Eric Rogal
´La Historia es fría y árida; novelarla es ponerle sentimientos´
Tras el pseudónimo literario está Enrique Rodríguez Galdeano, un profesor de Latín curtido en Valencia que ahora novela la expulsión de los moriscos en 1609 en «Hecatombe» (Vicent García Editores).
ALFONS GARCIA
Define la expulsión como «gran tragedia valenciana». ¿Por encima de la Guerra de Sucesión y la Nueva Planta?
Está en otra dimensión. Política y culturalmente, la Guerra de Sucesión fue importante, claro, pero la expulsión afectó a 120.000 personas y me fijo más en esa tragedia humana que en las consecuencias políticas. He querido poner rostro a esa tragedia, porque la Historia es fría y árida, novelarla es aportarle sentimientos.
¿En la expulsión hubo una voluntad de perjuicio a Valencia?
El editor, Fernando Grau, entiende que pudo ser una maniobra del centro contra la periferia. Yo creo que era sobre todo una maniobra contra la nobleza y para fortalecer el poder absoluto del monarca.
¿El Patriarca, Juan de Ribera, cumplía solo órdenes del rey o fue el verdadero inspirador de la expulsión?
Creo que fue el ejecutor de un sentimiento generalizado en la sociedad valenciana. Ahora estoy trabajando sobre las Germanías para una novela y fue ya, 80 años antes, un movimiento también contra los musulmanes. Los odiaban por ser el gran apoyo de la nobleza y el rey se aprovechó de ello. Y a la Iglesia también le venía bien porque eran falsos conversos, así que Ribera lo que hizo fue cerrar los ojos a la tragedia humana.
Entonces, la tendencia a rehabilitar la figura del Patriarca, ¿no es correcta?
Al fin, cada uno es hijo y víctima de su tiempo. Nuestra perspectiva no es la misma hoy. En las Germanías, por ejemplo, hay varios casos de quema literal de homosexuales…
En su novela refleja la quema de un esclavo negro por un caso de zoofilia…
Es un hecho real que encontré en el Archivo del Reino durante mi tesis doctoral. Incluso se discutió luego si tenían que quemar también a la burra. Ya ve.
¿Uno de sus objetivos es entonces evitar que mitifiquemos el pasado?
Sí. He querido llegar a las personas anónimas de la Historia, porque la vemos siempre con nombres de altos personajes.
¿Alguna teoría sobre el éxito de la novela histórica?
A la gente le gusta conocer el pasado, pero en sus entresijos, con el morbo de conocer los sentimientos y las pasiones, la otra crónica. Quienes novelamos la Historia buscamos satisfacer ese apetito por saber la vida corriente y sentimental de los antepasados.
Aunque no toda novela histórica va cargada de Historia, ¿no?
Sí. El mismo Ken Follett ambienta muy bien y admiro su gran capacidad de trasladarnos a la época, pero lo demás es pura fantasía. Su mundo es intemporal, no pertenece ni a un país ni a una sociedad concreta. Y El código Da Vinci, otro tanto, mezclado además con lo policiaco y lo religioso. Pérez-Reverte también es intemporal; su escenografía es muy buena, pero…
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Otra novela sobre moriscos de "El rey de los moriscos" de Ramón Fernández Palmeral.
Está en otra dimensión. Política y culturalmente, la Guerra de Sucesión fue importante, claro, pero la expulsión afectó a 120.000 personas y me fijo más en esa tragedia humana que en las consecuencias políticas. He querido poner rostro a esa tragedia, porque la Historia es fría y árida, novelarla es aportarle sentimientos.
¿En la expulsión hubo una voluntad de perjuicio a Valencia?
El editor, Fernando Grau, entiende que pudo ser una maniobra del centro contra la periferia. Yo creo que era sobre todo una maniobra contra la nobleza y para fortalecer el poder absoluto del monarca.
¿El Patriarca, Juan de Ribera, cumplía solo órdenes del rey o fue el verdadero inspirador de la expulsión?
Creo que fue el ejecutor de un sentimiento generalizado en la sociedad valenciana. Ahora estoy trabajando sobre las Germanías para una novela y fue ya, 80 años antes, un movimiento también contra los musulmanes. Los odiaban por ser el gran apoyo de la nobleza y el rey se aprovechó de ello. Y a la Iglesia también le venía bien porque eran falsos conversos, así que Ribera lo que hizo fue cerrar los ojos a la tragedia humana.
Entonces, la tendencia a rehabilitar la figura del Patriarca, ¿no es correcta?
Al fin, cada uno es hijo y víctima de su tiempo. Nuestra perspectiva no es la misma hoy. En las Germanías, por ejemplo, hay varios casos de quema literal de homosexuales…
En su novela refleja la quema de un esclavo negro por un caso de zoofilia…
Es un hecho real que encontré en el Archivo del Reino durante mi tesis doctoral. Incluso se discutió luego si tenían que quemar también a la burra. Ya ve.
¿Uno de sus objetivos es entonces evitar que mitifiquemos el pasado?
Sí. He querido llegar a las personas anónimas de la Historia, porque la vemos siempre con nombres de altos personajes.
¿Alguna teoría sobre el éxito de la novela histórica?
A la gente le gusta conocer el pasado, pero en sus entresijos, con el morbo de conocer los sentimientos y las pasiones, la otra crónica. Quienes novelamos la Historia buscamos satisfacer ese apetito por saber la vida corriente y sentimental de los antepasados.
Aunque no toda novela histórica va cargada de Historia, ¿no?
Sí. El mismo Ken Follett ambienta muy bien y admiro su gran capacidad de trasladarnos a la época, pero lo demás es pura fantasía. Su mundo es intemporal, no pertenece ni a un país ni a una sociedad concreta. Y El código Da Vinci, otro tanto, mezclado además con lo policiaco y lo religioso. Pérez-Reverte también es intemporal; su escenografía es muy buena, pero…
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Otra novela sobre moriscos de "El rey de los moriscos" de Ramón Fernández Palmeral.