jueves, 24 de septiembre de 2015

Escribir y relatar.



Me gustaría que mi hijo no hubiera aprendido a leer, ahora pierde mucho tiempo en ese entretenimiento de la literatura, mejor que se vaya con los amigos al bar a echar la partida como hago yo, o al corrillo de los aficionados el fútbol, o con la familia a pasear por esta Málaga encantada.  Eso de escribir lo tiene esclavizado, y lo disocia de la realidad, se ha convertido en un mentiroso o fabulador patológico enfermedad de toso los escritores, todo escritor tiene algo de autista.  Le examino los folios y le hago una crítica destructiva y severa, casi me peleo con él, para que se desengañe y lo deje a dormitar y no lo mande a ningún sitio para hacer el ridículo. 

          Así comienza:
     “Si se contaran los días, aquel era ya la quinta mañana que el grupo de montañeros del Grupo Gema, llevaban perdidos por los Pico de Europa por culpa de la nieve, agotadas las provisiones deambulaban por los abruptos caminos de monte bajo:.  Chaparrales, tejas, pinos y abetos, nieve de vez en cuando tapizando los claros, y tajos de vertical caída por los que era imposible subir a bajar.  Cinco jóvenes aventureros: tres .nombres y dos mujeres...”
         En  principio a mí me parece que no has estado ni siquiera en Sierra Nevada, la vegetación del norte son: hayedos, brezo, escobas, piorno, alejo, urce, castaños..., léete Luna de Lobos de Julio Llamazares. En aquellas sierras debe haber hoteles, carreteras y puntos de referencia.  Y por qué no son tres mujeres y dos hombres y seguro no se hubieran perdido.  Además si te coge una ventisca de nieve no se puede deambular, te quedas en un sitio y allí te mueres congelado.  Lo mejor hubiese sido buscar una cueva, encender fuegos y hacer caza, y resistir.  Ya me dijiste que con el teléfono móvil no se pierde nadie. O sea, que el relato es a primeros de siglo, la cuestión varía. El lector no está obligado a leerte, por lo tanto tú debes desde el principio ponerle las esposas, atraparle, el lector es perezoso. Yo hubiera dicho: “Llevaban cinco siglos perdidos y no encontraban la salida del laberinto blanco que se movía...”        
      “...Las mujeres, inexpertas en estas líderes, les suponía a los hombres una carga pesada, que siempre pueden sobrevivir con más sacrificio en el monte que la mujer.  El hambre y la sed hacía de sus estómagos  estuviesen llenos de agua cristalina de los arroyos, dar un paso,  ya les costaba mucho esfuerza, las ampollas en los pies, la fatiga y la desesperación de no encontrar ni un cortijo habitado, les iba a provocar una muerte segura.  Eran una piña, todas las decisiones de seguir un camino u otro eran tomas en votación democrática...”
¿Y tú  quieres  llamarte escritor?, tú crees que a estas alturas se puede escribir agua “cristalina” y que eran una “piña” en sus decisiones, en sus decisiones democráticas, pero hombre,  si estarían todos acojonados. No se puede contar que unos montañeros votan porque en estos grupos siempre hay un líder, un sabiendo y un tontarrón que no se enterando nada y que se deja llevar por lo que digan.  El líder siempre decide lo que hay que hacer, es el más fuerte, se impone, y seguro que alguna de las chicas es su novia y le apoya, llevará siempre la contraria a la mayoría, habla más que nadie y lo más segura es que se pongan a discutir.  Los grupos, ante las desgracias lo que hacen es culparse unos a otros de su desventura, de sus males y de su falta de precisión en llevar una brújula...  Si llevaban cinco días perdidos es que eran unas memos  domingueros, unos malos aficionados a las discotecas y al rock duro que se querían desintoxicar un día al aire libre, y no hay más.  La regla más simple para no perderse, es elevarse a un cerro, otear y buscar alguna aldea, que siempre las hay,  orientarse con el  sol o eso tan complicado de los anillos de los árboles.

“.... Cuando desesperados sus vidas no valían más que la botas de cuero de becerro que llevaban, sentados bajo un quejido, apareció un jabalí, hermoso, fiero, de culo meneón y rabo acaracolado, y el jabalí se acercó a ellas, y el jabalí les preguntó, qué era lo que les ocurría.  'Nos hemos perdido, y aquí estamos andando en círculo y ya no podemos dar un paso más ¿usted nos podría decir -preguntó una de la chicas- donde se encuentra el pueblo más cercano?  El señor jabalí abrió su feroz boca, y les dijo que donde estaban no había forme de salir, e incluso siguiendo una dirección recta se morirían antes de llegar a cualquier punto habitado...”

     Haber empezado por decirme que esto era un cuento infantil, la fábula del jabalí bueno y los hombres malos, pero esto es la tontería más grande que ya he leída jamás, un jabalí que habla y razona, no seguiría leyendo si no es porque una chica saltó.  Si yo soy el jabalí es que me los meriendo a los cinco tontos, y es que encima le hablan de usted, esto es demencial, hay cuentos para niños pero no para imbéciles. ¿Cómo se pueden cometer estos errores?   Las fabulaciones son un estilo muy antigua, los griegos lo aprendieron de los hindúes que escribían muchas, y el Libro de la Selva de Rudyard Kipling, ¿qué me dices?, pero no es esta mamarrachada.

          “...o a cualquier cortijo de pastores. El jabalí les hizo ver que lo más razonable y sensato era que lo mataran y se la comieran, se ofrecía en sacrificio, pues de todas formas su fin era el que algún cazador acabara con é tarde o temprano. Los montañeros, impresionados por aquellas fórmula para salvarse, merendándose a aquel animal tan sensato, inteligente y solidario y casi humano, posiblemente reencarnación de algún espíritu bondadoso, le dijeron que no, que no se lo comerían, que preferían morirse de hambre antes de matar a un animal que hablaba...”

O sea, me dices que todavía hoy ha llegado lo bueno del final del relato.  A mi me parece que jamás has visto en tu vida un cerdo salvaje con la montera encrespada y dos lanzas en la boca. En principio en el norte no hay cortijos, sino caseríos o pallozas, por eso se debe escribir de lo que se conoce.  Que el jabalí se ofrezca como carne de cerdo para alimentar a aquellos impresentables es ya presumir de jamones, me parece demencial, y qué carajo de espíritu va a querer reencarnarse en un cerdo salvaje apestoso y lleno de garrapatas y roña,  y huele que apestan, si los hubieras visto acercarse a la Acebumeya con los jabatos y embestirte ya no serías tan idealista con este cochino.
           ...y claro, decisión tan peculiar, la volvieron a votar: Gracias señor jabalí,  pero no podemos aceptar su deliciosa carnes, somos personas civilizadas jamás seríamos capaces de comer carne la fauna silvestre endémica, ni de alguien tan generosa como usted". Más tarde el jabalí, cabezón en sus decisión de ayudar a los seres humanos, se subió a una alta peña, una que estaba encima de los desventurados montañeros, y como en el cuento de cristiano y la mora que se tiraron por al Peña de los Enamorados en Antequera.  El jabalí se arrojó por amor a los hombres al vacío y cayó sobre las piedras y se mató.  Entonces los humanos comieron de su carne, se alimentaron y se salvaron. Amigos, que no volvieran a serla nunca más.
       Final sorprendente si no fuera porque ya los inventaron los cuentos de Jatakal de tradición budista que suceden con animales, en este caso, es un elefante blanco que se arroja desde una montaña para ser carne de un grupo de caravaneros perdidos.  ¡Ah!, que es tuyo, que te lo has inventado, eso pasa muy frecuente que inventas algo y luego resulta que ya estaba inventado, hasta el título se parece.  Pero siguiendo con mi feroz crítica, he de aclarar que el jabalí no pertenece a la fauna endémica de España, hay muchos que destrozan cosecha, huertos y plantíos. Por qué no pusiste como protagonista un oso pardo del norte, esos sí que son endémicos. Cuando llega al suelo no quedaría ni un trocito de carne en condiciones de comérsela. No entiendo muy bien la moraleja del final del cuento, cuando por comer carne de jabalí dejan de ser amigos o era porque los montañeros se reencarnaron a su vez en cinco cerditos o porque cogieron un sidazo (el Sida) de triquinosis.