Nuestro colaborador y hernandiano
Ramón Fernández Palmeral es autor de los siguientes libros de temas hernandianos
publicados en Amazon y LULU: Experto hernandiano.
La Biblioteca Valenciana ha abierto su exposición
en homenaje a José Martínez Ruiz, ‘Azorín’, en el 50 aniversario de su
muerte, con la muestra de un centenar de documentos de fondos propios
del autor y su relación con el grupo de escritores de la Generación del
98.
Azorín perteneció a la Generación del 98, movimiento literario que
formó, junto a Pío Baroja y Ramiro de Maeztu, y a la que,
posteriormente, se sumaron Miguel de Unamuno, Antonio y Manuel Machado,
Angel Ganivet, Ramón María del Valle Inclán y el filólogo Ramón Menéndez
Pidal, entre otros.
Todos estos autores comparten las tesis del regeneracionismo y
adoptan una actitud pesimista y crítica con la realidad española,
sienten un gran interés por los pueblos abandonados de Castilla y en sus
obras revaloran su paisaje, sus tradiciones y sus personajes con un
lenguaje castizo y espontáneo.
Azorín es una de las principales figuras de la Generación del 98 y
cuenta con una prolija obra literaria, con novela, teatro, ensayo y
crítica. En 1924 fue elegido miembro de la Real Academia Española y en
1907 fue diputado en las Cortes Generales por el Partido Conservador.
En la exposición se muestran sus primeras obras, en las que firmaba
como ‘Ahrimán’ o ‘Cándido’, hasta que en 1904 asumió el pseudónimo de
‘Azorín’, extraído del personaje Antonio Azorín, de su obra más
conocida, ‘La Voluntad’ (1902).
En su faceta de novelista també se exhiben ‘Don Juan’, ‘Alma
Castellana’, ‘Los pueblos’, ‘Valencia’ y ‘La ruta del Quijote’, que está
traducida al inglés, alemán y noruego. Como ensayista, se muestran
‘Lope en silueta’ y ‘L’efímer cine’.
También se pueden leer los textos de sus colaboraciones periodísticas
en ‘Pueblo’, partituras musicales de la época que vivió y la
correspondencia que mantuvo con el poeta Juan Gil Albert y con Vicente
Blasco Ibáñez, con quien mantuvo una gran amistad que se fue perdiendo
con el tiempo.
En la sección de fondo gráfico se ha recreado el municipio alicantino
que lo vio nacer en 1873: Monòver, con fotografías aéreas, postales,
diapositivas y fotos de la vida del municipio.
En la exposición se puede escuchar la voz de Azorín que habla sobre
la creación literaria en una recopilación de voces de los protagonistas
de la Generación del 98 procedente del fondo documental de Ignacio
Soldevila.
La obra de Azorín se encuentra en muchos de los fondos documentales
de la Biblioteca Valenciana, especialmente aquellos centrados en la
literatura como son los de Ignacio Soldevila y Bas Carbonell. También es
importante destacar las contribuciones de Laureano Robles, autor que
investigó la figura y obra del escritor.
Alrededor de la obra deGerald Brenan hay otras historias, que explican, con más o menos fortuna, el encuentro del escritor con mi tía bisabuela Juliana Martín Pelegrina en Yegen. Ahondamos en ellas o haciendo servir una metáfora, vamos más al sur.
Vista de Yegen, por Letícia Castellsaguer [CC-BY-NC-SA]
No recuerdo que hubiera una primera vez en que me hablaran sobre Al sur de Granada.
La obra de Gerald Brenan era un murmullo familiar cíclico, quizá
avivado por mi abuelo. Un volumen descansaba entre las novelas de
misterio de Agatha Christie de mi madre, guardando para la posteridad un puñado de impresiones e historias sobre el pueblo de La Alpujarra granadina donde el escritor llegó por primera vez en 1919, Yegen, y de donde proviene mi familia.
El esfuerzo del inglés por cambiar el nombre de los yegeros en su intento de monografía antropológica no sirvió de nada; todos los nativos sabían qué personaje era quién en el pueblo,que para Brenan parecía “construido por insectos”. Y claro, el libro fue objeto de zumbidos.
Esta no es una historia de amor
En las páginas de Al sur de Granada, Brenan relata la visita
de su querida Dora Carrington junto a quién acabaría siendo su esposo,
Ralph Partridge, y el gran amor no correspondido de la pintora, Lytton
Strachey, que era homosexual. Pero no encontraréis mención alguna al
hecho que Brenan dejara embarazada a su criada, Juliana Martín Pelegrina, que tenía 15 años.
Fernando Colomo se inspiró con poco rigor en esta relación en su película Al sur de Granada,
un biopic sobre el escritor y ex capitán inglés, que resulta de lo más
inverosímil e insoportable para quienes hayan pasado tiempo a la sombra
de Sierra Nevada. Recuerdo ver el filme con vergüenza ajena y notar que
nada encajaba, ni el paisaje, ni el acento de los lugareños, ni mucho
menos Verónica Sánchez como mi tía bisabuela.
No hay nada de comedia en una historia que sí bien recoge el periodista Antonio Ramos Espejo en Ciega en Granada: Murió buscando a su hija. La hija de Brenan,
que incluye una entrevista íntegra con mi bisabuela que pone los pelos
de punta, por su crudeza, por articular cosas que llevaban calladas, por
el dolor que esconde su jerga.
Incluso hay que dudar de que hubiera amor entre la dispar pareja, por
lo que puede leerse en un texto del hispanista recogido en Autobiografía: Una Vida Propia. Memoria Personal:
“Hacia medianoche fui a su habitación y me metí en la
cama con ella. Estaba, o parecía estar, profundamente dormida. Traté de
despertarla sacudiéndola pero no lo conseguí. Hice entonces lo que
había venido a hacer -es decir, el amor- y durante todo el tiempo fingió
dormir….”
Este no es el gesto más violento de Don Geraldo —así le llamaban en Yegen— hacia Juliana. Tres años después del nacimiento de la hija de ambos, Elena,
éste se la llevó a Inglaterra, le cambió el nombre a Miranda Helen, su
madre nunca más la volvió a ver y él se casó con otra. El pretexto era
un futuro mejor para la pequeña.
Rumores y saladuras
Fue entonces cuando el cuchicheo tomó fuerza, provocando, dicen, que
Juliana se marchara para instalarse en la capital, huyendo del escándalo
y, seguro, de otras cosas. Los rumores cuentan que sí consiguió ver a
su hija, ya de mayor, en una zapatería de Granada. Otro cotilleo afirma
que incluso se la presentaron, aunque ella no confesó ser su madre. Lo único que es cierto es que Juliana se quedó ciega y con ella, todo el mundo.
Hasta que hace un par de años se reeditó Ciega en Granada y
se puso una placa que recuerda a Juliana en la plaza de la Ermita, donde
nunca ha habido una ermita que se recuerde. En el distintivo puede
leerse que ella fue “la ‘sal’ de la vida de Gerald Brenan”.
La frase es de lo más desafortunada. Ninguna mujer debería ser la ‘sal’
de la vida de ningún hombre, y de serlo, que fuera tan salada que no
hubiera agua con la que se le apagara la sed.
Si bien Al sur de Granada contribuyó a que se conociera Yegen, lo hizo a costa de un retrato desviado
que ha dado lugar a otros relatos disparatados, desde la película de
Colomo al redactado de una placa homenaje que hace poca justicia a lo
que ocurrió. En resumidas cuentas, no va haber quien acabe con el
runrún.
................................................ Buscando de Gerald Grenan al Sur. Libro ebook de Amazon
Este hitoriador local es también autor de la "Historia de la puebla de Nerja", y de la Historia de Torrox" (Venta en Amazon). Los tres pueblos de la Axarquía Malagueña. Y de Historia de la aldea de El Acebuchal, en colaboración con Vicky Fernández.
Ramón Fernández Palmreral, escritor residente en Alicante. correo: ramon.palmeral@gmail.com
Escenificación de la expulsión de los moriscos en Frigiliana. Fiesta de las TRES CULTURAS. La Cabalgada.
Expulsión de los moriscos
Frigiliana es uno de los pueblos con más historia de la provincia de
Málaga. Célebre y destacada es la batalla del Peñón de Frigiliana (El
Fuerte) en 1569. Pero su historia se remonta a tiempos prehistóricos,
fenicios, griego, romano, árabes y repobladores de cristianos viejos
castellanos. Su barrio mudéjar y morisco es una joya de la arquitectura
urbana que se conserva actualmente como hace 500 años. Su característica
principal es el carácter abierto y hospitalario de los “aguanosos”,
gentilicio por el que se conocer a sus habitantes, donde además hay más
de 1.400 residentes comunitarios y europeos. Esta reseña histórica de la
villa de Frigiliana es un reconocimiento al condado que lo fue desde
1630 y el reconocimiento de Villa desde 1640. Era necesario hacer un
estudio global general que ha realizado con acierto el estudioso Ramón
Fernández “Palmeral”.
A esta serie de mi cuerpo escrita, o partes
de mi mismo o pedazos de mi vida, le
llamo el “Cuaderno negro” porque empecé a escribir este diario o más bien dietario
donde en un cuaderno de patas negras –de la marca Moleskine, que me regalaron–.
Aquí puedo pergeñar mis ideas, o los acontecimientos más destacados del mundo,
en incluso los más nimios. Se inician las notas con la fórmula de fecha que es
la que utilizó Josep Pla para su “Cuaderno gris” que tanto éxito tuvo cuando
los publicó en 1966, pero ya era un famoso periodista catalán de Parafrugell, y
fumador de pulmones de acero. Escrito entre el 8 de marzo
de 1918
y el 15 de noviembre de 1919,
no sin antes sufrir un profundo trabajo de reescritura y reelaboración por
parte de su autor. La cuestión es que para que le intereses al público, lo
primero es ser famoso, como sucede con los superventas de los libro de algún
famoso de la televisión de “Sálvame”, o de otros programas, primero la fama y
luego el público lector.
Me gusta también leer a Azorín, el de Monóver, por su estilo, breve,
simple y sencillo, del que se aprende a recopilar los detalles del paisaje.
SESENTA
Y OCHO AÑOS
7 de mayo de 2015.- Hoy he cumplido 68 años (sesenta y ocho “con letra”
según las reglas gramaticales), pero tanto sea no una fórmula u otras, los años
no varías, y soy feliz. Y lo soy porque he llegado, cuando otras personas no lo
han hecho.
Vivimos mi mujer y mis dos hijos en
Alicante desde septiembre de 1990. Al principio vivimos unos años de alquiler
en calle Llisbert, y ahora en Astrónomo Comas Sola, en un piso en propiedad. A esta alturas de 1990, mis
hijos se fueron a vivir su vida y a sus pisos y sus trabajos de profesores de
la enseñanza.
Ahora Julia mi bellas y joven mujer.Me gusta su nombre de Julia porque me recuerda el nombre de la mujer de Julio
César, emperador de Roma, mujer que no sé muy bien, quien fue, ni qué edad
tenía cuando le puso los cuernos con Cleopatra, la faraona egipcia, no la Lola
Flores. Y como estoy escribiendo a lápiz en mi cuaderno negro, no me voy a levantar
a busca en Wikipedia, quién era, y si se divorciaron o no, Cuando tú ahora,
amigo lector, los puedes hacer tranquilamente y aprender un poco de historia
clásica.
Como es mi cumpleaños me ha prometido Julia hacerme unas patatas fricas
con huevo –que es mi debilidad–, y de entremeses unos gambones –que son igual
que los langostinos pero un poco más grandes y rosados–. Y de postre me hará un
bizcocho relleno con cabello de ángel y rebozado con chocolate especial y unas
guindas enlatadas de la huerta murciana. Es mi premio por cumplir 68 años. Y es
un postre que ella me hacer des tiempo inmemorial, porque es mi preferido.
Además lo suelo bautizar con una copita de anís dulce la Castellana. Vendrán
mis hijos con las parejas y me cantarán el cumpleaños feliz. Seguro que mis
hijos satisfacen mi vicio y regalarán algún que otro libro.
–¿Te cantamos el cumpleaños feliz?
–Pues claro
que sí, me hace mucha ilusión que me lo cantéis a coro, y luego apagaré la
velas de un soplido inmenso, potente y alegre.
Las ceremonias me gusta, porque
qué sería la vida sin ceremonias y buenos modales.
Esta ciudad de Alicante es especial, mi
barrio de la plaza de la Viña es familiar, baja y si quieres te puedes sentar
en un bando, bajo el murmullo de la fuente y ponerte a hablar con Joaquín, con
Antonio, con Hipólito, con García. Todos son hombres más o menos de mi edad, y
son grandes entendidos en todas las materias, y sobre todo el política, pues
son atentos oyentes de la radio y de las noticias de la televisión.
Desde la terraza de la casa, que yo he habilitado como despacho, por el
ventanal veo la distraída plaza de la Viña, en esta fecha de la primavera lis
tilos y los ficus –de hoja pequeña– están verdes y otros árboles me enseñan su
copas con flores violetas. Es un mañana apacible, y no se mueve ni una hoja.
Los peatones pasan, y algunos perros arrastran a sus dueños, que son los que
mandan en casa.
Hace un temperatura que ya calorea, – si me permite la expresión–. Por
ello mi rodilla derecha, que es la que tengo protésica está tranquila y no me
duele nada, como si nada hubiera pasado este invierno con la guerra que me ha
dado por culpa de las altas y bajas presiones de los anticiclones y borrascas.
Por la galería de la cocina, donde mi mujer tiende las ropas a secas, me
asomo al ventanal y veo un paisaje de terraza y antenas de televisión, la campana de la iglesia de la plaza de
Magallanes –cuyo nombre no me acuerdo–, y a lo lejanos alumbrado por la clara
luz de amanecer, el elefante tendido del cerro de Foncalent. En las terrazas
más inmediatas, de la otra calle, hay ropa tendida desde hace meses, es siempre
la misma. Es como si la dueña se hubiera muerto y a no ha vuelto a quitar de
los alambres del tendedero. Supongo que hasta que los herederos no vendan el
piso, no se darán cuenta que la ropa sigue tendida y se está haciendo añicos,
por el sol, y los vientos, la lluvia y los relentes de la nocturnidades.
El día se presenta bien, por la tarde tengo que ir a una exposición que
se hace en la Asociación de Artistas Alicantinos, un espacio cultural, donde
además de exposiciones y ver fantásticas obras de arte de pintores alicantinos,
saludo a mis amigos: Rafael, Carlos, Fernando, Julio, Pedro, Antonio, Paco,
Emilia, Ana, Carmen, Asunción… y no sé cuántos nombres más porque somos 280
socios. Son mis amigos de la pintura. Son mi familia de la pintura. Son unos
discretos y educados amigos con lo que se puede chalar de todo y sobre todo. Un
suerte el tenerlos
LA CASA GERALD BRENAN PRESENTA EL ESTRENO ABSOLUTO DE LA ÚNICA OBRA TEATRAL DEL HISPANISTA
El próximo viernes 12 de mayo se estrenará la lectura dramatizada de
El señor en su castillo y su prisionero
9/05/2017.-
La Casa Gerald Brenan estrena por primera vez en la historia “El Señor
del castillo y su prisionero”, la única obra de teatro que escribió
Gerald Brenan.
Será el próximo viernes 12 de mayo, a las 19.30 horas. La fórmula
dramática que ha escogido Belén Santa-Olalla, directora y adaptadora de
la obra –con una idea de Pablo Bujalance-, será una lectura dramatizada
de “El Señor del castillo y su prisionero”, editada
por primera vez en 2009, con traducción y edición de Carlos Pranger.
Esta
alegoría dramática en tres actos presenta diferentes personajes para
representar la situación humana. La puesta en escena de esta lectura
apuesta también por
reforzar la poesía y los símbolos del autor. Con un espacio sonoro que
invita a un viaje hacia la abstracción, los actores llevan el texto más
allá del papel, recreando tres espacios diferentes por los que trascurre
la acción.
El
personaje de Emanación simboliza el alma, el instinto y la libertad, y
siempre habla en clave poética; mientras que el personaje de Razón le da
cuerpo a todo lo
contrario: la cordura, la moral, la civilización. Ambos protagonizan un
enfrentamiento universal, en el que Emanación llora desde el castillo
en el que ha sido encerrado por Razón.
La
puesta en escena de esta lectura apuesta también por reforzar la poesía
y los símbolos del autor. Con un espacio sonoro que invita a un viaje
hacia la abstracción,
los actores llevan el texto más allá del papel, recreando tres espacios
diferentes por los que trascurre la acción.
EL SEÑOR EN SU CASTILLO Y SU PRISIONERO
Autor: Gerald Brenan
Editor y traductor: Carlos Pranger
Adaptación y dirección: Belén Santa-Olalla
Intérpretes: Rodrigo de la Calva, Garikoiz Lariz, Antonio Arcos, Belén Santa-Olalla
La
candidata de la ultraderecha ha suavizado su programa y ha ido variando
su discurso, hasta llenarlo de ambigüedades, durante toda la campaña de
cara a conquistar el Elíseo. Desde el principio se ha mostrado
partidaria de una Francia hermética, fuera de la UE y con exhaustivos controles en las fronteras.
Una
eventual victoria de Le Pen podría revertir así décadas de integración
europea. La ultraderechista ha prometido nuevas barreras para proteger a
los trabajadores franceses y reprimir la inmigración para romper con la
"globalización salvaje". Y aunque ya no garantiza
retirarse del euro -todo dependerá de las negociaciones que entable con
la UE si es elegida, ha señalado- pretende recuperar el franco
("protege mejor los ahorros de los franceses") pero no acierta a
explicar cómo convivirían las dos monedas y con qué se pagarían las
importaciones.
Le Pen pretende darle libertad a Francia y
devolverle a los franceses la palabra y su dinero, "porque desde hace
muchos años la política social y fiscal empobrece a las clases medias y populares, enriquece a las multinacionales y dilapida los fondos públicos a través de una inmigración descontrolada", llegó a asegurar.
Las tres grandes reformas de Macron
Emmanuel Macron es un europeísta convencido, quizá el mayor que nunca haya tenido Francia, progresista y reformista. Las propuestas de Macron tienen guiños a la izquierda y a la derecha, y se aleja de los excesos de la ultraderecha.
"Ella (en referencia a Marine Le Pen) quiere segregar a Francia, romperla en dos", señalaba Macron el pasado 27 de abril. "Mi proyecto pretende reconciliar a estas Francias porque todos somos franceses".
Busca esta reconciliación con tres grandes reformas: laboral, basada en un nuevo marco de relaciones laborales más flexible; paro, con ayudas que se abrirán a autónomos y trabajadores que quieren cambiar de trabajo, y pensiones, con un modelo más justo que el actual en el que cada euro cotizado genere el mismo derecho a la pensión para todos.
A principios del siglo XX se consideraba a los socialistas
iluminados y criminales. Tras la primera guerra gobernaban en casi toda
Europa tras renunciar a la revolución. En 2002 gobernaban en 15 países
de la UE; en 2010 solo en España, Grecia y Portugal La ‘tercera vía’ de Tony Blair acabó por acomodar la socialdemocracia al liberalismo
Cuando
la caída del muro de Berlín, en 1989, había inquietud por las
consecuencias posibles del acontecimiento sobre el estatus de los
trabajadores occidentales. Muchos entendían que los derechos laborales y
el Estado de bienestar eran concesiones del capitalismo liberal por
miedo al comunismo y que, al hundirse el bloque soviético y desaparecer
el peligro de contagio, comenzaría el proceso de anulación y liquidación
de las conquistas sociales. Procede aquí la anécdota de un viejo
comunista, ya fallecido, que, una tarde de palique en cierta terraza,
lamentó la desaparición del bloque comunista que dejaría al capitalismo
sin enemigo de consideración; lo que le permitiría acabar, añadió, con
los derechos de los trabajadores, arrasar los sindicatos y demás. Quiso
la casualidad que estuviera en la rueda de presentes un amigo polaco al
que los lamentos del veterano comunista llenaron la buchaca: -Lo que
estás diciendo es que debemos nosotros, los polacos, los checos, los
húngaros, seguir como estábamos para que ustedes vivan bien y
tranquilos– dijo.
-Razones –convinieron los
contertulios en los que, sin duda, latía la idea que la
socialdemocracia, en cuanto artífice principal de los logros históricos
de los trabajadores, había sido la vacuna contra el peligro comunista.
Pero vayamos por orden.
Lo que va de ayer a hoy
A principios del siglo
pasado se consideraba a los socialistas bandas sectarias de iluminados y
criminales. Sin embargo, tras la primera guerra mundial se les vio
compartir poder con los partidos burgueses en Alemania, Suecia y
Austria; más adelante, en Inglaterra y Francia. Habían renunciado a la
violencia revolucionaria y a la destrucción de la propiedad privada a
cambio de que se aceptaran políticas de redistribución de los superávit
tendentes a la igualación social. Esta transacción, por llamarla de
alguna manera, es el origen del prejuicio de tildar a la
socialdemocracia de simple gestor del capitalismo orientado a desactivar
intentonas peligrosas.
>En cualquier caso, lo
cierto es que los socialdemócratas consiguieron sacar adelante a lo
largo del siglo buena parte de sus propuestas programáticas: sufragio
universal de ambos sexos, incorporación de la mujer al trabajo,
reconocimiento de los sindicatos y del derecho de huelga, reducción de
la jornada laboral a 40 horas y lo que dio en llamarse “Estado
providencia” (pensiones de vejez, enfermedad, viudedad, etcétera).
Fueron logros asumidos por la sociedad europea que dejaron a la
socialdemocracia sin objetivos y de ahí que derivara hacia el mero afán
de ganar elecciones; so pretexto de preservar lo conseguido, entre lo
que cabe incluir la ambición de quienes pretendían medrar de
socialistas.
El indudable éxito de la política socialdemócrata
hizo que en 2002 quince países de la UE tuvieran gobiernos de su signo.
En 2010, sin embargo, sólo gobernaban en España, Portugal y Grecia. Ya
entonces era evidente el agotamiento de la socialdemocracia al carecer
de un proyecto que oponer a los neoliberales; de una política que al
menos suavizara las crecientes desigualdades que sólo 85 personas
acumulen una riqueza igual a la que comparten más de tres mil millones,
la mitad de la población del planeta es dato para ponernos en guardia.
En la reunión última del Foro de Davos se abordó este problema de la
desigualdad que tiene, como es sabido, su reflejo en España, uno de los
países en que más se ha incrementado. En algún sitio leí en referencia
al famoso lema, que no hay más Libertad que la del dinero, ni más
Igualdad conocida que la limitada a la cabina de votación y que ambas
dejan descolgadas a la Fraternidad, palabra vacía a la que nada
compromete y hasta cursi resulta mentarla.
Ante este
panorama, se señala a la socialdemocracia como la gran derrotada al
darse al liberalismo. Se habla de descomposición irremediable, de agonía
en medio de la podredumbre universal, de ruinas sobre las que nada es
posible construir ya. Las versiones del mal de la socialdemocracia, las
calificaciones y descalificaciones, recorren toda la gama de pelajes
ideológicos de los que me quedo con la denominación “socioliberalismo”
para señalar a la “tercera vía” que aunque fuera ocurrencia de Tony
Blair, representaron Felipe González, Schröder, Strauss-Kahn, Olof
Palme, Mitterand, etcétera; y al otro lado del Atlántico, el ex
presidente Clinton que mantuvo con muchos de ellos una relación fluida.
Hoy poco queda de aquellos fulgores. Es mucha la distancia entre
aquellos dirigentes y lo que pueda representar hoy Hollande o Pedro
Sánchez, perdonando por el modo de señalar.
Del éxito al neoliberalismo
Con la caída, en 1989, del muro de Berlín y la desaparición de la URSS
se acabó lo que se daba. Ya por aquellas fechas la socialdemocracia
evolucionaba hacia el socioliberalismo, que algunos llaman “socialismo
de derechas” y que, a mi entender, tiene a Pedro Sánchez cogido por el
bebe. Durante ese proceso de reconversión, las diferencias de clase se
diluyeron, se hizo más dificultoso discernir quienes eran clase obrera y
quienes no porque tampoco los implicados lo tenían muy claro: los
partidos y sindicatos que los representaban aparecían como parte
importante del sistema de poder, que primero había conseguido
desvincular a los sindicatos de los partidos de izquierdas a base de
permitirles disfrutar de la moqueta del poder. Las centrales dejaron de
ser “correas de transmisión” con lo que perdieron influjo los partidos y
cubrieron la primera fase de su camino hacia la irrelevancia por el que
los empujaron. Hoy pertenecer a un sindicato aumenta las dificultades o
elimina la posibilidad de conseguir trabajo. El caso
es que los socialdemócratas se encontraron ante el dilema de elegir
entre pájaro en mano o brincar para atrapar a los ciento volando.
Siempre se ha discutido qué es mejor, si arrancar concesiones que
mejoren la vida de la gente aquí y ahora; o aguardar a la victoria final
para disponer de todo el paraíso, además de los pájaros. Así, al optar
por la primera, por el pájaro en mano, el partido de clase que inventó
la socialdemocracia a finales del XIX acabó convertido en una formación
interclasista con fuerte presencia de las clases medias. Perdió en mucha
medida su carácter inicial.
Ya indiqué que el
éxito político llevó a los socialdemócratas a gobernar en prácticamente
toda la UE. En 1980, nueve años antes de la caída del muro berlinés,
los sectores del Partido Demócrata USA añorantes del New Deal acogieron
en Washington a dirigentes europeos como Willy Brandt, Felipe González,
Mitterand y Olof Palme, que sería asesinado en 1986. Había una línea de
comunicación entre las dos orillas atlánticas que borraría el ascenso de
los ultraliberales estadounidenses, enemigos declarados del Estado de
bienestar, al que consideran una entidad burocratizada e ineficaz que
perjudica la capacidad de iniciativa de la gente; aparte su excesivo
coste de gestión. Para estos llamados “neocons”, que se impusieron en
Washington, el Estado de bienestar destruye la inventiva empresarial y
obstaculiza la productividad.
Los ideólogos
neoliberales USA, en fin, consideran la solidaridad social pura utopía y
desean anular las políticas sociales, mientras sus émulos europeos se
sienten obligados a ser más cautos y a no ir por lo derecho para no
alarmar a sus electores que, a diferencia de los estadounidenses,
consideran la política social parte importante de sus derechos
ciudadanos.
La socialdemocracia, proa al marisco
La avalancha neoliberal llevó al último Clinton a abrazar la “tercera
vía” de Blair. En realidad, según sus críticos más duros, la tal vía fue
el intento de ponerle sonrisa al thatcherismo y su política de
eliminación de servicios públicos y de privatizaciones; por no hablar de
la forma en que Margaret Thatcher quebró el espinazo de los otrora
poderosos sindicatos ingleses. Para Sami Naïr, esa “tercera vía” no era
sino la adaptación sin más a la globalización liberal.
Mientras, la izquierda italiana no se dejaba sentir en aquellos mismos
momentos frente al populismo reaccionario de Berlusconi; en Alemania,
Oskar La Fontaine se negaba a aceptar la deriva liberal de Schröder y el
SPD perdió diez millones de votos sin que haya encontrado todavía al
líder que lo reflote más allá de los predios de Merkel. Tampoco los
socialdemócratas franceses encuentran quien los saque del pozo al que
los arrojó el fracaso de la “izquierda plural”. En términos generales,
las elecciones europeas de 2009 confirmaron el retroceso en la UE de los
partidos socialdemócratas, el dominio de la derecha neoliberal y la
creciente presencia de la ultraderecha que desde aquella fecha no ha
hecho sino avanzar. En la parte que más nos toca, en fin, Carlos
Solchaga, siendo ministro de Economía, se jactó de que en España era
posible hacerse rico rápidamente. Pretendía, al parecer, atraer
inversores, que fue el mismo propósito que años después movería a
Mariano Rajoy a ponderar en Japón las ventajas de los bajos salarios
españoles como atractivo inversor. Entre uno y otro, Zapatero aceptó el
neoliberalismo, giro que Juan Fernando López Aguilar justificó con la
que denominó “cultura de gobierno” que le llevó a aceptar como
presidente de España lo que no admitiría como dirigente socialista.
Los socialdemócratas,
oficiando ya de socioliberales se entregaron con fe de conversos a
calzar por los griegos y cuando creyeron haberlos liquidado con el apoyo
de Merkel les salió en el Reino Unido Jeremy Corbyn y en los USA Bernie
Sanders, que le disputa a Hillary Clinton la candidatura demócrata. Los
dos sacaron a relucir aspiraciones y planteamientos que creían haber
enterrado en Grecia. Como si todo cuanto quiso erradicar la “tercera
vía” cobrara nuevos arrestos. Y no solo eso sino que tanto los
socioliberales como sus colegas neoliberales comparten el problema de
que si hasta ahora las derrotas electorales beneficiaban sólo a las
derechas ahora las aprovechan también por la izquierda y ahí está
Podemos, por ejemplo. Desde luego el liderazgo laborista de Corbyn no
parece todavía capaz de sentarlo en Downing Street ni que sean muchas
las posibilidades de Bernie Sanders, pero hay que ver la cara que se le
quedó a Hillary Clinton cuando, tras defender la abolición por su marido
de la frontera entre actividades bancarias y especulativas, Sanders le
recordó cuanto contribuyó esa medida neoliberal a la crisis financiera
de 2007. De España nada digo porque da la sensación de que tanto
negociar no deja espacio para otra cosa.
Hay síntomas de retroceso neoliberal
Interpretado a la pata llana, Serge Halimi piensa que los
socioliberales han capitulado de mala manera ante la patronal y las
finanzas para conseguir renovar el arrendamiento del poder del que se
han beneficiado. Arrendamiento del poder que da derecha luego a puerta
giratoria. Pero se encuentran con que financieros y empresarios han
comprendido que no los necesitan para nada. Ni a los socioliberales ni a
los neos. Advierten que, realmente, no tienen los financieros y los
grandes empresarios a nadie que se les enfrente en la cima del poder; y
que comienzan a despuntar enfoques que ponen en entredicho los dogmas
liberales que nos ha traído cerca de un nuevo bloqueo de la economía y
las finanzas mundiales. Al tiempo que se advierte la ineficacia de
medidas como la disminución de impuestos, los recortes de las
cotizaciones sociales, la ampliación del libre comercio, etcétera,
políticas que defendía el Fondo Monetario Internacional (FMI) que
comienza ahora a desautorizarlas. Como han caído en desgracia las
políticas de debilitamiento de los sindicatos y de desmantelamiento de
la legislación laboral llevado a cabo en España por la famosa reforma
del PP. Estas se anunciaron como necesarias para fortalecer el espíritu
de empresa y permitir la flexibilidad y han devenido en factores de
incremento de las desigualdades hasta extremos de riesgo.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) se distancia de otras convicciones neoliberales que han
hecho estragos en la socialdemocracia. Sería el caso de la afirmación
de que la desigualdad no es un mal sino, antes al contrario, estimula la
iniciativa y la innovación cuando lo que ha ocurrido, según la OCDE, es
que el enriquecimiento desmesurado de los más ricos ha comprometido el
crecimiento económico a largo plazo.
Otra de
las recetas socioliberales que en su momento reivindicara Hollande, como
lo hiciera antes de él Mitterand, son las rebajas de impuestos que al The Economist (2 de enero p.p.), una de las biblias liberales, le “parecen un poco irresponsables en la actualidad”.
Todo esto y más cosas están ocurriendo mientras en España siguen los
partidos con la coña. La última, ya saben, la negativa del Gobierno a
someterse a control parlamentario, que es, ya ven, lo más cerca de una
dictadura a que se ha llegado últimamente. Entre Rajoy, que ha
demostrado desconocer lo que es un comportamiento democrático coherente,
Pedro Sánchez, que se siente incapaz de plantarle cara a los jarrones
chinos y Pablo Iglesias, que confundió el Parlamento con una asamblea de
Facultad vamos listos.