sábado, 30 de enero de 2016

El año 2017, se cumplirán 200 años de la muerte de la escritora británica Jane Austen.


Jane Austen
Jane Austen coloured version.jpg
Retrato de Jane Austen basado en un dibujo realizado por su hermana.
Información personal
Nacimiento 16 de diciembre de 1775
Steventon, Inglaterra
Fallecimiento 18 de julio de 1817 (41 años)
Winchester, Inglaterra
Causa de muerte Tuberculosis
Lugar de sepultura Catedral de Winchester
Nacionalidad Gran Bretaña
Familia
Padre George Austen (en)
Educación
Alma máter
  • The Abbey School (en)
Información profesional
Ocupación novelista
Años activa Georgiano
Género novela
Firma Jane Austen signature from her will.svg
Web
Ficha
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Jane Austen (Steventon, 16 de diciembre de 1775Winchester, 18 de julio de 1817) fue una destacada novelista británica que vivió durante el período de la Regencia. La ironía que emplea para dotar de comicidad a sus novelas hace que Jane Austen sea considerada entre los «Clásicos» de la novela inglesa, a la vez que su recepción va, incluso en la actualidad, más allá del interés académico, siendo sus obras leídas por un público más amplio.1
Nació en la rectoría de Steventon (Hampshire). Su familia pertenecía a la burguesía agraria, contexto del que no salió y en el que sitúa todas sus obras, siempre en torno al matrimonio de su protagonista. La candidez de las obras de Austen, sin embargo, es meramente aparente, si bien puede interpretarse de varias maneras. Los círculos académicos siempre han considerado a Austen como una escritora conservadora, mientras que la crítica feminista más actual apunta que en su obra puede apreciarse una novelización del pensamiento de Mary Wollstonecraft sobre la educación de la mujer.
Ha sido llevada al cine en diferentes ocasiones, algunas veces reproducidas de forma fiel, como el clásico Más fuerte que el orgullo de 1940 dirigido por Robert Z. Leonard y protagonizada por Greer Garson y Laurence Olivier y en otras haciendo adaptaciones a la época actual, como es el caso de Clueless, adaptación libre de Emma, o bien Sentido y sensibilidad, de 1995; Mansfield Park, de 2000, y las versiones de Orgullo y prejuicio en 2004 (dirigida por Gurinder Chadha) y en 2005 (dirigida por Joe Wright). Sin embargo la versión más fiel y perfecta que hasta ahora se ha hecho del libro de Orgullo y prejuicio es la serie que presentó la BBC protagonizada por Colin Firth y Jenniffer Ehle. El interés que la obra de Jane Austen sigue despertando hoy en día muestra la vigencia de su pensamiento y la influencia que ha tenido en la literatura posterior. Su vida también ha sido llevada al cine con la película Becoming Jane (2007).

Libro de Ramón Fernández Palmeral en Amazon. Venta On-line

El cazador del arco iris

Secretos para escribir novelas y relatos

Miguel Hernández, el poeta de la tres heridas

Miguel Hernández, porta del pueblo, 40 articulso

Pedidos on-line en Amazon

Ramón Fernández Palmeral
Alicante (España)

jueves, 28 de enero de 2016

"Secretos para escribir novelas y relatos". Libro imprescindible para novelistas.

"Secretos para escribir novelas y relatos", un libro del escritor Ramón Fernández Palmeral, imprescindible para novelistas. Noveles y amateur de la novela y de los realos
de Venta en Amazon, por 5.93 €, libro patrocinado por el pintor "Palmeral" 2016




   Este libro empezó  como un artículo como resultado de un taller de escritura creativa titulado: “Cómo escribir novelas y relatos” que estuvo muchos años en la Red insertado desde 2005, donde pretendía mostraros las posibilidades que existen de mejorar la creación de novelas y relatos, que también podría llamarse escritura artística, no sin antes hacer algunas severas advertencias. Ahora con más tiempo y mayor experiencia lo he ampliado en un  libro con notables mejoras que se ha convertido en Secretos para escribir novelas y relato,  en Amazon 2016.
   El fin de este libro es aprender la técnica para aumentar tu capacidad imaginativa y tus recursos a la hora de preparar y componer esa novela que tienes en la cabeza y que no acaba de salir, conocer cuáles son los beneficios de la escritura y el placer que ello supone de jugar con las vida de los demás, perder el miedo a la hoja en blanco, y disfrutar escribiendo pequeños relatos, luego relatos más largo, e incluso, novelas más complejas. Jugar con las palabras, porque como dice la semántica las palabras no son la cosa, sino el signo que las identifica.
   En la creación literaria, no todo, es técnica, pero ayuda mucho a desenvolverse hasta coger el hábito de componer, con la seguridad de que con trabajo, tenacidad y perseverancia de años se puede escribir buenas novelas y relatos. Ramón Fernández Palmeral es autor de la novela narrativa El cazador del arco iris, publicada en Amazon, así como otros libros de ensayo sobre Miguel Hernández.
  No es fácil ganar un premio literario, sin embargo, este libro sobre técnicas de escritura creativa puede mejorar tu capacidad de creación, planteamientos de trabajo y edición. Las experiencias de los demás creadores nunca sobran. 

miércoles, 27 de enero de 2016

Don Quijote, in libro divertido, y de humor, Un éxito universal sin paragón. Una historia humana.

Un libro divertido y sencillo

El éxito editorial del Quijote no tiene parangón en la historia de las letras europeas



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El éxito editorial del Quijote no tiene parangón en la historia de las letras europeas. La colección canónica del teatro de Shakespeare, el First Folio de 1623, se reimprime nueve años después y no reaparece hasta 1663; en el ínterin, tampoco se publican sino tres obras sueltas, contempladas ya como antiguallas del “old Shakespeare”. En todo el siglo XVII, el escritor ‘nacional’, el poeta italiano por excelencia, es todavía Petrarca, y la Commedia dantesca se asoma a las prensas sólo tres veces.

El Quijote no ha conocido eclipses similares. En sus dos primeros decenios rozó la veintena de ediciones; entre 1625 y 1635 sufrió en Castilla el veto general de estampar novelas y comedias, pero siguió viendo la luz en las traducciones, y desde entonces apenas ha pasado año sin ser impreso, una o muchas veces, en español o en otras lenguas y sin que su valoración dejara de caminar in crescendo. Si Lope de Vega lo juzgaba indigno de merecer unos versos de elogio, con el tiempo se ha vuelto común, casi trivial, otorgarle la etiqueta que Cervantes asignó a otra novela española: “el mejor libro del mundo”. Así lo saludan ya en nuestro milenio encuestas de The New York Times y EL PAÍS, el Club del Libro noruego o The Guardian, avalados por escritores y críticos del máximo prestigio

Cuál es la clave de tan buena estrella no creo que nadie pueda averiguarlo con certeza. El aprecio para una obra de ficción lo consigue el autor con procedimientos literarios, pero la regla general es que el lector no lo conceda por razones literarias, sino, digamos, humanas, del mismo género de las que lo mueven a estimar otras realidades no literarias. Quizá va por ahí la pista más segura para explicar la fortuna universal del Quijote: la fascinación que produce la figura del protagonista (con la silueta de Cervantes al trasluz), siempre radicalmente inverosímil y absolutamente natural. Según la temprana descripción de Guillén de Castro, el héroe despierta inevitable e inseparablemente “lástima y amistad”. El caballero andante loco, desaforado, grotesco, y el Alonso Quijano lúcido, sensato e irreprochable, suscitan idéntica simpatía, y el deleite que provoca la novela consiste notablemente en el ir y venir del uno al otro, entre las acciones nacidas de la locura y las palabras inspiradas por la lucidez. Otro tanto cabría decir de Sancho, y también glosarlo indefinidamente.


El Quijote no ha conocido eclipses en su divulgación. La clave de su estrella no se sabe a ciencia ciertae el Quijote es muchas cosas, que cada época ha valorado en diversa medida. El lector moderno tal vez se impacienta con la novelita pastoral de Cardenio, pero no otro fue el episodio que Shakespeare se complació en escenificar en un drama ¿perdido? No obstante, por encima de contener todas las posibilidades de la futura narrativa, es en primer término una historia cómica, un libro que siempre se ha juzgado enormemente divertido. No faltan la ironía y el gracejo apacible, pero no nos engañemos: el suyo es principalmente un humor de sal gruesa, de slapstick, bromas pesadas, garrotazo y tente tieso. En tal elementalidad, como de dibujos animados, radica considerablemente la excepcional acogida que se le ha dado a lo largo de cuatro siglos. Vale la pena recordar, con el gran Leo Spitzer, que “en Europa Don Quijote es ante todo un libro para niños”.
En línea con esa comicidad primaria está la evidencia de que la novela “es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella”, nada que no se comprenda en seguida: “los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran” (II, 3). El testimonio de Sansón Carrasco parece convincente: si la obra de Cervantes ha sido “tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes”, tiene que ser muy transparente y muy sencilla. En la acción, ni raras enseñanzas ni mensajes trascendentes. Las moralejas y las disquisiciones teóricas son uniformemente las de un sentido común que nadie en sus cabales puede rechazar y a nadie disgustar.

Et pourtant... Sin embargo, en ningún otro libro se ha hallado, como apuntaba Ortega, “tan grande poder de alusiones simbólicas al sentido de la vida”. Conviene aquí tener presente que el Quijote es un texto y es un mito, independiente del texto, no sujeto a él, y que hoy resulta casi imposible abordarlo sin falsillas previas. Las más pertinaces las fijó el romanticismo alemán: el tema de la obra, definía Schelling, es “la lucha de lo real con lo ideal”. ¿Por qué no? A mí me gusta lucubrar que El Quijote ilustra en grado soberano un aspecto esencial de la condición humana: vivir contándonos a todo propósito historias sobre nosotros mismos que se enfrentan con las limitaciones y condicionamientos de las circunstancias. Refútelo quien quiera. Porque, como fuere, la invitación a ir más allá de la letra, y aun a postergarla, forma parte de la grandeza y la vigencia del Quijote.

Las instituciones se olvidan de celebrar los cuatrocientos (400) años de la muerte de Cervantes

Mucho Shakespeare y poco Cervantes

Los británicos se vuelcan en la celebración del cuarto centenario del bardo, mientras aún no se han presentado los fastos ni las estrategias oficiales para la conmemoración del autor del Quijote






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A la izquierda, Miguel de Cervantes; a la derecha, William Shakespeare.

Con mucha seguridad en sí mismo debió escribir William Shakespeare estos dos primeros versos de uno de sus gloriosos Sonetos: “Ni el mármol ni los regios monumentos son más indestructibles que estas rimas”.
Cuando 400 años después, el primer ministro británico David Cameron, lanzaba un artículo a nivel mundial para anunciar que 2016 será un año dedicado en cuerpo y alma a la conmemoración de la muerte de su autor universal, muchas reliquias que no han durado tanto pueden decir lo mismo.
Parece que no ocurre igual con el homenaje a  Miguel de Cervantes Saavedra, muerto el 22 de abril de 1616, mientras Shakespeare habría fallecido entre el 23 de abril y el 3 de mayo del mismo año. Aunque la leyenda dice que ambos murieron el 23 de abril. En España, diferentes instituciones se muestran entre ofendidas y preocupadas ante el secretismo con que se llevan las conmemoraciones de Estado. Cuando aún no se han anunciado públicamente iniciativas ni estrategias, algunos califican el debido homenaje a Cervantes de fracaso.
Poco se sabe de los trabajos de la Comisión dedicada al cuarto centenario del autor de Don Quijote. Desde el ministerio de Educación, Cultura y Deporte adelantan que próximamente se anunciarán, pero en varios círculos califican de caótico y poco efectivo su funcionamiento. La prueba es que pasado un mes, apenas nada se sabe al respecto salvo que hay 130 proyectos aprobados, de orden académico, cultural, turístico o educativo.




"El tiempo empieza a correr y la conmemoración del Estado no se conoce", asegura Darío Villanueva, director de la RAE.

Desde la Real Academia Española (RAE), advierten de que llevan dos años avisando. Si director, Darío Villanueva, muestra cierta pesadumbre: “El tiempo empieza a correr y la conmemoración de Estado no se conoce mientras que con preocupación vemos como desde el Reino Unido, el primer ministro ha comparecido para anunciar los fastos del año Shakespeare”.
Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, realizó unas declaraciones en octubre de 2015 en las que alertaba sobre el retraso de los trabajos de la comisión. Desde la secretaría de Estado de Cultura mostraron su molestia. Pero cuando va a finalizar enero de 2016 y todavía no se conocen más que leves esbozos, el tiempo le ha dado la razón, pese a que en su última comparecencia para presentar el anuario del Cervantes, García de la Concha atribuyera el retraso al vacío de poder.
Un poco de previsión no hubiese resultado de más. Después de todo, un acontecimiento así puede preverse con siglos de antelación si se toma más o menos en serio. Desde la secretaría de Estado de Cultura no aportan datos económicos concretos más allá de que aplicarán fuertes deducciones de hasta el 90% a patrocinadores por tratarse de un acontecimiento especial, contemplado así por el ministerio de Hacienda. Pero desde instituciones como la RAE también apuntan que a cambio de ese trato fiscal de favor, han retirado una partida presupuestaria específica.
La comisión está formada por diversos organismos. La integran representantes de diferentes ministerios y gobiernos autónomos, así como miembros del Instituto Cervantes, la Biblioteca Nacional, el museo del Prado, Acción Cultural Española o el ayuntamiento de Alcalá de Henares.




La BBC es una de las instituciones públicas implicadas en la conmemoración, al tiempo que no existe ni rastro de RTVE dentro de la estrategia española con Cervantes.

La estrategia con respecto a Shakespeare ha arrancado con toda la fuerza de penetración global de la que es capaz el Gobierno británico. El programa Shakespeare lives, anunciado por Cameron en su artículo del día 5, abarca una ofensiva internacional con acciones en 140 países. La parte específicamente española será anunciada hoy en el British Council de Madrid.
Su director, Andy Mackay, destaca que la estrategia de Shakespeare lives trata de acercar la obra del autor de Hamlet principalmente a las nuevas generaciones: “Más allá de emplear brillo de su obra como forma de conocimiento de nuestro idioma, la idea es hacerlo encajar en el mundo de hoy en torno a temas absolutamente contemporáneos, como los problemas de género, la emigración o la democracia”, asegura Mackay.

La difusión de su obra a través de los medios de comunicación –la BBC es una de las instituciones públicas implicadas en la conmemoración, al tiempo que no existe ni rastro de RTVE dentro de la estrategia española con Cervantes- y las nuevas tecnologías son algunos de los pilares del año Shakespeare. “También penetrar en barrios deprimidos y convertir su obra e inspiración en un motor de cambio social”, agrega Mackay. El encuentro entre las obras de ambos autores también será abordado en actividades conjuntas y foros como la Universidad de Alcalá o el Hay Festival de Segovia.
Mientras las comparaciones y semejanzas meramente literarias entre ambos superan cada vez con mayor fuerza la prueba del tiempo, conviene no abordar las de otra índole. Como cuenta el propio Alonso Quijano en un pasaje del Quijote: “Digan lo que quisieren, que desnudo nací, desnudo me hallo. Ni pierdo ni gano, aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí”. Parece que por parte de la comisión del centenario, ya entrado de sobra el año, poco tienen que aportar. Así que estos meses tendremos mucho Shakespeare y poco Cervantes.


....................................Nuevo Impuloso..........................
 Shakesperare y Cervantes no murieron el mismo día del calendario gregoriano. Sjakesperare murió 23 de abril de 1616 del calendario juliano -que regía  en Inglaterra, era 3 de mayo de 1616 del calendario gregoriano que regía en España) es decir, que murieron con diez días de diferencia. Así pues, Shakespeare murió el Martes 3 de Mayo de 1616 según el calendario Gregoriano, no coincidiendo con Cervantes.
 No coincieron por la calendarios, ya que en el calendario juliano de los ingleses era el 23 de abril (el calendario de los protestantes no se cambió hasta mediado del S.XVIII). Cervantes murio el 22 de abril del gregoriano de España (El sepelio fue del 23 de abril)
El calendario gregoriano fue promulgado a través de la carta apostólica Inter gravissimas el 24 de febrero de 1582. Y los protestantes lo acaptaron a mediados del siglo XVIII. Inglaterra, por ejemplo, no remplazó el Calendario Juliano por el Gregoriano hasta el año 1752 (al Miércoles 2 de Septiembre de 1752 según el calendario Juliano, siguió el Jueves 14 de Septiembre de ese mismo año 1752, según el Calendario Gregoriano)

Doscientos años de la venta de los "marmoles de Elgin" al Museo Británico (1816-2016). Arte heleno.





 Entre 1801 y 1805 Lord Elgin, embajador Británico en el Imperio Otomano, utilizando un cuestionado permiso del Sultán, levantó (algunos emplean la expresión “arrancó”) buena parte del friso interior y las metopas. También se adueñó (para lo que al parecer no tenía permiso de ningún tipo) de varias esculturas, como una de las cariátides del Erecteion y diversas piezas del Templo Atenea Niké. Entre las obras expoliadas hay tallas tan impresionantes como la procesión de las Grandes Panateneas. Muchos de los mármoles y esculturas fueron seccionados de mala manera y con pocos miramientos. En principio, el destino de tanta maravilla era decorar el jardín de su casa. Acosado por agobios financieros, Elgin (quien se autocalificaba como amante de las antigüedades y cuyo hijo, por cierto, ordenó el saqueo del palacio de verano de Pekín) vendió esta Capilla Sixtina de mármol a su Gobierno en 1816 por 35.000 libras. De ahí pasaría a la colección del British Museum, que construyó una sala especial para el friso y las esculturas.

Entre otras muchas obras, a Grecia le faltan desde hace más de dos siglos 75 metros de friso (sobre los 160 originales que ideó Fidias), 17 esculturas de los pedimentos este y oeste y 15 paneles de las metopas. Es una carencia que el país heleno lleva décadas intentado resolver. No hay, por ahora, forma de encontrar una salida. Da igual que el vacío sea enorme. Representa más de la mitad de la decoración del Partenón, el gran icono de la Grecia clásica. Levantado en el siglo V a.C. en honor a la diosa Atenea, el templo es uno de los logros que definen la humanidad.

 

Enlaces:

 ¿Debe Inglaterra devolver los mármoles del Partenon?

Conde Elgin, expoliados del Partenón de Atenas

¿Debe devolver Inglaterra los mármoles del Partenón?l. Los mármoles de Elgi

¿Debe devolver Inglaterra los mármoles del Partenón?

Por: | 28 de agosto de 2014 /El País

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Entre otras muchas obras, a Grecia le faltan desde hace más de dos siglos 75 metros de friso (sobre los 160 originales que ideó Fidias), 17 esculturas de los pedimentos este y oeste y 15 paneles de las metopas. Es una carencia que el país heleno lleva décadas intentado resolver. No hay, por ahora, forma de encontrar una salida. Da igual que el vacío sea enorme. Representa más de la mitad de la decoración del Partenón, el gran icono de la Grecia clásica. Levantado en el siglo V a.C. en honor a la diosa Atenea, el templo es uno de los logros que definen la humanidad.
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Dos visitantes contemplan un grupo de esculturas del friso del Partenón en el British Museum, en una imagen de 2000. /Reuters.
La historia es conocida. Entre 1801 y 1805 Lord Elgin, embajador Británico en el Imperio Otomano, utilizando un cuestionado permiso del Sultán, levantó (algunos emplean la expresión “arrancó”) buena parte del friso interior y las metopas. También se adueñó (para lo que al parecer no tenía permiso de ningún tipo) de varias esculturas, como una de las cariátides del Erecteion y diversas piezas del Templo Atenea Niké. Entre las obras expoliadas hay tallas tan impresionantes como la procesión de las Grandes Panateneas. Muchos de los mármoles y esculturas fueron seccionados de mala manera y con pocos miramientos. En principio, el destino de tanta maravilla era decorar el jardín de su casa. Acosado por agobios financieros, Elgin (quien se autocalificaba como amante de las antigüedades y cuyo hijo, por cierto, ordenó el saqueo del palacio de verano de Pekín) vendió esta Capilla Sixtina de mármol a su Gobierno en 1816 por 35.000 libras. De ahí pasaría a la colección del British Museum, que construyó una sala especial para el friso y las esculturas.
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Entre 1801 y 1805 Lord Elgin arrancó metopas, el friso interior del Partenón y se llevó a Inglaterra diversas estatuas.

Hace ya tiempo, pues, que faltan (¿irremediablemente?) de Grecia. Más o menos desde finales de los años setenta del siglo pasado el Gobierno heleno lleva porfiando por su devolución. La pelea la inició una mujer excepcional, repleta de coraje y valentía, la ministra de cultura y actriz Melina Mercuri (1920-1994). Pasados los años, y sin los mármoles de vuelta, otra mujer, Marianna V. Vardinoyannis, embajadora de buena voluntad de la Unesco, ha impulsado la campaña “Return, Restore, Restart”. Recuperar (los mármoles), restaurar (el Partenón) y reiniciar (la historia). Y sus palabras —a través de la agencia EFE— suenan claras. “Esto no es algo que atañe solo a Grecia. Es sobre la humanidad. Significaría el cumplimiento de nuestro deber con la historia y la cultura para conseguir la unidad de un monumento ecuménico”.
Friso esculturas BM Estas frases se leen de forma muy distintas en el Reino Unido. A pesar de que hay algunas encuestas —como la del periódico The Guardian de este mismo verano— que revelan que la población inglesa estaría en su mayoría de acuerdo con la restitución de los mármoles a Grecia. Sin embargo tanto el Gobierno como el patronato del British Museum (la decisión final es suya) se oponen a su regreso. ¿Tema zanjado? No para los griegos.
Poco a poco estrechan los argumentos y las justificaciones británicas. Frente a la idea de que en Grecia los mármoles estarían mal atendidos, los griegos levantaron en 2009 un gigantesco y novísimo museo a solo 300 metros de la Acrópolis. Allí una sala aguarda la llegada del friso y de las estatuas. La ubicación es única. Colocadas en la tercera planta, las obras, a través de una gigantesca cristalera, mirarían directamente al templo de Atenea. Sobrecogedor. Como sostiene el crítico de arte inglés Jonathan Jones: “El contexto lo es todo”. Nadie se imagina la Capilla Sixtina fuera del Vaticano. El arte pertenece al lugar para el que fue creado.
Otro argumento griego es la unidad del relato. Lo más probable es que los mármoles cuenten la procesión de las Grandes Panateneas. Al estar fragmentando, no solo por las piezas que se hallan en Londres, sino también en el Louvre o en Museo Nacional de Copenhague, entre otras instituciones, la narración se rompe. Se fractura. Del otro lado, hay réplicas clásicas. Por ejemplo, si se acepta la devolución sería abrir la puerta a que se vaciaran la mitad de los museos europeos o estadounidenses. Y hay, también, quienes se aferran a la legalidad (harto discutible) de la compra de Lord Elgin.
Acropolis-Museo The Guardian
En el nuevo museo de la Acrópolis, el friso del British Museum hablaría directamente con el Partenón. Foto: The Guardian.

Este es un debate intenso y difícil que habla del papel de las colecciones y de los museos en el siglo XXI.
En un tiempo en el que se quiere transmitir la idea de que la historia y el patrimonio cultural pertenecen a toda la humanidad y que, por lo tanto, cuidarlo y protegerlo es deber de todos. Sin embargo, en esta ocasión, no es una obra menor sino una pieza que define la identidad nacional de un país y que tiene sentido en su conjunto. No fragmentada. Y, desde luego, no todos los griegos tienen la posibilidad de viajar a Londres para verla. En Grecia estaría en casa y cuidada. ¿Entonces?

Conocidas las posturas griegas y británicas hemos planteado la pregunta con la que se abre la entrada a pesos pesados de la cultura española. En esta primera entrega (iremos añadiendo más voces en días sucesivos) Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; Juan Uslé, pintor; Carmen Giménez, conservadora del siglo XX de los museos Guggenheim y Bartomeu Marí, director del Macba se mojan. 
Miguel Zugaza, director del Museo del Prado

“Los mármoles se encuentran consolidados en una de las colecciones más extraordinarias del mundo”


Zugaza Álvaro García

"Existe un gran consenso entre los museos europeos sobre la respuesta a este tipo de reclamaciones. Los mármoles de Elgin se encuentran consolidados en el seno de una de las colecciones más extraordinarias del planeta y más necesarias hoy para entender el mundo con una perspectiva histórica completa. Se presentan ya no como un botín del imperialismo británico del siglo XIX sino en el centro de la visión universal de la cultura y el arte que ofrece su tradición coleccionista y su vocación de estudio. Los objetos de arte y cultura están ligados tanto al pasado como a su historia contemporánea. Discutir la legalidad y legitimidad de esta vinculación histórica significaría el fin de la visión universalista de los grandes museos internacionales".
Juan Uslé, pintor
“Veo lógico que se devuelvan al lugar de donde se expoliaron”

Uslé Apertura

"Es un tema complejo, sobre todo porque hay indudables intereses económicos de por medio y, también, porque se ponen en cuestión argumentos y estructuras culturales que han tomado gran relevancia y protagonismo en los dos últimos siglos. Yo veo humana y lógicamente justo que se devuelvan al lugar de donde se expoliaron, sobre todo pensando que existe ya un museo en la Acrópolis donde estarán perfectamente cuidadas y expuestas. Pero no lo imagino como un proceso fácil de llevar a cabo porque son grandes museos los que están implicados y muestran estas piezas como sus principales reliquias; salvo que la Unesco que, supuestamente, representa y protege los intereses de toda la “humanidad cultural” contribuya enérgicamente a establecer pautas y procesos precisos".
Carmen Giménez, conservadora del siglo XX de los Museos Guggenheim
“Durante años, los griegos descuidaron su patrimonio. No los movería

Carmen Giménez

"No movería los mármoles de Londres. Los dejaría donde están. Porque si hay una sala extraordinaria en el British Museum es la que los acoge. Siempre que viajo a la ciudad voy a verlos. Al igual que me parece muy bien que haya una Escuela Española de pintura en el Louvre. Por el museo francés pasan miles de personas al año. Es una forma, en este caso, de dar a conocer nuestro patrimonio. Los griegos durante muchos años han descuidado el suyo y dudo mucho que puedan mostrar los frisos de la misma forma que los británicos. La historia se ha construido así. Si todos los países empezaran a reivindicar… Recuerde el saqueo del patrimonio español que hubo con la invasión francesa. Yo no los movería".
4º Bartomeu Marí, director del MACBA
Pertenencia o titularidad no son fenómenos equivalentes”
Bartomeu Mari
"Desde hace años se ha hecho evidente la petición de países como Grecia de que les sea restituido el patrimonio artístico de gran relevancia. ¿A quién pertenecen los mármoles de Elgin? ¿Quién debe custodiarlos? Pertenencia o titularidad no son términos equivalentes. Pero ello nos recuerda que una parte del patrimonio que se encuentra en los museos europeos —instituciones que sintetizan un ideal de civilización— no siempre se ha incorporado a nuestras instituciones de manera limpia. El pillaje —expresión de barbarie—, llámesele botín de guerra o como se quiera, ha formado parte de las vías de enriquecimiento de museos en el pasado. Sin dejar de contestar a las preguntas anteriores, debemos —la comunidad científica— también ser muy honestos a la hora de pensar y llevar a cabo la relación entre presente y futuro del patrimonio público y privado".

martes, 26 de enero de 2016

El expoliador del Partenón de Atenas, Conde Elgin.


(Parte del friso del partenón en el Museo Británico de Londres)


El expoliador de Atenas
ESCOCÉS, CONDE y ladrón. Lord Elgin, en tres años, desmanteló y se llevó a Inglaterra la mitad del Partenón. Quería hacerse una casa y regalársela a la mujer que le abandonó.
JOSEFA PAREDES

Era un hombre frío, duro y básicamente imbécil. Eso pensaba Byron de él. Tan frío y de corazón tan duro como los acantilados escoceses donde nació. Y tan listo como para llevarse la mitad del Partenón a Gran Bretaña con la idea de decorar una magnífica mansión y regalársela a una mujer que después le abandonó. Ni siquiera a Byron le pareció romántico. Sólo un ególatra estúpido que pasó a la Historia por robar -salvar, dicen algunos ingleses- el mayor tesoro arquitectónico de la Grecia clásica.


Byron se declaró enemigo de aquel hombre. Se llamaba Thomas Bruce, nació en 1766 y a los cinco años ya era conde de Elgin. Su título nobiliario sigue dando nombre a la colección de «mármoles» que se exhibe desde hace casi 200 años en el Museo Británico de Londres.Allí siguen, pese a las recomendaciones de la Unesco, la Unión Europea y las reiteradas exigencias del Gobierno griego. Tan fuera de lugar como un pulpo en un garaje. Un garaje muy caro, perfectamente climatizado, protegido de la contaminación y los vientos del Egeo.

Elgin, en 1795, era diplomático de carrera. Tenía 29 años, mucho dinero y aún más ambición. También tenía una novia de 21 y un amigo arquitecto, Thomas Harrison. Y fue él, se supone, quien le convenció de que el estilo clásico era el único adecuado para la residencia de un caballero de su posición. Cuatro años después, el precoz conde fue nombrado embajador de Reino Unido ante el Imperio Otomano. Y el arquitecto vio su oportunidad: «Hay que llevarse Grecia a Escocia».

En teoría, era una metáfora. Los historiadores más benévolos con Elgin y su arquitecto creen que lo que el uno dijo y el otro entendió fue simplemente que tenían delante la oportunidad de acceder a los mayores tesoros del arte clásico: dibujarlos, copiarlos, modelarlos y reproducirlos. Cuándo, cómo, y sobre todo quién fue el primero en cambiar de idea y decidió arramblar con todo es un asunto más complicado. Los cómplices: toda una banda incluida la mujer de Elgin, un pintor italiano y un clérigo anglicano.

En cualquier caso, si no fue Elgin quien tuvo la idea, estuvo más que de acuerdo. Cuando él y su mujer viajaron a Constantinopla para presentar sus credenciales hicieron escala en Nápoles y reclutaron a Giovanni Lusieri, pintor de paisajes. El italiano y un asistente personal de Elgin se quedaron en Atenas, con el único encargo, supuestamente, de formar un equipo que midiera minuciosamente cada monumento, hiciera moldes y dibujara, explica el historiador Rusell Chamberlin.

La Acrópolis era entonces una fortaleza militar turca. El Disdar, su gobernador, negó la entrada al equipo de Elgin. [Salvado del expolio turco] La codicia se vence con el soborno: cinco libras diarias y asunto resuelto.Sin embargo, no les dejaron instalar ni un andamio. Un año después, los agentes de Elgin sólo habían copiado las esculturas que estaban a nivel del suelo.

Y ahí es donde entra la Iglesia. Philip Hunt, el capellán anglicano de la embajada británica en Constantinopla, viajó a Grecia y no podía creer que el equipo estuviera progresando tan poco.Hunt era, según Chamberlin, el auténtico loco de las antigüedades que no se conformaba con dibujos y moldes. Quería las cosas.Así que escribió a Elgin para que consiguiese una autorización más amplia. El conde vivía entonces el mejor momento de su carrera.Los turcos no les negaban nada a los ingleses, aliados suyos en la guerra contra Francia, porque dependían de su flota. Y el embajador británico era sistemáticamente cubierto de honores en Constantinopla. Su vanidad era halagada sin descanso, y su ego y su ambición crecían al mismo ritmo. Sin más obstáculos, pidió la autorización y se la dieron. Levantar unos andamios y llevarse unas piedras era el capricho sin importancia, pensaron, de un inglés algo excéntrico, con el que había que llevarse bien.

A ese supuesto permiso se agarran los responsables de Museo Británico para asegurar que los «mármoles» no fueron robados. Pero la auténtica autorización, de 1801, no existe. Sólo se conserva una traducción italiana posterior que les permitía llevarse «qualche» pedazo de piedra, incluso con inscripciones y figuras. Y «qualche» puede ser traducido al inglés como «algún» o como «cualquier». Así que, por exceso, más de 300 trabajadores comenzaron a desmantelar el friso sin ningún tipo de traba. Sólo en eso tardaron más de un año.

Lord Elgin escribió a su pintor napolitano en 1801: «Los planes para mi casa en Escocia deberían resultarle familiares [...].El hall estará adornado con columnas. [...] Mucho mejor si hubiera dos columnas de cada clase. En cualquier caso, desearía recoger la mayor cantidad de mármol posible... Tengo otros lugares en mi casa donde lo necesitaré...»

Para la magnífica villa escocesa nada era suficiente. Carta de Lord Elgin a Lusieri en 1802: «Lo primero en la lista son las metopas, los bajorrelieves y los restos de las estatuas que puedan ser encontrados todavía, en particular las figuras del frontón del Partenón -al menos la figura del hombre- y tantas metopas como pueda conseguir. Le ruego, por tanto, que embarque algunas».

Los trabajos empezaron a agilizarse. «Tengo, señor, el placer de anunciarle la posesión de la octava metopa, esa donde hay un centauro llevándose a una mujer. Esta pieza ha causado muchos problemas y me he visto obligado a ser un poco bárbaro», informó el pintor.

Él mismo dejó descrita su barbarie: «La pieza central del friso este no fue bien aserrada, y siendo un poco débil en el medio, se partió en el transporte [...]. Felizmente se rompió por el medio y en línea recta, así que el accidente nos ha ayudado a transportarla y ponerla a bordo». Y sigue. «También tomaré un capitel del Partenón, pero es necesario aserrarlo en dos [...].Tres capiteles, uno dórico del estilo más temprano y dos corintios, están en el almacén». Lusieri, además, le pide material: «Envíe una docena de sierras de mármol a Atenas, tan rápidamente como sea posible. Necesitaría tres o cuatro de 20 pies de longitud para aserrar un gran bajorrelieve (la pieza central del friso este) que no podremos transportar a menos que reduzcamos su peso».


SIN MARMOL PARA EL BAÑO


El mármol embarcó, pero nunca llegó al cuarto de baño de Elgin.Para transportarlo todo hicieron falta 33 viajes en barcos de guerra ingleses. Diecisiete, sólo para las esculturas.

Mientras trabajaban a sus órdenes, Elgin no se dignó -o no se atrevió- a visitar Atenas. No vio ni una sola de las piezas que habían sido desmanteladas y embaladas para él. Sólo apareció por allí en la primavera de 1802. Urgió a los trabajadores para que fueran más deprisa, dejó a su equipo dinero suficiente para los sobornos y se fue con su mujer a visitar otros lugares de Grecia susceptibles de ser saqueados.

El año siguiente los franceses le hicieron prisionero, y le mantuvieron retenido tres años. Mientras, los primeros 65 arcones con las piezas del Partenón [de Antenas de Fidias] llegaron a Inglaterra y se pasaron todo ese tiempo criando polvo en la aduana. Cuando el conde fue liberado y llegó a casa en 1806, su botín estaba desperdigado entre un montón de puertos británicos y los trasteros de sus amigos, que le urgían a que se llevase aquellos mamotretos. Y más tópico imposible. Durante su cautiverio, su mujer le dejó por su mejor amigo. El divorcio fue un escándalo colosal que arruinó su carrera.La gesta con la que él creía que ganaría honor y fama le creaba enemigos en su propia casa. La Sociedad de Diletantes londinense, colmo del esnobismo, le condenó, no por ladrón sino por su «mal gusto». Byron empezó a humillarle por escrito y 12 de las cajas del tesoro se hundieron con el barco que las transportaba junto a la isla de Cerigo, cerca de Corfú. Recuperarlas le costó dos años y miles de libras.

Para entonces, hacía tiempo que había dejado atrás la idea de montar su particular Partenón escocés. En su lugar, construyó un cobertizo en su casa de Park Lane, junto a Picadilly, para guardarlas y tratar de ganarse el favor de los artistas a los que invitaba. Arruinado, tuvo que mudarse y los dioses griegos acabaron en una carbonera, hasta que el Gobierno compró el tesoro, en 1816, por 35.000 libras.

Lord Byron nunca perdonó al hombre de «mente estéril». «Ciegos están los ojos que no derramen lágrimas» por los dioses desterrados, escribió. Y los dioses, como se sabe, odian el mal tiempo inglés.


LAS CLAVES


EL BOTIN

La mitad. Elgin y los suyos se llevaron 15 metopas, 56 relieves del friso principal, 19 esculturas importantes y varias columnas.En total, la mitad de la decoración del Partenón, decenas de piezas de la estructura y cientos de vasos y otros objetos de la Acrópolis ateniense.

LOS TESTIGOS

Destrozos. «He visto una maravillosa escultura [...] pero al acarrearla parte de la estructura se hundió y las voluminosas piezas de mármol se derrumbaron ruidosamente, dispersando sus fragmentos entre las ruinas», relata un testigo inglés en 1800.

LA ESPOSA FIEL

Mary Nisbet. La rica, ingeniosa y encantadora heredera escocesa tuvo, dicen, un papel decisivo. Se le atribuye haber conseguido el permiso de los turcos. También se dice que convenció a un capitán para que desobedeciera al almirante Nelson y embarcase el botín.

LA «LIMPIEZA»

Con «estropajo». El cuidado de la colección es extremo, pero no siempre fue así. Entre 1937 y 1938, los conservadores del Museo Británico «blanquearon» los mármoles con cepillos de púas de metal y abrasivos. Los responsables fueron expedientados.

EL PRECIO

Polémica. El British se aferra a que Inglaterra pagó por los frisos.Pero no a los griegos, sino a Elgin. El conde se gastó 51.000 libras en sobornos, sueldos y rescates submarinos. Y pidió al Gobierno 74.000. Tras deliberar ocho días, el Parlamento decidió darle sólo 35.000.

LA EXPOSICION

Encuestas. Siete de cada 10 británicos se declaran a favor de devolver el tesoro. Grecia ha invertido 43 millones de euros en crear el Museo de la Acrópolis para albergar las piezas. De momento han logrado sólo que Londres ceda algunas de ellas, que exponen hasta octubre.


Qué es la narrativa en literatura, por Gómez-Martín

Introducción a la narrativa
Cuando en un curso de introducción a la literatura hablamos de la narrativa como uno de los géneros literarios, asociamos inmediatamente este término con el cuento y la novela. Sólo cuando tratamos de definir qué es un cuento, por ejemplo, empezamos a comprender la complejidad que implica el término narrativa. En una primera aproximación podemos decir que narrativa se refiere a un proceso de comunicación mediante el cual un autor crea personajes para expresar ideas y emociones. En los textos académicos de teoría literaria se extiende normalmente el concepto de narrativa a toda obra que describe un hecho; y se entiende por hecho todo acontecer objetivo o subjetivo, exterior o interior a un personaje. De un modo más preciso, nosotros podemos decir que con narrativa hacemos referencia a un relato que consta de una serie de sucesos (la historia), a través de la representación humana (el narrador, los personajes) y con posibles comentarios, implícitos o explícitos, sobre la condición humana (el tema). En este curso de introducción a la literatura nos vamos a aproximar a la narrativa a través del cuento, aun cuando también incluimos novelas cortas. Para mejor visualizar las características de la narrativa vamos a hacer uso de una serie de mapas semánticos, que nos permiten profundizar a distintos niveles de complejidad. También incluimos una Guía para una lectura crítica de la narración y, como ejemplo, una propuesta de análisis de un cuento, Desdistancias.

1. ¿Podemos decir, según la definición anterior, que la narrativa consta de tres elementos fundamentales?
Las variaciones de textos narrativos son tan numerosas que cualquier definición parece limitar el proceso creativo. No obstante, en nuestra aproximación a la narrativa vamos a concentrarnos en aquellas características que determinan el género. En este sentido hablamos de los tres elementos antes citados, a los cuales añadimos un cuarto: historia, narrador, discurso y tema. Gráficamente lo podemos representar con el siguiente mapa semántico:
2. ¿Cómo se relacionan esos términos y qué significan en el contexto de la narrativa?
Estos términos (narrador, historia, discurso y tema), junto a los otros que se anotan en el glosario específico para la narrativa, se estudian por separado con numerosos ejemplos que facilitan su comprensión. Como señalamos al comienzo, estos elementos condicionan la narrativa en el sentido de que con ellos hacemos referencia a la creación del mundo ficticio (la historia), a la creación de un ambiente y unos personajes (el narrador), y al modo cómo el autor manipula el tiempo, los personajes, la estructura de los sucesos (el discurso). El tema constituye la idea central que domina en la historia.

3. Según lo anterior el elemento esencial es la historia y los otros tres muestran la idea central y los recursos mediante los cuales se construye. ¿No es así?
Ver la narrativa a través de la historia es una perspectiva legítima. Pero también lo sería un análisis a través del discurso o del narrador o del tema central en aquellos casos en los que existe un tema explícito omnipresente. Todos ellos se complementan y a veces se subordinan unos a otros. La complejidad de cada uno de estos conceptos requiere un estudio detenido.

4. ¿Qué factores debemos tener en cuenta al estudiar la historia?
Vamos a hacer de nuevo uso de un mapa semántico en el que colocamos en torno al término historia una serie de palabras que representan conceptos relacionados. Luego podremos ir estableciendo relaciones que nos permitan comprender la dimensión de lo que denominamos la historia.
Las palabras que se anotan en el mapa semántico representan conceptos fundamentales para comprender la historia, aunque alguno de ellos, estructura y trama, por ejemplo, se relacionan más con el discurso. La historia es lo que ocurre (el relato) en el acontecer cronológico de los sucesos. Los términos de estructura y trama se refieren al orden cómo el autor presenta los sucesos en el texto.

5. ¿Contienen todos los textos narrativos los mismos elementos?
No. Hay gran variedad en los recursos que el autor usa para decir la historia y en el modo cómo los ordena en su discurso. En el análisis de cada uno de estos conceptos proporcionamos numerosos ejemplos que muestran esa riqueza. En esta reflexión introductoria sobre la narrativa hacemos referencia a características generales. Así, consideramos como partes de la historia: la exposición (la creación de los personajes, del ambiente, de relaciones, etc.), el desarrollo (el proceso cronológico de los sucesos), el clímax (el momento de máxima tensión) y el desenlace (consecuencias de los sucesos y, en ocasiones, restablecimiento del orden).

6. ¿En qué se diferencia un marco cerrado de un fin cerrado?
Ambos conceptos son diferentes. Con el término de marco hacemos referencia a la razón que justifica el contar la historia. Es algo así como el marco en el que colocamos una fotografía; el marco contiene la fotografía, pero no es parte de la foto. Como explicamos bajo el concepto de marco, éste puede tomar formas muy variadas. En épocas antiguas nos mostraba quién contaba la historia, a quién se contaba y por qué se contaba. En tiempos modernos no es tan frecuente el uso de un marco, pero cuando se incluye, puede hacer referencia, entre otros muchos motivos, al origen de la historia o a las razones que motivan al autor a contarla (marco abierto es cuando se incluye sólo a comienzo y marco cerrado cuando también se incluye al final del cuento). El término fin cerrado se refiere a la historia misma y con él queremos decir que tiene un desenlace, es decir, que se da respuesta a las incógnitas que surgen durante el relato.

7. ¿Qué diferencia hay entre el suspenso y los puntos decisivos?
Ambos, suspenso y puntos decisivos, son partes de un mismo proceso. Un punto decisivo es un momento en la historia en el que se inicia un cambio que va a ser fundamental en el desarrollo y por consecuencia también en el desenlace o percepción de lo que pueda ser el desenlace. Estos momentos crean anticipación en el lector y así una actitud de suspenso, de expectativa. Sirven también para ordenar las acciones y, muy importante en el proceso narrativo, sirven para establecer funciones precisas a dichas acciones.

8. ¿Podríamos considerar la acciones como parte de la historia y la función como perteneciente al discurso?
Sí, en efecto, aun cuando no debemos crear divisiones. Los mapas semánticos y clasificaciones que establecemos en esta introducción a la narrativa, tienen como función explicar la terminología. En la realidad, todos estos conceptos están íntimamente relacionados, y se comprenden mutuamente en contexto unos con los otros. Por ejemplo, la acción de encender un cigarrillo puede ser neutra, pero el narrador o el autor puede dar a esta acción una función determinada (lo cual es ya parte del discurso) para reflejar nerviosismo.

9. Entonces, ¿Cómo podemos aproximarnos al estudio del discurso?
Hemos señalado ya que el discurso alude a cómo se desarrolla la historia; es decir, con el término discurso hacemos referencia a los recursos o procesos de comunicación que emplea el autor para transmitir su historia. Así el tono que ayuda a crear una ambientación y que, por ejemplo, puede ser irónico o sarcástico, literal o figurado. También es parte del discurso el estilo directo o indirecto que puede usar el autor y la función que confiere a las distintas acciones. El discurso, en otras palabras, se ocupa de los distintos modos de manipular la presentación de las acciones y del tiempo (cronológico, psicológico) en que éstas suceden, a través de la estructura peculiar que da a su historia. Otros elementos que podemos asociar con el discurso son el uso del diálogo o del monólogo interior, el uso de la descripción o de la narración. También es parte del discurso los indicios que el autor va incluyendo a lo largo del texto y que sirven, entre otras funciones, para guiar, para confundir, para crear tensión, para anticipar el desenlace. Podemos agrupar todos estos recursos, que se explican por separado en el glosario de la narrativa, a través del siguiente mapa semántico:
10. La descripción de lo que es el discurso muestra su relación con lo que hemos denominado la historia. Parecen dos caras de una misma moneda. ¿Cómo se relaciona el narrador con el discurso y la historia?
Hemos señalado anteriormente que no usamos estos términos para establecer divisiones, sino para ver desde distintas perspectivas lo que queremos expresar bajo el concepto de narrativa. El narrador es parte integrante de la historia y del discurso; no se puede separar de ellos, pero sí podemos analizar la historia desde la perspectiva del narrador. Vamos a usar de nuevo un mapa semántico que reúna los distintos recursos que asociamos con el narrador:
11. ¿Qué quiere decir analizar la historia desde la perspectiva del narrador?
El narrador es quién nos cuenta la historia y por eso es importante reflexionar sobre los recursos que usa el autor para crear su narrador. El narrador controla los dos procedimientos complementarios de toda narrativa, la mimesis (showing) y diégesis (telling) y mediante ellos la creación de los personajes. De esta importancia, surgen las preguntas de quién es el narrador, cómo controla el proceso de la narración y desde qué perspectiva lo hace. El proceso de la narración es diferente si contamos con un narrador fidedigno (confiable) o si por el contrario el narrador no es confiable; también afecta nuestra interpretación de la historia si determinamos que es un narrador objetivo o un narrador inocente, así como la distancia desde la que nos cuenta o presenta los sucesos. Esta distancia puede ser espacial, temporal o incluso psíquica. Todos estos elementos crean un tono peculiar.

12. Entonces surge una pregunta fundamental ¿quién es el narrador?
Así es, en efecto. Muchas de las clasificaciones de las obras narrativas se basan en los distintos tipos de narrador. Así tenemos narradores en primera persona, en tercera persona e, incluso, en segunda persona. Cada uno de estos narradores presenta un punto de vista único. Pero el proceso de clasificaciones puede ser muy complejo: el narrador en tercera persona puede ser omnisciente o con conocimientos limitados de lo que sucede, puede ser un narrador testigo con una perspectiva subjetiva o, por ejemplo, un objeto que narra lo que ve y oye de forma objetiva (véase la clasificación detallada y con numerosos ejemplos que incluimos al explicar el término de narrador).

13. En el mapa semántico se incluye el término de “autor implícito”, ¿Qué relación hay entre el autor de la obra narrativa, el autor implícito y el narrador?
En la introducción a este curso, bajo el título de “Qué es literatura”, hicimos referencia a las relaciones entre autor, texto y lector. En el caso de la narrativa, que crea un mundo ficticio, se incluyen a veces referencias a un autor o a un lector, que por estar en el cuerpo mismo de la historia, son ficticios, pero que en ocasiones muestran referencias directas al autor real del texto. Coloquemos de nuevo estos términos en un mapa semántico:
Podemos decir que el texto hace referencia tanto al autor(a) real como al autor implícito, tanto al narratario como al lector(a) implícito, pero las relaciones son distintas. El lenguaje y el estilo, por ejemplo, pueden caracterizar a un escritor, pero la obra narrativa es una creación ficticia independiente, cuyas ideas o expresiones no deben identificarse necesariamente con las del autor. En aquellos casos en los que el autor interviene en el texto de la narración, incluso usando el mismo nombre del autor real, podemos hablar de un autor implícito, que es una creación ficticia, aun cuando sus posiciones se acerquen a las del escritor de la obra. El narratario es igualmente una creación ficticia. Llamamos narratario al destinatario ficticio de la narración (véanse los ejemplos que incluimos en la explicación de estos términos).
(Gómez-Martínez)