guernica de Picasso, que además se puede consultar en formato .pdf en la red, así como de numerosos artículos sobre arte y ensayos de temas literarios. Seis de sus libros se encuentran publicados en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Imparte charlas y conferencias sobre arte, colabora con la Fundación Miguel Hernández, de Orihuela, y con la Casa Museo Azorín, de Monóvar.

Sus textos publicados antes de 2015
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