martes, 1 de octubre de 2024

La II República Española y Lázaro Cárdenas vive en el corazón de hombres y mujeres

 

Lázaro Cárdenas y su compromiso con la II República Española

La II República Española y Lázaro Cárdenas vive en el corazón de hombres y mujeres que lucharon y siguen luchando para que la justicia y dignidad de los pueblos no sea un mero adorno estético en las declaraciones de principios, sino la razón de ser de la humanidad.
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Lázaro Cárdenas

Los republicanos españoles siempre estuvieron agradecidos a México y a Lázaro Cárdenas, un presidente que supo entender lo que estaba sucediendo en la España de la II República. El Presidente Cárdenas vio cómo la guerra había prendido en España después de un intento fallido de golpe de Estado. En aquellos trágicos momentos, su principal pensamiento fue para la infancia e hizo un ofrecimiento al Presidente de la II República Española: “Traigan los niños para acá”. Azaña agradeció tan noble gesto. El gobierno de Cárdenas fue fiel a la II República Española y lo demostró en todo momento. Según avanzaba la guerra en España, el gobierno de Cárdenas fue abriendo las puertas de México; y mujeres y hombres se abrazaron a la tierra que les acogía. Lázaro Cárdenas bien sabía el valor de la II República Española al enfrentarse al caciquismo que impedía vivir dignamente a las clases populares. Él también tuvo que hacerlo para arrancar México de las garras de quienes habían exprimido sus recursos naturales durante tanto tiempo.

El verano de 1936, España estaba ya frente a la barbarie fascista que recorría el continente europeo. El acuerdo de “No injerencia” de los países europeos la dejaron sola ante el peligro que se cernía sobre la humanidad: primero España, después Europa y más tarde el resto de continentes. El Presidente Azaña alzaba su dolida voz ante la Sociedad de Naciones esperando una respuesta que pusiera fin a lo que ocurría en nuestro país, pero ésta mostró su inoperancia: como el gobernador der Judea, Poncio Pilatos, ante el proceso de Jesús, el organismo internacional, alegando el Tratado de no intervención, se lavó las manos. Decepción, impotencia, rabia. ¿Qué sintió el Presidente Azaña aquel 18 de julio de 1937 cuando pronunció su discurso sobre lo ocurrido en La Sociedad de Naciones, en la Universidad de Valencia?:

A la Sociedad de Naciones fue la República, pero no fue a pedir, ni tenía porqué, que la Sociedad de Naciones le resolviera el problema, que es de su pura y estricta competencia y más fácilmente domeñable por él. Fuimos a la Sociedad de Naciones pretendiendo que esta Asamblea de derecho y guardián de los derechos de los pueblos allí congregados se enterase de que un Estado miembro de la Sociedad de Naciones estaba invadido por otros Estados, dos de los cuales, por lo menos, son también miembros de la Sociedad de Naciones. A esto fuimos a Ginebra. Fuimos allí y hemos vuelto y volveremos a ir, porque nos creímos entonces, nos creemos aún, que para ser oídos en el templo de la paz sea menester entrar en él haciendo ruido de guerra, porque no hemos creído ni creemos aún que para que le reconozcan a uno su derecho en aquella Asamblea-donde no se debe abrir la boca más que para invocar el derecho, porque a él debe la existencia, sea preciso entrar amenazando con que uno se va a tomar por la fuerza su derecho si no se lo reconocen, porque no creíamos ni creemos aún que la Sociedad de Naciones se haya convertido en una especie de Congreso de Viena de larga duración, manejado entre bastidores por dos o tres potencias, y en el cual los pequeños hacen un papel de comparsa; y hemos de ir a la Sociedad de Naciones porque hemos creído y seguimos creyendo que los pueblos de menor fuerza, los Estados de segundo orden– que además son la mayoría –tienen allí algo que hacer, que no consiste en contar las horas que les faltan para padecer ellos mismos la misma suerte que está padeciendo España.

Por eso hemos ido a la Sociedad de Naciones, porque creíamos esto. No se negará que nuestra fe es robusta. La Sociedad de Naciones, cuando acudió por primera vez España con este problema, no estaba enterada ni sabía que España estaba invadida por otros Estados miembros de la Sociedad. No lo sabía... Después de todo, si no lo sabía, ¿qué iba a hacer? A lo mejor, la invasión era una invención de los “rojos”; no había nada qué hacer como no fuera a enterarse. Han pasado meses; el gobierno español, los gobiernos españoles, unos tras otros, han vuelto allí a hacer oír su voz, y la Sociedad de Naciones ya se ha enterado, ya sabe que un Estado miembro de ella está invadido por ejércitos de otros Estados; se ha probado irrefutablemente, y la Sociedad de Naciones, después de hacer constar en una resolución solemne que en España hay tropas extranjeras que hacen la guerra al gobierno legítimo, acordó traspasar el asunto al Comité de No-intervención que funciona en Londres. Nuestra fe es robusta ante esta prueba”.

Y ante aquella soledad apareció el Presidente Cárdenas, el hombre que supo estar al lado de la II República Española. Allí tuvieron cobijo los intelectuales que antepusieron la razón al servilismo y a la barbarie; el gobierno de Cárdenas abrió los brazos a quienes no podían vivir bajo la bota de la dictadura franquista. Hoy, cuando desde las catacumbas del franquismo se alzan voces que invocan aquel tiempo, cuando emerge la sinrazón y los puños para frenar las libertades civiles y los derechos sociales, cuando desde la iglesia  quieren gobernar nuestras vidas y conciencias, es necesario el recuerdo, porque el olvido es no ser, no haber sido. La II República Española y Lázaro Cárdenas vive en el corazón de hombres y mujeres que lucharon y siguen luchando para que la justicia y dignidad de los pueblos no sea un mero adorno estético en las declaraciones de principios, sino la razón de ser de la humanidad.

Lázaro Cárdenas nació en Jiquipán de Juárez (Michoacán), en 1895. Tomó parte en la revolución contra Victoriano Huertas y prestó servicios al gobierno de Obregón. En 1928 fue elegido gobernador constitucional de su estado natal. Durante su mandato se hizo muy popular en todo México; cargo que terminó en 1932. Presidente del Partido Popular Revolucionario, fue elegido Presidente de la República mexicana en el periodo 1934-1940. Durante su mandato se nacionalizaron las compañías petroleras extrajeras que se habían instalado en México. Más tarde, Cárdenas fue secretario de Defensa hasta 1945. Murió en 1970.

Teresa Galeote Dalama

viernes, 30 de agosto de 2024

El cudillismo en la época dictadorial de Francisco Franco

 


(Madrid, 17-12-1970.- Manifestación de afirmación nacional en la Plaza de Oriente. En el balcón Franco, los Príncipes de España y miembros del Gobierno. EFE/Olegario Pérez de Castro/aa Foto Premio Nacional de Periodismo Gráfico 1970 SPAIN DEMONSTRATION OF SUPPORT TO FRANCO: MADRID)

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Artículo de Juan Giner Pastor en Diario Información, de 30 a abril de 2024

En la dictatorial época de Francisco Franco, cada vez que el régimen tenía dificultades nacionales o internacionales, se organizaban manifestaciones de apoyo en las que participaban entusiastas verdaderos o remunerados, llegados desde toda España para concentrarse en la madrileña plaza de Oriente, vitoreando al «caudillo», entonando laudatorios cánticos franquistas y de repulsa a las conjuras criptocomunistas y judeomasónicas que alteraban el sacrosanto sosiego del dictador, guía y modelo patrio. Aunque entonces era basta joven o un niño todavía, sin embargo recuerdo los reportajes que por Radio Nacional y el NODO en el cien, mostraban el fervor de aquellas masas que abarrotaban la Plaza de Oriente, para aplaudir con delirio a Franco cada vez que se asomaba a la balconada del palacio recayente a la plaza de Oriente, algo que si resultaba creíble aquí, no lo era fuera del país.

Espectaculares fueron las manifestaciones narradas en las siguientes crónicas: «En la mañana del lunes 9 de diciembre de 1946, Madrid fue centro neurálgico de la mayor manifestación jamás vista en la historia de España. El pueblo español se rebelaba de esa forma contra la perversa campaña desatada contra España y el gobierno del General Francisco Franco, por los seculares enemigos de España, entre ellos la masonería y el comunismo internacional, que no perdonaban que el Caudillo les hubiese hecho morder el polvo en la guerra de liberación española de 1936-39, convirtiéndose en el único militar en la historia que derrotaba al comunismo en el campo de batalla… Entre canciones patrióticas continuamente se escucharon los gritos de «Ni Rusia, ni comunismo» y el de «Franco, sí, comunismo, no». A las once de la mañana ya estaba casi ocupada la plaza de Oriente con miles de personas que se habían adelantado a la gran manifestación proveniente desde la plaza de Colón, Paseo de Recoletos y plaza de la Cibeles. Del mismo modo grandes riadas humanas entraban a la plaza por las calles Mayor, Arrieta, Carlos III, Bailén, Santiago y colindantes... 

Poco después, la manifestación ocupaba totalmente la plaza frente al palacio, pero aún seguían entrando por las calles cercanas miles de personas, hasta el punto de que se hacía imposible la permanencia de nadie más en aquel lugar. Calcular el inmenso gentío que en aquellos momentos estaba situado en la plaza de Oriente era imposible, pues todavía continuaron llegando y ocupando los escasos sitios que quedaban en los jardines, verjas, monumentos, estatuas, azoteas, balcones y, en todos los lugares próximos al Palacio de Oriente, sobre todo en los andamios de las obras del Teatro de la Opera, expectantes por escuchar el discurso que el Caudillo iba a pronunciar ante ellos…

........................................Nota de Nuevo Impulso.net....................

Hoy día por la Ley de Memoria Histórica no se puede ensalzar el Régimen de Franco. Pero eso no es ensalzar, en recordar un pasado, de lo que nacimos en loa años 40.

sábado, 27 de julio de 2024

Son más interesantes la respuestas que las preguntas (Bernard Pivot)

 


Bernard Pivot. Libros y televisión

Categoría (El libro y la lectura, General) por Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz el 27-07-2024

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De Bernard Pivot (1935-2024) es imprescindible elogiar su compromiso con los libros y lo que transmitió con ellos desde la televisión, hasta el punto de convertir en lector a toda una nación: Francia. Creó ese binomio exitoso, los libros y la televisión, y se lamentó de que no hubiera existido antes ese medio de difusión. Fue un periodista que supo transmitir y entretener, además de enseñar. Fue el alma de famosos programas en los que comentaban lecturas; un auténtico francés, cosmopolita, entusiasta también del vino y del fútbol.

“Nunca dejé que nadie abriera los paquetes de mis libros. Es un placer abrirlos, así con la mano, leer la carátula, mirar la dedicatoria, empezar a leerlo… es la sensualidad”.

Su relación con la televisión tiene una denominación: Apostrophes. Quince años, entre 1975 y 1990, se mantuvo en antena este programa en el que hablaban sobre libros; los colocó en el centro del debate público. Duraba setenta minutos, en horario estelar y en directo; y con un público —también en plató— entregado que podía alcanzar entre tres y seis millones de espectadores. Un espacio que hizo de la conversación en torno a la literatura un verdadero acontecimiento.

“En Apostrophes no hablamos de literatura, hablamos de libros”.

Cuando se lo presentó al director del principal canal de entonces, le dijo que quería producir “un magacín de ideas a partir de los libros”, así como reunir gente que, de otra manera, jamás coincidiría. Para ello se impuso varias normas:  las preguntas debían ser cortas; cualquier respuesta, incluso decepcionante, tendría más importancia que la pregunta; no podía olvidar que el telespectador también preguntaba y que él tenía que escuchar la respuesta.

Y así lo hizo:  Bernard Pivot en ocasiones no intervenía, sabía mantenerse a distancia; se autodefinía no como un crítico, sino como “un correo”, se comparaba con el que trae la información, los comentarios, el que recorre la ciudad, aunque en este caso él no se moviera del lugar. Trataba de ser claro y entretenido. Sin duda, lo logró. Se sirvió de su ingenio y de su socarronería para atrapar al espectador y, sobre todo, era hábil en el manejo de los egos presentes en el estudio, mediaba entre ellos y los espectadores.

Esos egos, con los que tenía que contar, se mostraban adheridos, por lo general y en distinta medida, a un escritor. Aunque sabía que los actores también los poseían, era más fácil hablar con los escritores, porque son artesanos y cuando se ponen a la tarea están solos consigo mismo.

“En cada programa parto de este postulado: el público no sabe nada, yo tampoco, y los intelectuales y escritores saben muchas cosas. Sin embargo, habiendo yo leído sus libros, sé lo suficiente como para ser el mediador entre la ignorancia de unos, que no piden otra cosa que aprender, y el conocimiento de los demás, que no piden otra cosa que transmitir su saber. Un programa de Apostrophes de éxito es aquel en el que los telespectadores salen mejor informados, más cultos, menos ignorantes de lo que eran antes del programa, sienten el deseo irresistible de saber más y, para ello, compran y leen los libros sobre los que hemos conversado”.

Su pasión y su esfuerzo eran notables. También su preparación. Él se pasaba el día leyendo, subrayando el libro, preparando. De ahí que los entrevistados, en general, concurrían con cierta inquietud, puesto que sabía sobre sus obras más que ellos mismos.

“Entonces, yo era un bulímico de la lectura. Yo leía entre diez y catorce horas diarias. De hecho, mi vida familiar se vio muy perturbada por mi compromiso”.

Defendió la literatura y el pensamiento crítico, los convirtió en accesibles y amenos para quienes, como él, crecieron sin libros en casa. Se ponía en el lugar del espectador y pensaba que lo que estaba diciendo el autor tenía que convertirlo en entendible para ese lector que siempre lo veía como un semejante.

Su intención era que el espectador se sintiera recompensado, no le podía hacer perder su tiempo; sus programas llegaban a ser espectáculos, pero nunca se convertían en shows, donde no se supiera cuál era el estilo del escritor, ni el espíritu del libro… Su máxima era estar al servicio de la literatura, del libro.

“Era un placer hacer un programa cada viernes diferente al programa anterior y distinto a su vez al siguiente”.

Tras cada emisión, aumentaba el número de ventas, por lo que lo llamaron “el primer librero de Francia”: un tercio de los libros que se vendían en librerías era porque habían hablado de ellos. Incluso obras que no se destinaban al público en general, como la del filósofo Vladimir Jankélévitch, se volvían un éxito de ventas después del paso por la emisión.

Sabía que no podía entrevistar a todos los invitados del mismo modo, que tenía que adecuarse al carácter de cada uno. En ocasiones le tocaba ayudar a los tímidos y clarificar las palabras de los confusos: con Patrick Modiano, conocido por no concluir sus frases y titubear a cada palabra, supo hacerlo; Pivot le permitió ser él mismo, desde el inicio reconoció su singularidad. Algo que le agradeció el escritor cuando recibió el premio Nobel al pedir su presencia durante la entrega.

A pesar de no ser un programa donde predominaban las entrevistas, algunas resultaron inolvidables, como la que mantuvo con Marguerite Duras, sobre todo por los largos silencios que dejó instalar entre sus respuestas. Sorprendente resultó su encuentro, en el domicilio del antropólogo, con Claude Lévi-Strauss. Asimismo, con Marguerite Yourcenar, dando respuestas tajantes y contundentes, sin ceder en nada a la complejidad de su pensamiento. Y emotiva fue su entrevista con Georges Simenon quien le puso la grabación de su hija que se había suicidado.

“La entrevista más emocionante, la que le hice a Marcel Jouhandeau, la hice un año antes de su muerte. Estaba casi ciego y él sentía que estaba cerca a su fin. Fue un escritor francés muy refinado y lleno de tormentos por estar casado y ser homosexual”.

Pivot fue igualmente un gran artífice de exclusivas:  el escritor disidente ruso Aleksandr Solzhenitsyn le permitió visitarlo en su exilio americano y grabar su vida cotidiana en familia. O la aparición de Nabokov ─un año antes de su muerte─, quien se oponía a ser entrevistado y aceptó la propuesta con condiciones: saber las preguntas con antelación y leer las respuestas ante la cámara junto a un vaso de whisky; sin embargo, como no quería ofender a los telespectadores, pidió que disimularan la bebida en una tetera.  Por el contrario, Bukowski bebió dos botellas de vino blanco en antena; años después indicó que había ido a la televisión francesa con la intención de crear un escándalo y agregó que estaba algo arrepentido.

“Toda la gente me decía que yo era el mismo en la vida y en la televisión. Era para mí el mejor de los elogios”.

Era tal su humildad y su entrega que se lamentaba de no haber podido entrevistar a muchos otros literatos y de que la televisión no se hubiera inventado con antelación para poder tener testimonios de Rousseau, Flaubert, Victor Hugo… Incluso un día soñó que entrevistaba a Voltaire.

Bernard Pivot siempre fue capaz de cuestionarse, de reinventarse sin abandonar su amor por los libros. A este exitoso programa le siguió Bouillon de culture (Sopa de cultura); estuvo en antena entre 1991 y 2001 y fue calificado como una nueva aventura televisiva que mezclaba literatura, cine y arte. También invitó a políticos, entre ellos Mitterrand, a quien el placer de hablar lo estimulaba enérgicamente.

“La crítica literaria nunca ha sido tan útil como ahora. Hay dos tipos de críticas: la periodística y la académica. Esta se dirige a los estudiantes e investigadores; la periodística, al público general. Yo pertenezco al ámbito de la crítica periodística, soy un periodista que a través de sus críticas incita a leer y a escribir”.

Fue una persona muy inteligente, incisiva, divertida, que recibía centenares de cartas de personas que gracias a él descubrieron la literatura. A su vez, demostró su adaptabilidad a los nuevos modos de comunicación: en las redes sociales también fue muy activo compartiendo sus pensamientos, gustos y placeres literarios con un amplio público; en 2018 era un agitador de internet (con cerca de un millón de seguidores).

“Nunca he sido un hombre de poder, sino de influencia. Mi profesión es despertar la curiosidad de los espectadores. Solo soy un alborotador de cabezas”.

La vida de Bernard Pivot comenzó en Lyon en una familia de pequeños comerciantes, de los que recibió una «estricta educación cristiana». Sus padres tenían una tienda, él fue educado por su madre y sus tías cuando a su padre lo detuvieron durante la ocupación nazi. El primer libro que leyó fue Fábulas de La Fontaine.

“Como yo de niño vivía en el campo y veía animales, esas fábulas les daban voz y sentimientos a esas vacas, pájaros, liebres, zorros, cuervos… Les insuflaban inteligencia, sentido, les hacían reflexionar. ¡Y yo estaba encantado!”.

Pasó la guerra en la región del Beaujolais, donde acabaría escribiendo un Diccionario del amante del vino (2007), su otra gran pasión.

Después de estudiar derecho en Lyon y periodismo en París, comenzó en Le Progrès antes de pasar, en 1958, a Le Figaro. En esta publicación primero trabajó en la sección de economía y después le cambiaron al suplemento literario, y fue ahí donde aprendió el oficio de lo que él llamaba “gacetillero” cultural. Con el tiempo, llegó a ser el jefe de la sección, hasta que la abandonó.

Posteriormente participó en la creación de la revista Lire y dio los primeros pasos en televisión con el programa Ouvrez les guillemets (Abrir comillas), que comenzó en 1973, en TF1: “Yo aprendí a querer la lectura, leyendo. No estaba destinado a hacer el periodismo literario, fue el azar el que me llevó y también fue casualidad que quince años más tarde me propusieran hacer el programa”.

Double J fue su última aventura televisiva entre los años 2002 y 2006. Tiempo después, en 2018, afirmó que lamentablemente se había reducido el espacio que ocupaba la literatura en prensa escrita y en radio si se comparaba con la situación de treinta o cuarenta años atrás. En cambio, reconocía que seguía ocupando un espacio honorable, porque tanto Le Monde como Le Figaro y Libération continuaban teniendo suplementos literarios importantes.

Desde su adolescencia fue un apasionado del fútbol; de joven fue su diversión, su placer. Muchos intelectuales franceses veían mal y no entendían que en una misma persona se diera esa fusión en sus gustos; que defendiera un deporte popular, vulgar, universal, ruidoso, que ellos veían tan opuesto a la literatura. Pero cuando el equipo francés ganó el mundial, opinaron de modo diferente.

Su pasión igualmente se extiende a su lengua materna, el francés, con todas las peculiaridades y las dificultades de su ortografía. Una ortografía que se esforzó en dar a conocer de forma amable a través de sus famosas competiciones desde 1985, que convirtieron los dictados en algo popular.

En 2004 Ingresó en la Academia Goncourt, la que entrega el más prestigioso de los premios literarios franceses. Diez años después se convirtió en su presidente, hasta fines de 2019; en aquel momento introdujo varias innovaciones, entre ellas la prohibición de que sus miembros trabajasen para una editorial.

“El palmarés del Goncourt en más de un siglo es a la vez caótico, sorprendente, excitante y en algunos casos decepcionante. (…) La academia busca en un libro que deslumbre, que aporte una visión nueva del mundo, una sensibilidad original, que dé la sensación de que resistirá el paso del tiempo. También el placer de la lectura y que te haga creer que centenares de lectores compartirán ese placer contigo”.

Hablando de galardones, en 2011, recogió en Madrid el premio Antonio de Sancha que conceden los editores de la capital española y se lo dedicó a su admirado escritor, además de amigo, Jorge Semprún.

“Un español que escribe en francés, un escritor comprometido que escribió novelas alimentadas por su experiencia como intelectual. Él es muy francés, porque es escritor e intelectual. Me gustan los escritores intelectuales”.

Su biografía literaria contiene dos novelas, una publicada en 1959 L’amour en vogue, su primera novela, que él mismo calificó como «un simpático error de juventud» y otra en 2012 Oui, mais quelle est la question?; en 1998,  sacó a la luz sus memorias, Remontrance à la ménagère de moins de 50 ans, con una portada que recorrió medio mundo: el presentador con anteojos de lente baja, un lápiz en la boca y un libro abierto entre los dedos; además de varios ensayos y crónicas.

“Acabo de publicar un libro que se titula Lire! (2018), escrito junto a su hija, Cécile Pivot. He pasado toda mi vida incitando a la gente para que lea, he sido un enlace entre los libros y los lectores. Me entristece ver que los jóvenes no leen. Tengo una nieta a la que quiero mucho pero lee poco, me gustaría que leyese más… No hay que ablandarse, hay que seguir emitiendo programas literarios en la televisión, los periódicos tienen que seguir hablando de literatura, los padres y los abuelos deben dar ejemplo y ser misioneros de la lectura”.

Tenía dos bibliotecas, una en su casa de campo y otra en París; una, personal, con los libros que le gustaban y la otra con los utilitarios, con los libros que necesitaba para su actividad periodística, llena de diccionarios, de memorias, de compendios técnicos. A lo largo de los años cambiaron sus gustos literarios; mantenía la lectura de novelas y poemarios, y sumó los diarios íntimos, las biografías… De siempre permaneció en él el gusto por la literatura panfletaria, de la que sí hay tradición en la literatura francesa.

La gente que lee tiene conocimientos del mundo que los demás no tienen porque al leer te acercas a ideas y a personas de las que no tenías ese conocimiento antes. Leer es sacar noticias de los demás, interesarse por los demás; leer es aumentar tu cultura general propia”.

Cerca de París, en 2007, el escritor chileno Cristián Warnken tuvo la fortuna de entrevistar al entrevistador en su programa Una belleza nueva.  Merece la pena verlo y apreciar cómo era, cómo le nacían de las entrañas las palabras, esa efusividad que transmitía. Y, a su vez, cómo uno y otro están a la altura y forman un dúo que resulta hipnótico y deleitoso. El que le entrevista finaliza preguntándole que si tuviera la oportunidad de interrogar a Dios qué le diría. Bernard sin dudarlo menciona que su primera pregunta sería: “Explíqueme, ¿por qué creo en usted?”

Este hombre que fue un ejemplo a seguir murió en mayo en Neuilly-sur-Seine, un día después de cumplir los 89 años: “Me gustaría morir mientras leo un libro de La Fontaine o de Giono. Leo y de pronto mi corazón se detiene. Sería magnífico”.

martes, 23 de julio de 2024

El falangista y gobernador civil de Alicante José Mallol Alberola evito una masacre de republicanos refugiados en el puerto de Alicante

 

                      Liberación de Alicante por al tropas nacionales finales de marzo de 1939

 

El falangista y gobernador civil de Alicante José Mallol Alberola evito una masacre de republicanos refugiados en el puerto de Alicante a finales de marzo e 1939-

Esa misma noche del 28 de marzo de 1939 José Mallol Alberola se reunió con el gobernador militar republicano Ricardo Burillo y su subordinado el teniente coronel José Muñoz Vizcaino en la Comandancia de Marina, y allí acordaron un traspaso pacífico de poderes.

Al día siguiente Mallol asumió el cargo de gobernador civil y en la mañana del día 30  de marzo anunció por radio que la ciudad estaba a las órdenes del Generalísimo Francisco Franco, al tiempo que quitaron la bandera tricolor republicana del Ayuntamiento para colocar la nacional.

Apenas unas horas más tarde llegó la División Littorio del general Gastone Gambara que ocupó la ciudad sin resistencia, salvo el Puerto donde quedaron agolpados unos 8.000 refugiados republicanos que aún esperaban la llegada de algún barco que pudiera sacarles al extranjero.

El día 31 llegaron al puerto de Alicante 3 buques de guerra franquistas (los minadores Vulcano y Marte, y el crucero Canarias) que lastraron las pocas esperanzas que los refugiados aún pudieran tener de escapar. Según la biografía de José Mallol, el Canarias tenía órdenes de disparar hacia los muelles contra los republicanos pero como gobernador civil logró convencer a los mandos militares de no ejecutar dicha orden.  Mallol evitó una auténtica masacre pues aún quedaban en el Muelle de Levante miles de personas. 

En su autobiografía también asegura que destruyó listas de alicantinos republicanos vinculados a delitos de sangre durante el Terror Rojo para que no fueran represaliados por la naciente Dictadura Franquista.

Tras el fin de la guerra, Mallol ejerció de Gobernador Civil durante un breve periodo de tiempo y de jefe provincial del Movimiento durante varios años. También de Delegado Provincial de Sindicatos durante un mes, pero fue substituido por negarse a acatar órdenes.

 

Desfile de la Victoria en Alicante 1939

Largo Caballero en Alicante en enero de 1936

 Un mitin electoral de Largo Caballero en el cine Monumental de Alicante, el 26 de enero 1936, se
hará famoso en toda España por algunas de las palabras que pronunció. Entre otras cosas
dijo que, si triunfaban las derechas “tendríamos que ir forzosamente a la guerra civil decla-
rada”. El periódico republicano alicantino decía al día siguiente: “las derechas quieren una
España hitleriana. Una España ignorante y con hambre. Una España sin libertad, sometida
al terror de la reacción y del fascismo”.


Por su parte, la derecha alicantina tampoco se quedaba corta, publicando su periódico
local Más que si ganaba la izquierda habría: “disolución del ejército. Aniquilamiento de la
Guardia Civil. Armamento del pueblo. Incendios de Bancos y casas particulares. Reparto de
bienes y tierras. Saqueo en forma. Reparto de mujeres”. Las cosas estaban muy tensas. En
la madrugada del día 5 un grupo de falangistas intentó quemar la redacción de El Lucha-
dor. Al día siguiente hubo, incluso, enfrentamientos de falangistas e izquierdistas en la
Rambla y el Mercado Central.


Las elecciones de febrero 36, volvieron a dar un resultado dispar en cuanto al general del
Estado (53,2% el Frente Popular, frente al 44.6% las derechas), y el de Alicante ciudad (un
aplastante 80,72% del Frente Popular)

sábado, 20 de julio de 2024

LA PRIMAVERA CALIENTE DE 36 EN ALICANTE, Revista Meer por Ramón Fernández Palmeral

 


                  

               LA PRIMAVERA CALIENTE DE 36 EN ALICANTE

 

                  La Guerra Civil Española empezó en octubre de 1934

 

 

 

Ramón Fernández Palmeral / revista Meer, agosto 2024

 

Retirado en la paz de estos desiertos,
Con pocos, pero doctos libros juntos,
Vivo en conversación con los difuntos
Y escucho con mis ojos a los muertos.
(Quevedo)

 

Antecedentes

 

Cuando los españoles teníamos superada y olvidada la Guerra Civil (1936-1939), llega el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y no endiña, sí endiña del verbo golpear, la Ley de Memoria Histórica 52/2007. Cuyo  Preámbulo dice: “La presente Ley tiene por objeto reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura, promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal y familiar, y adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre los ciudadanos, todo ello con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales”.

 

 Y cuando llega a la presidencia del gobierno español un alumno aventajado de Zapatero en junio de 2018 tras una moción de censura a Rayo, otro socialista Pedro Sánchez,  “no golpea bajo la Ley de Memoria Democrática 20/2022. Preámbulo: “Desde el fin de las guerras civiles y conflictos mundiales  [mentira las guerras mundiales siguen en Ucrania con la invasión rusa y en Gaza con el ataques a Israel y toma de ciento de rehenes por Hamás] que asolaron Europa en el siglo XX, y especialmente desde el Holocausto, el impulso de las políticas de memoria democrática se ha convertido en un deber moral que es indispensable fortalecer para neutralizar el olvido y evitar la repetición de los episodios más trágicos de la historia. El firme compromiso con la pedagogía del «nunca más» se ha convertido en un imperativo ético fundamental en las sociedades democráticas en todo el mundo”.  Su principal objetivo es perseguir el franquismo de posguerra y sacar a Francisco Franco y a José Antonio Primo de Rivera del olvida Valle de los Caídos en el municipio de Cuelgamuros.

 

Se olvida la “violencia roja” de la primavera del 36 (ante del 18 de julio) (libro de Sergio Campos y José Antonio Martín, en Espasa), por parte de CNT, FAI, milicianos sueltos, anarquistas y comunistas, contra los perdedores de la CEDA (república de derechas), con persecución, detenciones, torturas en las chekas republicanas y asesinitos por pistoleros de falangistas, empresarias, gente de derechas, sacerdotes y monjas,  indiscriminadas mientras las gobernadores civil frentepopulista miraban para otro lado, siguiendo consignas del gobierno que había ganado las elección del 36, pero eso no daba derecho a una caza de cedistas. Queda abierta la veda para investigar sobre la Guerra Civil. En los gobiernos autonómicos gobernados por PP y Vox, se cambian estas leyes partidistas y subjetivas por Ley de la Concordia (juzgar a republicanos y sus víctimas).

 

Estamos de acuerdo en que hayan salido las leyes de Memoria Histórica y Democrática para que los investigadores objetivos estudiemos a los dos bandos enfrentados en una guerra fratricida.

 

 

Inicio de la Guerra Civil española

 

La Segunda República se impuso, a todas luces de una forma ilegal el 14 de abril de 1931 después de unas elecciones municipales, donde los republicanos ganaron en las principales ciudades y los monárquicos en el resto de poblaciones. Autoproclamación que no contentó a todos. Lo procedente debió haberse hecho un plebiscito o referéndum (consulta al pueblo sobre asuntos transcendentales  para la nación en cuestiones de naturaleza constitucional, legislativa o administrativa). Como se haría en Italia en 1946 después de la II Guerra Mundial que decidió ser una república.

 

Como la Segunda República española nació coja, coja siguió a pesar de aprobarse una Constitución y hacerse después dos elecciones generales, pero estás se hacían sobre una base ilegal. Para poner un ejemplo gráfico: “Si un jugador de fútbol mete un gol, después de un fuera de juego, el gol será anulado por el árbitro”. Sí, ciertamente que la II República desde los balcones de los ayuntamientos, pero desde un fuera de juego, por lo tanto el gol debió ser anulado. Durante  cinco años hubo descontentos, y dos gobiernos o bienios, uno de izquierdas y otro de derechas bajo la presidencia de Alcalá Zamora. La derecha conspiró desde el primer momento para derrocar a la república laica y modernizadora de España. La quema de iglesias y conventos alentó el fracasado golpe de Estado de la  Sanjurjada del 32 que finalizó con muertos y detenciones de varios generales entre ellos a general José Sanjurjo, al que se le dejó escapar  y marchó al exilio de Estoril en Portugal, para seguir conspirando contra la república. 

 

En realidad, la Guerra Civil española no dio comiendo el 18 de julio de 1936, sino que se inicia con la Revolución de Octubre de 34, en Asturias movimientos obreros armados promovidos por el PSOE y la UGT y Ezquerra en Cataluña, con Largo Caballero e Indalecio Prieto como principales responsables. Indalecio Prieto se encargó del avituallamiento de armas con el buque Turquesa (de siempre los socialistas han tenido muy mal perder). Revolución como una forma de protesta contra el gobierno de Lerroux que había tomada posesión el 4 de octubre, por incluir  tres ministros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autonómicas),  partidos de derechas católica y conservadora, que era imprescindible para gobernar tras las elecciones generales de noviembre de 1933 con una colación radical-cedista. Acusaron a la CEDA de fascistas, cuando no lo era. De mala manera la CEDA aguantó los envites de los socialistas, con precarias presidencias de Lerroux, Chapatrieta y Portela hasta a las elecciones de febrero de 36, que ganó con cierto fraude en la contabilización de lo actas el Frente Popular (Coalición de izquierda) que no formó grupo parlamentario, sino que se articuló en diversas minorías parlamentarias correspondientes a cada uno de sus integrantes.

 

Cuando en noviembre del 33 gana la derecha, los socialistas se soliviantan, porque tienen muy mal perder, no lo soportó Largo Caballero (lo hemos visto estos años con el socialista Pedro Sánchez), arman a los obreros de Asturias y en octubre se conforma una revolución, la huelga insurreccional se entendió a toda España. Para las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933 formó coalición con varios partidos, como el monárquico Renovación Española, con el fin de aprovechar las ventajas que la ley electoral otorgaba a la mayoría, obteniendo 115 actas de diputado convirtiéndose en la primera fuerza política en el Parlamento, pero sin la fuerza necesaria para formar gobierno, por lo que en un principio se limitó a condicionar la política del gobierno formado por Alejandro Lerroux (PRR).

 

Hubo más de 1.500 muertos  (entre ellos 100 guardias civiles), hubo atentados con dinamita a las casas-cuarteles. Con  la intervención de la Legión dirigida esta vez por el general Franco a las órdenes de Lerroux, hubo una brutal represión, con unos 30.000 detenidos. La policía detenía a los responsables de la rebelión como Largo Caballero, Teodomiro Menéndez, y en Barcelona al ex presidente del consejo de ministros  Manuel Azaña, internado el barco prisión «Ciudad de Cádiz» anclado en el puerto de la capital Catalana. Es decir, que los propios republicanos le dieron la puntilla a la Segunda República, por intrigas, envidias y venganzas, entre ellos mismos.

 

 

 

          

La trama de la rebelión militar en Alicante  

 

    Los vínculos del nuevo gobierno frente-populista de Manuel Azaña con Moscú eran evidentes como  ejemplo tuvimos al  agitar húngaro Béla Kun y otros comunistas de Stalin. Lo me moviliza a los patriotas militares que se ven vendidos a una potencia extranjera. En cuando el Frente Popular llega al poder se desbordas las demanda de las promesas electores, Largo Caballero le exige  a Azaña la prometida amnistía de los presos de la revolución de octubre del 34.

 

    En Alicante hubo 8 checas como al del chalet Herrero, clínica Ollvaer, Convento de la sangre… entre ellas la de la Santa Faz  (Alicante en Guerra, pág.80), cuyos carceleros, huyeron, la mayoría en el buque mercante británico Stanbrook a Orán (Argelia bajo control francés). Desmantelada la checa  en julio del 1937. Se encontraron 22 cadáveres en las criptas de la Iglesia, otros en el patio de claustro, y en el patio final de dicho Convento. Entre los cadáveres estaba  Alfredo Coloma Payá, teniente de ka Guardia Civik de Altea.  Fueron trasladados al Cementerio Municipal en donde fueron identificados, recogiéndose meticulosamente restos de ropas, llamando incluso a sus familiares para completar ese cometido. No fueron enterrados la mayoría en la fosa común, sino en nichos.

 

La Segunda República aprobó la Ley de la Defensa de la Republica en octubre del 31 y con ello impusieron la tortura de las checas o “chekas” soviética para imponer el terror, miles de inocentes pasaron por ellas y mucho fueron fusilados. Es cierto que una gran mayoría no comulgada con la Republica de su proclamación ilegal en abril del 31. En Alicante se consiguió controlar la sublevación de los militares por la visita del diputado Diego Martínez Barrios el 20 de julio del 36, que inmediatamente sustituyó al gobernador miliar Aldave por un coronel Espá, afín a la República y detuvo a los mandos más destacados p proclives a la sublevación y enviados a las checas o barcos prisión del puerto.

 

   “La ciudad de Alicante no era una plaza militar de importancia pero, aunque tenía un destacado valor estratégico, debido al puerto y a sus comunicaciones con Madrid [ferrocarril], la función defensiva que desempeñaba hay que situarla en el conjunto de la Tercera División Orgánica, en la que Valencia, sede de la división, contaba con una fuerte y complicada guarnición de tierra y un grupo de aviación -Manises-, y Cartagena era la principal Base Naval del Mediterráneo…” (Glicerio Sánchez Recio “La trama de la rebelión militar en Alicante, IAC Juan  Gil Albert, 1990 página 19)

 

 Hechos que se confiaron cuando estalló la guerra civil o Alzamiento Nacional. La UMRA., o Unión Militar Republicana Antifascista, fue como su nombre indica, una asociación surgida en el seno del Ejército para defender a la República y hacer frente al creciente empuje del fascismo, especialmente entre los miembros de las fuerzas armadas. Y en contra posición, por ello, los militares se habían agrupado en dos formaciones clandestinas de jefes y oficiales del Ejército: los de UME, contra la República descontentos con la reforma militar de Manuel Azaña y le UMEU, a favor de la Republica.

 

        

El fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera en Alicante

 

El fusilamiento de José Antonio el 20 de noviembre de 1936 en la Prisión Provincial de Alicante, además de ser un error de la República, el franquismo lo convierte en mito.      

En la cumbre de terror rojo en la primavera caliente del 36, sucedió que  en marzo  un grupo de pistoleros falangistas intentó asesinar al diputado socialista Luis Jiménez de Asúa el 12 de marzo, era el primer atentado de la Falange contra un diputado, salvó la vida, no así su escolta. Un mes después Falange ordenó asesinar al magistrado instructor de la causa Manuel Pedregal. Aquellos sucesos provocaron que Manuel Azaña, en uno de sus característicos arrebatos de poder,  declarara a la Falange fuera de la ley, y se iniciara la clausura masiva de sus centros en toda España, y la detención de sus dirigentes como  a su fundador José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera. José Antonio fue detenido el 14 de marzo en la Cárcel Modelo y condenado a cinco años de prisión, y ante, el temor de una fuga fue trasladado el 5 de junio a la Prisión Provincial de Alicante, junto a su hermano Miguel.  A Alicante vinieron Margarita Larios, la mujer de Miguel, y Carmen Primo de Rivera y se hospedan en el Hotel Victoria que se convertirá en un cuartel general falangista. Porque el director de la prisión no prohibió los cientos de visitas al preso José Antonio.

 


Fernando, hermano de José Antonio, era militar de Caballería, aviador y médico de profesión, se hace cargo de la dirección de la Falange, fue detenido el 13 de julio en Madrid, el mismo día del asesinato de Calvo Sotelo, y llevado  a la cárcel Modelo de Madrid donde la noche del 22 al 23 de agosto de 1936, sucedió el asalto de la turbas frente-populistas de dicha cárcel (ver la Matanza de la Cárcel Modelo), fue fusilado sin juicio  en los sótanos de la cárcel junto a los políticos de derechas de la CEDA Melquíades Álvarez, Julio Ruiz de Alda, Manuel Rico Avello, entre otros muchos presos. Fernando Primo de Rivera adscrito políticamente al españolismo radical, en 1933 fundó con su hermano la Falange Española. Desde marzo de 1936, y a instancias de su propio hermano José Antonio, que había sido detenido, tomó el mando efectivo de la Falange, a la que enlazó, en los meses previos al levantamiento del 18 de julio de 1936, con los militares golpistas.

En la madrugar del 19 de julio, un grupo de 62 falangistas venido de la Vega  Baja en tres camiones, y armados, dirigido por José María Maciá Rives «el Pollo» y Antonio de Pinié Roca de Tagore, barón de la Linde, pesando que la sublevación había triunfado en Alicante, fueron detenidos en Agua Amarga, por Guardia de Asalto y la Guardia Civil, detenidos 52 de ellos, fueron juzgados por el Tribunal Popular y fusilados  los 52 falangistas en el día 12 de septiembre bajo el grito de “nos han engañado”.

A mi entender, fue un error fusilar a José Antonio, puesto que, convirtió a Alicante en diana de bombardeos por la aviación italiana desde Baleares, aliada de los sublevados, en venganza.

 

 

El comandante de la Guardia Civil Enrique Ballenilla

 

Los partidarios de la sublevación, falangistas y antiguos dirigentes de la CEDA, eran detenidos y llevados al Reformatorio de Adultos de Alicante para hacer posteriores “sacas” de presos, o alguna de las 8 checas como la situada en el  santuario de la Santa Faz en San Juan.  La reliquia de la Santa Faz se salvó milagrosamente por el alcalde comunista Rafael Millá y el ex alcalde Lorenzo Carbonell  trayéndola a escondidas a Alicante.

Cuando el entonces teniente coronel jefe de la comandancia de Alicante José María Estañ Herrero se hallaba de permiso de verano en Málaga, le sucedió en el mando como segundo Jefe el comandante Enrique Ballenilla Herrera, de 50 años, a punto de jubilarse, se negó a entrar las armas de la Guarda Civil en los Ayuntamiento según la orden el gobernador civil Valdés Casas: Fue detenido el 24 de julio junto a otros oficiales como Ojeda de la Caja de Reclutas, capitán Meca de Estado Mayor, por orden del gobernador militar coronel Espá. Trasladado Ballenilla a Cartagena y después a Almería conde un Tribunal Popular lo condena a la pena capital, y fue fusilaron en Almería el 30 de agosto del 36. Tenía mujer y 5 hijos. 

 

 

 

Cambio de nombre a  la Guardia Civil  en zona republicana

 

 Con la detención y fusilamiento de su comandante, la Guardia Civil de Alicante acató la normas de la Republica y se unieron a la guardia de Asalto, carabineros y milicianos republicanos a lo que dieron armas, excepto en algunos Puestos.

 En un principio, el gobierno del Frente Popular, ganador de la elecciones de febrero del 36  prescinde prácticamente de las fuerzas de Orden Público, de las que desconfía, dándose cuenta de la incompatibilidad entre dichas instituciones en general informadas por unos principios tradicionales de honor y de disciplina y, por el contrario confía en los pistoleros y turbas armadas que defienden al régimen. Son numerosísimos los miembros de estos organismos de Orden Público que caen asesinados y muy escasos los que, como rara excepción, aparecen identificados con el Gobierno rojo y gozan de su confianza.

 

El Cuerpo de Policía y de Seguridad, así como la Guardia Civil, son diezmados, y el nombre de este benemérito Instituto es substituido por el de Guardia Nacional Republicana, siendo llamados a sus filas, para reforzarlas y llenar los claros producidos por los asesinatos y cesantías, multitud de facinerosos.

 

Por Decreto de 30 de agosto de 1936 el gobierno de la Segunda República de reorganización de la Guardia Civil en la zona rojo o republicana y pasa a llamarse Guardia Nacional Republicana (Gaceta de Madrid. Diario Oficial de la República nº 244, pg. 1564, de 31 de agosto de 1936) Sin pasarlo a debate en la Cortes.  Siendo ministro de la gobernación Sebastián Pozas y presidente de la República Manuel Azaña. La Dirección General pasó a llamarse Comité Central en Madrid, y en las Comandancias pasaron a llamarse Comité Provincial, los guardias pasaron a llamarse compañeros. Continuaron usando el tricornio con barboquejo y sus uniformes tradicional hasta su disolución, junto a los Guardias de Asalto el 19 de octubre de 1937.

 

El Inspector de la Guardia Civil y luego de la GNR fue el general de brigada de la Guardia Civil  José Sanjurjo y Rodríguez de Arias. Leal a la República.

 

(Al fin, el 31  agosto de 1936,  la izquierda socialista y  comunista  conseguía su propósito histórico de disolver a la Guardia Civil, ideas que tenían los Progresistas desde que la fundara el  duque Ahumada en 1844, en tiempos de la reina Isabel II de Borbón; sin embargo, lleva ya 180 años). Una Segunda República que persigue a los que se quieren aliar con los fascistas, y unos falangistas y fascistas que no quieren que España se alinee con los comunistas de Stalin. Dos ideologías enfrentadas.

 

En Alicante se constituyó el Comité Provincial de la GNR el día 9 de septiembre de 1936, y abrió un libro de Actas con anotaciones diarias diez días después, el 19 de septiembre de 1936 en Alicante  hasta el 12 diciembre del 36 que finaliza en Orihuela, consta de 100 páginas manuscritas. El cuartel de la Comandancia estaba entonces en la plaza del Ayuntamiento. El Comité provincial estuvo compuesto por siete compañeros miembros llamados entre sí compañeros o camaradas, sin graduación

 

La Guardia Nacional Republicana a las órdenes del gobernador civil Francisco Valdés Casas, entregó armas en los ayuntamiento, y éstos a su vez a los milicianos republicanos, se unió a los Guardias de Asalto para dar seguridad y organizar la defensa pasiva con más de 90 refugios antiaéreos de los 83 bombardeos que recibió Alicante durante los 3 años de guerra. Los bombardeos más destacados fueron los del 28 de noviembre de 1936, llamado el de "las ocho horas", en venganza por el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange,  el 20 de noviembre del 36 en la Prisión Provincial de Alicante, y el del 25 de mayo de 1938 con 313 muerto en el Mercado Central. Además de Alicante capital se bombardearon por la legión aérea italiana (con base en Baleares) los pueblos de Denia, Jávea, Benidorm, Alcoy Villajoyosa, Villena, San Vicente del Raspeig Santa Pola y Torrevieja.

 

Aunque  la Guardia Nacional Republicana  duró 13 meses y medio, hasta ingresarse en un nuevo Cuerpo de Seguridad, depurados evidentemente, hasta el 19-10-1937.

En Alicante existían dos aeródromos el de El Fondó en Monóvar y el de Rabassa en Alicante, donde además existía un taller  de mantenimiento y reparación de motores de los aviones rusos republicanos (a España llegaron unos 700 aviones Katiuskas o chatos), de donde despegaban aviones para bombardear zonas nacionales, como el bombardeo republicano de Zaragoza el 24 de agosto 1937

 En la provincia de Alicante se construyeron por la República cientos de búnkeres, trincheras y nidos de ametralladoras para la defensa aérea y posible ataque terrestre:

 

 

(Referencias del libro de Actas en el Archivo Histórico Provincial de Alicante: GC-B 00019.001 / 19-09-1936 / 19-12-1936. Libro de actas del Comité Provincial de la Guardia Nacional Republicana /Gobierno Civil).

 

 

Historia Institucional de los Cuerpos de Seguridad en la República

 

 
    Señor Subsecretario de Gobernación. Hay que recordar y aclarar que el decreto de 29 de diciembre de 1936 del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra (Ministerio de la Gobernación), desde Valencia, creaba para la capital el Consejo Nacional de Seguridad y para el resto, Consejos Provinciales de Seguridad en cada capital de provincia. En ese decreto el Cuerpo de Seguridad se dividía en Grupo Uniformado y Grupo SIN UNIFORME. El Grupo Uniformado se dividía en 3 Secciones: Seguridad Rural, Seguridad Urbana y Seguridad de Vanguardia. El Grupo sin uniforme en 3 Secciones: Sección de Fronteras, Judicial y de Investigación. Por uno de sus artículos quedaban disueltos los Cuerpos de la Guardia Nacional Republicana, Seguridad y Asalto, Vigilancia e Investigación y Milicias de la Retaguardia.

 

Es decir, que la Guardia Nacional Republicana, repito, duró 13 meses y medio, porque se disuelve y queda  integrada en el llamado Cuerpo de Seguridad de la República, por lo que la GNR desapareció, así como la Guardia de Asalto, bajo el mando de un Inspección general del Cuerpo de Seguridad (Grupo uniformado)

 

El Cuerpo de Seguridad creado por decreto el 26 de diciembre de 1936 se denominará 'Cuerpo de Seguridad', y tendrá como misión primordial el mantenimiento del orden, vigilancia e investigación, quedando constituido con las fuerzas y personal de los distintos Cuerpos de Vigilancia, Seguridad, Asalto y Guardia Nacional Republicana. El Cuerpo de Seguridad estará dividido en 2 grupos: Grupo Uniformado y Grupo Civil. El Uniformado se compondrá de 2 Secciones: la de Asalto y la Urbana. El Civil estará constituido por 3 Secciones: Policía interior, Policía exterior y Policía Especial. El personal del Grupo Uniformado ingresará en las Secciones de Asalto y para pasar a las Urbanas habrá de prestar servicio en Asalto por un tiempo mínimo de 2 años (Gaceta de la República del 13 de agosto de 1937).

 

La Gaceta de la República crea el 19 de octubre de 1937  (págs. 242-243), la Inspección General del Cuerpo de Seguridad (grupo uniformado), con sus dependencias y competencias. Firmado en Valencia, 17 de Octubre de 1937. .

 

 Traslado del Gobierno de la República a Valencia

 

Este Decreto se firmó en Valencia porque el gobierno de la República se trasladó de Madrid a Valencia el 7 de noviembre de 1936, por orden de Largo Caballero, y permaneció en la capital del Turia hasta el 31 de octubre de 1937, en que paso a Barcelona. Por ello, Alicante quedó aislada del gobierno de la República, como un reducto de republicanos venidos desde Madrid como niños a colonias colectivas, para tratar de embarcar hacia Francia o Norte de África como  los barcos Tucumán (destructor argentino) y el Stanbrook (británico). La población de Alicante y su provincia se elevó considerablemente. Al elevarse la población disminuyeron los recursos alimentarios  en la retaguardia y se imponen las cartillas de racionamiento y surge contrabando y el estraperlo.

 

El recién nombrado presidenta de la República Manuel Azaña se traslada del palacio Real de Madrid al refugio cartujo de Portaceli en la Pobleta de Valencia, posteriormente se traslada a Barcelona y desde aquí a Francia donde fallecerá el 3 de noviembre de 1940 en Montauban (suroeste de Francia), con 60 años. 

 

 

Guardias Civiles en la columna de Joaquín Pérez Salas

 

A finales de agosto de 1936 el líder y militar republicano Joaquín Pérez Salas reorganiza en el Levante español, entre ellas en Alicante y Alcoy, una columna que  participa en la fallida ofensiva de Córdoba, operación que estaba dirigida por el general Miaja. Pérez Salas estaba a cargo de una columna compuesta por una sección de carabineros, 300 guardias civiles, un grupo de guardias de Asalto, dos compañías de marineros, un grupo mixto artillería y numerosos milicianos. (Según el historiador Francisco Moreno Gómez, Guerra Civil en Córdoba, Alpuerto, 1985, pg. 243).

 

Por fortuna para la Benemérita, al termina la guerra se salvó de ser disuelta por los primeros gabinetes de Franco, ya que tenía varios altos cargos que admiraban a la Guardia Civil como el general Alonso Vega, a la que consideraban patrimonio de España y parte de las Fuerzas Armadas, y que en algunos casos tenían un amplio sentido de Estado y altura de miras. Destacaban en esta defensa del Cuerpo los generales Dávila, Asensio, Yagüe, Varela, el coronel Valentín Galarza y especialmente Muñoz Grandes, este último el más brillante e indisimulado amante de la Benemérita. A ellos se unían otros militares allegados a Franco, como el general Camilo Alonso Vega (paisano de Franco) y el general Vigón, que ejercían influencia sobre el Caudillo, y que no veían con buenos ojos la pretendida disolución ni tampoco la alternativa al cuerpo. Además son años de la Segunda Guerra Mundial y la entrada en España del maquis enviado por el PCE en Francia.

 

 

 Conclusiones

 

El pensamiento crítico se obtiene cuando se ha tenido muchas lecturas y se han consultado muchos libros de uno y otro bando.

 

En definitiva y haciendo una breve cata en los sucesos de la Primavera de 1936 en Alicante, haciendo uso de mi libertad de expresión según la Constitución del 78, y de acuerdo al hecho de haberse levando la veda sobre la Guerra Civil, y gracias a que hayan salido las leyes de Memoria y Democrática, arriba referenciadas, para que los investigadores objetivos estudien a los dos bandos, sin exaltar ni ensalzar ni a unos ni a otros, y con el respeto máximo a la víctimas y familiares de ambos bandos, es hora de internar una reconciliación entre las dos Españas.

 

La violencia solo trae más violencia, el odio solo trae más odio, y nunca se le debe dar voz a los cañones ni a las pistolas, fusile ni bombas. Las guerras son un túnel sin salida, que siempre nos devuelve a la casilla de salida.

Este país tiene gran facilidad para convertir héroes en villanos y, por contrario, villanos en héroes.

 

 

 

 

 

                                         Bibliografía Consultada:

 

-Fernández Palmeral, R. “Primeros meses de la  Guerra Civil en Alicante”, revista Meer, 20-02-2024

 

-Martínez Leal, J. De las urnas a las armas. IAC Juan Gil Albert, 1995

 

-Mora Pío. Los orígenes de la Guerra Civil Española. Encuentro, 2007

 

-Rosser Limiñana, Pablo. Bombas sobre Alicante. Ayuntamet de Alacant, 2023

 

-Salinas, Carlos. Alicante en guerra. Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2017.

 

-VV.AA. Alicante en Guerra, Ayuntamiento de Alicante, Concejalía de Memoria historia y Democracia Municipal (en PDF). (Autores: Pablo Ressel Limiñana, Remedio Sorianos, María Ángeles López López, Salvador de la Cruz Hernández y Seila Soler Ortiz).

 

 

-VV.AA. La guerra civil y franquismo en Alicante. IAC Juan Gil-Albert, 1990

(Autores: Glicerio Sánchez Recio, José María Santacreu Soler, Miguel Ors Montenegro, Roque Moreno Fonseret, Francisco Moreno Sáez).

 

-VV.AA. Guerra Civil y memoria histórica en Alicante. AHPA, 2016

(Autores: María del Olmo Ibáñez, Pablo Rosser Limiñana, Seila Soler Ortiz, Consuelo Poveda Poveda, Juan José Oña Fernández, Virgilio Candela Sevilla.

 

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Distubioss en la primavera del 36 den Alicante


Contexto histórico. La Guerra Civil en Alicante


El Centro de Falange, de la calle Mayor, fue destrozado y saqueado por la izquierda. Este fue el momento
en el que –según “camisas viejas” como Lanuza- algunos arribistas consideraron que “ya
no había peligro de que les vieran entrar allí”11, y se acercaran a la Falange.
El Presidente de la Diputación, Pérez Molina, fue sustituido en enero de 1936 por Alfonso
de Rojas y Pascual de Bonanza, que presidió la Comisión Gestora de la Diputación sólo
unos meses. Tras las elecciones generales y el triunfo de la izquierda, es cesado y asume
la Presidencia de la Comisión Gestora -en marzo- el ya citado propietario de El Lucha-
dor,
Álvaro Botella Pérez. Sólo un mes antes, la noche del 5 de febrero de 1936, un grupo
falangista intentó incendiar la redacción de su periódico

 La primavera caliente del 36 en Alicante

 El Presidente de la Diputación, Pérez Molina, fue sustituido en enero de 1936 por Alfonso
de Rojas y Pascual de Bonanza, que presidió la Comisión Gestora de la Diputación sólo
unos meses. Tras las elecciones generales y el triunfo de la izquierda, es cesado y asume
la Presidencia de la Comisión Gestora -en marzo- el ya citado propietario de El Lucha-
dor, Álvaro Botella Pérez. Sólo un mes antes, la noche del 5 de febrero de 1936, un grupo
falangista intentó incendiar la redacción de su periódico.
El 7 de mayo se había producido un tiroteo callejero entre jóvenes falangistas e izquier-
distas. El 5 de junio el líder de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, era trasladado
a la Cárcel de Alicante.
A finales de mayo, o principios de junio, se había producido en casa de Lanuza12 una
reunión claramente conspirativa de destacados miembros de Falange. A ella asistieron
el Jefe Local de ésta, el Jefe Local de Yecla, y Santiago Guillén de Orihuela, entre otros.
La reunión tenía un claro orden del día: el cambio de impresiones ante la inminencia del
Golpe. El jefe falangista de Alicante, Pascual, se vanaglorió de que contaban con muchas
más fuerzas que antes de las Elecciones pues se habían pasado a su campo –como
hemos mencionado- gentes procedentes lo mismo de CEDA, que de partidos de Izquier-
das, señalando la cifra de unos doscientos en la Capital, cuando antes de las Elecciones y
con ficha no llegaban a cincuenta. El crecimiento, sin duda, era exponencial,