La Casa-Museo de Gabriel Miró en Polop
Por Ramón Fernández Palmeral
En la avenida Segi-Barca nº 21 de Polop de la
Marina (Alicante) se sitúa la actual Casa-Museo de Gabriel Miró, es la
conocida como «Villa Pepita» que fuera propiedad de doña Luisa Mayor Calbo (Valencia 1889 -
Polop 1987), penúltima dueña de la casa (según los estudios de Antonio Orts).
La casa-chalet es de estilo modernista, cerca del rumor de la fuente de los 221
chorros, fue
comprada por el Ayuntamiento polopino, en el interés de su alcalde Gabriel
Fernández, que la mandó rehabilitar en 2012, que con buen criterio y acierto ha
sido destina de albergar un extraordinario espacio cultural para Polop y memoria
para el autor de Años y leguas, inaugurada el viernes 17 de abril de 2015.
Una
casa que, ha de quedarle claro al visitante, no
es en la que veraneara Gabriel Miró y su famlia en las épocas estivales de 1921
a 1928 (por periodos de una cuatro meses). El verano de 1929 no fueron a Polop,
porque la familia de su mujer Clemencia Maignon junto a su hermana Juana, propietaria del Bena-Saudet en Villafranquezas de Alicante y allí pasó el
verano trabajando como peón de obras (jornaleo, llego a decir). Quizás esta ausencia de su Arcadia
polopina y grandes esfuerzos, aceleraron su muerte.
La
familia Miró compuesta por cinco personas (madre, mujer y dos hijas) hubieron
de buscar, residiendo en Madrid un lugar de montaña donde su hija Clemencia,
«Clemen» le llamaban, se recuperara, porque en el desarrollo se le manifestó una rara
enfermedad, y que, su tío el Dr. Falcó (marido de su tía Juana Maignon) le
recomendó buscar un lugar de reposo. De hecho, «Clemen» no llegó a recuperarse
de su efermedad pues fallecería en 1953 a los 48 años de edad, a persar de
haber estado por varios años en un sanatorio de Suiza.
Como el compositor Óscar Esplá,
alicantino y amigo de Miró, era conoceder del problema familiar les recomendó
alquilar una masía en Polop, en la que Oscar había residido en años
anteriores. La masía con huertos y fuente cerca se llamaba Las Fons o «Les
Fonts» en valenciano, que era propiedada de doña Teresa Gualde, esposa
de don Pedro Berdin Fuster «labrador de hacienda ancha y repleta» escribió el
cronista polopino Joaquín Fuster Pérez,
cuya masía estaba atendida por el tío Quino y la tía Vicente, que además de ser
arrendatarios estaban para atender a los Miró que ocupaban la primera planta y
los caseros debajo. Hoy en día la masía no existe, fue derribada por la
vorágine urbanística especulativa del turismo invasor.
Llegó
Miró, solo, por primera vez el 18 de mayo de 1921, y días después la familia.
Como
Miró no tenía automóvil, el viaje consistía en viajar en tren desde Madrid a
Alicante, y desde Alicante en «El Trenet»
a la estación de Benidorm
(funcionaba desde 1914, según estudios de Francisco Amillo Alegre), y desde
Bernidorm en el autobús de la Callosina a
Polop, pasando por Alfaz del Pi, La Nucía y Polop. Un viaje largo, penoso y
costoso.
Durante el primer verano, a mediados de
agosto se subieron más alto, a la Masía del Molino, Benimatell, más cera de
Oscar Esplá y de Isolda, la hermana del compositor, y donde también subía el
pintor Emilio Varela, que fuera asistente de Sorolla cuando éste vino al
Palmeral de Alicante para pintar uno de los cuadros de la serie de 14, Visión de España encargo de la Hispanic
Society of America, el cuadro acabaría llamándose «Elche,
el palmeral. (1918-1919).
Polop y toda la Marina, valle del Jalón y Marquesado
de Denia han de agradecer a Miró que haya internacionalizado el nombre de una
comarca deprimida en aquellos años. Ejemplos de nombradía lo tenemos con Orihuela
de Miguel Hernández o Monóva de Azorín. De esta guisa, la actual casa-museo de
Miró, entra dentro del itinerario de viajes en la literatura por Alicante.
AÑOS Y LEGUAS : SU OBRA DE
PLENITUD DE GABRIEL MIRÓ
También he de advertir al lector
que Años y leguas (1928) «un hermoso
libro colosal» que dijera el historiador Vicente Ramos en Gabriel Miró, (341:1979, no es un libro testimonial, o diario de
sus estancias estivales en Polop o de la Marina Baja, porque este es un bello
libro de prosa poética, muy similar a Platero
y yo (1914-1917) de Juan Ramón Jiménez, libro de su infacia en Moguer, pero
no narrativo sino poético. El libro de Miró, fue escrito en Madrid y no en
Polop, es la recopilación de 59 articulos publicados en la prensa La Nación de Buenos Aires y El Sol de Madrid entre los años 1923 y
sucesivos, de donde cobrada sus drechos de autor. Aquí se cuentan las hazañas y
contemplaciones de Sigüenza, un alter ego,
a medias, porque unas veces le atribuye hechos reales y otros ficticios, oído o
reinterpretados, propio de la creación
artística de una gran creador que escribía de memoria sin tomar apuntes; por lo
tanto es un producto de creación artística de la palabra, no de su diario, del
que por fortuna tenemos su Epistolario,
edición completa de 2009, y en el libro
Gabriel Miró en Polop de Joaquín Fuster Pérez.
Puedo afirmar que Sigüenza era
un alter ego a media, puesto que Miró
no le dejaba libertad a Sigüenza para contar la vida real de Miró, por ejemplo
aquel affaire que tuvo con la señora Lola de Picó su vecina cuando vivía en la
Plaza Ramiro de Alicante, y al tal extremo llegaron los celos del marido que
Miró y su familia saliron por piernas a Barcelona (lo he leído del profesor
Edmund L. King hispanista estaodunidense en le prólogo de Nuestro Padre san Daniel, Ediciónde la CAM , 1994).
Miró en Polop se sentía como en
casa, puesto que sus vecinos hablan valenciano, y Miró lo hablaba, puesto que
su padre don Juan de Dios Miró, el ingeniero de caminos, era natural de Alcoy,
zona del tratado de Alzmirra en poder de Jaime I desde 1244. Hablaba con ellos
en la lengua vernácula del padre, no de la madre que era de Oihuela; pero nunca
escribió en valenciano, puesto que, pensaba que escribir en esta lengua era de
«risa» y no le lerían los lectores hispanoamericanos, de hecho, no se le conoce
nada escrito en esta lengua. Tanto fue el placer físico y estético que sentía
por Polop que se compró un terreno para edificar una casa, que no puedo
cosntruir por su muerte temprana a los cincuenta años a las 9:30 horas del día 27 de mayo de 1930.
Sí lo mandaron construir sus hijas cuando encargaron el proyecto al arquitecto
y pintor Miguel Abad Miró (según Franciso Sanchis Gadea): Miguel Abad era
sobrino del escritor, pues su madre Concha era hermana del padre. El chalet se
inauguró en 1952 con el nombre de «La casa de Sigüenza». Los nietos del
escritor Olympia y Enrique Luengo Miró vendieron la casa hace tiempo.
Años y leguas es, hoy en día, un libro difícil de leer si no se
domina la abundancia de arcaismos de los que hace uso Miró, un libro donde se
dejó llevar por la prosa poética y el «siguencismo», que no es más que la transmutación
o consustanciación de Miró en el personaje de Sigüenza y el paisaje, una
especie de avatar con poder para expresarse a su entera libertad creadora, es
por lo tanto Años y leguas la obra
donde «alzanda su plenitud creadora», como escribiera Rosa María Monzó, en la
revista El Salt, nº 2, 2004, que
además de ser gran mironiana fue directora de la Biblioteca Gabriel Miró de
Alicante que patrocina Obras Sociales de la CAM, hoy del banco Sabadell.
Es una visita recomendada. La entrada es
gratuita con un horario de lunes a domingo de 10:00 a 13:00h y de 17:00 a
20:00h.
CONCLUSIONES
Pienso que la casa-museo es un gran
acierto, pero necesita una página web oficial propia donde se anuncien sus
actividades o conferencias, como le sucede a la casa-museo de Miguel Hernández
en Orihuela, y con el tiempo la creación de una Fundación. Así como premios y concursos literarios.
Alicante,
20 de agosto de 2018
Ramón Fernández Palmeral
corroe:ramon.palmeral@gmail.com