miércoles, 21 de mayo de 2025

La disolución del cuerpo de Carabineros e integración en la Guardia Civil

 

La disolución del Cuerpo de Carabineros (XL)

La Guardia Civil en San Roque (CXXXVIII)

Con la implantación del régimen republicano se efectuaron cambios en la normativa de uniformidad para que casi no hubiese difrerencias entre los distintos empleos salvo sus divisas

Cabo de Carabineros con la nueva uniformidad aprobada al inicio de la Segunda República
Cabo de Carabineros con la nueva uniformidad aprobada al inicio de la Segunda República / Cortesía Familia Lemus
Jesús Núñez - CORONEL DE LA GUARDIA CIVIL - DOCTOR EN HISTORIA

26 de septiembre 2022 - 04:00

San Roque/Por real orden circular del Ministerio de la Guerra, de 30 de enero de 1931, y de conformidad con el Ministerio de Hacienda, se aprobó el cuadro orgánico del benemérito Instituto de Carabineros durante el ejercicio de 1931. En el caso de la Comandancia de Algeciras la plantilla no tuvo variación alguna respecto a la expuesta en el capítulo anterior, manteniendo sus 812 efectivos, matronas incluidas.

Dos meses después, cuando apenas quedaban dos semanas para proclamarse la Segunda República, se dictó la real orden circular de 31 de marzo, dejando sin efecto el cuadro orgánico anteriormente referenciado y aprobando uno nuevo, si bien no constituyó variación alguna de la plantilla ya existente en el Campo de Gibraltar.

Con la implantación del nuevo régimen republicano no sólo se modificó el emblema del Cuerpo de Carabineros mediante la orden circular de 21 de mayo de 1931 citada en el capítulo anterior, que supuso la supresión de la corona real, sino que se efectuaron diversos cambios de la siempre compleja normativa que regulaba la uniformidad, al objeto de que prácticamente no hubiese diferencias entre los distintos empleos salvo sus divisas.

Así, en primer lugar, se sustituyó para el servicio diario la tradicional prenda de cabeza que durante tantos años había caracterizado no sólo al Cuerpo de Carabineros sino a la mayor parte del Ejército: el “ros”, cuyo nombre se debía al teniente general Antonio Ros de Olano Perpiñá, quien tras ser nombrado director general de Infantería, el 1º de agosto de 1854, lo introdujo en el Batallón de Cazadores de Madrid, extendiéndose posteriormente su uso a otras muchas unidades.

Por orden circular de 13 de junio de 1931, suscrita por el ministro de la Guerra Manuel Azaña Díaz, se dispuso que el “ros” que venían usando las clases de primera categoría y los sargentos de Carabineros, fuese sustituido por la gorra de plato que ya venían usando los oficiales de la forma descrita en la real orden circular de 10 de octubre de 1908. Es decir, “en los días no festivos ni de gala, se usará para todo servicio de cuerpo o plaza, incluso las presentaciones, guardias de prevención y ejercicios doctrinales”.

La gorra de plato, mucho más cómoda para prestar servicio que el “ros”, que prácticamente quedaba relegado a cuando se vistiese el uniforme azul de gala, era del mismo color que el resto del uniforme que se empleaba durante el servicio diario, es decir, de paño gris verdoso. Llevaba la visera forrada del mismo paño y barboquejo de cuero. Igualmente en su frontal ostentaría el nuevo emblema metálico de Carabineros y las divisas de los respectivos empleos, “como los jefes, oficiales y suboficiales, sargentos y cabos”.

A este respecto hay que significar que cuando por ley de 15 de marzo de 1940 el Cuerpo de Carabineros fue absorbido por el de la Guardia Civil, todo el personal que pasó a prestar el servicio fiscal de resguardo, continuó usando la gorra de plato en vez del sombrero negro de la “Benemérita”, el popular “tricornio”.

Dicha herencia de Carabineros, a la que tan acostumbrado estábamos en el Campo de Gibraltar de ver en recintos aduaneros y portuarios con gorra de plato a guardias civiles con su uniforme verde, o azul si eran de la especialidad de marinos, perduró casi cinco décadas, concretamente hasta la entrada en vigor de la Orden General núm. 124 de 27 de julio de 1989.

Por otra parte, conforme se continuaba disponiendo en la mentada orden circular de 13 de junio de 1931, quedaban autorizadas las clases de segunda categoría para usar fuera de los actos de servicio el correaje color avellana que usaba la oficialidad, “si bien quedan exceptuadas de esta concesión las clases de mar, en atención a su especial uniforme”.

Respecto al “ros”, hay que insistir que si bien se trataba de una prenda de singular elegancia era de incómodo porte para la agitada vida del carabinero que vigilaba costas y fronteras, persiguiendo al contrabandista. Para preservarlo de la lluvia tenía, al igual que ocurría con el tradicional sombrero negro de la Guardia Civil, una funda de hule negro adaptada a su forma, mientras que para preservarlo de los rayos solares, llevaba, al igual que también sucedía en la “Benemérita”, otra funda pero de piqué blanco.

Poco después, pues no habían transcurrido siquiera dos semanas, otra orden circular, esta vez de 26 de junio, dispuso que en lo sucesivo la guerrera que usasen los generales, jefes, oficiales, clases e individuos de tropa de Carabineros, fuese sustituida por la que se describía para el Ejército en la real orden circular de 16 de diciembre de 1926. La única diferencia sería el paño de color gris verdoso que determinaba a su vez la real orden circular de 5 de agosto de 1922 para Carabineros.

También, en la nueva orden circular de 26 de junio de 1931 se dispuso la sustitución para su uso, cuando no se prestase servicio de armas en interior de acuartelamiento, del gorro de paño gris verdoso y forma cilíndrica que venía usando la oficialidad y tropa de infantería y caballería de Carabineros, según lo dispuesto en la orden circular de 31 de enero de 1912, en la que se aprobaba su reglamento de uniformidad. La nueva prenda de interior para todos los empleos, sin excepción, sería el gorro de cuartel que determinaban las reales ordenes circulares de 16 de diciembre de 1926 y de 31 de diciembre de 1929 para el Ejército, si bien de paño color gris verdoso.

Siguiendo la línea del nuevo régimen republicano, de que tanto la tropa como las clases de Carabineros usasen la misma uniformidad que la oficialidad, se dispuso por orden circular de 8 de octubre de 1931, que también el uniforme azul de gala fuese idéntico para todos. La única diferencia fue que los botones metálicos y la chapa en el “ros” de la oficialidad serían “dorados a fuego”.

Continuando con otros cambios iniciales internos como consecuencia de la implantación del nuevo régimen republicano, se dispuso por circular de la Dirección General de Carabineros, de fecha 7 de septiembre de 1931, la sustitución de los sellos oficiales de las unidades en los que debía aparecer el nuevo emblema, sin corona real por supuesto y las dos carabinas cruzadas. Respecto al correo postal del Cuerpo se dispuso que “los sellos para franquear la correspondencia oficial seguirán usándose sin emblema y sin corona”.

Tal y como se mencionó en el capítulo anterior, al proclamarse la Segunda República el principal problema de contrabando que padecía España estaba focalizado en el Campo de Gibraltar y protagonizado desde la colonia británica.

Por ello si durante la monarquía de Alfonso XIII, la Comandancia de Algeciras era la segunda de mayor plantilla a nivel nacional, el régimen republicano decidió, por orden circular de 2 de octubre de 1931, aumentar su número de efectivos desde 812 hasta 863 (incremento de 1 teniente, 3 sargentos, 3 cabos, 2 carabineros de 1ª clase, 41 de 2ª y 1 corneta), convirtiéndola en la primera de España a pesar de ser la de menor extensión territorial.

sábado, 3 de mayo de 2025

Los extranjeros disparan el padrón en Alicante en 2023

 

Los extranjeros disparan el padrón: Alicante ya tiene 362.045 personas con residencia oficial

El Ayuntamiento registra un incremento de 11.196 personas en un año, las mismas que en los cuatro años anteriores, impulsado por la llegada de colombianos y ucranianos, que son ya la quinta nacionalidad

Imagen aérea de la Explanada de Alicante

Imagen aérea de la Explanada de Alicante / RAFA ARJONES

C. Pascual

C. Pascual

En solo un año, Alicante ha aumentado su padrón en 11.196 personas, dejando la cifra oficial en 362.045 personas con residencia oficial, según los datos del Ayuntamiento a 1 de enero de 2023. No es una cifra menor. Son números históricos. De hecho, se trata de un aumento poblacional similar al experimentado en los cuatro años anteriores, entre 2018 y 2022, cuando el padrón de Alicante pasó de registrar 339.648 habitantes a 350.849. Otro ejemplo que evidencia el inusual incremento del padrón municipal en 2022: en un año se ha aumentado la población la mitad que en toda una década, ya que, a 1 de enero de 2013, Alicante tenía en sus registros oficiales municipales a 336.828 inscritos. 

¿Y quién ha provocado estas cifras de récord? Los extranjeros. Tal es así, que por primera vez la cifra de foráneos empadronados supera el 20%. Es decir, una de cada cinco personas que residen oficialmente son extranjeras. Y es que en 2022, aumentó un 11.297 personas, superando el incremento total de población. ¿Conclusión? Los españoles bajaron sensiblemente en las estadísticas. De hecho, la cifra de nacionales lleva estancada en la última década: en 2014 era de 287.858 y ahora, 288.550. 

¿Y cuáles son las nacionalidades que han impulsado el incremento del padrón? Los argelinos siguen siendo más, aunque, de seguir la tendencia, puede que pierdan el puesto de honor en un año. Actualmente, hay 9.187 argelinos empadronados, de los que 1.295 se registraron en el último año. Un aumento más significativo experimentó la segunda nacionalidad mayoritaria: la colombiana, que pasó a tener 8.673 representantes (2.744 más en un año). En tercer lugar continúan los italianos (con 5.427, 603 más en 2022, aunque el puesto peligra). Y es que, como era previsible, la presencia de ucranianos se ha disparado en 2022, coincidiendo con la invasión rusa que ha provocado un éxodo a países del entorno, incluido España. En esa ola de solidaridad, la provincia de Alicante ha sido uno de los destinos más elegidos por los ucranianos que se han visto obligados a abandonar sus hogares huyendo de las bombas. Así, la cifra de empadronados ya es de 4.690, de los que más de la mitad (2.459) se registraron oficialmente durante el pasado año.

Esa subida ha mandado al quinto lugar de entre las principales nacionalidades de extranjeros a los marroquíes, que se han mantenido estables (4.113), por delante de los rumanos (3.959). También ha crecido, aunque lejos de las cifras de los ucranianos, los rusos, con 3.656 (681 más en un año), cifras similares han experimentado los venezolanos y argentinos. Proporcionalmente, resulta destacable los más de 140 ciudadanos de Estados Unidos recién empadronados (hasta los de 606).

Desde el Ayuntamiento, el concejal de Estadística, Antonio Peral, señala que este aumento de empadronados "demuestra que Alicante es la ciudad más atractiva de España para todos los extranjeros que buscan un lugar para vivir y trabajar en España para establecer su residencia". "Es un crecimiento histórico, donde la población de Alicante se incrementa en más de un 3%. Difícilmente habrá otro Ayuntamiento en España donde se haya producido un aumento similar en 2022", añade Peral, quien avanza que en los primeros tres meses del año ya se ha llegado a los 366.537 empadronados, unos 4.500 más que en el inicio del año.

El padrón de los últimos años, en cifras

El padrón de los últimos años, en cifras / informacion.es

Por su parte, el sociólogo Carlos Gómez Gil destaca, la llegada de ucranianos hasta Alicante, "como consecuencia de la guerra que asola el país y al mayor éxodo vivido desde la segunda guerra mundial". También es "llamativo el aumento de rusos, que crecen en 681 personas, menor que en el caso de ucranianos pero muy destacable, sin duda, por salir de ese país".

Por su parte, el experto resalta, en primer lugar, "la importancia de la movilidad en situaciones de crisis, ya sean estas debidas a situaciones explosivas, como guerras, o a situaciones estructurales cronificadas que afectan a los países". Ahí resalta la llegada de ucranianos hasta Alicante, "como consecuencia de la guerra que asola el país y al mayor éxodo de refugiados vivido desde la segunda guerra mundial, con más de ocho millones de ucranianos que han abandonado el país y cerca de cinco millones acogidos en Europa al mecanismo de protección temporal, como los que han llegado hasta Alicante, con un aumento sin duda espectacular". También es "llamativo el aumento de ciudadanos rusos, que crecen en 681 personas, menor que en el caso de ucranianos pero muy llamativa, sin duda, por salir de ese país en este momento".

En el mismo sentido, para el profesor Gómez Gil es "importante señalar que la existencia de comunidades de inmigrantes importantes ya asentadas es un factor de atracción para personas de esos países, algo que se ve con claridad en diferentes comunidades de extranjeros residentes en Alicante". Así, sucede en el caso de los argelinos, "convertidos en la principal nacionalidad en la ciudad, en continuo e importante crecimiento". "Es evidente que Alicante se ha convertido en un destino preferente, por razones históricas y también por la importante presencia de estas personas, con una comunicación marítima directa con el país", añade Gómez Gil, quien resalta que "en Alicante hay comunidades de argelinos con perfiles muy distintos, destacando un sector de argelinos con alto nivel adquisitivo y de vida".

Mejor calidad de vida

En la comunidad colombiana -según el profesor- "opera, también, la existencia de una importante comunidad de ciudadanos residente ya en la ciudad y que atrae a otros compatriotas en sus migraciones, motivadas por la situación de inestabilidad y violencia que atraviesan algunas regiones" 

También considera "relevante" el aumento de venezolanos "que siguen escapando de la aguda crisis del país". Por el contrario, tal y como subraya Gómez Gol, "otras nacionalidades relevantes que han sido importantes comunidades de origen de inmigrantes en la ciudad presentan aumentos muy contenidos, como sucede con los marroquíes, que solo aumentan en 42 personas, o rumanos, que suman en 33 nuevos empadronados". "Sin duda en estos países se han producido ya fuertes migraciones y ahora es mucho más contenida la salida de personas", agrega.

Por último, el sociólogo resalta "la evolución de personas procedentes de algunos países occidentales", como Francia, Estados Unidos o Países Bajos. "Esta es una tendencia muy importante porque se debe, sin duda, a migraciones laborales cualificadas o residenciales que buscan en la ciudad una mejora en su calidad de vida", finaliza Gómez Gil.