Escritor alicantino de novelas, relatos, ensayos y artículos. Su contacto: ramon.palmeral@gmail.com
martes, 26 de junio de 2012
Un relato con polémica: "La mosca parlante"
Por Ramón Fernández Palmeral
Este relato experimental pertenece a lo que se podríamos llamar relato emotivo y provocadores, que es aquel que trata de irritar al lector por medio de errores garrafales y evidentes alegorías un tanto incordiantes para los nacionalistas. Irritó a algunos catalanes. Porque si no lo sabéis, los catalnas y vasco son intocables en España
Contiene ciertas particularidades innovadoras y riesgos que, lamentablemente, no han sido valorados o comprendidos por ciertos críticos o lingüistas de MUNDO CULTURAL HISPANO. Me considero un escritor o artista provocador, y por ello este relato lo es, se escribió adrede con fatas de ortografía para irritar y despertar la conciencia del lector, y ha provocado una avalancha de críticas, despropósitos e insultos hacia mi persona, la osadía siempre es rechazada.
LA MOSCA PARLANTE fue como una trampa, una red tendida a los que se llaman críticos y ortodoxos del idioma. Es un relato que tiene faltas de ortografía a propósito como ese "pegagoso" del principio y liberado de comillas para no alertar, para enlazar con agosto por su similitud fónica (pegagoso y agosto), por ello escribí pegagoso y no pegajoso.
Una mosca no tiene ocho patas, pero mi mosca sí las tiene porque yo quiero, se parece a un pulpo, es una mosca como el autor quiere que sea, grande y coja, casi salida del bestiario de Julio Cortázar.
Mis manos tienen 17 dedos, porque representa a las 17 Autonomías, porque el narrador del relato representa a España, es España y no es Ramón Fernández Palmeral, esto parece que no lo ha visto nadie. Un relato en primera persona no ha de corresponder necesariamente con el autor.
Cuando escribo maqueto por charnego, estoy evocando también al País Vasco, como otra mosca desagradecida. Matar dos pájaros de un tiro.
Este relato trata de ser un juego de creación literaria, arriesgado y asumo toda la responsabilidad y pido disculpas a quienenes han sido heridos en su sensibilidad. Lo cual egoístamente es un favor para mi relato.
LA MOSCA PARLANTRE
"Dedicado a las moscas del Mayarín".
UNA MAÑANA DE PEGAGOSO agostoso cuando me disponía a veverme un baso de agua, ¡carajo qué asco!, cayó una mosca dentro del vaso, e inmediatamente oí una voz que pedía auxilio: «Por fabor, por fabor, sacadme de aquí que me agojo». Yo me quedé tan sorprendido por aquella clara y diminuta voz que puse cara de reloj despertador, miré incrédulo a mi alrededor buscando la procedencia de la débil y chillonasa voz. Aquella voz venía del interior del vaso y continuaba gritándome: «Por fabor, sácame de aquí..., sí, te ablo a ti, maqueto -se dirigía a mí- sácame de aquí de una vez, no ves que me estoy ahogando, coño». Tomé mi lupa y la acerqué al interior del vaso,y dentro del agua vi a una mosca chapoteando que era quien me hablaba con tanto despotismo ilustrado. “Pero cómo es posible que una mosca hable”, exclamé son incredulidad.
La mosca haleteaba dentro del agua y con sus ojos de red me miraba como un gatillo chico desvalido en un callejón solitario, y le pregunté: “¿Eres tú quien me pide auxilio?”. Y la mosca cabreada, chorreando, sin poder aguantar ni un segundo más mientras se hundía como barco herido, seguía gritando: “Sácame de una puñetera vez y después te lo explicaré todo, te lo juro por San Jordi”. Haciéndole caso y bajo el más severo y grande asombro, la saqué del agua con ayuda de una cucharilla de café de plata y la puse con cuidado y cariño sobre la encimera limpia de mi cocina, cerca o mejor diría bajo un rayo de sol mañanero que le calentara y secara. “Bueno ya estás a salvo, explícame ahora, mosca, cómo es que hablas y encima catalán”. Y ella, empezó a alisarse las alas y las ocho patas y a desprenderse de la humedad: “Mi nombre es Hida y hablo solamente cuando estoy en peligro de muerte, soy la única mosca que hablar catalán como consecuencia de haber estado tantos años entre humanos del Barça”.
La mosca se disponía a salir volando cuando le di un zarpazo y la atrapé de nuevo, la cogiiiiiiis en el ueco de mi mano buena para que no se fuera a marchar sin darme las gracias, y además me diera explicaciones satisfactorias ante su actitud de libertar condicional: “Mira, Hida, yo esto no me lo puedo creer, ni me lo quiero creer, creerán que estoy loco si alguien me ve hablando contigo, con una mosca y encima catalana, sólo contarlo se reirían de mí todos mis amigos europeos, además yo como ser humano tengo la obligación de matarte; sin embargo, ahora que sé que hablas catalán me das lástima y te voy a salvar por tu endemismo”.
Abrí mi mano con 17 dedos, pensé que una mosca más o menos en el aire europeo no iba a causar muchos perjuicios a la humanidad, y la escuché, y ella me suplicó con educación: “¿Cómo vas a matar a la única mosca que habla catalán en el mundo, serías la persona más nazi y salvaje del planeta”. Yo le contesté con sarcaso, “no sabes tú muy bien de lo que somos capaces de hacer los españoles”.
La mosca no confiaba en mí, se hizo un poquito la coja, la débil para que yo le tuviera lástima, se lamió sus alas y en cuanto pudo escapar la muy ingrata salió volando en zigzag independentista. La estuve buscando toda la mañana y muchas mañanas más sin dar con ella. Por ello, ahora cada vez que veo una mosca le pregunto “¿Eres tú Hida, la mosca que habla catalán? Pero como ninguna me contesta, desde entonces no soy capaz de matar una mosca, no, no, de verdad, no me atrevo a matar a ninguna mosca o abeja ni las mataré de aquí en adelante, no vaya a ser que sea Hida, mi querida mosca, mi extraña y maravillosa mosca que “parla catalá”.
Nota.- Los diálogos de la mosca han sido traducidos al castellano por un servidor que estudió catalán a la fuerza.